A
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LEXANDER
Arrastrándome
llegué a mi pistola apunté, pero no podía disparar, no distinguía en forma
clara por los movimientos que hacían Ang y el malnacido ese, el brazo no paraba
de latir y la sangre goteaba, manchando ya la pernera del pantalón, miré de
reojo a esa mujer que caminaba hacia mí, la insistencia de que disparé me
nublaba cualquier pensamiento coherente.
¿Quién
mierda era ella?
Miré de nuevo la lucha y me di cuenta que las fuerzas de mi amor le estaban
fallando, apunté, mi dedo se curvo, presionó y la bala salió, podía ver como
impactó en Ang pasando y se incrustaba en el cráneo entre los ojos del otro.
Al caer los
dos, se me paró el corazón, corrí hacía él cayendo de rodillas, empujé al otro
separándolos y tomé en mis brazos a mi amado, sólo cuando abrió los ojos tomé
aire y lo abracé más fuerte.
-Por un momento pensé que te perdía mi amor, jamás me perdonaría si te hubiera
lastimado.
-¡¡Carajo!! Mi Delicioso, me ardió -su pensamiento me llegó claro y sonreí-
-Pasó limpiamente -toco la herida, estaba en su cuello, sobre la vértebra
cervical, pero pasó limpiamente- solo fue tu piel y un poco de carne, pero no
tanta, y un musculo -suspiro, pero el sonido de pasos me hace alzar la mirada y
levanto mi pistola para apuntar, pero me sostienes la mano.
-Si te hubiera querido matar, ya lo hubiera hecho Delicioso.
-¿Quién eres? -acepté la afirmación de Ang, pero eso no contestaba mi pregunta-
Camino altiva mirando fijamente a donde estábamos.
-Είμαι η θεά του πεπρωμένου Λάχεσις -su voz era hermosa, pero con una mierda no
entendía lo que decía-
-Habla español, porque no te entiende -dijo Ang al cambiar de forma, dejando
que lo ayude a levantar-
Ella hizo un movimiento de hombros como de fastidio.
-Soy Laquesis, la Diosa del destino.
-¡Eres un de las Moiras! -veo como Ang cubre su cuerpo desnudo haciendo
aparecer ropa sobre él-
-¿Qué es una Moira? -pareció como si mi pregunta la lastimará-
-Te diré lo que soy; Soy hija de Zeus y de la diosa Temis, Diosa de la ley,
tengo dos hermanas más; somos trillizas. Nosotros impedimos que un dios
intervenga en batalla, para evitar la muerte de un mortal, cuando ésta es ya su
destino -se aclara la voz-
-Pero acabas de hacer eso. -dije y Ang me apretó el brazo-
-“No cuestiones sus acciones Delicioso,
ellas son inestables”
-¡Tú no eres un humano Alexander!
-¿No? -de
repente sentí como un balde de agua fría sobre mi cuerpo- vayamos a la casa,
hablemos allí.
Nos dirigimos a la casa, me fijé y el cuello de Ang ya paró de sangrar, pero mi
mordida era profunda y latía como un demonio. Nos ubicamos en la cocina, lavé
mi herida y Ang gruñía al verla
-Lo llevaría de nuevo a la muerte de nuevo por esto
-Tranquilo
Ang -desinfecté con jabón, pero no sabía si habría botiquín de primeros
auxilios-
-Déjame ayudar
La Diosa se
acercó posando su mano en mi brazo, su mano brillo enviando calor a mi herida,
sentí hormigueos y de pronto nada, ya no había dolor. Apartó las manos,
sorpresa, cero heridas.
-¡Alucinante! -abrí y cerré mi mano, no había dolor, solo una leve marca roja-
-Esperamos tu explicación de por qué has roto una de las leyes de tu vida -Ang
se sentó en el sofá y destelló en su mano un vaso lleno de líquido ámbar- sin
ofender, pero me apesta la situación.
-Mide tus palabras Were -caminó por el lugar tocando los muebles con las puntas
de sus dedos- no he roto la regla, no ayude a ningún humano -miró sobre su
hombro a Lex- él no es humano completamente, eso es un pequeño argumento que
hace posible mi intervención.
-¿Qué no soy, qué?
-¿Cómo que no es humano? Créeme lo sabría -gruñó Ang-
ANGELOS
Me
encontraba en ¿shock? ¿Cómo es posible que Lex no sea humano? ¡Él sangra, se
emborracha! Esto carecía de total sentido para mi, sin embargo no explicaba el
motivo por el cual Laquesis se molestara en interrumpir sus importantes
reuniones de té de ambrosía, galletas y mus con sus amigas de otros panteones.
Su mirada realmente me perforó
-No
acostumbro a decir las cosas dos veces Were y solo te estoy dando esta consideración
por que eres importante para mi hijo, de lo contrario ya serías tapete,
controla tu boca y tus pensamientos.
-¿Hijo?
¿Cómo que soy tu hijo?
Laquesis se
giró sobre su eje provocando que su níveo peplo se arremolinara en torno a sus
piernas, su mirada se lleno de remordimiento, al menos por un momento antes de
comenzar a relatar la historia.
-Hace muchos
años creció en mi la necesidad de ser madre, pero Zeus siempre nos ha dicho que
tenemos prohibido relacionarnos con el sexo opuesto o caeríamos en desgracia,
sin embargo, la necesidad de tener a un pequeño en mis brazos era tan fuerte
que sus amenazas no hicieron mella en mi deseo. Una noche bajé a la tierra como
humana, había buscado a un hombre que cumpliera con el perfil de hombre que deseaba,
le seduje y quedé embarazada –miró hacia la ventana como si estuviese viendo su
pasado, sus ojos mostraban humedad- fue tal mi dicha… Clotos y Atropos lo
sabían me ayudaron por los nueve meses restantes a ocultar mi embarazo. Tenía
la esperanza que una vez que nacieras, Zeus me permitiría tenerte junto a mí,
pero en el momento del parto surgieron problemas –su voz se llenó de ira-
Artemisa se enteró cuando escuchó tu llanto y nos amenazó con acusarnos a mi
padre de la peor manera, para asegurarse de que no pudiera convencerle de
tenerte conmigo, uso a Katra, y en mi debilidad después de haber parido te robó
tus dones, te dejó indefenso y desvalido. No me dejaron opción, sin embargo
antes de dejarte en la tierra recurrí con desespero a Nike, ella fue noble,
besó tu frente y dio el don de la victoria, es por eso que frente a cada
desafío, aunque existan dificultades, siempre sales airoso y con éxito, era lo
mínimo que podía hacer por ti, además de velar por tu bienestar durante toda tu
vida, siempre viéndote de lejos, jamás desee que te enteraras de la existencia
de este mundo, a pesar de que soy la diosa del destino tus elecciones te
llevaron a él. Libre albedrío.
ALEXANDER
-¿Hijo?
¿Cómo que soy tu hijo?
No me movía ni un milímetro, pero sentía mi cuerpo sudar, mi corazón latir a
todo galope. De todas las revelaciones que me habían sucedido en este tiempo,
esto se llevaba las palmas. ¡Hijo de un Dios!, ser un hijo desterrado.
Me moví, caminé hacía el ventanal, delante de mis ojos se abría otra realidad una
de la que ni siquiera hubiera soñado.
Enamorado de un hombre, ¿hombre? De un ser extraordinario, de alguien que era
capaz de defenderme de cualquier cosa con su vida. Y descubría a mi madre. Una
Diosa.
La contemplé, allí estaba altiva; una Diosa, hermosa, con su cabellera negra,
enroscada en su cabeza y una cola que caía sobre su espalda.
-Cuando me escapé hacía la Tierra para dejarte con estos humanos, no sabía
donde dejarte, pretendí hacerlo en un buen lugar, pero gasté mis últimas
energías al traerte, Los Horas, guardias del Olimpo por orden de Artemisa me
siguieron y ya me tenían para quitarte de mis brazos, te escondí y sabía que no
te pasaría nada.
Fue mi egoísmo, quería ser madre y no pensé que condenaría tu vida a la muerte cuando decidí traerte al mundo.
-¿Pero dejarme tirado en un basural? -Mi voz salió baja y dolorida. ¿Cómo me
pudo dejar abandonado?-
-No era un basural, era un contenedor de aquellos que reciclaban cosas, pero
era eso o que esos malditos te mataran o entregaran a Hades. -una mano cubrió
su boca- nunca dejé de observarte, cada logro tuyo, cada victoria emprendida, a
cada paso, a tu lado estaba yo. Siempre desee lo mejor para ti, y odié a
Artemisa por haber mandado robar tus poderes, eres digno hijo mío. -por primera
vez la veo bajar la mirada y un rubor colorear sus mejillas- Alexander, te pido
perdón –tosió- y solo quiero darte un regalo.
Masajeo mi nuca y sigo sus gestos, tal vez fue egoísta en querer ser madre,
pero no tuvo la culpa de que no la dejaron ser mi madre y por lo que contó
intentó salvarme de una muerte segura.
-¿Un regalo?, no necesitas darnos nada.
-Delicioso, deja que hable -Ang se levantó a abrazarme, eso me tranquilizó-
-Te robaron los poderes que por derecho de cuna te correspondía y mi regalo es
que ya no te preocuparás de esto -con un movimiento de mano apareció Amy tirada
en el suelo, en forma de leopardo aún, pero ya no cambiaba- Desde este momento
ella ya no tiene poderes, y se quedará como lo que es un animal, pero no en
este lugar -despareció de repente- solo yo sé donde la envié y créeme no es un
lugar que le va a gustar.
Unos destellos de luz detrás de Laquesis, suspiro, ¿mi madre? pusieron alerta a
Ang.
-Alexander, quiero presentarte a… -las palabras de ella se interrumpieron por
el grito de una de ellas que corrió a abrazarme-
-¡Alexander! qué hermoso estas -me beso en la cara- no me hagas caso sobrino
mío, soy muy efusiva.
-Ellas son Clotos y Atropos. -sonrío y de repente se aclaró la garganta- ¿Me
perdonas, Alexander?
El abrazo de ¿Clotos? mi tía, me dejó un poco sorprendido. ¿Perdonarla? Creo
que no puedo juzgarla.
-No hay nada que perdonar -hablé despacio-
-¡Sabía lo harías! -otro beso en la mejilla-
-¡Clotos!, deja de comportarte así, pareces una niña - Atropos camino muy
erguida, hizo una mueca como risueña- si nos ven ¿Qué pensaran? -Me soltó y se
paró al lado de ella-
-Me haces feliz Alexander -mi madre nos miró y dudo en acercarse, decidió que no
y se situó entre sus hermanas-
ANGELOS
Escuchaba
con total atención toda la historia… asombrosa. La posterior aparición de las
otras Moiras reconociendo de inmediato a Black como parte de la familia y
aceptándolo como sobrino. A cada nuevo suceso continuaba bebiendo uno tras otro
los vasos con vodka. Esto era digno de no creer… y si era difícil para mí, no
podía siquiera imaginar lo que estaba sucediéndole a Lex con toda esta lluvia
de información sobre su vida, cosas que para muchos se consideran solo como
parte de la mitología. Ya había sido complejo que aceptara la verdad sobre las
razas que coexisten con los humanos. Es cierto, le había mencionado que los
dioses de varios panteones son una realidad, pero de ahí a verles en vivo y en
directo full HD, es otra… debe estarla pasando de perras.
Black hijo
de la Diosa del Destino… Que me jodan, sin lubricante y con una polla muy
grande. Laquesis entrecerró los ojos en mi dirección de manera acusatoria,
simplemente alcé las manos en son de rendición, después de todo, soy amo de mis
pensamientos, si no son de su agrado es su problema, no el mío, eso le pasa por
andar de chusma donde no le llaman.
Destellé el
vaso y con sumo cuidado me puse de pie, sentí como varias de las heridas
recibidas en batalla volvieron a abrirse y el suave deslizar de la sangre bajo
mi ropa, sin embargo, ni un ápice de dolor fue demostrado. Lentamente acorté la
distancia que me separaba con Black que presentaba una cara de total alucine
mientras observaba a las tres preciosas mujeres que se encontraban frente a
nosotros, con aquella delicadeza que solo mostraba para él, deslicé las yemas
de mis dedos por el dorso de su mano y de manera inmediata cogió la mía
enlazando nuestros dedos en un firme apretón, como si fuese su tabla de
salvación.
-y ahora…
¿Qué? –Preguntó Lex aun un tanto alucinado-
-Mi pequeño,
entiendo que todo esto ha sido muy inesperado y sorpresivo, tal vez demasiada
información que procesar, no espero que de un día para otro me aceptes como tu
madre, pero me harías enormemente feliz si usaras esto.
De manera
elegante dio un paso al frente y estiró su mano, en la cual apareció un collar
con un dije el cual dejó caer sobre la palma de Black.
-Este es un
medallón forjado por el mismo Dios Hefestos, cuando necesites de mí, solo
tómalo en tu mano y llámame con tu mente, estaré siempre para ti Alexander –él cogió
el collar y se lo colocó de manera inmediata en su cuello-
-Gracias
-También
tengo un obsequio para ti –dijo Clotos que compartió una mirada de complicidad
con sus hermanas- dame tu mano
De manera
voluntaria Black extendió su mano y Cloto enarcó una perfecta ceja hacia mí
para que hiciera lo mismo… ¡Diablos! Me encontraba todo sucio con sangre,
tierra y demás fluidos por la lucha, así que intenté limpiarla en la pierna del
pantalón antes de entregársela, ella juntó nuestras manos y cerró los ojos, mi
mano izquierda quemó como si hubiese caído agua hirviendo encima
-¡JODIDO Y
PUTO INFIERNO DE MIERDA!
Quité mi
mano de manera rápida mientras la agitaba en el aire esperando que se fuera el
escozor, al observarla la sangre huyó de mi rostro…
-Me… cago…
en… la puta.
ALEXANDER
-¡¡Con un
caraj…!!
Cuando
Clotos soltó mi mano, la sacudí, me ardía como una maldita mierda, miré mi
palma y allí había un extraño dibujo formado por la quemazón de mi piel que se
produjo cuando ella me la sostuvo, ¿el contacto con un Dios
producía quemaduras? Fruncí mi ceja y seguí sacudiéndola.
-Qué marca
más rara -miro a Ang y el estaba pálido- ¿qué te paso amor?
-Mierda Lex, nos emparejó -miró hacía Clotos- ¿es verdad esto? ¿Es mi pareja
aunque no podamos traer descendencia?
-¿Me crees
capaz de bromear con algo así? -hizo un gesto como de “olvidemos el tema” -Es
mi sobrino, lleva nuestra sangre y por más perra que haya sido la colorada esa,
obviando el nombre pero sabiendo quién -su mano hizo un ademán despectivo hacía
la aludida- no dejaré que su vida sea infeliz y mucho menos corta teniéndote a
su lado. Estoy encargada de entrelazar vidas y la de ustedes estaban
destinadas.
-Hermanita, gracias por este regalo a mi Alexander -los pasos de Laquesis la
llevaron a mi lado y levantó su mano para tocar mi cara- Nunca dejé de estar a
tu lado, siempre estuve allí ¿No creerás que dejaría a mi hijo solo, y sin
ayuda?, aún en esas noches en donde salías a correr, te acompañaba. Y… bueno en
estas últimas noches si dejé tu habitación, no quise ser inoportuna y
entrometerme en asuntos privados.
-Menos mal lo aclaras, porque no me gusta la idea de tener a mi suegra sobre mi
espalda cuando follo… -tosió Ang- bueno, cuando estamos en la cama.
Levanté la mano en señal de alto
-¡¡Stop!! Con lentitud, que no soy muy versado en estos temas -miro a Ang y le
muestro mi palma- ¿esta cosa significa
que estamos emparejados?
-Delicioso -la sonrisa de oreja a oreja de Ang se veía hermosa, nunca lo había
visto más feliz, bueno si, la vez que le dije que lo amaba y también la vez que
le dije que quería vivir para siempre con él. Pero ahora era más radiante-
Estamos listos para ser uno, vincularnos, estas marcas dicen que somos parejas.
Y que si no me aceptas seré para siempre un ser solo y eunuco. Esa parte no me
importa, porque solo contigo quiero estar.
No dejé que continúe y lo abracé, besando esa boca que ya de memoria conocía y
adoraba, lo solté ante los carraspeos, toses y risitas.
-Pasé muchas mierdas para llegar a este lugar, siempre me pregunté ¿cómo es que
siempre tuve suerte y alcanzaba lo que me proponía, ahora sé que ustedes han
velado por mi y protegido.
Alargué el brazo atrayendo a mi madre, la rodee y aprisioné, pegando su cuerpo
a mi pecho, besé su sien y la sentí estremecer, con ternura elevé su barbilla y
vi las lagrimas contenidas en sus ojos.
-Perdóname Alexander por haber sido egoísta y querer tener un hijo, no pensé en
que podía hacerte daño.
-Shhhhh -puse un dedo sobre su boca para acallarla- no fuiste egoísta, quisiste
cumplir el sueño de toda mujer, creo, el de ser madre. Se escapó de tus manos
todo lo que pasó y no soy quien para perdonar algo que no tienes toda la
responsabilidad. Danos tiempo para conocernos, ya sabes donde viviremos, este
será también tu hogar -miro a Ang que asiente, agradeciéndole con la mirada al
escuchar mediante nuestro vinculo lo que me dice “también es su casa,
Delicioso, cuantas veces quiera puede venir”-
-Yo… -toca mi cara y mira a sus hermanas- vendremos -ríe suave- no me dejaran
venir sola.
-Claro que no, queremos visitar a nuestro sobrino -Las dos tías se acercaron y
besaron mi mejilla y después miraron a Ang- debemos irnos, ya siento como nos
busca papá, tú abuelo es muy posesivo y quisquilloso.
-¿Tengo un abuelo? -casi me atraganté-
-Angelos Santiago, debes enseñar a nuestro sobrino algo de cultura mitológica -entre
giro de peplos se colocaron en el centro del salón antes de salir, pero se escucho
claro- ¡Tu abuelo es Zeus!
Si mi mandíbula no hubiera estado unida a mi cráneo se estrellaba en el piso. Mi
madre sonrío y con una última caricia a mi rostro también desapareció.
-¿Crees que estoy soñando?
ANGELOS
Observe a
Black, su vista estaba perdida en el lugar en donde se encontraba su madre,
deslicé mi mano a la parte baja de su espalda y le di un buen pellizco a su
nalga
-¡AUCH!
¡Joder, eso dolió!
Me miras con
cara de pocos amigos y acaricias tu nalga para aliviar el escozor, mientras
estallo en carcajadas, sin embargo, me obligo a detenerme debido al fuerte
dolor en mi garganta
-Era la
única forma de demostrarte que no es un sueño –sonrío- a mí también me cuesta
creer que todo esto es verdad Lex –acaricio tu mejilla e inclinas tu rostro
para obtener mayor contacto-
-Por favor
Ang, no creas que con esto va a cambiar nuestra situación, sigo siendo el mismo
de siempre y lo que siento por ti no ha variado –tu mirada se vuelve maliciosa-
así que si piensas que con esto te dejaré escapar de mis manos, estas muy
equivocado señor Tigger, aún tienes puesto el collar y la correa está en mi mano,
de mi no te escapas –nos besamos suavemente y tus ojos se abren repentinamente-
Aún estas herido Ang y se cuanto te cuesta mantenerte humano en esa condición,
cambia.
-¿Estás
seguro? Puedo mantenerme un rato más así, se que tienes un montón de preguntas
con respecto a esto –te muestro la palma de mi mano izquierda-
-Por
supuesto que las tengo –me guías hasta el sofá para sentarnos juntos- pero me
lo puedes decir en mi mente de igual manera. Anda, cambia, así sanarás mas
rápido.
Sonreí y te
brindé un rápido beso antes de cambiar a leopardo y al hacerlo me di cuenta de
lo cansado que estaba, el estar herido realmente había mermado mis niveles de
magia y al estar como humano la había agotado aún más. La mano de Lex se apoyó
en mi cabeza y comenzó a rascar detrás de mis orejas
-“¡Mieeerdaaaa! Eso se siente tan bien
–dije en tu mente-
-Sé cuánto
te gusta, ahora cuéntame sobre eso de la marca y el apareamiento.
Me congelé y
dudé por un momento. Con esto sólo habían dos caminos posibles: el de “y
vivieron felices para siempre” o el “la
vida es una mierda que apesta las 24 horas 7 días a la semana, más encima esa
puta nube de mala suerte me persigue haciéndome odiar a todo el jodido mundo
que se ama y que es feliz, provoca que mi instinto asesino este a flor de piel
pidiendo a gritos la sangre de todo aquel que no está amargado como yo”, sin
embargo al mirar a Lex a los ojos todo mal pensamiento de se fue de mi cabeza
haciendo un fiiizzzzzz al retirarse. Me senté en mis cuartos traseros y apoyé
mi frente en su cuello y le transmití todo el conocimiento que manejaba con
respecto al tema.
-Wooow, eso
fue intenso –parpadeas un tanto mareado- o sea que… ¿tengo 15 días para
decidirme o quedas como eunuco? –Asiento- vaya…. Y si acepto el apareamiento…
¿solo te podrías excitar conmigo y con nadie más por los siglos de los siglos
amén? –asiento nuevamente- ¿y si después unimos nuestras fuerzas vitales si tu
mueres yo muero? –vuelvo a asentir- … mmmmm…
-“¿mmmm qué?”
-Interesante
Dices
mientras frotas tu mentón mirando hacia el infinito. A esas alturas ya mis
nervios estaban crispados… ¿Por qué no me decía de una buena vez?
-No sé Ang…
es difícil decidir, ¿Cómo cambiar una vida llena personas que sólo me quieren
por la posición social y económica que represento, en donde sólo soy un trofeo
para lucir y me ven como un objeto a una vida con un buen Katagario leopardo
que vela por mí, que me ama y que está dispuesto a arriesgar el todo por el
todo con tal de verme simplemente sonreír? Pienso que la decisión está más que
clara. Asi que procura mejorar pronto que tenemos cosas que hacer Ang. –reí
divertido en su mente-
-“Pues tenemos toda una vida y un futuro por
delante, no hay donde perderse”
EPILOGO
LEXANDER
Estacioné el auto y bajé las provisiones de la semana, desde hacía tres
meses estábamos en la casa que compramos, no podría describir lo feliz que era
y a Ang lo veía, igual, cada día se despertaba con ganas de componer y amarnos
sin límites.
¿Quién diría que estaría viviendo en el campo y con un ser diferente a lo
humanamente conocido?
Subí rápidamente, en cualquier momento se despertaría. Seguía su rutina en el
Santuary, pero iba allí y al terminar volvía, la mayoría de las veces lo
acompañaba. Era un orgullo ser conocido como su pareja.
La familia Peltier se sorprendió al enterarse de nuestro emparejamiento, aunque
Ang tuvo que confesar lo de mi madre.
-¡Ang! ya estoy, y traje la carne que me pediste. -Río y dejo todo en la
cocina-
-Hola Alexander -me doy vuelta y veo a mi madre con un cachorro de leopardo en
su mano- ¿y eso? -Camina hacia mí y me entrega el cachorro-
-Hola Laquesis -Ang entró y beso a mi madre en su mejilla- pensé que mañana
vendrías con las tías -calló al ver el cachorro- ¿qué haces con un Katagario en
tus brazos, Delicioso? -se acercó y acaricio detrás de sus orejas, mientras lo
olfateaba y fruncía las cejas- miró detrás de su hombro- ¿La has traído tu?
Mi madre caminó a sentarse en el taburete de la isla de la cocina.
-Pues búscale uno, has de conocer a muchos que podrán cuidarlo -la voz de Ang,
sonó un poco recelosa-
-La traje porque debe estar junto a alguien de su sangre.
La mirada de Ang, era la misma de la mía. ¿Qué teníamos que ver con el
cachorro?, ¿Qué haríamos un par de machos con un cachorro?
-Ella es tu hermana, Ang -al escuchar eso, tuve como un Shock, ¿La hermana de
Ang?-
-¿Mi hermana? -me acerqué a él y lo veo retroceder, asustado- No tengo hermanas
Laquesis.
-Amy era su madre, cuando la trasladé a los dominios de Hades, estaba embarazada
de su pareja Evanz, ellos fueron unidos y emparejados, pensamos que con eso
ella dejaría de ser tan fría y ambiciosa, pero no, la ambición de Evanz hizo
acrecentar su deseo de poder. Al morir este, como habían unido su ciclo vital,
ella solo sobrevivió por su cachorra -larga el aire- ella murió cuando dio a
luz y Hades me llamó, para entregármela. Pensé, bueno, que al fin esa arpía
había hecho algo bueno. Como ustedes no pueden hacerme abuela. -Miró al
cachorro- creo que ella será una hermosa esperanza para ustedes. Les alegrará
la vida.
-¿Pero que sabemos de cachorros? -contesté, pero callé al ver como con pasos
dudosos se acercaba Ang y tomaba al cachorro de mis brazos-
-Te daremos el amor que nunca recibimos, no dejaremos que crezcas sin el refugio
de unos brazos y consejos. -acercó al leopardo a su cara y este empezó a mover
sus patas traseras y maulló- ssshhh -la
acunó contra su cuerpo- calla Lexa, debes conocer a tu familia -la levanto y
miró a sus ojos y luego le dio vuelta- les presento a Lexa Santiago Black.
Un nudo me cerró la garganta al escuchar su nombre.
-¿Estas seguro? Sería una hermosa Angel -Negó muy rápido. Y sus ojos me
miraron con tanto amor, como sentía por él-
-Su nombre es perfecto, ella es Lexa y será como nuestra pequeña hermanita y
sólo cuando sea adulta sabrá la verdad, crecerá llena de amor -de un estirón
acercó a Laquesis, casi tirándola de la butaca y la beso en la mejilla-
¿ayudarás a criar a Lexa?
-Será un gusto ayudarla cuando crezca, porque sé que ahora no me necesitará
mucho, aunque estaré cerca siempre y la mimaré.
-Madre, creo que con Lexa, podrás llenar ese tiempo que te robaron conmigo, no
será igual, pero ella tendrá a una buena imagen de madre en ti -besé a mi madre,
encerrándola en mis brazos-
Mirarnos así y ver desde este punto lo que era mi vida, fría, sin lazos, me
hace solo agradecer al destino, mis tías y a mi madre por la vida que ahora
tengo, una vida junto al amor de mi vida, un Katagario, un ser muy especial.
Y sé que Ang piensa igual, somos felices y aunque de vez en vez no estemos de
acuerdo, ni coincidamos en algunas cosas, eso es normal en las parejas, y el
día a día hará que nos entendamos y creemos nuestro mundo en donde, solo los
dos velamos por nuestra vida.
|
Fin

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