sábado, 6 de septiembre de 2014

14. Recuerdos



B
LAYLOCK
Si aquella noche difícil de olvidar.

Salimos los tres, muchos de los hermanos nos llamaban los tres mosqueteros. John, Qhuinn y yo. Normal casi siempre íbamos juntos. Qhuinn unos meses atrás, lo nombraron Ahstrux Nohtrum de John ya que el continuo acaso de Lash y las continuas peleas entre ellos eran terribles. Esa noche John decidió hacerse un tatuaje, estaba muy pillado por la guerrera Xhex, quería hacerse algo que representara un sentimiento o algo referente con ella.

Llegamos a dicho lugar, una chica atractiva nos atendió, claro los ojos de ella se desviaban a Qhuinn el muy cabrón, disfrutaba con ese tipo de escenas.

El responsable o el maestro que hacia ese tipo de anagramas, nos paso a la camilla, Me senté a su lado mientras por el rabilo del ojo veía como Q... flirteaba con la chica. El muy HDP, sabia mis sentimientos hacia él y no le importaba. Coqueteaba sin miramientos daba igual un bar, la calle, restaurante, qué más da. Solo pensaba en follar y punto. John, me calmaba con su mirada y entre gestos, me decía: “no le hagas caso Blay ya sabes cómo piensa”

-¡Ey! chicos ¿os importa si me pierdo unos minutos? estaré detrás de esa cortina - Diciendo esto se fue hacia la chica-

El aire me asfixiaba, estaba hiperventilando. Como… ¡Dios mío! como me hace eso. Mire cada paso que dio hasta llegar a la cortina, dentro se encontraba esa zorra. Lo peor de todo que la cortina estaba entreabierta y observe como se bajaba los pantalones. Sus anchos hombros ocupaban gran parte del estrecho lugar. La chica se arrodillo delante de él metiéndose su polla en la boca. Se me paro el corazón. No, no yo debería estar en su lugar solo yo ¿Porque me haces esto? pensé con el alma en mi mano.

Me acerque al oído de John.

-¿Te importa si algo un rato fuera a fumarme un pitillo?

-Ve hermano, no hay problema... tranquilo -Sacudió la cabeza entre gesto y gesto-

En grandes zancadas, salí hacia la calle no antes de escuchar jadeos y risas. Maldito cabrón. La brisa de la noche sacudió mi rostro se empezaron a llenar mis pulmones. Palpe una plana cajetilla de Dunhill rojos, retire un cigarrillo, me lo puso entre los labios y lo encendí. La primera calada fue el cielo. Siempre la mejor de todas las que la seguían. Mientras exhalaba, mi cabeza no paraba de pensar, odio leer entrelíneas, ver conexiones donde no las había, malinterpretar acciones, miradas y toques casuales. Patético, de verdad. En pocas caladas me fulmine el pitillo.

Tire la colilla con tal fuerza que fue a parar a la mitad de la calle. Frote mi cabeza dándome ánimos. No mires, no sucumbas a que el vea que te estás corroyendo por dentro, no des signo de debilidad. Todo eso pensaba mientras, me dirija otra vez al lado de John. Jodido infierno, al pasar por la estúpida cortina. Qhuinn le había dado la vuelta a la chica, fallándola por detrás. Intente de nuevo apartar la mirada, pero la onda de un profundo gemido llevó mis ojos una vez más a... La cabeza de Qhuinn, que se había girado de forma que estaba mirando por fuera de la cortina. Cuando sus ojos y los míos se encontraron, su mirada desigual centelleó casi como si estuviera más sintonizado con quien estaba mirando, que con quien se estaba tirando. Temblaba por los putos celos, como era posible que se estuviera follando a una zorra y me mirara a mí, ¿Por qué? Que buscaba ver dolor y frustración en mi mirada.

Jesucristo las dos horas más largas de mi vida.

Terminando del tatuaje, John se puso la camiseta. No sin antes el artista limpiar y desinfectar el tatuaje, desde luego era algo hipnótico mirar como la aguja penetraba la piel, para luego ver terminado un precioso dibujo. Con aires sonrientes.

Qhuinn dio signos de vida, se le veía satisfecho y sus ojos expresaban placer. Baje mi mirada, no podía contemplar esos ojos bicolor plagados de lujuria.

A la mierda, por una cosa u otra siempre venían a mi cabeza recuerdos de él, siempre.

Frote mis sienes, mis pies se movieron hacia la ducha, necesitaba el agua. Necesitaba que se fueran todos esos recuerdos dañinos.


¿Será así siempre?

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