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Entro a la mansión atravesando el vestíbulo. Lo cual ha sido un jodido y puto error. Debería haber entrado por el garaje, pero aquellos ataúdes apilados en la esquina de verdad que me flipaban. Siempre he esperado que se abrieran las tapas y una especie de “¿qué pasa tío?”, al estilo de Noche de los Muertos Vivientes me hiciera recargarme de miedo.
En todo caso, necesito superar lo de ser una nenita.
Por cortesía de mi jodido caso de mariquita crónico, en el instante que entro al vestíbulo, consigo una toma clara de Blaylock y Saxton bajando de la gran escalera, como salidos de dos revistas GQ para la Última Comida. Ambos llevaban pantalones de vestir, no vaqueros; suéteres, no sudaderas; mocasines, no shitkickers. Estaban bien afeitados, perfumados y peinados, pero no eran afeminados en lo más mínimo.
Francamente, eso habría hecho las cosas mucho más fáciles.
¡Por el jodido amor de Dios!, cómo me gustaría que al menos uno de los HDP fuera como la Drag Queen RuPaul, con su mierda y toda boa de plumas y uñas pintadas. Pero no. Ellos sólo seguían pareciendo dos machos, igualmente atractivos, que sabían cómo gastarse el dinero en Saks… mientras que yo… me arrastro en mis pantalones de cuero y camisetas sin mangas. Y en el caso de esta noche, luciendo un pelo diseñado por el sexo duro y la colonia barata, si es que se le podía llamar así, de la misma línea de productos para el cuidado personal de la guerra de turno.
A pesar de todo, apostaría a que todo lo que nos separaba a ellos de mi penoso estado actual, era una ducha caliente, jabonosa y una visita al viejo armario…. Apuesto cien dólares contra castigos a que ellos habían estado en una lucha cuerpo a cuerpo toda la noche. Parecían demasiado satisfechos al dirigirse hacia una comida por la que, sin lugar a dudas, estaban muy hambrientos.
Mientras caminaban, los ojos azules de Blay cambiaron de dirección y me lanzan una mirada de pies a cabeza. Su rostro no muestra ninguna reacción. Ya no.
Aquella vieja llama de dolor no se veía por ninguna parte y no porque no fueran jodida y perfectamente obvios mis entretenimientos… Saxton le dice algo y Blay aparta la mirada... Y allí estaba. Un rubor en aquella adorable y cremosa piel pálida mientras los azules se encontraban unos grises.
-No puedo hacer esto. No esta noche - Pienso para mi mismo
Evitando toda la jodida escena del comedor, me dirijo hacia la puerta de debajo de las escaleras y le doy un buen uso. En el instante en que ésta se cierra, el parloteo de la gente se corta y la oscuridad silenciosa se apresura a dame la bienvenida.
-esto es un agrado
Bajo la escalera de peldaños a través de otra puerta codificada, hacia el interior del túnel subterráneo que iba de la casa principal al centro de formación. Y ahora que estoy solo, me quedo sin energía, mis piernas dejan de funcionar y tuve que apoyarme contra la pared. Dejo caer la cabeza hacia atrás, cierro los ojos…
-Ojalá tuviese una pistola para volarme los sesos.
Había disfrutado y gozado con dureza de aquel pelirrojo en la parte trasera del Iron Mask.
Y todo había ocurrido como lo había previsto, comenzando con el parloteo en la barra mirando a las polillas, no mucho después, un juego de copas talla doble D había aparecido lanzando el anzuelo sobre unas botas de plataforma negras. Hable con ella. Bebí con ella…. Y con su amiga. Una hora más tarde los cuatro estábamos en un cuarto de baño como sardinas en una lata.
Lo cual había sido la parte dos del plan. Las manos eran manos en espacios apretados, y cuando había mucho movimiento y te perdías manoseando, nunca podías estar seguro de quien te estaba tocando. Quien te acariciaba. Quien te metía mano.
Todo el tiempo que pasamos con las hembras, estuve pensando en cómo deshacerme de ellas y esto me había llevado mucho más tiempo del que había querido. Después del sexo, las hembras habían querido pasar un poco más de rato intercambiando números, cotilleando, preguntando si queríamos salir a picar algo.
Ya vale, no necesito ningún dígito, porque nunca iba a llamarlas, no cotilleaba, ni siquiera con la gente que me gustaba y la clase de bocado que podía ofrecerles, no tenía nada que ver con la comida de un grasiento restaurante de comida rápida.
Después de archivar las peticiones en “Putas, Complacer” en mi cabeza, me vi obligado a lavarles el cerebro al marcharse, lo que me había llevado a un momento raro de compasión por los machos humanos que no disponían de aquel lujo.
Y luego, había quedado sólo con mi presa. El macho humano recuperándose contra el lavabo y yo fingiendo hacer lo mismo contra la puerta. Finalmente nuestros ojos habían hecho contacto visual, despreocupados por su lado, muy serios por el mío.
-¿Qué? -había preguntado el hombre. Pero lo había sabido... porque sus párpados se habían vuelto pesados-
Llevé mis manos a la espalda y eché pestillo para que nadie nos interrumpiera.
-Todavía tengo hambre.
Bruscamente, el pelirrojo miró fijamente la puerta como si quisiera marcharse…. Pero su polla había contado una historia diferente. Detrás de los botones de la bragueta de aquellos vaqueros… él se había puesto duro.
-Nadie lo sabrá jamás
Dije misteriosamente. Demonios, podría haberlo hecho de manera que el pelirrojo no lo recordara, aunque, siempre y cuando el tipo no pillara todo el asunto de vampiro, no había ninguna razón para sacar el friega-cráneos Swiffer y limpiar las cosas.
-Pensaba que habías dicho que no eras gay -El tono había sido lastimero, como si el hombre no se sintiera completamente cómodo con lo que su cuerpo quería-
Había reducido la distancia entre nosotros, poniendo mi pecho contra el del pelirrojo. Y luego había agarrado al tipo por la nuca y había tirado de él hasta su boca. El beso había hecho lo que estaba destinado a hacer… sacar todo pensamiento coherente del cuarto de baño y dejar sólo las sensaciones.
La mierda había seguido desde allí…. Dos veces.
Cuando todo acabó, no me ofreció su número. Él se lo había pasado espectacularmente, pero estaba más que claro que había sido la primera y única cosa experimental por su parte, lo cual me parecía perfecto. Nos habíamos separado sin una sola palabra, cada uno para seguir con su vida, el pelirrojo se fue de vuelta a la barra… y yo…. Yéndome a vagar por las calles de Caldwell…. Solo como la mierda.
Sólo la proximidad inminente del alba me hizo volver
-Jodido y puto infierno -me dije-
Toda la noche había sido una jodida lección de cómo rascarse con hiedra venenosa…. Si, había momentos en la vida en los que actuar por poderes funcionaba. Por desgracia, la teoría ciertamente no funcionaba cuando deseabas haber sido el que le quitara la virginidad a alguien, pero no lo habías hecho, y en lugar de eso, mi mejor idea reiterativa era ir a un club, encontrar a alguien con rasgos físicos similares, como… oh, digamos… color de pelo…. Y follártelo pensando que es él.
Todo terminó mal, solo siento vacío y no porque se me hubieran salido los sesos y flotara en una pequeña nube postcoital de Ohhhhhh…. Siiii.
Estaba de pie en este jodido túnel, absolutamente solo, completamente vacío en mi propia piel. Igualmente mal, mi lívido estaba lejos de las ideas brillantes. En esta silenciosa soledad que me ahoga, comencé a imaginar cómo sería si fuera yo en vez de mi primo el que bajara con Blay para la comida. Si fuera yo, el que compartiera no sólo una cama, sino un dormitorio con él. Si me enfrentara a todo el mundo y dijera “¡¡Eh!! Este es mi compañero”
Mientras frotaba mis disparejos ojos, recordé lo mucho que mi familia me había odiado; me habían criado en la creencia de que mi defecto genético de tener un iris azul y otro verde, significaba que era un fenómeno anormal y me habían tratado como una vergüenza para mi linaje
Ok, en realidad había sido peor que eso. Ellos habían terminado por echarme a patadas de la casa y enviado a una Guardia de Honor para que me enseñara una lección. Que fue como había terminado siendo un Wahlker.
Y pensar que ellos nunca habían conocido otras “anormalidades” que abrigaba… como el desear estar con mi mejor amigo.
¡Cristo!.... no necesitaba un espejo para verme como el cobarde y fraude que soy… pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Estoy prisionero en una jaula sin llave que poder encontrar, los años de burlas por parte de mi familia me encajonaban y constreñían: la verdad detrás de mi lado salvaje, era que era un simple marica. Blay, por otra parte, era el fuerte. Cansado de esperar, Blay había proclamado quién era y encontrado a alguien con quien estar.
-Jodido infierno… eso duele… Maldita sea –digo entre dientes mientras corto el monólogo premenstrual-
Con cada paso que daba, me controlaba más, sellando mi confuso mecanismo interior conjuntamente y reforzando sus tubos agujereados.
La vida iba de cambios. Blay había cambiado. John había cambiado.
Y yo…. Por lo visto, era el siguiente en la lista, porque no podía seguir condiciéndome de esta manera.
Mientras entraba al centro de formación por la parte de atrás de la oficina, decidí que si Blay podía pasar la página, yo también. La vida era lo que uno decidía que fuera, sin tener en cuenta dónde te ponía el destino, la lógica y el libre albedrío, significaba que podías ser o estar cómo y dónde te diera la puta gana.
Y yo no quería estar donde estaba: ni el sexo anónimo, ni la estupidez desesperada, ni los celos ardientes ni las molestas excusas que no me llevan a ninguna parte.
El vestuario está vacío, ya que no hay clases de formación. Sacándome todo, quedo desnudo antes de ponerme pantalones cortos negros de correr y un par de Nikes negras. La sala de entrenamiento era lo más parecido a una cámara de eco, mejor así
Enciendo el sistema de audio, repaso la mierda con el mando a distancia. Cuando cambio a la canción “Clint Eastwood” de Gorillaz, voy a la cinta de correr y subo en ella.
-Odio hacer ejercicio… desprecio la naturaleza autómata de jerbo que hay en todo esto. Mejor follar o luchar -Digo para mí mismo-
Sin embargo, me encontraba atrapado dentro debido al amanecer y estando decidido a intentar probar el celibato, el correr para llegar a ninguna parte parecía lo bastante jodidamente viable como una chupada de energía.
Totalmente decidido a sacarle todo el jugo a la jodida máquina, subo en ella y canto mientras tanto. Me concentro en el hormigón blanco pintado a lo ancho del camino y golpeo un pie después del otro, una y otra vez, hasta que no hubo nada en mi mente o en mi cuerpo salvo las pisadas repetitivas, el latido de mi corazón y el sudor que se formaba en sobre mi pecho desnudo, estómago y espalda.
Por primera vez, no iba como un suicida: la velocidad estaba calibrada a modo que mi paso fuera un ritmo regular, la clase de cosa que podría mantener durante horas.
Cuando tratas de escapar de ti mismo, gravitas hacia lo estridente y desagradable, hacia los extremos, hacia lo imprudente, porque eso te obliga a trepar y agarrarte con uñas y dientes al precipicio de tu propia autoinvención.
Tal como Blay era el que era…. Yo, lo mismo: aunque deseara poder estar con él… macho… que amaba, no podía ir por ahí.
Pero por Dios que iba a dejar de huir de mi cobardía. Tenía que admitir mi mierda, incluso si ésta hacía que me odiara hasta la médula. Porque tal vez, si lo hago, dejaría de tratar de distraerme con sexo y bebida, lograría entender lo que realmente quería
A parte de Blay, claro está.

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