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ANDER
Salí del
baño secando mi pelo y veo a Tiago al mismo tiempo que suena el móvil.
- ¡¡Hola!! Que
pronto has llegado, ¡eso me hace feliz! -Camino rápido para abrazarlo y lo
siento helado por el clima afuera, restriego sus brazos mientras lo beso, todo
mi cuerpo se alegra de verlo- te esperaba
un poco más tarde, pero esto es mejor -tomo el móvil al ir juntos hacia
la cocina y empezar a preparar las cosas, al abrir el mensaje de correo, sonrío
y rasco mi cabeza. Decido después contestar, dejo el móvil sobre la mesada y
llevo los platos a la mesa, no pierdo la oportunidad de abrazarlo por la
espalda, quedándome así, para hablarle- me siento estupendamente, no me duele
tanto cuando me muevo, pude inclinarme a recoger algunas cosas del suelo.
-¡Bakan! eso
es signo de que estas recuperándote pronto -me acaricia los brazos, terminamos
de poner la mesa, rápido saco el pollo cocinado al horno que nos dejó semi
hecho mamá Angelina-
- Estuve
pensando que podemos salir a comprar una cama más grande -reí por la cara de
Tiago al escucharme- es que esa cama es muy pequeña y no me molesta dormir
apretado contigo, pero es para movernos más cómodamente en ella y no tener
miedo de caer al suelo en un descuido -me sonrojo al pensar en un tipo especial
de descuido y aclaro mi garganta, en eso aprovechas y hablas-
-¿No has
escuchado el pronóstico? se acerca un frente frío, con posibles tormentas, una
gran nevada que cerraran carreteras -su cara estaba roja, imagino como lo
estaba la mía- compraremos la cama para primavera o antes.
-¡Caracoles!
¿La tormenta es para esta noche?
Miro hacia afuera, no me gustaba mucho esas situaciones,
la primera vez casi me congelé y fue el cuerpo de él que me dio calor, ese
recuerdo me hizo reír, con la forma en cómo reaccionó, no me importaría terminar
con su cuerpo unido al mío y de forma completa, quería que hiciéramos el amor y
sabía que esta noche lo haríamos. El tenedor quedó suspendido en el aire, al
recordar que no tenía condones y me puse
ceñudo
-¿Qué pasa? -su
mano se cierra sobre la mía- ¿Te duele algo? -Niego, y empiezo a mover la
comida de un lado para otro-
-Te pasa
algo, ¿qué es? -Traté de hablar y solté
el tenedor con un ruido-
- ¡No
tenemos condones!
Lo escuché
reír y después toser, al mirarlo estaba rojo, más que nunca, se levantó a
buscar su mochila y la trajo hasta la mesa, eso me sorprendió, hasta que de ella sacó cuatro cajas de preservativos y
una botella grande de lubricante. Se quedó parado mirando sus manos con una
tímida sonrisa.
-Pensé que
si estaríamos aislados… -su voz se convirtió en un susurro- debíamos hacer algo
de… ejercicio moderado.
-Eres
inteligente, por eso me enamoré de ti… y también por tu físico, ese de barritas
que me dan ganas de morder.
TIAGO
Xander
estallo en carcajadas mientras yo me sonrojaba aún más, si es que aquello se
puede.
El resto de
la tarde estuvimos en un muy tranquilo, cómodo y poco habitual silencio, cada
vez que le miraba me sonrojaba de manera furiosa y comí tantos chupetines de
cereza que de seguro estaba a un paso de la diabetes por el exceso de azúcar,
simplemente no lo podía evitar, estaba nervioso y ansioso ante lo que iba a
suceder, de hecho no podía concentrarme en la presentación que debía mostrar
mañana para matemática… el palito del chupetín se movía de un lado para otro
mientras sostenía un tazón con café negro mientras forzaba a mi cerebro a
concentrarse en numerales, formulas, teoremas… sacaba mi chupetín lo sumergía
en el café y lo devolvía a mi boca, sin embargo, de solo pensar en “aquello”
que tanto deseo y que ahora sucedería de un momento a otro, provoca que mi
corazón pierda el ritmo, que mis manos suden de nervios.
Dicen que la primera vez siempre duele ¿y si
lo hacemos mal y nos hacemos daño? Xander aún está convaleciente, solo salió
hace unos días del hospital, no quiero que se lastime más –comencé a hacer
dibujitos sin sentido en el margen de mi cuaderno mientras divagaba en mis pensamientos-
¿me tomará el primero? ¿Le tomaré yo? –Pasé
mis manos por el pelo- ¡Queridos Dioses!
Ni siquiera el exceso de porno gay que he visto me está sirviendo en este
instante, una cosa es la teoría y otra la práctica…
Sumergí
nuevamente mi chupetín en el café y comencé a jugar con él para luego
devolverlo a mi boca, cogí mi móvil y le escribí nuevamente a Peter Pan
___________________________________________________________
De: Aprendiz
de Mago
Fecha: 29 de
octubre 18:26 pm
Para: Peter
Pan
Asunto: Necesito
un trébol de cuatro hojas
Estoy muy
nervioso y también ansioso por lo que va a suceder, deséame suerte.
P. D.:
espero no cagarla
Aprendiz de
Mago
Asistente
de jardinero
Enviado
desde mi teléfono inteligente Sony Xperia
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Al momento
en que apreté enviar, el móvil de Xander sonó con aquella característica
musiquita que indica que ha recibido un correo electrónico. Quedé petrificado.
-No… puede…
ser –pensé para mi mismo mientras el cogía su teléfono y sonreía para luego
mirar por la ventana-
-Está
nevando tan fuerte que casi no se puede ver a más de dos metros –dices mientras
estas parado frente a la ventana mientras se hace silencio entre nosotros- ¿Qué
te parece si hoy… nos acostamos temprano?
Todos los
nervios de hace un rato se multiplicaron por mil mientras permanecías de
espaldas a mi contemplando el paisaje invernal. Froté mis manos en las piernas
y carraspeé un par de veces.
-Cla… Claro,
v… voy a ordenar mi… mi cama pa… para nosotros – ¡Demonios! ¿Podía sonar más
idiota?-
Me fui a su dormitorio y quité
todas las cobijas de su cama para colocarlas en la mía, después de todo mi cama
era un poco más grande y de seguro que de ahora en adelante dormiríamos juntos
cada noche
-Solo se suave –murmuraba para mi mismo- no te aceleres… primero es su
placer… después tuyo… no la cagues esta
primera vez… solo no la cagues.
XANDER
Entré al
dormitorio de Tiago, me había puesto uno
mis pijamas y una camiseta de mangas largas. La vista de la cama, un poco más
grande, estrujó mis tripas y un calorcito subió asemejando a una lava a punto
de entrar en ebullición. Yo era el volcán.
Amar a Tiago
y llevar a la máxima expresión con él
ese amor, era algo que solo en sueños se había imaginado. Estaba nervioso,
intrigado, ansioso. Acercándome a la
cama aparto los cobertores y me siento
en el borde, en la mesita había unas cajas de preservativos y lubricante. Un
abrasivo rubor me cubrió el rostro, tomé en mi mano el frasco, lo revisé, leí
su fecha de vencimiento y despacio lo bajé
de nuevo. ¿Quién lo usaría primero?
¿Tal vez yo, o él?
Quería que
todo saliera perfecto, creo… ¿sería yo el primero en entregarme? sí, quería que
ser tomado y me haga parte de su cuerpo, de su alma.
-Ya limpié
todo -entró Tiago en la habitación, su charla era sencilla, casual, creo lo
hacía para hacer pasar el momento-
Golpee el
colchón a mi lado y él vino a sentarse.
-Quiero que
entiendas que has pasado a ser, un poco… lo más importante, exclusivo para mi, en
mi vida, en mi corazón y antes de seguir, te diré que me siento bien y –mi voz
bajo a un murmullo- mi deseo es que… que me tomes primero. Me hagas tuyo.
-Tengo miedo
de lastimarte Xander
Me tomas
fuerte de la mano, yo niego y suelto mis manos tomando tu rostro entre ellas;
te atraigo a mi boca, que se abre para
entreabrir tus labios, mi lengua se curva, acaricia a su gemela, succiona. Un
gemido se escucha al empezar a corresponder a ese beso, suelto tu rostro y deslizo
mis manos para meterlas bajo tu camiseta hasta quitarla. El calor que emanas hace que un vuelco en mis
tripas me haga temblar, mi verga se tensa, estira, engrosa, jamás había sentido
este deseo. Suelto tu boca, apoyo mi frente en la tuya, respiro aceleradamente,
en ese momento veo como tus caderas presentan una erección tan grande como la mía, la rozo y te tomo
sobre la tela, presionando. Busco tus ojos, en ellos hay deseo y un poco de
duda ¿duda?
-¿Tienes
miedo?, ¿No quieres hacerlo?
-¿Miedo? si,
no quiero lastimarte, se supone que debes descansar -tu mano de desliza por mi
costado aun resentido- ¿No querer hacerlo?, debes estar loco, quiero estar en
ti, más que nada en este mundo.
Me levanto y
paro delante, allí me quito la camiseta mangas largas, al momento me abrazas
llevándome hacia ti, que me contienes apoyando tu boca arriba de mi ombligo,
lames y besas, un temblor se percibe ante tanto placer, muevo mis caderas, mi
erección te roza el cuerpo. Enterrado mis dedos en tu pelo, trato de imaginar
cómo será, pero al final me dejo ir. Tu boca va descendiendo y a la par enrollas
hacia abajo mis pijama con bóxer incluido, quedando todo en mis tobillos,
envolviendo mi verga me miras a los ojos y antes de tomarme en tu boca.
Casi caigo
de bruces al sentir el calor húmedo.
Es una
increíble mamada, mis caderas se movían
sin control, me succionas de una manera indescriptible, no sé cómo, pero
logras meter toda mi polla en tu garganta y no das signos de nauseas, tal vez
nunca las has tenido, pero me siento el hombre más afortunado ahora que lo
hemos descubierto. Tu lengua es diestra en encontrar aquellas zonas bajo mi
capullo que provocan en mi cerebro un letal corto circuito y tal parece que
disfrutas enormemente en atormentar aquellas áreas. Tus dientes raspan
deliberadamente cada vez que me sacas de tu boca, la sensación que me provocas
hace que mi cuerpo enteró se estremezca, sin embargo, cuando atrapas únicamente
mi capullo dentro de tu boca y comienzas a morder suavemente me llevas
peligrosamente fuera del límite de mi muy inestable autocontrol.
-No quiero
terminar ¡no!, ¡¡espera!! -Separo tu boca,
pero me vuelves a abrazar-
-Te amo
Xander –dices dándome un ligero y tierno beso en la parte baja de mi vientre-
-Te amo
Tiago –susurro mientras acaricio tu mejilla-
Mi voz sale
ahogada por la emoción al ver cómo te separas y te quitas a toda prisa lo que
te queda de ropa. Abres las mantas y subes a la cama para luego dar un par de
golpecitos en el colchón junto a ti.
-Sube aquí
Me recosté
suavemente en sus brazos, nos acariciamos desnudos, nos besamos, pasamos las
manos por todo el cuerpo, nuestras erecciones se rozaban, nos masturbamos a cada
uno. Era como un reconocimiento, un delicioso preámbulo en donde nos dedicamos
por varios minutos simplemente a tocar, saborear y disfrutar del otro. Me
encantaba el aroma de su cuerpo, siempre está impregnado a un delicioso aroma
de café mezclado con cereza, simplemente delicioso.
Pero en el
momento en que las cosas se estaban poniendo más serias y ya estaba por
alcanzar el clímax, te detienes.
-Date la
vuelta.
Al momento
me acomodé en el centro de la cama, procurando no realizar sobre esfuerzos, este
es un instante único y ninguna lesión en las costillas impediría que sucediera
lo que deseaba. Me pasó una almohada debajo de la ingle, pero me incorporé un
poco, porque mi erección se encastro en la funda.
-No quiero
se rompa antes de usarla -río al decirlo-
-Tampoco
quiero que se rompa
Te ríes y
mientras me acomodo de espaldas contra la cama, veo como tomas un preservativo,
tus manos tiemblan mientras intentas rasgar el envoltorio, es tal tu
nerviosismo que después de un par de divertidas maldiciones hacia Durex,
intentas abrirlo con tus dientes provocando la rotura del condón.
-Deja que te
ayude
Haciendo
acopio de todo mi autocontrol logro sacarlo y me ofrezco con un gesto colocártelo. Te ruborizas de manera
adorable y yo no lo hago nada de mal, siento el calor emanar de mis mejillas. Llevo
el látex a tu enorme erección, antes de colocártelo, acaricio tus vellos claros
en una suave caricia.
-Eres mío
Digo en un
susurro que va más dirigido hacia mí, para creerme que todo esto es real. El látex
se abre en tu glande, pero al tratar de deslizarlo por el tronco, éste no bajaba,
tomo el condón por los bordes y hago la presión hacia abajo.
-¡Auch! –Tú
te quejas y yo me río de mi error-
-Perdón –me
sonrojo nuevamente- lo estaba poniendo al revés.
El
nerviosismo se multiplicó y creció de manera importante cuando me acomodé
nuevamente de espaldas contra la cama y le contemple, el condón estaba puesto y Tiago se encontraba
de rodillas en la cama, sabía que él estaba tan ansioso como yo, pero tomó unas
respiraciones profundas, seguro que para calmarse. Mi corazón perdió su ritmo y
se aceleró como conejo loco cuando suavemente separó mis piernas para encontrar
su espacio entre ellas, se acercó a mí y acarició mi vientre, entre pierna,
verga, testículos sólo usando las yemas de sus temblorosos dedos. Él estaba
siendo tan suave y atento que sus acciones me estaban llenando el corazón a
rebozar de puro amor. Mantenía su cabeza gacha mientras me acariciaba, su
cabello ocultaba su mirada, pero sabía que él estaba igual que yo: impaciente,
nervioso, ansioso.
-Por favor
Xander, si te… si yo… si te duele… solo me dices y me detengo ¿vale? Esto es
para ti… quiero amar tu cuerpo.
Mi garganta
se apretó, su mirada estaba brillante y llena de convicción. Dicen que los ojos
son las ventanas del alma, en ese instante no podría estar más de acuerdo,
Tiago tenía tanto amor como abono en un campo de vacas y todo estaba dirigido
solo a mí. No quería llorar pero la emoción del hecho me golpeó fuerte y solo
atiné a asentir con mi cabeza, era incapaz de formular palabra.
-Yo… yo
tengo que dilatarte… con mis dedos, seré suave, pero no sé bien lo que hago, tú
me orientarás en esto ¿sí?
Volví a
asentir y le observé detenidamente. Empapó sus dedos con lubricante y al
aplicarlo en mi culo di un brinquito, estaba muy frío. Luego comenzó a
acariciar lentamente con sus dedos mientras se inclinaba sobre mí y nos
comenzamos a besar. Si lo que él pretendía era una estrategia de distracción,
pues le fue muy efectiva, ya que al poco tiempo me vi obligado a separar
nuestras bocas para tomar una profunda
respiración en el instante en que su dedo se deslizó en mi apretada entrada,
era incomodo, pero no doloroso. Tiago inclinó su cabeza e inició su tortura en
mis pezones
¡Dios! Eso
se sentía muy bien
Ahora él
deslizaba dentro y fuera su dedo mientras mordisqueaba mis pezones. En ese
instante mi cuerpo comenzó a tomar reacciones propias, ondulando suavemente, no
podía perder el control, la lesión es fresca y estaba seguro que al menor signo
de dolor Tiago se detendría y con lo cabezota que es no aceptaría explicaciones
y me vería obligado a retomar esto en unas semanas más.
Eso no
sucedería, le quería ahora.
Estaba tan
inmerso en el placer que me provocaba que no me di cuenta que ya estaba con dos
dedos dentro de mi hasta que comenzó a abrirlos cada vez que los deslizaba
fuera, expandiendo el anillo de músculos mientras Tiago continuaba su
estrategia de distracción, hasta que sentí el deslizar total de sus dígitos
fuera de mi, apoyó su peso en su brazo derecho mientras se cernía encima de mí
y mantuvo con la mirada fija.
Sabía lo que
venía
Comencé a
respirar de manera más agitada y separé aún más mis piernas cuando sentí la
punta roma de su verga contra mi entrada. Bajó su boca y comenzó a besarme
mientras me punteaba lenta pero firmemente. Apoyó su frente contra la mía
cuando su capullo logró atravesar el anillo de músculos.
-Estas…
estas tan apretado –dijo con estrangulada voz- no quiero lastimarte –me miro a
los ojos, - dime que pare y lo haré –negué con fervor-
Dolía, de
eso no había duda.
Cerré mis
manos en firmes puños contra la sábana mientras intentaba respirar profundo,
sin embargo su mano izquierda se deslizó hasta enlazar sus dedos con los míos y
no hubo movimiento de su parte esperando a que me acostumbrara él. Comenzó a
susurrar en mi oído palabras que sólo son dirigidas para un amante, frases que
jamás hubiese esperado de alguien tan tímido como él, cargadas de afecto y
amor. Luego de un instante el solo me miró y yo asentí. Dio inicio a un
movimiento muy suave, entraba y salía lentamente, penetrando de manera más
profunda de manera paulatina y delicada, sentía como mis músculos internos se
dilataban al máximo frente a la intromisión de su polla. Tiago fue considerado,
tímido y cariñoso.
Nuestras
caderas hicieron contacto.
-Dioses…
estoy en ti
Dijo con voz
llena a rebosar de emoción, me llenó de los más suaves y tiernos besos que
jamás hubiese esperado en esa situación. Comencé a acariciarle, sentía su
tensión, sus músculos estaban todos marcados, su cuerpo temblaba de necesidad
contenida, sin embargo él, mi Tiago, esperó a que me acostumbrara. Estábamos
unidos, al fin como un solo ser, aunque era él quien me tomaba, le sentía más
cerca y más mío que nunca.
Dio inicio a
una lenta retirada, dejando sólo la punta de su capullo dentro de mí para luego
realizar todo el camino de regreso, mi cuerpo se arqueó y mi cabeza cayó hacia
atrás mientras di un agónico gemido.
-¡Maldita
sea! Juro que intento ser suave… perdón, perdón, perdón –comenzó a salir, sin
embargo me enganché en su culo con manos y uñas para impedir su retirada-
-Cállate
–hablé por primera vez con voz ahogada- hazlo… hazlo de… nuevo
Apoyó los
antebrazos a los costados de mi cuerpo y comenzó a retirarse muy lentamente
para luego penetrarme de manera profunda. Volví a gemir.
-Más
Las
sensaciones que envolvían mi cuerpo cada vez que Tiago entraba en mi eran
realmente increíbles, algo tocaba en mi interior que desataba y descontrolaba
todas mis terminaciones nerviosas, enviando espasmos eléctricos por mi columna
vertebral que provocaban contracciones musculares involuntarias, perdida del
raciocinio, aumento descontrolado del lívido, golpes de adrenalina y agonía por
una dulce muerte. Deslicé mis manos desde su prieto culo hasta la base de su
cuello pasando muy lentamente por su espalda una y otra vez, se sentía
increíble la sensación de sus músculos en constante tensión, su sudor, su
respiración agitada en mi oído, el aroma a café con cereza de su piel era riquísimo,
pero necesitaba más, estaba tan cerca, tan cerca. Comencé a gimotear
-Más
-No puedo
–dijo angustiado- no quiero lastimarte
-Por favor…
más
Ante mi
ruego algo en su mirada cambió y pasó de los besos suaves a uno que era de
categoría “devorador de almas”, lleno de deseo y necesidad descontrolada, su
lengua barría todo dentro de mi boca, tomaba lo que deseaba y exigía aun más,
sus estocadas comenzaron paulatinamente a ser más salvajes hasta el punto en
que nuestro cuarto estaba envuelto en un coro erótico de gemidos, quejidos,
jadeos y choques húmedos de carne contra carne, mi verga atrapada entre
nuestros vientres es estimulada por el movimiento ondulado de él. Había logrado
sacar su lado primitivo y descontrolado, ese Tiago que nunca había salido a la
luz y que estaba oculto en el interior de este chico tímido y que ahora sale a
relucir con toda gloria y majestad como un dios sensual cargado de erotismo y
que para fortuna mía, me ama inmensamente. No podía estar más feliz
Sabía
después mi costado dolería como una perra, pero este momento, este instante que
estoy viviendo y compartiendo con Tiago lo vale todo, ver sus expresiones
mientras me hace el amor, su entrega, cuidado y devoción mientras me brinda un
placer infinito que corre por todo mi cuerpo hasta el punto en que es demasiado
para contener, grito su nombre mientras mi placer explota pintando nuestros
vientres y pechos de semen, pero Tiago no se detiene y continúa embistiendo,
estimulando aquel punto en mi interior que me provoca tanto sentimientos como
sensaciones. Me veo obligado a alzar mis manos y sujetarme contra el cabecero
ya que con sus embistes, mi cuerpo se ha ido desplazando hacia arriba y por
increíble que parezca mi agotada polla hace el intento inhumano de volver a la
vida y como si tuviese un imán, Tiago desliza su mano izquierda entre nuestros
cuerpos y comienza a masturbarme como un poseso. Estaba sobre estimulado.
-¡Córrete!
¡¡XANDEEEERR!!
Más que su orden, fue el oír mi nombre en ese instante de pleno placer
el que me llevo, a seguirle en un orgasmo que podría desafiar cualquiera de las
leyes de la física, grité su nombre mientras me derramaba en su mano por
segunda vez, todos mis sentidos desaparecieron por un instante dejando solo mi
visión llena de estrellas detrás de mis párpados. Él se mantuvo profundamente
enterrado en mi culo mientras se corría dentro del condón, en ese instante
lamenté la barrera que se interponía entre nosotros. Sentía dentro de mí el
latir de su verga, el calor ardiente de su semen a través del látex, su agitada
respiración y el cantar alegre de su
corazón contra mi pecho. Luego de un instante, procuró envolverme en su brazo
mientras me colocaba sobre él, fue muy cuidadoso con extrema delicadeza salió
de mi para luego quitar el condón y aventarlo al basurero, luego logré
acomodarme sobre su pecho, allí solo tenía un pleno conocimiento del hombre que
estaba debajo mi sosteniéndome en sus brazos como el mayor tesoro de su vida
-Te amo tanto Xander… tanto, tanto

Felicidades! Muy bien escrito!
ResponderEliminarAunque sigo en shock
Ya quiero leer lo que sigue.
;)
Felicidades! Muy bien escrito!
ResponderEliminarAunque sigo en shock, ya quiero saber lo que sigue.!
;)
No puede ser que ufff me han dejado picada! !!
ResponderEliminarEs precioso , escribes muy ,muy bien .Felicidades .
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