P.O.V. Diana
Franz
La cafetería hoy
estaba abarrotada de estudiantes, cruce mis largas piernas y acomodé mi falda
plisada, atuse mi cabello y sonreí condescendiente a un grupo de muchachas que
se sentaban en la mesa siguiente. La imagen de chica buena que tenía en la
escuela debía ser trabajada a diario. Sobre todo ahora que podría ser juzgada
por mi carácter.
“¿Quién le va a
creer al gótico inadaptado? si la buena alumna sobresaliente de Dianita Franz
es incapaz de matar una mosca”
No entiendo cómo
puedo ser tan maltratada por aquella bobería sin importancia. Un Lohstrong
menos en el mundo... ¿no haría de este mundo un lugar mejor?
Reí
interiormente, tengo la certeza de que ese va a ser el cotilleo de todo el
populacho cuando se enteren de lo sucedido. Los Black y el monstruito gay son
tan patéticos, tan predecibles, sin embargo mi papi tiene razón, no está en las
manos de los Black definir si voy a juicio o no, eso depende del maldito marica
defectuoso. Si ese engendro me quiere joder, lo puede hacer. No tengo nada contra
él, nada que le importe, ni siquiera tiene familia a la cual avergonzar.
Chasquee la lengua mientras observaba mis perfectas uñas con manicura francesa.
Ni siquiera a ellos les importa ese infeliz. Mi móvil vibro y leí el mensaje de
texto de mi padre:
SMS: “Has lo
correcto esta vez. No me decepciones. Te necesito en mi vida.”
Se me apretó el
corazón y una angustia me invadió. ¿Y si iba a juicio?… ¿y perdía? ¿Y si
terminaba en la correccional? Respiré profundo para controlar mis emociones y
asentí tal como si mi papi me estuviese mirando. Iría a ver a Qhuinn y juro que
me ganaré el Óscar a mejor actriz, esta tarde.
No saldré de ahí
sin que ese estúpido me ame.
…..o…..o…..o……
P.O.V.
Qhuinn Lohstrong
Mi cabeza el día
de hoy, sí que daba vueltas y vueltas. Tiré los apuntes de literatura lejos de
mí otra vez. Acaricié de manera inconsciente una de las patitas de mi muñequito
de peluche. Mañana vendría la poli y no es que tuviera alguna inseguridad con respecto
a mi declaración, por el contrario, cada instante de lo sucedido el día del
atropello estaba muy fresco en mi mente, así que me sentía capaz de narrar cada
detalle de lo sucedido, al menos hasta
que perdí el foco de todo, sin embargo aún me rondaba por la cabeza lo dicho
por el Señor Black y mi curiosidad picaba como tiña ¿Cuál será el secreto? ¿Qué
era aquello que tan celosamente deseaba ocultar? Menuda y jodida mierda, pienso
que jamás terminaré de comprender a los adultos.
Me encogí
mentalmente de hombros. Lo que le dije al señor Black era lo que sentía y no
nací con alma de mártir para llevar el peso de los problemas de los demás en
mis hombros, solo esperaba que fuese lo que fuese ese dichoso “secreto” lo
conversaran, por muy horrible que sea nadie merece ser extorsionado.
Pero… ¿y si Muhr
terminaba como un daño colateral?... ¿Lo superará?... Diablos…Tendrá que
superarlo…
¿Pero y si no
puede? ¿Y si realmente es muy grave?
Tres golpes en
la puerta me sorprendieron ¿acaso Muhr otra vez se había arrancado de la
escuela? Rodé mis ojos, no sería la primera vez que lo hacía y me daba una boba
excusa para justificarse. Me acomodé en la cama mientras la puerta se abría.
-Aunque lo
odies, te dije que no huyeras de la clase de Física, tienes que terminar el
trabajo de…
Pero quedé de
una pieza, no era quien esperaba. ¿Qué mierda le pasaba a la brújula interior
de todo el mundo que su norte apuntaba justo a mi habitación el día de hoy?
-¿Diana? ¿Qué
coño haces aquí?
P.O.V. Diana
Franz
Caminé rápidamente
por los pasillos del hospital, lo último que necesitaba era encontrarme con
algún conocido, este definitivamente era territorio hostil para mí. Por fin
llegue a la habitación de Lohstrong, gracias a mi padre conocía su número, así
que ni tuve que preguntar.
Por fin en la
puerta me prepare mentalmente, si solo lograba que este imbécil no gritara
pidiendo ayuda, no vaya a pensar que he venido a terminar el trabajo. Reí
mentalmente. Puse mi mejor rostro de arrepentimiento y de mi bolsillo saque la
pomada Vick menthol para aplicar una pequeña cantidad bajo mis ojos antes de
tocar la puerta con suavidad para luego entrar.
Y ahí estaba el,
patéticamente bello, ¿porque tuvo que ser atractivo el muy pendejo? Si hasta
con esas lentillas de color rojo que lucía ahora se veía caliente, un verdadero
desperdicio que fuera maricón. Bajé la mirada en cuanto se dio cuenta quien
era. Parte de mi buena actuación era hacerle sentir seguro.
-¿Diana? ¿Qué
coño haces aquí? -dijo con rudeza-
-Hola Qhuinn…
Yo… -Tartamudee, un poco de teatro nunca está de más- Yo venía a ver como
estabas. Nadie me quiere decir cómo está tu salud, sino fuera por mi padre
estaría muerta de angustia.
Me removí un
poco para parecer insegura y le observaba de reojo, si hubiese podido me habría
reído a carcajadas de su cara de idiota, pero necesitaba interpretar muy bien
mi papel de “pobre chica arrepentida”, mis ojos
comenzaban a llenarse de lágrimas y con esto le daría un toque de mayor
drama a mi actuación, esto será pan comido. Los maricas siempre tienen afinidad
y empatía con las chicas desvalidas.
P.O.V. Qhuinn Lohstrong
¿A caso podía
estar más sorprendido de lo que estoy? justo se le ocurrió a todos llegar de
visita el mismo día después de que nadie se acordó de mi por casi un mes. JA.
Idiota de mí, obvio que aparecerían ahora, no tengo que ser adivino o tener una
bolita de cristal para saberlo, mañana vienen por mi declaración y por lo que
veo hay más de un interesado o mejor dicho perjudicado, con lo que tengo que
decir. Restregué mis ojos y apreté el puente de mi nariz.
-Pues aquí
estoy, vacacionando en una cama de hospital gracias a ti -sonreí- Estoy bien,
no eres tan buena asesina. –Ella respingó- Ahora que ya lo has visto con tus
propios ojos puedes irte, procura cerrar despacio. Estoy cansado y necesito
reposo.
Definitivamente
esta rubia es más tarada de lo que imaginé, puesto que no hizo ni un solo
movimiento para largarse de la habitación a pesar que fui bastante directo
diciéndole que se largara de este sitio, de hecho se acercó y reacomodó su
perfecto cabello detrás de la oreja mientras se mantenía con la mirada baja ¿A
qué demonios quería jugar?
P.O.V. Diana
Franz
Sus palabras por
un segundo casi me hacen tambalear la fachada pero me recupere rápidamente.
Preferí no darme por enterada de sus acusaciones y mucho menos de su despido.
Por el contrario, su serenidad y cabroneria me daba el valor necesario para
mantenerme aquí… y si me quedaba tenía posibilidades de inclinar la balanza a
mi favor. Sólo debía mantener mi actitud sumisa y mover mis piezas muy
lentamente.
A ver engendrito
¿qué te pone de buen humor? Sonreí mentalmente, obviamente: “el perdedor de
Muhrder”, puesto que no hay que ser un genio y sólo se necesita dar un vistazo
rápido a este cuartucho para comprobar que “rompió su chanchito” y le está
regalando toda clase de ñoñadas que ni una puta vez me regalo a mí…
Tacaño de
mierda. ¡Incluso cuando salíamos pagábamos a medias y el cine siempre lo pagué
yo! Pensé para mí misma y tuve que
controlar mis ganas de golpear el suelo con mis pies.
-Oh... Qhuinn
-Puse ojitos de cachorrito- realmente lo siento tanto, yo no estaba en mis
cabales, ni siquiera soy agresiva y te juro por lo más sagrado que no fue
intencional, fue todo tan rápido, me sentí traicionada y estaba llena de pena
cuando les encontré besándose, no vi a Muhr y cuando quise frenar –tragué duro
como si me costara hablar- me equivoque de pedal de los puros nervios… -reprimí
un sollozo para que se vea más genuino e hice como que me secaba las lágrimas
no derramadas- No sabes cuánto me gustaría poder echar el tiempo hacia atrás
para que las cosas hubiesen salido de manera diferente, te aseguro que como
amiga incondicional de Muhr le habría apoyado, debió ser duro darse cuenta que
era gay, si me hubiese contado que tenía sentimientos por ti le abría alentado
y le hubiera dado todo mi apoyo a ustedes –lo miré a los ojos para que creyera
en mi verdad- si ustedes se aman tanto, merecen ser felices Qhuinn…
-¿En serio
habrías hecho todo eso?... ¿en serio? –Preguntó el muy estúpido. Por supuesto
que los hubiera ayudado…pero a morirse.
-Claro que si…
-me acerque a su cama y tomé asiento en la silla de junto, él se enderezó con
cautela, definitivamente no confiaba ni un poquito en mí, reí interiormente, me
encanta que me tenga miedo, aunque ahora mismo no me conviene. Le expuse mis
manos palmas arriba y le mire con suplica, cargue mis ojos con lágrimas falsas
y sonreí con tristeza -Claro que si Qhuinn, no lo dudes, yo sé que no me
comporté contigo como una buena persona, sé muy bien que he cometido el error
de juzgarte sin conocerte y pido disculpas de todo corazón por aquello, pero
debo ser sincera conmigo misma y reconozco que estaba celosa, Muhr nunca se
había distraído tanto de los planes que habíamos decidido para nuestro futuro y
de un día a otro solo tenía la mente puesta… en otro lado.. Bueno, ahora
sé dónde… puesta en ti. –sorbí los mocos por la nariz, sí que era buena
actriz...
-Que
desconsiderado de parte de Muhr el ser así contigo, definitivamente él tenía
que haber hablado contigo, tu eres su mejor amiga y tantas cosas se habrían
evitado, ¿no crees? -Yo asentí con vehemencia, este estúpido estaba
poniéndomela en bandeja, salió más fácil de lo que pensé.
-Síiiiii, tu si
entiendes. Yo he tratado de hablar con Muhrder, de explicarle, pero no me
escucho, me boto y lo entiendo. Sin querer, mande al hospital al amor de su
vida y eso me expulso de su corazón. Tú eres su amor y yo solo soy una vieja
amiga que cometió algunos errores. Pero no lo juzgo, no te juzgo, no les juzgo
si no me quieren en su vida, lo entiendo y juro que no me cruzaré más con
ustedes, pero necesito su perdón… tu perdón… -él solo me miraba en silencio,
meditando. – Qhuinn... yo acepto mis errores y sólo deseo la felicidad para
ustedes
-En serio
solamente quieres eso, ¿estarás bien con solo mi perdón? - Y… BINGO! Lo logré.
-Sí, es lo único
que necesito para poder dormir, saber que ustedes están juntos y amándose mutuamente
es mi mayor alegría, no podría desear nada mejor para mi mejor amigo. –Dejé que
una lágrima corriera por mi mejilla y no la seque, para darle efecto dramático.
-Porque tú eres
consciente de que el accidente fue muy grave, incluso podrías ir a prisión…
-dijo con dulce preocupación.
Mierda… ¿qué
sucede aquí? ¿Está tratando de torturarme? Mmmm… Bueno…ya que quiere ser el
malo, seré su víctima…
-Se que lo
sucedido tuvo consecuencias graves -dije con angustia- pero soy inocente de
cualquier acto de maldad, no hubo intención de herirte, fue un accidente, tú
debes de creerme, jamás dañaría a alguien de manera premeditada.
Qhuinn tomo mi
mano y me miro con sentimiento. Yo lo mire con ojitos de gato con botas y él
suspiro. Esperaba que con esto me lo hubiera metido al bolsillo al estúpido
idiota.
P.O.V. Qhuinn
Lohstrong
No recuerdo ni
una sola vez en que Diana Franz haya tenido un solo gesto amable o cortes hacia
mí y por años he deseado poder decirle lo que pienso de ella, pero siempre estaba con la inmunidad que le
otorgaba la sombra de Muhrder. Y mis sentimientos por él. Sonreí al ver su
falsa expresión de ternura, ¿realmente me creía tan estúpido? ¿Creyó que podía
comprarle su tremenda actuación? Aunque sería injusto si no dijera que es muy buena
actriz.
-Querida Diana
te voy a decir lo que pienso de esto y lo que hare mañana cuando vengan a tomar
mi declaración. –le sonreí con sinceridad y ella apretó mi mano. Quien nos
viera pensaría que entre ambos existía una profunda amistad. Guau... que falsos
éramos los dos ¡y que buenos actorazos! -Primero que todo, te creo cuando dices
que fue un accidente –ella sonrió y asintió con vehemencia.- Y nunca quisiste
hacerme daño –Ella me miro con horror y negó vehementemente- ...Porque... al
que querías hacer daño era a Muhr. –Ella abrió los ojos enormes y pude ver
miedo en su mirada, por fin se dio cuenta que yo actuaba - ¿Y sabes que más
pienso? –Ella trató de soltarse de mi agarre pero no lo permití. Miró mi mano,
creo que estaba sorprendida de la fuerza
de mi agarre. - Que eres una maldita zorra trepadora que por tanta tintura se
le seco el cerebro. -Solté su mano con asco y ella retrocedió, su rostro se
desencajo con ira, pero se controló -Y mañana diré todo lo que paso esa noche,
porque lograste romperme las costillas pero no afectaste mi memoria. Recuerdo
cada palabra hostil, cada mirada insultante, cada mueca de desprecio y sobre
todo tú mirada de odio cuando viste como Muhrder y yo nos besábamos con toda la
pasión que jamás le provocaste.
Diana se puso de
pie y secó la humedad de sus ojos.
-¡Que dices
Qhuinn! ¿Cómo puedes pensar esto de mí? ¿Tú crees que Muhrder con su
inteligencia, no se hubiera dado cuenta si yo era una mala persona? ¿Que habría
unido su destino académico al mío? ¿Por qué ya debes saber que si yo pierdo la
beca, Muhrder la pierde también? –Ella se acomodó la ropa y respiró profundo,
imagino que buscaba la calma perdida.- Yo sé que estas conmocionado y hasta
confundido, pero piensa un poco, si la familia Black me creyera culpable, ellos
me habrían puesto la denuncia, No estaría libre ¡Es su hijo por Dios y su madre
es abogada! –Puso una expresión de tolerancia y me miró.- Qhuinn, te perdono tu
rudeza, yo se que lo merezco, fui hasta cruel contigo por tu deformidad visual,
pero de ahí a que lleves tu rencor al grado de difamarme y enviarme a prisión
por algo que fue solo un accidente -ella sollozo y yo perdí la paciencia, ya me
aburrió esta telenovela. Tremenda bruja.
-Diana párale al
drama y no nos leamos la suerte entre gitanos. Sé muy bien que a Muhr ya lo
amenazaste con quitarle la beca, es más, a estas alturas, Muhr y yo pensábamos
que la beca ya la había perdido y lo ha manejado muy bien. El confía en sus
capacidades y encontrara la manera de continuar sus estudios. ¿Quién no querría
a Muhrder Black como alumno? Sin embargo, te recuerdo que hay solo una prisión
estatal y sus programas académicos no son tan buenos. Aunque tengo la seguridad
que tu cabello rubio y esa carita bonita te hará destacar entre tus compañeras.
Es una suerte que ames a los gays. Porque ahí te vas a encontrar con muchísimas
lesbianas. -Ella me miro con horror y al parecer por fin cayó en la cuenta de
cuál era su situación- No pongas esa cara, que como ya sabrás, las mujeres ni
siquiera me la ponen semidura. Quizá si tuvieras un clítoris algo grande
tendría cierta piedad por ti ¿lo tienes?
-¡Oh Dios
Qhuinn! -Y su rostro pasó del horror al odio en un instante. Sus manos se
apretaron en puños y su pálida piel se torno roja. -Eres…
-Cuidadito con
lo que vas a decir o hacer -ella respiro hondo y me miro con frialdad-
-Que quieres a
cambio de que cierres el maldito pico mañana -ella por fin escupió-
-Lo que quiero
es muy simple -me enderece totalmente y dije con la misma frialdad que ella-
Quiero que renuncies a las dos becas en favor de Muhrder, que sea algo así como
un regalo de cumpleaños. ¿Recuerdas que mañana es el cumpleaños de tu mejor
amigo, no?
-¿Estás loco?
¡Son mis becas! –ella gritó y yo me puse el dedo en la boca pidiéndole
burlonamente silencio- Qué diablos voy a hacer sin ellas, ¿dónde voy a
estudiar? Mi padre no puede pagarme la universidad y no iré a esas universidades estatales de
porquería a juntarme con tanta chusma sin cerebro. –Me encogí de hombros
indiferente. Realmente me importaba una mierda de pato lo que hiciera con su
vida, siempre que lo hiciera lejos.
-Y quiero toda
la documentación a primera hora de la mañana, en un sobre cerrado, a nombre de
Muhrder Black, con un hermoso moño dorado y una tarjeta tuya que diga: FELIZ
CUMPLEAÑOS MI QUERIDO MEJOR AMIGO
-Estás demente
si crees que voy a hacer algo así. Que se pudra Muhrder y púdrete tu también,
nos veremos en la corte… denúnciame si quieres -ella tomo su cartera y se
dirigió a la puerta-
-Lo maravilloso
del internet es que trabaja las 24 horas, aunque te aconsejo que empieces ya,
solo recibo documentación hasta las 9 de la mañana -me miró con desprecio y
salió dando un portazo-
-Auchhh… esta
mujer no tiene modales -reí y continúe revisando mi libro de literatura.
Muhrder era un profesor muy exigente y pensando en regalos… ¿qué le voy a
regalar yo a Muhr? hasta Diana tiene un buen regalo para el… ¡UPS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario