QHUINN
-Ves, tú que
lo defendías tanto, mira como nos dejó con la casa desmantelada… HDP… pero más
vale solo que mal acompañado ¿verdad preciosa? ya verás que de alguna manera
lograremos salir adelante, la pregunta del millón es ¿de dónde mierda sacaré el
dinero para pagar todo lo de la casa? Mmmm… tendré que buscar otro trabajo para
los fines de semana –resoplo- ahora sí que no tendré vida –como un bocado de
tallarines- No pongas esa cara que comida no te faltará, prefiero dejar de
comer yo antes que pases hambre tu, mira que TÚ protegido se llevo inclusive
eso, el saco nuevo de comida que te había comprado… bueno… se llevó todo en
realidad. Menos mal que tú y el Chiky andaban fuera o también se los hubiera
llevado. Increíble como en 36 horas desmanteló todo y se largó vaya uno a saber
dónde. Eso sí –bebo un trago de jugo- me importa una mierda dónde está o ir a
pedirle explicaciones, no tengo lo que es ni una puta intensión de ir a
buscarlo o que me devuelva algo, al fin y al cabo sólo se llevo sus cosas, las
mías están intactas. Definitivamente mientras más conozco a la gente, mas te
quiero a ti Pantufla.
Sentado en
el piso en medio de lo que fue el living comedor, mientras acariciaba
suavemente el pelaje de la panza de mi gata, observaba a mi alrededor la
desolada escena y tengo un rápido flash back de lo sucedido en las últimas
horas.
Luego de
abandonar la habitación de Blay, me sentí hecho una mierda, caminé y caminé por
la ciudad por muchas horas, sin darme cuenta mis pasos me habían llevado de
vuelta a mi lugar seguro, el cementerio. Vagué entre tumbas y panteones, mi
pecho se sentía apretado y la comprensión de que lo que sentía por Blay era
algo más que un simple “él me gusta” o un “sí… nos llevamos bien”. Estaba
enamorado, total y absolutamente. Dolía como la mierda saber que no era
correspondido y sobre todo tenía grabada a fuego la imagen de él en los brazos
de otro que lo acariciaba y… No, no, no y no… definitivamente no llevaré mis
pensamientos a recordar aquella jodida y puta escena.
Lo único que
no me cuadraba en toda esa historia era el por qué fue detrás de mí. A buen
entendedor pocas palabras y con lo que vi, me dejó más que claro mi posición en
todo esto. Aún así, se sentía tan bien cuando me abrazaba; cuando aguantaba más
que gustoso las largas sesiones en las que sólo me dedicaba a acariciarlo
suavemente; cuando después de haber tenido un magnifico encuentro sexual y
agotados, te dedicabas a apapacharme y a jugar con mi pelo mientras pensabas
que yo dormía sobre tu pecho.
¡Jesucristo! Realmente pensé que me aceptabas tal cual soy. Era primera
vez que alguien en este puto planeta encontraba “adorable” que fuera tan
despistado e infantil en ocasiones, que me ocurrieran pequeños accidentes sólo
porque mi mente está más conectada con el espacio sideral que con la tierra.
Decías que era como Peter Pan en la Tierra de Nunca Jamás.
Reí
tristemente al recordar la vez que te acompañé al centro comercial a cancelar
una cuenta. Cuando hicimos ingreso a la gran tienda realmente mis ojos
brillaron cuando pasamos por la sección
infantil con todos aquellos geniales juguetes. Aquello no pasó desapercibido
para ti e inmediatamente jalando mi mano nos metimos entre los estantes y las
filas y filas de juguetes. Reías y te divertías sólo con mirarme. Todo lo
curioseaba y tocaba, sobre todo aquellos que tenían botones y que al apretarlos
algo hacían. Era tal mi efervescencia que logre contagiarte y terminamos los
dos jugando con unos autos a control
remoto.
Aquel fue un
día genial.
Pensé en
todo y nada; en lo destrozado que estaba, siempre de brazos cruzados como si de
esa manera lograra mantenerme entero.
Sagradamente
cada una hora estaba llamando a la clínica para saber cómo se encontraba,
gracias a dios las respuestas fueron siempre favorables.
-¿Cómo
mierda pude equivocarme tanto?
Me
preguntaba una y mil veces. Pasé el resto del día en mi lugar seguro hasta que
la oscuridad nuevamente me envolvió y me vi obligado a retornar el camino a
casa. Aunque me sentía apaleado, cansado y un tanto hambriento, todo el
recorrido lo hice a pie, necesitaba la frescura de la brisa del crepúsculo
acariciando mi rostro y el tiempo
necesario para despejarme. Después de un par de horas de largo recorrido, una
de las primeras cosas que llamaron profundamente mi atención fue que mis perros
no ladraron al sentir el sonido de las llaves…. Jodidamente raro.
Mayúscula
fue mi impresión cuando al hacer ingreso a casa, no había nada. Literalmente mi
mandíbula cayó a tierra. En el living comedor, solo estaba el televisor de
pantalla plana junto con mis consolas de video juegos, el equipo de música y
mis CD’s. En la cocina, se habían llevado todos los electrodomésticos. Su
cuarto estaba totalmente vacío y el mío intacto, salvo por una nota dejada
sobre la cama.
Qhuinn:
No tengo
cara para decirte lo arrepentido que estoy por lo sucedido, por lo mismo me voy
y me llevo todas mis cosas para no molestarte más.
Si un día
necesitas de mí o quieres conversar sólo llámame.
Hasta
siempre.
-¡Qué HDP!
Si claaaaro, como si quisiera saber de ti… jodido bastardo. Vete a la mierda.
Haciendo una
pelotita con la nota la lanzo a cualquier parte. Observo fijamente a mis gatos
que están perezosamente retozando sobre mi cama. ¡NOOO!, me llega el
pensamiento a mi cabeza como si me hubiese caído un ladrillo, acelero mis pasos
hacia el ventanal y de un tirón corro las cortinas. Efectivamente, se llevó a
los perros
-Maldito
HDP, bastardo, mal nacido, arrogante imbécil, tarado….
Una
infinidad de calificativos que quedaban pequeños ante la rabia que tenía en ese
momento.
Aunque me
sentía total y absolutamente rendido por el shock de emociones que había
pasado, me dedique las siguientes dos horas en buscar y pegar imágenes de
aliento, fuerza y ánimo en el muro de Face de Blay, todas en privado
obviamente… a pesar de todo lo vivido, no quería causarle problemas con su…
-No pienses
en ello –me censuro-
Más de 100
imágenes saturando su cuenta, había pensado en enviar mensajes por Whatsapp,
pero su móvil se había hecho trisas con el accidente. Después de ello tal cual
estaba caí muerto en la cama y había despertado mucho después por el suave
deslizar de los bigotes de mi gato que a esas alturas ellos estarían tan
hambrientos como yo. Luego de una ducha rápida me dispuse a cocinar.
-HDP, hasta
la mercadería te llevaste.
Maldiciendo
a la nada me preparé algo rápido, tallarines con salsa. Ya era bastante
avanzada la tarde cuando me senté en medio de mi desolado living a comer con
solo la compañía de mi gato que me miraba como si comprendiera cada una de mis
palabras
-¿Sabes una
cosa Pantu? Hoy le dan el alta a Blay, sólo espero que este bien –sigo comiendo
y hablo con la boca llena- esa herida en su cabeza me tiene preocupado, aunque
todos los exámenes decían que no había nada de qué preocuparse…
-¿Siempre
acostumbras hablarle a tu gato?
Me atoro con
la comida y comienzo a toser… Blay está en casa.
BLAYLOCK
Tres
intensos días ingresado en el hospital. El techo de la habitación se me caía
encima. Mi familia no me dejaba ni un minuto a solas. Estaba muy agobiado. En
mis noches el sueño me abandonaba, entre el dolor del brazo y la cabeza que
sentía que me explotaba, no había forma de descansar. Esta maldita herida que
me cruzaba la parte de atrás de la cabeza, me mataba.
En las noches de desvelos, o sea todas ellas. Un solo pensamiento me sacudía “él”.
Desde el día del accidente, que desperté con su mano apretada a la mía, sus
besos y abrazos, sus palabras de ánimo… su mirada brillante que perforaba la
mía. Desapareció... Se largo, en el momento que entro mi familia, solo vi su
espalda y un llamado de mi parte. Frote con la mano izquierda mi frente, bajando
la palma por mi rostro, suspiraba ¿Que voy hacer? Tenía un asunto pendiente y debía resolverlo. Aunque
él no quisiera verme más. Mi deber era contarle lo que verdaderamente paso.
Viernes, por fin me daban de alta del hospital. Mi hermano a mi lado, jamás me
dejo un momento a solas. Estábamos muy unidos. Llamo a un taxi para volver a
casa.
-Hermano, ve tu solo, necesito tomar el aire -le dije mirando al horizonte-
-Blay ¿vas a la playa un rato?
-Si, necesito reflexionar.
-Es por Qhuinn ¿verdad?
Me abrazo
por los hombros, apretándome ligeramente. Asentí, me subí al taxi.
-A la cala
San Cristóbal, por favor.
Llegamos en
poco tiempo, antes de salir del taxi le dije al conductor.
-Espéreme
aquí
Camine hacia
el espigón, mi sitio preferido, me senté mirando el mar.
-¡¡Dios!! ¿Qué
hago?
En todo este
tiempo ni una sola llamada, ni una sola visita ¿Tan poco le importaba? ¿Todo
fue una mentira? Saque el nuevo móvil de mi bolsillo. Preparado para llamarle,
no quería dejar las cosas así. No… no.... mejor voy a verle y lo que tenga que
decirle se lo diré en la cara. Así soy yo, nada de escudos, de frente. Me
levante y me volví a meter al taxi. Dándole la nueva dirección.
Me quede parado dentro del taxi, respire profundo pague la cuenta y salí. La
puerta del exterior estaba entre abierta, me deslice por ella. Asome la cabeza
por uno de los ventanales.
Estaba sentado en el suelo, con uno de su gato a su lado. Sonreí, parecía
triste. Suspire y camine hacia él. La puerta estaba abierta. Quizás debería
haber tocado el timbre. Pero me arriesgue a entrar sin llamar.
-¿Siempre acostumbras a hablar a tu gato? –Sonreí-
QHUINN
Mi plato
salió despedido lejos cuando de un salto me puse de pié, mi pantalón quedó
pringado de espaguetis, mi gato salió corriendo bufando, me sacudí rápidamente.
-Bla… y... Bla...
y ¿Estás bien? ¿Qué… Qué haces aquí?
¡Mierda!
hasta tartamudo me puse, acorte la distancia con el impulso irresistible de
abrazarlo para asegurarme que se encontraba bien, hago el amago de hacerlo sin
embargo me detengo de inmediato al escuchar sus palabras
-He venido a
solucionar algo que tenemos pendiente Qhuinn, después de eso saldré por esa
puerta -señala con un dedo- y no volverás a saber de mí.
Asiento y
muerdo mi labio inferior y hago una mueca de dolor, el labio partido aún se
está curando, con el dorso de mi mano me toco, al menos no ha sangrado. Sin
embargo no paro de observarle de arriba abajo un y otra vez. Tenerlo en casa
parece tan irreal, sonrío al contemplarle.
-Te ves
mucho mejor, Margarita y Rebeca tenían razón, les debo una caja de chocolates.
-¿Margarita
y Rebeca?
Inclino mi
cabeza de pronto muy interesado en los restos de salsa que manchan por todo
lugar el piso.
-Ammm… las
enfermeras del los turnos del día y la noche… fui un tanto… insistente en
llamar para saber cómo estabas y aunque insistían en que estabas evolucionando
bien, igual seguía llamando cada una hora desde que salí de la clínica. Me
preocupa la lesión en tu cabeza… ¡Diablos! Soy un pésimo anfitrión –río
nervioso mirando a mí alrededor- ammm…. Deja que te traiga algo de beber y
algunos cojines para sentarnos… la nana fue un tanto exagerada con el aseo de
primavera.
Rio de mi
propia broma mientras camino nervioso hacia el dormitorio, al llegar me apoyo
con ambas manos en el muro y azoto mi cabeza tres veces sin saber que pensar.
-Solo tómalo
con calma… por algo está aquí.
Me digo a mi
mismo en un bajo susurro. Recojo cantidades de cojines y almohadas y me las
llevo todas hacia la sala de estar, dejándolos todos en el suelo.
-Dime ¿Qué
es lo que ha pasado aquí?
-Pues…Ya
Sabes Quien quería otra oportunidad conmigo, me negué y… pues quiso tomarme a
la fuerza, nos trenzamos a golpes –rio sin humor- al menos lo dejé sin poder tener descendencia y hablando como
barítono. Por eso fui a tu casa esa noche. Cuando regresé se había largado y
llevado todo lo suyo… incluyendo a los niños –digo tristemente mirando por el
ventanal en donde deberían estar mis perros- deja que te traiga algo para
beber.
BLAYLOCK
En el aire
solo se respiraba tensión. Lo mire fijándome en su labio hinchado, en su rostro
algunos moratones ya de un color amarillento. Se sentía nervioso, no dejaba de
mover manos y piernas.
Una rabia penetro en todo mi cuerpo, maldiciendo a ese cabrón que lo había
dañado. Lo observaba muy atentamente y también escuchaba cada palabra que
pronunciaba. Había estado preocupado por mí, llamando a cada hora. Las dos
enfermeras que me atendían en turnos de mañana y noche. Suspire, pero no había
venido a verme.
Caminó hasta la habitación trayendo en sus brazos varios cojines para poder
sentarme. Ya que la casa estaba prácticamente desierta de muebles.
-Qhuinn, no te molestes no me voy a sentar ni voy a beber nada. Gracias por tu
ofrecimiento, pero debo de irme... Antes de todo, soy un hombre fiel. Y debo de
explicarte lo que vistes en mi casa.
-No, no es necesario Blay…
-Para mi si lo es ¿qué fue lo que vistes?
No dejaba de
mirarlo, cada gesto de él me hablaba. Estaba enfadado, cabreado pero firme.
-Responderme
-Te vi
besándote con ese tipo de tu apartamento.
-No.
-si, te vi... yo acudí a ti y tu andabas con ese... -me reprochaste duramente-
-Tu viste a él besándome, yo no me moví del sitio, ni me abrace a él, ni le
correspondí. Estaba tenso, sin hacer nada, quería que se diera cuenta que jamás
volvería a estar con él. Y la mejor manera era que viera mi frialdad ¿lo
entiendes? lo entiendes Qhuinn…
Yo... yo… esa
noche comprendí lo que siento por ti... Me enamore como un tonto... y si un
capullo, ya que tu no sientes lo mismo. No me has dado ninguna oportunidad, me
juzgarte sin preguntar y encima ni apareciste por el hospital
Sonrió
hipócrita. Me di la vuelta para salir por donde mismo había entrado. Empuje la
puerta con mi brazo sano y volví mi mirada. Ahí estabas en medio de tu salón,
quieto mirando al suelo, sin decir ni una palabra. Antes de salir de su vida
volví a hablar.
-Adiós Qhuinn
Salí sin
rumbo fijo solo quería desaparecer...
QHUINN
Me obligue a
mi mismo a respirar mientras lo escuchaba… inhala… exhala… inhala… exhala, me
sentía nervioso y en ese momento todo me estorbaba, las manos, las piernas, me
movía inquieto en mi lugar. Él está cabreado, aunque al mirarlo detenidamente
se nota la tristeza en los ojos, aunque trata de disimularlo con sarcasmo.
-¿Enamorado
de mi?
Esas
palabras resuenan en mi cabeza sin alcanzar a darles crédito ¿será cierto?
¡Jesucristo! Necesito que sea verdad… mi corazón dio un brusco vuelco y comenzó
una acelerada carrera, simplemente me embriague en ellas, sin embargo ¿Se
va?... ¡Qué se va! Avanzo rápido, me encuentro desconcertado y de un fuerte
manotazo cierro la puerta antes que salga, me cruzo de brazos y me apoyo en la
puerta.
-Y una
mierda que te vas Blaylock ¡Te quedas! Yo
escuche cada una de tus palabras, lo mínimo que puedes concederme es que
ahora tú me escuchas a mí. No puedes tirarme una bomba de semejante magnitud y
largarte como si nada… no, no y no. No te dejaré marchar así como si nada.
Esa maldita
noche después de jugar al saco de boxeo con el innombrable, la primera y única
persona que vino a mi puta mente fuiste TÚ, quise llamarte ¿sabes? pero ¡UPS!
En mi iracunda ceguera posboxeo lo olvide… estaba desesperado por poner
distancia, de largarme de aquí lo antes posible e irme contigo rápidamente.
Créeme, no estaba con el interruptor de “racionalidad” en ON, no después de lo
que pasó aquí, el golpe en mi quijada remeció mi cerebro y desconectó el par de
neuronas funcionales que me quedan y no iba a quedarme a ver con mayor
detención de la escena que se estaba
mostrando en tu casa Blaylock, reconocer todo lo que me dijiste sería hacer un
análisis detallado del cuadro y realmente no estaba en mis cabales para hacerlo
-¡No te
excuses con eso, me juzgaste sin siquiera preguntarme! –Acortaste la distancia-
-¡Y que
mierda querías que preguntara si lo que vi es que el maldito HDP te estaba
tocando con deseo, te besaba y tu se lo permitías! Golpearlo fue lo primero que
hice cuando me besó y acarició a la fuerza mientras trataba de sacármelo de
encima ¡Me considero tuyo no de él ni de nadie, maldita sea! –Doy un paso hacia
ti- Y con lo que respecta al hospital, estuve contigo dándote los primeros
auxilios, te acompañé en la ambulancia, por poco y me trenzo a golpes con los
paramédicos que no querían que te acompañara. No solté tu mano hasta que
entraste a pabellón y sí, acepto que me fui cuando llego tu familia… me sentía
como aceituna en una pastel de chocolate. Partiendo porque no los conozco, a
ninguno de ellos ¿Qué iba a decirles? “Hola soy Qhuinn el amante de su hijo”
–ruedo los ojos- el Título de amante no me basta, aunque sé muy bien que esa es
la relación que llevamos. Pero, aquello no me basta, quiero más que eso… yo….
Yo te amo Blay… lo que ves es lo que soy, pero puedo luchar por mejorar muchas
cosas -dando unos pasos al costado libero y abro la puerta- ¿Tómame o déjame?
La decisión es tuya.
BLAYLOCK
De un
manotazo justo delante de mi cara cierra la puerta. Giro mi cabeza frunciendo
las cejas.
-Ya está todo dicho Qhuinn...
-Y una mierda que te vas Blaylock ¡Te quedas! Yo escuche cada una de tus
palabras, lo mínimo que puedes concederme es que ahora tú me escuchas a mí. No
puedes tirarme una bomba de semejante magnitud y largarte como si nada… no, no
y no. No te dejaré marchar así como si nada.
Muerdo mi labio, reprimiéndome no deseaba seguir metiendo mas mierda. Oí
atentamente cada palabra tanto verbal como corporal. Ya que mi vista no dejaba
de observar su cuerpo. Mi mano sana acariciaba mi brazo escayolado, parecía una
tontería pero eso me aliviaba. Me estaba soltando todo un sermón y contándome
lo que paso tras mí accidente. El me socorrió, me acompaño al hospital, cada
vez me hablaba con un paso se deslizaba hacia mí.
-¡No te excuses con eso, me juzgaste sin siquiera preguntarme!
Ambos nos
quedamos a pocos centímetros uno del otro, nuestros cuerpos parecían imanes.
-…Te amo Blay lo que ves es lo que soy...
Por poco
caigo al suelo ¿el siente lo mismo que yo? ¡Jodida mierda! Me quede paralizado
en medio de su salón, como un robot esperando que le dieran a un click y poder
moverme. El con un empujo abrió la puerta de la calle, cortésmente ofreciéndome
una salida. Me di la vuelta para enfrentarlo y saber que lo que había oído era
verdad. Pero su mirada, sus ojos bicolor expresaban dolor y tristeza. Me
acerque a él, en dos zancadas con mi mano sana lo agarre de su camiseta tirando
su cuerpo hacia mí. Lo bese con todo el amor que sentía ¡El me amaba! benditas
palabras. Sus manos rodearon mi cuerpo abrazándome suavemente. Susurre en sus
labios.
-Vente a vivir conmigo...

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