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A
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NGELOS
Me senté
cómodamente en la butaca a esperar el pronto arribo, Black llego en unos
momentos cargando una botella del buen Vodka de mi marca favorita, aquel
pequeño detalle no paso desapercibido, recordaba mis gustos, pero no hice mayor
alusión al hecho.
-Se nota que
viajas a menudo, bonito juguete tienes –comienzas a servir un par de vasos-
-La mayor
parte del tiempo la he pasado volando de un lugar a otro, sin embargo estoy
cansado de ello, quizás me asiente en un lugar, aún lo estoy planificando
-Por lo
pronto –recibo el vaso que me ofreces- hagamos un salud por este viaje
Chocamos los
vasos y con unos tragos bebo casi el total del contenido sin siquiera
inmutarme, tan fácil como si de agua se tratara. –Toces un poco-
-De verdad
no sé cómo puedes beber esta cosa, seguramente tu hígado y cuerpo se mantiene
en alcohol. –Bebes con más prudencia- háblame de ti, cualquier cosa. Oí que le
decías al Capitán que eras de Inglaterra.
-¿Qué hable
de mi? Eso es raro, nadie se interesa por saber –digo más como un pensamiento
susurrado dirigido a mí- pues… no hay mucho que decir, nací en Gloucester, que
es una localidad pequeña cercana a Gales, al menos era así cuando yo estaba
allí. Después recorrí Europa por un tiempo sin estar en un lugar fijo, de país
en país, vi demasiadas cosas a lo largo de los años y a la primera oportunidad
que tuve, me vine a este lugar.
-¿y tus
padres? –Rellenas nuestros vasos-
-no existen
-¿hermanos?
-ninguno,
gracias a los dioses –te sorprendes ante mi respuesta, pero no preguntas más
detalles-
-Ang…
¿Cuántos años tienes?
-280 –pensé-
24 años –fue lo que dije
ALEXANDER
Dejo todo
dispuesto con el capitán y llego a sentarme a tu lado, recorro cada centímetro
de tu cuerpo en forma apreciativa, bebemos el vodka, aunque casi muere mi
garganta por el quemazón, me gusta saber de ti, Cada detalle.
-No hay, hermanos, familia -muevo el líquido del vaso, tampoco, tengo familia, pienso,
algo tenemos en común- tampoco tengo familia.
-¿De dónde eres? -sin apartar sus ojos de mí, Ang murmuro- ¿dónde naciste?
- Nací en Cheyenne, estado de Wyoming, bueno por decir nací, me encontraron en
las afueras de las minas de carbón y me llevaron a un Orfanato.
Pasa la sobrecargo, una mujer hermosa de tez de porcelana, pelirroja, me gusta
rodearme de bellezas, aunque no mezclo el placer con mis empleados. Está
belleza siempre se las ingeniaba para dar a entender que le gustaba mi compañía
y querría algo más, La miro de nuevo en forma apreciativa y luego a Ang, a lo
mejor le gustaría una mini fiesta para distenderlo , buscaríamos un punto de
diversión en Sidney .
-¿Dyanne? -me dirigí para que se quedase al dejar lo que encargué- ¿puedes
traer un poco mas de aceitunas?
-Si señor Black - se giró y el contoneo de su falda ajustada atrajo nuestras
miradas a ese lugar atractivo-
-Hermosa es Dyanne, ¿no lo crees Ang? Cuando lleguemos a Sidney, tendremos
tiempo después que cierre el trato con los empresarios. Y allí hay varios
lugares para divertirnos. Pero lo importante relajar todo el cuerpo.
Aflojo mi corbata y me saco tirándolo en la butaca de enfrente.
-Ni idea
porque mierda me puse traje de nuevo.
ANGELOS
¿Así que
Black quiere jugar sucio? Tal parece que
nadie le ha dicho que los gatos somos impredecibles. Quizás su cabeza dice que
es hetero, pero en el fondo… sé que es otra cosa. Seguramente trata de
convencerse más a sí mismo que a mí de eso, por algo huelo su deseo cuando me
da disimuladas miradas. Muy bien… ¿desea jugar? juguemos.
Mientras la
hermosa Dyanne se alejaba, mi mirada estaba clavada en su culo, de hecho,
apreté el botón de la butaca para que el respaldo bajase y pudiese tener un
mejor ángulo de visión de sus largas y bien torneadas piernas, incluso me
atrevería a decir que vi un poco más que eso bajo su falda
-Es un lindo
coño follable
Sonrío con
maldad observando fijo el lugar por el que ella desapareció, enderezo mi
asiento nuevamente y tomo un buen trago.
-que
despectivo.
-No le
conozco, no tengo ningún vinculo con ella, para mi es solo un pedazo de carne
muy apetitoso, como quien dice el último chuletón dentro de una perrera… -se
acerca el capitán- aunque… quizás no es el único.
-Aquí tiene
su documentación señor Santiago.
-Angel, llámame
Angel O’Conner –dije con una radiante
sonrisa de millón de dólares- ¿Eres Irlandés?
-En realidad
mis padres lo son, aunque nací allí, crecí aquí en Estados Unidos.
-Irlanda es
un bello país, estuve allí hace varios años y la verdad es que su gente es muy…
-hago un descarado barrido por su cuerpo- linda
El capitán
me da una tímida sonrisa y sostengo su mirada de manera fija hasta que Black
carraspea
ALEXANDER
¿Buen coño
follable?
Levanto una
ceja, no es agradable escucharlo así, pero desde su punto de vista, largo un
suspiro para casi atragantarme al escucharlo sobre O’Connor, ¡mierda!, miro a
O’Connor, pero su pelo casi rojo, más bien es zanahoria, no me atrae, el
que lo hace es él, ese grandote, atractivo de 24 años, que me deja anonadado,
si, echa por tierra todo los valores básicos que me han llevado a moverme
durante casi 30 años en este mundo.
Recorro con la mirada al Capitán, alto delgado, pero con un cuerpo trabajado,
mi dedo índice se apoya sobre mis labios, analizando, descartando la idea de despedirlo,
el Capitán se retira y pesco la sonrisa complacida de Ang.
-Tienes una visión amplia de la vida -bebo de un golpe mi bebida y lo vuelvo a
llenar y picamos algo de lo que han traído- Ang, deberíamos al llegar a Sidney,
ir a uno de esos lugares de karaokes, puede ser el Hugo’s Lounge o el The World
bar. Tengo el Hotel ubicado cerca de esos locales.
Miro como te has acomodado y empiezo a desprender mi camisa, hasta ahora no
entiendo porque me puse esta ropa tan incómoda.
-Ang, voy a ponerme algo más cómodo, me quitaré el traje, son 17 horas de
vuelo, tenemos mucho para hablar, y tomar- río y salgo rumbo a mi dormitorio,
una vez allí me siento en la cama, empezando a sacar los faldones de la camisa,
desprendo el pantalón, saco el zapato para estirar la prenda y sacármelos.
17 horas en donde lo único que pienso es como se vería Ang sin ropa, busco unos
jeans y una remera polo, zapatos náuticos y voy acomodando el pelo cuando entro
de nuevo a donde está él, en eso Dyanne avisa que debemos ponernos los
cinturones.
-Gracias Dyanne -me acomodo frente a Ang y prendo el cinturón- a Sídney, amigo
ANGELOS
17 horas…
Suspiro con
aprensión, tendría que ser sumamente cuidadoso de no quedarme dormido o a Lex
le dará una apoplejía, o un derrame cerebral o simplemente un infarto, nada en
el mundo real y mundano puede justificar la presencia de un leopardo a 3500
metros de altura en un avión privado... nop… nada puede con eso. Me desprendo
de mi chaqueta y abro los botones de mi camisa hasta la mitad de mi torso,
mientras me repetía como un mantra que todo iba a estar bien, que todo iba a
estar bien, sin embargo, me sentía inquieto. Sólo era necesario un pequeño
error para que todo se transformara en un infierno.
Todos mis
pensamientos se vieron desviados cuando Black regresó, se veía deliciosamente
comestible, demasiado bien para él y para mi propia salud mental, sentía como
las ganas de frotarme en su cuerpo se convertían casi en una necesidad
primordial de la cual dependiera mi vida. Bebí unos buenos tragos de licor.
-tendremos
mucho tiempo durante el viaje –te extendí un vaso lleno- habrá un montón de
tiempo que matar.
-Estaba
pensando que mientras no nos gane el sueño, podríamos ver alguna película,
escuchar algo de música o simplemente jugar cartas.
-Me gustaron
las dos últimas opciones ¿juegas pocker? –Asientes con una sonrisa que me
indica más de lo que debiese-
-Sí, quizás
algo sé del juego –bebes intentando ocultar la sonrisilla de satisfacción-
-Pero
hagámoslo más interesante… apostemos algo –bebo un buen trago mientras
consideras las opciones- quitémonos la ropa y el vencedor se folla al perdedor
ALEXANDER
-¿Follarnos?
-trago, abro los ojos y río a carcajadas, sentándome frente a ti, presiono un
botón y aparece Dyanne -Tráeme un mazo de cartas y prepara la cena, por favor
algo bien sustancioso, que tengo parece un felino dentro del avión y
tiene ganas de comer cualquier cosa -rio al recibir los naipes- juguemos a que el que pierde dirá algo secreto
de su pasado, o turbio o algo que valga la pena comentar.
Ang, se acerca más a la mesa, abre por completo su camisa, ríe complacido y me
pasa otro vaso lleno de vodka, ya está haciendo mella en mi sistema, pero me
divertía con él.
Reparto las cartas y después de dudar, despliega un full de Ases frente a mí,
pero antes de decir nada llega Dyanne y deja la cena.
-Un buffet de carnes frías, señor, salsa golf y de hierbas, un poco de pan
francés -sonríe destapando la fuente bien llena de carnes frías-
-¿Dejamos está mano así y después me cobras? -pensando en que pediría-
ANGELOS
Mi mirada no
se apartaba de Black, ni siquiera gasté energías en ver a la fémina que nos
atendía, no tenía sentido, ese trozo de carne y estrógenos no me provocaba
nada, si lo comparo con lo que me sucede con este hombre, que con solo evocar
su imagen puedo lograr en segundos una buena erección.
Lograba
sentir sus ojos clavados en la desnudez que mostraba con la camisa abierta. Es
una verdadera bendición que para los katagarios es uso de la magia sea algo tan
natural, o simplemente Black se horrorizaría al ver la gran cantidad de
cicatrices que me marcan, todo gracias a mi… mejor no pensar en ella, no vale
la pena remover los esqueletos del armario.
-¿Qué te preguntaré?
–Pensaba mientras picoteaba la carne- ¿Qué preguntar?... debes saber que si me
mientes, lo sabré de inmediato Lex, pillo más rápido a un mentiroso que a un
ladrón.
-Pregunta lo
que desees, tienes libertad para eso –comienzas a comer mientras barajas
lentamente las cartas nuevamente-
-Dime cuando
te masturbaste por última vez –Comienzas a toser, tal parece que te has
atorado-
-¿Qué clase
de pregunta es esa?
-Sólo
responde –te remueves incómodo-
-Durante la
ducha antes de ir por ti
-¿Pensabas
en alguien?
-Esa
pregunta no la responderé, ya has hecho la que te correspondía
Sonríes con
satisfacción y me haces entrega de otra mano de naipes
ALEXANDER
Reparto las
cartas y mierda por una vez gané y sonriendo despliego las cartas y muerdo mi
carne recostándome contra el respaldo al mirar la expresión de Ang, porque le
gané está vuelta, puedo imaginar que estaba con ganas de saber quien fue el que
provoco esa paja impresionante antes de ir a buscarlo.
No puedo explicar, porque estoy en un constante de estado de semi erección al
estar con él, bebo de un trago vaciando mi vaso y me sirvo otro vaso. Largo mi
pregunta sin inmutarme, pero con ganas de que su respuesta no me afecte tanto
-¿Has tenido relaciones con hombres?
-Si, lo he hecho -me clava la mirada y hace un ademán de encender un cigarrillo-
¿puedo, o no está permitido?
-Puedes fumar- casi podría jurar que su respuesta me clavó como una daga.
Vuelvo a repartir y de nuevo gané-
-¿Estuviste enamorado de alguno de ellos? -mi vaso se lleno y lo vacié de igual
forma-
ANGELOS
-No, no creo
en ese sentimiento tan sobrevalorado.
No pude
descifrar su reacción frente a mi respuesta, su rostro carecía de expresión,
sin embargo después de aquello, las preguntas comenzaron, poco a poco a ser más
y más atrevidas a medida que el alcohol comenzó a hacer efecto en ambos, sin
embargo, en muchas ocasiones simplemente destellaba parte del licor de mi vaso,
no podía darme el lujo de pasarme de copas y destellar sin más.
Durante todo
ese período aprendí muchas cosas de él, de su pasado y sobre todo de su vida
amorosa y sexual. Mis respuestas siempre estuvieron cargadas de verdad, una de
las cosas que me caracteriza es que jamás miento, sólo me limite a ocultar
información sobre fechas o situaciones que ameritarían brindar demasiadas
explicaciones, las cuales por nada del mundo le daría a él, eso simplemente lo
ahuyentaría de mí.
Cogió el
mazo de cartas e intentó dejarlas sobre una mesa auxiliar, sin embargo se
esparcieron todas, careció de importancia, tus ojos estaban fijos en mí.
-Hay algo en
ti Ang… –me indicas con la mano que sostiene el vaso derramando un poco del
contenido- algo que no se explicar, me pasan
cosas ¿sabes? Pero a mí me gustaban las mujeres, siempre me habían gustado
mucho… pero apareciste tú y… –pasas tu mano por la nuca- tu no me gustas, soy
hombre de mujeres, si, me gustan solo las mujeres tu no, eres mi amigo y quiero
cuidar de ti, solo eso, no es que me gustes, soy hetero, siempre hetero y
quiero cuidar de ti para que nada malo te pase –enarco una ceja-
-Tal parece
que nos hemos pasado de copas, mejor vamos a dormir –me miras mal-
-¿Dices que
estoy ebrio? ¡No estoy ebrio! Mira, mira –te pones de pie sin embargo te
tambaleas notoriamente borracho- ¡malditas turbulencias! –rio divertido-
-Vamos,
ambos necesitamos descanso.
Caminamos
hacia las cabinas y apenas ingresas a la tuya, caes desplomado sobre tu cama y
comienzas un suave ronquido casi de manera inmediata, no puedo evitar
observarte mientras duermes y siento en mi pecho una extraña y muy rara
sensación de ¿ternura?
-Gato loco
–me amonesto a mi mismo descartando aquello-
Comienzo a
quitarte la ropa, desprendiéndote de todo, excepto tus bóxers y una vez
arropado dentro de la cama, destello una Gatorade y la dejo junto con un par de
aspirinas en tu mesa de luz, se que necesitarás aquello. Sin embargo, como un
impulso irracional, gateé sobre tu cama y comencé a frotar mi cuerpo sobre el tuyo, en ese momento detestaba las
mantas que se interponían entre nosotros, pero es más de lo que podía tener de
ti. Momentos después y antes de retirarme de tu cuarto observé tu maleta con
maldad… esto sería muy divertido.

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