domingo, 11 de enero de 2015

Capítulo 16


X
ANDER
Salí del baño secando mi pelo y veo a Tiago al mismo tiempo que suena el móvil.

- ¡¡Hola!! Que pronto has llegado, ¡eso me hace feliz! -Camino rápido para abrazarlo y lo siento helado por el clima afuera, restriego sus brazos mientras lo beso, todo mi cuerpo se alegra de verlo- te esperaba  un poco más tarde, pero esto es mejor -tomo el móvil al ir juntos hacia la cocina y empezar a preparar las cosas, al abrir el mensaje de correo, sonrío y rasco mi cabeza. Decido después contestar, dejo el móvil sobre la mesada y llevo los platos a la mesa, no pierdo la oportunidad de abrazarlo por la espalda, quedándome así, para hablarle- me siento estupendamente, no me duele tanto cuando me muevo, pude inclinarme a recoger algunas cosas del suelo.

-¡Bakan! eso es signo de que estas recuperándote pronto -me acaricia los brazos, terminamos de poner la mesa, rápido saco el pollo cocinado al horno que nos dejó semi hecho mamá Angelina-

- Estuve pensando que podemos salir a comprar una cama más grande -reí por la cara de Tiago al escucharme- es que esa cama es muy pequeña y no me molesta dormir apretado contigo, pero es para movernos más cómodamente en ella y no tener miedo de caer al suelo en un descuido -me sonrojo al pensar en un tipo especial de descuido y aclaro mi garganta, en eso aprovechas y hablas-

-¿No has escuchado el pronóstico? se acerca un frente frío, con posibles tormentas, una gran nevada que cerraran carreteras -su cara estaba roja, imagino como lo estaba la mía- compraremos la cama para primavera o antes.

-¡Caracoles! ¿La tormenta es para esta noche?

Miro hacia  afuera, no me gustaba mucho esas situaciones, la primera vez casi me congelé y fue el cuerpo de él que me dio calor, ese recuerdo me hizo reír, con la forma en cómo reaccionó, no me importaría terminar con su cuerpo unido al mío y de forma completa, quería que hiciéramos el amor y sabía que esta noche lo haríamos. El tenedor quedó suspendido en el aire, al recordar que no tenía condones y me puse  ceñudo

-¿Qué pasa? -su mano se cierra sobre la mía- ¿Te duele algo? -Niego, y empiezo a mover la comida de un lado para otro-

-Te pasa algo, ¿qué es? -Traté de hablar y  solté el tenedor con un ruido-

- ¡No tenemos condones!

Lo escuché reír y después toser, al mirarlo estaba rojo, más que nunca, se levantó a buscar su mochila y la trajo hasta la mesa, eso me sorprendió, hasta que  de ella sacó cuatro cajas de preservativos y una botella grande de lubricante. Se quedó parado mirando sus manos con una tímida sonrisa.

-Pensé que si estaríamos aislados… -su voz se convirtió en un susurro- debíamos hacer algo de… ejercicio moderado.

-Eres inteligente, por eso me enamoré de ti… y también por tu físico, ese de barritas que me dan ganas de morder.

TIAGO
Xander estallo en carcajadas mientras yo me sonrojaba aún más, si es que aquello se puede.

El resto de la tarde estuvimos en un muy tranquilo, cómodo y poco habitual silencio, cada vez que le miraba me sonrojaba de manera furiosa y comí tantos chupetines de cereza que de seguro estaba a un paso de la diabetes por el exceso de azúcar, simplemente no lo podía evitar, estaba nervioso y ansioso ante lo que iba a suceder, de hecho no podía concentrarme en la presentación que debía mostrar mañana para matemática… el palito del chupetín se movía de un lado para otro mientras sostenía un tazón con café negro mientras forzaba a mi cerebro a concentrarse en numerales, formulas, teoremas… sacaba mi chupetín lo sumergía en el café y lo devolvía a mi boca, sin embargo, de solo pensar en “aquello” que tanto deseo y que ahora sucedería de un momento a otro, provoca que mi corazón pierda el ritmo, que mis manos suden de nervios.

Dicen que la primera vez siempre duele ¿y si lo hacemos mal y nos hacemos daño? Xander aún está convaleciente, solo salió hace unos días del hospital, no quiero que se lastime más –comencé a hacer dibujitos sin sentido en el margen de mi cuaderno mientras divagaba en mis pensamientos- ¿me tomará el primero? ¿Le tomaré yo? –Pasé mis manos por el pelo- ¡Queridos Dioses! Ni siquiera el exceso de porno gay que he visto me está sirviendo en este instante, una cosa es la teoría y otra la práctica…

Sumergí nuevamente mi chupetín en el café y comencé a jugar con él para luego devolverlo a mi boca, cogí mi móvil y le escribí nuevamente a Peter Pan
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De: Aprendiz de Mago
Fecha: 29 de octubre 18:26 pm
Para: Peter Pan
Asunto: Necesito un trébol de cuatro hojas

Estoy muy nervioso y también ansioso por lo que va a suceder, deséame suerte.

P. D.: espero no cagarla

Aprendiz de Mago
Asistente de jardinero

Enviado desde mi teléfono inteligente Sony Xperia
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Al momento en que apreté enviar, el móvil de Xander sonó con aquella característica musiquita que indica que ha recibido un correo electrónico. Quedé petrificado.

-No… puede… ser –pensé para mi mismo mientras el cogía su teléfono y sonreía para luego mirar por la ventana-

-Está nevando tan fuerte que casi no se puede ver a más de dos metros –dices mientras estas parado frente a la ventana mientras se hace silencio entre nosotros- ¿Qué te parece si hoy… nos acostamos temprano?

Todos los nervios de hace un rato se multiplicaron por mil mientras permanecías de espaldas a mi contemplando el paisaje invernal. Froté mis manos en las piernas y carraspeé un par de veces.

-Cla… Claro, v… voy a ordenar mi… mi cama pa… para nosotros – ¡Demonios! ¿Podía sonar más idiota?-

Me fui a su dormitorio y quité todas las cobijas de su cama para colocarlas en la mía, después de todo mi cama era un poco más grande y de seguro que de ahora en adelante dormiríamos juntos cada noche
-Solo se suave –murmuraba para mi mismo- no te aceleres… primero es su placer…  después tuyo… no la cagues esta primera vez… solo no la cagues.

XANDER
Entré al dormitorio de  Tiago, me había puesto uno mis pijamas y una camiseta de mangas largas. La vista de la cama, un poco más grande, estrujó mis tripas y un calorcito subió asemejando a una lava a punto de entrar en ebullición. Yo era el volcán.

Amar a Tiago y llevar a la máxima expresión con  él ese amor, era algo que solo en sueños se había imaginado. Estaba nervioso, intrigado, ansioso.  Acercándome a la cama aparto los cobertores y  me siento en el borde, en la mesita había unas cajas de preservativos y lubricante. Un abrasivo rubor me cubrió el rostro, tomé en mi mano el frasco, lo revisé, leí su fecha de vencimiento y despacio lo bajé  de nuevo. ¿Quién lo usaría primero?  ¿Tal vez yo, o él?

Quería que todo saliera perfecto, creo… ¿sería yo el primero en entregarme? sí, quería que ser tomado y me haga parte de su cuerpo, de su alma.

-Ya limpié todo -entró Tiago en la habitación, su charla era sencilla, casual, creo lo hacía para hacer pasar el momento-

Golpee el colchón a mi lado y él vino a sentarse.

-Quiero que entiendas que has pasado a ser, un poco… lo más importante, exclusivo para mi, en mi vida, en mi corazón y antes de seguir, te diré que me siento bien y –mi voz bajo a un murmullo- mi deseo es que… que me tomes primero. Me hagas tuyo.

-Tengo miedo de lastimarte Xander

Me tomas fuerte de la mano, yo niego y suelto mis manos tomando tu rostro entre ellas; te atraigo  a mi boca, que se abre para entreabrir tus labios, mi lengua se curva, acaricia a su gemela, succiona. Un gemido se escucha al empezar a corresponder a ese beso, suelto tu rostro y deslizo mis manos para meterlas bajo tu camiseta hasta quitarla.  El calor que emanas hace que un vuelco en mis tripas me haga temblar, mi verga se tensa, estira, engrosa, jamás había sentido este deseo. Suelto tu boca, apoyo mi frente en la tuya, respiro aceleradamente, en ese momento veo como tus caderas presentan una erección  tan grande como la mía, la rozo y te tomo sobre la tela, presionando. Busco tus ojos, en ellos hay deseo y un poco de duda  ¿duda?

-¿Tienes miedo?, ¿No quieres hacerlo?

-¿Miedo? si, no quiero lastimarte, se supone que debes descansar -tu mano de desliza por mi costado aun resentido- ¿No querer hacerlo?, debes estar loco, quiero estar en ti, más que nada en este mundo.

Me levanto y paro delante, allí me quito la camiseta mangas largas, al momento me abrazas llevándome hacia ti, que me contienes apoyando tu boca arriba de mi ombligo, lames y besas, un temblor se percibe ante tanto placer, muevo mis caderas, mi erección te roza el cuerpo. Enterrado mis dedos en tu pelo, trato de imaginar cómo será, pero al final me dejo ir. Tu boca va descendiendo y a la par enrollas hacia abajo mis pijama con bóxer incluido, quedando todo en mis tobillos, envolviendo mi verga me miras a los ojos y antes de tomarme en tu boca.

Casi caigo de bruces al sentir el calor húmedo.

Es una increíble mamada, mis caderas se movían  sin control, me succionas de una manera indescriptible, no sé cómo, pero logras meter toda mi polla en tu garganta y no das signos de nauseas, tal vez nunca las has tenido, pero me siento el hombre más afortunado ahora que lo hemos descubierto. Tu lengua es diestra en encontrar aquellas zonas bajo mi capullo que provocan en mi cerebro un letal corto circuito y tal parece que disfrutas enormemente en atormentar aquellas áreas. Tus dientes raspan deliberadamente cada vez que me sacas de tu boca, la sensación que me provocas hace que mi cuerpo enteró se estremezca, sin embargo, cuando atrapas únicamente mi capullo dentro de tu boca y comienzas a morder suavemente me llevas peligrosamente fuera del límite de mi muy inestable   autocontrol.

-No quiero terminar ¡no!, ¡¡espera!! -Separo  tu boca, pero me vuelves a abrazar-

-Te amo Xander –dices dándome un ligero y tierno beso en la parte baja de mi vientre-

-Te amo Tiago –susurro mientras acaricio tu mejilla-

Mi voz sale ahogada por la emoción al ver cómo te separas y te quitas a toda prisa lo que te queda de ropa. Abres las mantas y subes a la cama para luego dar un par de golpecitos en el colchón junto a ti.

-Sube aquí

Me recosté suavemente en sus brazos, nos acariciamos desnudos, nos besamos, pasamos las manos por todo el cuerpo, nuestras erecciones se rozaban, nos masturbamos a cada uno. Era como un reconocimiento, un delicioso preámbulo en donde nos dedicamos por varios minutos simplemente a tocar, saborear y disfrutar del otro. Me encantaba el aroma de su cuerpo, siempre está impregnado a un delicioso aroma de café mezclado con cereza, simplemente delicioso.

Pero en el momento en que las cosas se estaban poniendo más serias y ya estaba por alcanzar el clímax, te detienes.

-Date la vuelta.

Al momento me acomodé en el centro de la cama, procurando no realizar sobre esfuerzos, este es un instante único y ninguna lesión en las costillas impediría que sucediera lo que deseaba. Me pasó una almohada debajo de la ingle, pero me incorporé un poco, porque mi erección se encastro en la funda.

-No quiero se rompa antes de usarla -río al decirlo-

-Tampoco quiero que se rompa

Te ríes y mientras me acomodo de espaldas contra la cama, veo como tomas un preservativo, tus manos tiemblan mientras intentas rasgar el envoltorio, es tal tu nerviosismo que después de un par de divertidas maldiciones hacia Durex, intentas abrirlo con tus dientes provocando la rotura del condón.

-Deja que te ayude

Haciendo acopio de todo mi autocontrol logro sacarlo y me ofrezco con un  gesto colocártelo. Te ruborizas de manera adorable y yo no lo hago nada de mal, siento el calor emanar de mis mejillas. Llevo el látex a tu enorme erección, antes de colocártelo, acaricio tus vellos claros en una suave caricia.

-Eres mío

Digo en un susurro que va más dirigido hacia mí, para creerme que todo esto es real. El látex se abre en tu glande, pero al tratar de deslizarlo por el tronco, éste no bajaba, tomo el condón por los bordes y hago la presión hacia abajo.

-¡Auch! –Tú te quejas y yo me río de mi error-

-Perdón –me sonrojo nuevamente- lo estaba poniendo al revés.

El nerviosismo se multiplicó y creció de manera importante cuando me acomodé nuevamente de espaldas contra la cama y le contemple,  el condón estaba puesto y Tiago se encontraba de rodillas en la cama, sabía que él estaba tan ansioso como yo, pero tomó unas respiraciones profundas, seguro que para calmarse. Mi corazón perdió su ritmo y se aceleró como conejo loco cuando suavemente separó mis piernas para encontrar su espacio entre ellas, se acercó a mí y acarició mi vientre, entre pierna, verga, testículos sólo usando las yemas de sus temblorosos dedos. Él estaba siendo tan suave y atento que sus acciones me estaban llenando el corazón a rebozar de puro amor. Mantenía su cabeza gacha mientras me acariciaba, su cabello ocultaba su mirada, pero sabía que él estaba igual que yo: impaciente, nervioso, ansioso.

-Por favor Xander, si te… si yo… si te duele… solo me dices y me detengo ¿vale? Esto es para ti… quiero amar tu cuerpo.

Mi garganta se apretó, su mirada estaba brillante y llena de convicción. Dicen que los ojos son las ventanas del alma, en ese instante no podría estar más de acuerdo, Tiago tenía tanto amor como abono en un campo de vacas y todo estaba dirigido solo a mí. No quería llorar pero la emoción del hecho me golpeó fuerte y solo atiné a asentir con mi cabeza, era incapaz de formular palabra.

-Yo… yo tengo que dilatarte… con mis dedos, seré suave, pero no sé bien lo que hago, tú me orientarás en esto ¿sí?

Volví a asentir y le observé detenidamente. Empapó sus dedos con lubricante y al aplicarlo en mi culo di un brinquito, estaba muy frío. Luego comenzó a acariciar lentamente con sus dedos mientras se inclinaba sobre mí y nos comenzamos a besar. Si lo que él pretendía era una estrategia de distracción, pues le fue muy efectiva, ya que al poco tiempo me vi obligado a separar nuestras bocas  para tomar una profunda respiración en el instante en que su dedo se deslizó en mi apretada entrada, era incomodo, pero no doloroso. Tiago inclinó su cabeza e inició su tortura en mis pezones

¡Dios! Eso se sentía muy bien

Ahora él deslizaba dentro y fuera su dedo mientras mordisqueaba mis pezones. En ese instante mi cuerpo comenzó a tomar reacciones propias, ondulando suavemente, no podía perder el control, la lesión es fresca y estaba seguro que al menor signo de dolor Tiago se detendría y con lo cabezota que es no aceptaría explicaciones y me vería obligado a retomar esto en unas semanas más.

Eso no sucedería, le quería ahora.

Estaba tan inmerso en el placer que me provocaba que no me di cuenta que ya estaba con dos dedos dentro de mi hasta que comenzó a abrirlos cada vez que los deslizaba fuera, expandiendo el anillo de músculos mientras Tiago continuaba su estrategia de distracción, hasta que sentí el deslizar total de sus dígitos fuera de mi, apoyó su peso en su brazo derecho mientras se cernía encima de mí y mantuvo con la mirada fija.

Sabía lo que venía

Comencé a respirar de manera más agitada y separé aún más mis piernas cuando sentí la punta roma de su verga contra mi entrada. Bajó su boca y comenzó a besarme mientras me punteaba lenta pero firmemente. Apoyó su frente contra la mía cuando su capullo logró atravesar el anillo de músculos.

-Estas… estas tan apretado –dijo con estrangulada voz- no quiero lastimarte –me miro a los ojos, - dime que pare y lo haré –negué con fervor-

Dolía, de eso no había duda.

Cerré mis manos en firmes puños contra la sábana mientras intentaba respirar profundo, sin embargo su mano izquierda se deslizó hasta enlazar sus dedos con los míos y no hubo movimiento de su parte esperando a que me acostumbrara él. Comenzó a susurrar en mi oído palabras que sólo son dirigidas para un amante, frases que jamás hubiese esperado de alguien tan tímido como él, cargadas de afecto y amor. Luego de un instante el solo me miró y yo asentí. Dio inicio a un movimiento muy suave, entraba y salía lentamente, penetrando de manera más profunda de manera paulatina y delicada, sentía como mis músculos internos se dilataban al máximo frente a la intromisión de su polla. Tiago fue considerado, tímido y cariñoso.

Nuestras caderas hicieron contacto.

-Dioses… estoy en ti

Dijo con voz llena a rebosar de emoción, me llenó de los más suaves y tiernos besos que jamás hubiese esperado en esa situación. Comencé a acariciarle, sentía su tensión, sus músculos estaban todos marcados, su cuerpo temblaba de necesidad contenida, sin embargo él, mi Tiago, esperó a que me acostumbrara. Estábamos unidos, al fin como un solo ser, aunque era él quien me tomaba, le sentía más cerca y más mío que nunca.

Dio inicio a una lenta retirada, dejando sólo la punta de su capullo dentro de mí para luego realizar todo el camino de regreso, mi cuerpo se arqueó y mi cabeza cayó hacia atrás mientras di un agónico gemido.

-¡Maldita sea! Juro que intento ser suave… perdón, perdón, perdón –comenzó a salir, sin embargo me enganché en su culo con manos y uñas para impedir su retirada-

-Cállate –hablé por primera vez con voz ahogada- hazlo… hazlo de… nuevo

Apoyó los antebrazos a los costados de mi cuerpo y comenzó a retirarse muy lentamente para luego penetrarme de manera profunda. Volví a gemir.

-Más

Las sensaciones que envolvían mi cuerpo cada vez que Tiago entraba en mi eran realmente increíbles, algo tocaba en mi interior que desataba y descontrolaba todas mis terminaciones nerviosas, enviando espasmos eléctricos por mi columna vertebral que provocaban contracciones musculares involuntarias, perdida del raciocinio, aumento descontrolado del lívido, golpes de adrenalina y agonía por una dulce muerte. Deslicé mis manos desde su prieto culo hasta la base de su cuello pasando muy lentamente por su espalda una y otra vez, se sentía increíble la sensación de sus músculos en constante tensión, su sudor, su respiración agitada en mi oído, el aroma a café con cereza de su piel era riquísimo, pero necesitaba más, estaba tan cerca, tan cerca. Comencé a gimotear

-Más

-No puedo –dijo angustiado- no quiero lastimarte

-Por favor… más

Ante mi ruego algo en su mirada cambió y pasó de los besos suaves a uno que era de categoría “devorador de almas”, lleno de deseo y necesidad descontrolada, su lengua barría todo dentro de mi boca, tomaba lo que deseaba y exigía aun más, sus estocadas comenzaron paulatinamente a ser más salvajes hasta el punto en que nuestro cuarto estaba envuelto en un coro erótico de gemidos, quejidos, jadeos y choques húmedos de carne contra carne, mi verga atrapada entre nuestros vientres es estimulada por el movimiento ondulado de él. Había logrado sacar su lado primitivo y descontrolado, ese Tiago que nunca había salido a la luz y que estaba oculto en el interior de este chico tímido y que ahora sale a relucir con toda gloria y majestad como un dios sensual cargado de erotismo y que para fortuna mía, me ama inmensamente. No podía estar más feliz

Sabía después mi costado dolería como una perra, pero este momento, este instante que estoy viviendo y compartiendo con Tiago lo vale todo, ver sus expresiones mientras me hace el amor, su entrega, cuidado y devoción mientras me brinda un placer infinito que corre por todo mi cuerpo hasta el punto en que es demasiado para contener, grito su nombre mientras mi placer explota pintando nuestros vientres y pechos de semen, pero Tiago no se detiene y continúa embistiendo, estimulando aquel punto en mi interior que me provoca tanto sentimientos como sensaciones. Me veo obligado a alzar mis manos y sujetarme contra el cabecero ya que con sus embistes, mi cuerpo se ha ido desplazando hacia arriba y por increíble que parezca mi agotada polla hace el intento inhumano de volver a la vida y como si tuviese un imán, Tiago desliza su mano izquierda entre nuestros cuerpos y comienza a masturbarme como un poseso. Estaba sobre estimulado.

-¡Córrete! ¡¡XANDEEEERR!!

Más que su orden, fue el oír mi nombre en ese instante de pleno placer el que me llevo, a seguirle en un orgasmo que podría desafiar cualquiera de las leyes de la física, grité su nombre mientras me derramaba en su mano por segunda vez, todos mis sentidos desaparecieron por un instante dejando solo mi visión llena de estrellas detrás de mis párpados. Él se mantuvo profundamente enterrado en mi culo mientras se corría dentro del condón, en ese instante lamenté la barrera que se interponía entre nosotros. Sentía dentro de mí el latir de su verga, el calor ardiente de su semen a través del látex, su agitada respiración  y el cantar alegre de su corazón contra mi pecho. Luego de un instante, procuró envolverme en su brazo mientras me colocaba sobre él, fue muy cuidadoso con extrema delicadeza salió de mi para luego quitar el condón y aventarlo al basurero, luego logré acomodarme sobre su pecho, allí solo tenía un pleno conocimiento del hombre que estaba debajo mi sosteniéndome en sus brazos como el mayor tesoro de su vida


-Te amo tanto Xander… tanto, tanto 

4 comentarios:

  1. Felicidades! Muy bien escrito!
    Aunque sigo en shock
    Ya quiero leer lo que sigue.
    ;)

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  2. Felicidades! Muy bien escrito!
    Aunque sigo en shock, ya quiero saber lo que sigue.!
    ;)

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  3. No puede ser que ufff me han dejado picada! !!

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  4. Es precioso , escribes muy ,muy bien .Felicidades .

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