|
T
|
IAGO
Cerré aún
más mi chaqueta mientras caminaba desde la parada del bus hacia el
departamento, me sentía tan cansado que me dolía la cabeza. Llevaba dos semanas
trabajando y estudiando a todo dar solo quedándome unas cuatro o con suerte 5
horas para dormir. Al menos hoy era domingo y solo fui a trabajar por media
jornada en la heladería, necesitaba terminar el trabajo de Química Farmacéutica
para entregarlo el día de mañana y repasar para los exámenes que se acercaban.
Suspiré resignado, necesitaba ambos trabajos para obtener el dinero suficiente
para lo que quería.
Saboreaba de
manera ya aletargada mi chupetín de cereza mientras buscaba en mi mochila las
llaves para entrar al edificio, al obtener acceso caminé ya pesadamente por las
escaleras, sentía el cuerpo cortado y apreté el puente de mi nariz, el dolor de
cabeza se estaba acentuando. Tal vez si durmiera sólo un par de horas esto se
pasaría, estaba muy consciente que era solo producto del cansancio acumulado,
no estaba acostumbrado a este ritmo de exigencia.
Al dar
vuelta para tomar el último tramo de escaleras me congelé y agazapé en el
rincón, Xander estaba abrazando a Mich, algo le dijo en voz baja para luego
volver a abrazarlo aún más fuerte, Mich tomó el rostro de Xander entre sus
manos y le dijo algo a lo cual él solo le brindó una de sus sonrisas ganadoras
para luego asentir.
Suficiente
para mí.
Salí del
lugar en el que me encontraba y con una rabia que no sabía de dónde salía,
caminé el último tramo de escaleras mientras saboreaba con desespero mi
chupetín de cereza, el palito se movía de un lado a otro por mis labios
mientras me acercaba a ellos.
-¡Tiago!
Tengo tanto que contarte –se volvió hacia Mich- después te llamo ¿vale?
-Por favor,
piensa en lo que te dije, espero que tu respuesta sea un sí –¿acaso eso fue un
maldito y puto guiño?-
Sólo
entrecerré mis ojos y moví mi cabeza en saludo a ambos mientras entraba ya cabreado
al depa, deje tirada la mochila en el sofá y me metí derechito a la cocina,
necesitaba hacer algo.
¿Por qué
mierda le abrazó así tan familiarmente? ¿Acaso ya cambio de amistad y ahora se
enfoca en él? ¿Pretende dejarme botado a mí? Claaaaro… como tuvieron su linda
escapada fuera de la ciudad… solos, eso los convierte en los súper mejores
amigos del mundo mundial, que idiota de mi parte pensar que lo nuestro era
único y especial, soy un verdadero imbécil. ¿También habrán dormido juntos así
como lo hacemos nosotros? Seguro que sí. Qué ingenuo de mi parte pensar en que
lo nuestro era único, he vivido una puta maldita mentira todo este tiempo y
además…
-¿Sucede
algo? –Dijo preocupado mientras se sentaba en la cocina-
-Ha sido un
día largo, solo estoy un poco cansado
-Tengo tanto
que contarte, resulta que Mich…
Rodé los
ojos mientras preparaba algo de café. Si claro… todo era él ¿no? Mich, Mich,
Mich… que Mich dijo que… que Mich ha descubierto… que Mich y yo hicimos… ¿acaso
todo su puto mundo gira en torno a él? Un desconocido monstruo verde comienza a
sacar sus tentáculos
XANDER
Entregué las
pruebas al abogado que llevaba el caso de Tiago, Mich me acompañaba fielmente,
tenía tantas ganas como yo para poder dejar concluso todo lo que habíamos investigado.
Se mudaba de ciudad, su solicitud de traslado le salía ahora, justo dos meses
de empezado las clases, pero no habría dificultad, lo había averiguado. Pero
seguía preocupado para dejarme solo con esto. Le aseguré que lo tenía
controlado, pero aún así con lo ocurrido con mi gaveta, que fue saqueada y
desaparecido algunos libros, no se decidía a marcharse.
-Hoy llegamos hasta tu casa, te ayudo a bajar las carpetas y de allí voy a la
casa de Mery, decidimos volver y le han contestado también su traslado -ríe
feliz y cuando llegamos al departamento ya en la escalera después de dejar las
cajas dentro me sostiene de los hombros y me mira- has demostrado ser un
individuo amable y noble, y si Mery me dice sí, quiero que seas mi padrino de
bodas. ¿Qué dices?
En eso escucho los pasos de Tiago y lo miro, feliz, pero la expresión de él me
alarma. Sé que ha estado estudiando mucho y tomado responsabilidades que lo
están llevando al extremo del cansancio físico.
-¡Tiago! Tengo tanto que contarte -me volví a Mich y le sonreí guiñándole-
después te llamo ¿vale?
-Por favor, piensa en lo que te dije, espero que tu respuesta sea un sí
Se fue, pero no sin antes que Tiago pasé sin decir una palabra , ¿qué le
pasaba? Mich había puesto mucho de su tiempo libre para ayudarme y ayudarlo. Lo
seguí hasta la cocina, y bajaba cacerolas, movía tarros, me senté en la silla a
observarlo.
Lo amaba tanto, que me dolía esté así. ¿Encontraba mi presencia asfixiante?
¿Tal vez estaba enamorado de su amiguita?, ni idea de cómo se llamaba. ¿Querría
traerle a vivir aquí y molestaba?
-¿Sucede algo? –dije, con el corazón en la garganta, casi con ganas de vomitar-
-Ha sido un día largo, solo estoy un poco cansado -Me incliné un poco más sobre
la mesa y de verdad se le veían las ojeras bajos los ojos-
-Tengo tanto
que contarte, resulta que Mich…
Un resoplido, hace que pare de hablar, me levanto de la mesa, apoyando los
puños cerrados sobre la tabla.
-¿Te molesta
mi presencia? ¿Tal vez mi voz? -camino dos pasos hacia la puerta, pero miro
sobre mi hombro- Pensé que nuestra amistad era verdadera, no te incomodaré más.
Me doy vuelta y salgo de la cocina y me tropiezo con las cajas de archivos,
hago un amago de levantarlos, pero siento como un dolor en el pecho, entro a mi
habitación y me siento en el borde de la cama en donde puedo mirar por la
ventana.
No entendías porque actuaba así. Si solo supiera cuanto lo amo ¿pero qué digo?
Con más razón me lanzaría de aquí ¿Necesitaré buscar otra habitación? El sonido
del móvil me saca de mis pensamientos.
-Habla Black, si señor Laurens, traje los archivos, mi gaveta no tenia seguro
¿quiere los papeles firmados por los padres de Mathew? Los llevaré ahora.
Me levanto y salgo de nuevo al corredor y reviso en la caja, al hallarlos miro
hacía la cocina, pero Tiago no estaba allí, niego y salgo por la puerta,
deberíamos hablar claramente. Debe haber un error, nuestra amistad, era más que
puro saludos.
Chester arranco a la primera, me interné por las calles, todavía pensando en lo
ocurrido
TIAGO
Esta era la
tercera vez que leía mi trabajo completo de Química Farmacéutica, repasando las
fórmulas, los compuestos y aún no lograba finalizarlo, mi cabeza estaba en otra
frecuencia. Una y otra vez volvía a repetir los sucesos de hace una hora atrás.
Mierda, sí que son difíciles las relaciones humanas. ¿Qué esperaba? ¿Qué le
alentara para que siguiera de arrumacos con ese? Seguro que alguna propuesta
indecorosa le hizo ¿Qué diablos se cree? Xander es una persona única en este
mundo, no se merece a un flacucho sin gracia como “Mich” ¿Qué mierda de nombre
es ese?
Mientras
estaba sumergido en mis rumiantes pensamientos de “mil maneras de deshacerse de
Mich” mi teléfono móvil sonó, el número me era desconocido así que respondí de
inmediato.
-¿Bueno?
-Busco al señor
Angelos Santiago por favor
-Sí, con él
-Llamo desde
el Hospital Central –un escalofrío recorrió toda mi espalda- ¿Usted conoce a
Alexander Black?
-Si le
conozco, que pasa con él –me paré de manera inmediata, mi ordenador cayó al
piso y no pudo importarme menos-
-Señor
Santiago, por favor diríjase lo antes posible al Hospital, el señor Black ha
sido ingresado a este recinto de urgencias y su teléfono estaba en su registro
de números de emergencia.
No quise
dilatar más la situación, recogí a la pasada mi mochila y todo el dinero de las
propinas que había reunido, seguro lo necesitaría en este momento. Mi corazón
saltaba, estaba lleno de terror por la incertidumbre de lo que le hubiese
pasado. Mil escenarios pasaron por mi mente, cada uno peor que el anterior
mientras recorría las calles en búsqueda de un taxi. El camino hacia el
hospital se me hizo eterno y mi desesperación por llegar a él me tenía al borde
del colapso nervioso, tanto así que ni
siquiera esperé el cambio al pagar el vehículo, solo le entregue el pago y
corrí hacia el interior al módulo de informaciones.
-Buena noche
señorita, recibí un llamado de que hace un rato han ingresado a urgencias a un
joven llamado Alexander Black
La señora ya
de edad comenzó a revisar en los registros con toda la maldita calma del mundo
y mientras más tardaba, más ganas me daban de cogerla de los pelos y darle una
buena zurra.
-Si,
efectivamente el señor Black está en nuestras instalaciones, pero no estoy
autorizada a dar ningún tipo de información a menos que sea a un familiar.
-Yo soy su
novio y es por eso que me han llamado a mí y sólo a mí, puesto que él no tiene
a más familia, yo soy lo más cercano que tiene a una y si no me da la
información con respecto a su salud y la habitación en la que se encuentra voy
a armar un escándalo que lo recordarás por el resto de tus días.
Me sorprendí
a mi mismo el modo que use para hablarle a la señora, normalmente no soy así
con las mujeres, mamá me crió bien, sin embargo en ese instante me encontraba
desesperado, necesitaba llegar a él. Lo bueno fue que me dio un resumen de su
estado y el número de la habitación. A paso rápido me fui en su búsqueda.
Al llegar a
la numeración indicada tomé un par de profundas respiraciones e ingresé. Mis
piernas fallaron a penas le vi, caí de rodillas, su imagen era algo que sabía
bien me iba a quedar grabada a fuego en la mente, se encontraba conectado a una
intravenosa y su rostro estaba ya mostrando los signos claros de una golpiza
¿Cuántas veces me vi a mi mismo igual? Recobré algo de fuerza y acorte la
distancia que nos separaba sentándome junto a él, no sabía dónde podía tocarle
para no causarle malestar o daño, así que sólo me limité a tomar su mano en la
mía.
-Lo siento,
lo siento, lo siento –dije entre sollozos- tu no mereces esto… no tu.
XANDER
Abrí de
apoco mi ojo, el otro no me respondía, me moví y un dolor en las costillas me
hizo lanzar un quejido, quise levantar mi brazo izquierdo, pero también me
dolía de los mil demonios, parecía que pesara una tonelada y pulsaba. Como si
varios cascos de caballos caminarían encima.
-¿Xander? … ¿estás despierto?
Busqué la voz de Tiago y lo veo casi sobre mí, pero maldita sea no podía verlo
bien, moví la cabeza, el ojo izquierdo no respondía. El derecho me mostró a un
Tiago lloroso, con la nariz roja. Solté otro quejido al intentar hablar, la
lengua la sentía pastosa y un poco grande.
-¿Có… mo lle… gas…te? -¿esa no era mi voz? con la mano derecha intenté sacarme
el respirador, me molestaba-
-Déjate eso -su voz rogaba- te ayuda a respirar, unas costillas se rompieron y
perforó el pulmón, tuvieron que operarte para solucionar eso, drenaron la
sangre -su voz se quebró y con la derecha acaricié su pelo cuando apoyo su
frente en la cama- ¿qué paso?
-Fue… ron ello… s -Empecé mi relato despacio no podía casi hablar. Lo volví a
revivir-
Laurens me llamó y fui a entregar los
documentos, al salir, en el estacionamiento, estaban John y Gregory recostados
por Chester, John tenía un Bate en la mano.
-¿No esperabas verme? , Creo que no, por tu cara -mientras hablaba me quedé en
forma prudencial un poco lejos, no era cobarde, pero ese bate, era de madera
maciza- me has hecho la vida una miseria ¡¡hijo de puta!! -escupió en el suelo-
-¿La verdad? Pensé que como eras una rata estarías metido en alguna
alcantarilla hasta que papito solucionará tus mierdas
-¡Mierdas! Mierda es mi vida, y retiraras todos los cargos tu y ese nerds que
tienes como amigo.
-¿Si no lo hago?
-¡Lo harás!! -Gregory habló acercándose a mí, por mi parte caminé de espaldas
tratando de llagar a la calle, no dejaría a Chester allí- ¡o sabrás quienes
somos!
-Sé quiénes son, unos parias, que no merecen estar en la sociedad, son peores
que los animales, actúan hiriendo a los demás.
-¡Cállate!
Mire a mi espalda y tarde me doy cuenta que
hay dos más, me atrapan, inmovilizando mis brazos y la cabeza. La camioneta de
John frena delante de mi auto y entre los dos amigos, me meten, dejándome
tendido en el piso.
-¿Quién es valiente ahora?
Gregory creo es el que apoya su pie en mi
cabeza, haciendo que mi nariz se quede aplastada contra el suelo, forcejeo,
pero me presionan más, casi no respiro, pasaron los minutos las risas y burlas
se escuchan durante todo momento, tengo miedo, miedo de morir y no haber podido
cumplir muchos de mis sueños, de haber sido cobarde y no decirle a Tiago lo que
sentía. Los frenos se escuchan en un piso de tierra suelta. Se abre las puertas
y la de donde estoy, me sacan, tomo aire, es un lugar alejado, se ven las luces
de la ciudad.
-¿En dónde nos quedamos? -el bate es golpeado en la mano de John al verme,
trato de ver la cara de los que me sostienen, pero mantienen mi cabeza firme-
¿no quieres sacar la denuncia?
Da un giro a su brazo y me da un golpe en
las costillas, me doblo en dos, se escucha un sonido de madera al quebrarse y
escupo saliva y sangre, me mordí también la lengua al tratar de contener el
grito
-Entonces morirás aquí -el bate de nuevo se
levanta pero uno de los muchachos desvió el golpe con su brazo evitando que me
dé de lleno en la cara-
-¡Carajo! ¡Ese no era lo que dijiste sólo lo asustarías, no matarlo! -me
soltaron cayendo al suelo y quede de rodillas tirado al suelo- nos largamos de
aquí, no seremos cómplices de esto.
-¡No se irán!
-Mira como lo hacemos -se dieron vuelta-
-Esta bien no lo mataré -John se inclina y habla entre dientes - te salvaste de
morir por ellos, pero dices una palabra
y lo pagaras, y allí nadie te dará una mano -al levantarse, me da una patada
que lo sentí en la cabeza, se puso negro-
Toso al terminar de hablar y miro de nuevo a Tiago que levanta su cara,
llorando.
-Todo por mí, no debía haberte pasado esto.
-Lo volvería a hacer y no solo ya por ti, amigo, es por todos aquellos que
sufrimos a mano de unos inadaptados cobardes, que piensan que por ser más
fuertes, tiene derechos a muchas cosas. Nadie debe callar y no lo haré.
TIAGO
Mientras más
detalles me daba del ataque, más lágrimas derramaba ya de manera incontrolable.
Sabía de lo que ellos eran capaces, había estado las suficientes veces en el
área de receptor de sus villanías como para conocer lo que le sucedió y sobre
todo lo que siente, eso me hacía doler el alma. Sentir que estuve tan cerca de
perderlo me hacía poner al límite de la histeria y la sobreprotección.
-Shhh… por
favor no te esfuerces más –toque suavemente sus labios con mi dedo- voy a
cuidar de ti ¿vale? Si fuera por mí te dejaría envuelto en plástico de burbujas
o en una caja rodeado de motitas de algodón para que nada ni nadie te toque de
nuevo.
-No seas
exagerado Tiago
-Me has
dicho… ¿Exagerado? ¡Exagerado! –mis niveles de indignación subieron como
espuma- Por poco y te pierdo, maldita sea, no quiero que estés fuera de mi vida
por una estúpida denuncia, tú vales más que eso Xander, estás tan encaprichado
con esa maldita investigación que ya siento que te estoy perdiendo, te echo de
menos y cada vez que te busco estas con ese y lo único que haces es hablar de
tu súper mejor nuevo amigo Mich ¡YA NI SI QUIERA DUERMES CONMIGO! Espero por ti
cada maldita noche, pero ya no vienes a mí lado, solo te encierras en tu jodido
cuarto dejándome frío y me duele tenerte tan cerca y tan lejos. Te necesito
conmigo ¿puede eso entrar en tu maldita cabeza? ¿O te hago un jodido dibujito?
Tú no puedes ponerte en riesgo porque lo que te pase a ti me afecta a mí,
porque eres lo mejor que me ha pasado en este último tiempo, porque gracias a
ti aun estoy con vida Alexander –estabas lívido y pasmado-
-De… de que
estás hablando –me levanto y comienzo a pasearme por el cuarto-
-Te estoy hablando
de que el primer día que te conocí ya había decidido suicidarme, por eso me
llevaba todas mis cosas del casillero, no pensaba dejar que mamá fuera a esa
estúpida universidad, no fue por un aseo general que tenía todas mis cosas
guardadas –dije con vergüenza- sólo quería quitarle a Angelina el pesar de
hacerlo ella sola. Es a ti a quien debo que ahora este en pie y no voy a
permitir que continúes con esta investigación Xander, no si el costo es tu
vida. Te tengo aquí –golpeo con un puño sobre mi corazón- y no hay nada que
puedas hacer al respecto.
-Pe… pero…
-susurras- eres hetero Tiago, siempre lo has dicho, incluso estabas saliendo
con esa compañera tuya de trabajo. –escupes lo último como si de un insulto se
tratase-
-Sí, soy
hetero… pero me gustas y te quiero a ti, mucho… y no como un amigo.
Suspiro ya
agotado luego de mi exaltado actuar. Pues bien, ahí estaba todo lo que sentía
estaba sobre el tapete y solo venía silencio de su parte, no me atrevía a
mirarle a la cara, no después de haber desnudado todos mis sentimientos que por
tanto tiempo me había negado.
-Tiago… yo…
-Muy buena
noche, soy el Doctor Lyon. ¿Su nombre joven?
-A… Angelos…
Angelos Santiago.
-Mucho
gusto. Así que tú eres el novio bravucón
-Amm… si… lo
soy.
-No pareces
tan intimidador como dijo la recepcionista –rió divertido mientras me
sonrojaba- ¿puedes salir un momento? Necesito ver como esta mi paciente.
-Estaré aquí
afuera.
Salí
del cuarto cerrando suavemente rogando en silencio no perder mi amistad con él.
Me apoyé en el muro cercano y saque mi móvil. Escribí:
De: Aprendiz
de Mago
Fecha: 22 de
Octubre 11:45 am
Para: Peter
Pan
Asunto: En
caída libre
Lo hice… y
estoy aterrado… no sé que me espera al llegar abajo ¿un colchón de plumas? ¿Un
montón de rocas? No lo sé
Aprendiz de
Mago
Asistente
de Clavadista
________________________________________________________________

No hay comentarios:
Publicar un comentario