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LEXANDER
Observo con detenimiento mi vaso de whisky, la bebida con cubos de hielo
nadando en ella se ve agradable, aunque su sabor amargo se cuela de forma lenta
por mi garganta, ¿la voz de Natalie, o Naira? Se escucha desde la habitación,
soy él Alexander Black, no hijo de un multimillonario, ni de alguien
importante, soy hijo de nadie, por eso mi apellido es Black, me encontraron en
una zona minera, en donde el carbón era el mayor productor de comercialización.
Entregado en un orfanato en donde la enfermera de turno estaba leyendo la
biografía de Alejandro Magno, tuvo como destino a esa lectura , llevar ese
nombre, Alexander y lo de Black, ya se imaginan carbón, negro, allí voy Black.
Con paso licencioso llego a la habitación y la veo acostada en la gran cama de
la habitación del Hotel, de nuevo se quedó dormida. Apuro el trago y paso el
pulóver por la cabeza, hace frío, tomo mi billetera y salgo a caminar, las
inversiones que hice en la ciudad están por dar su fruto.
El esfuerzo que realice da dividendos, en cinco años, eso es bastante, tener
olfato para las inversiones y estar en el lugar justo, han hecho que mi empresa
sea la de mayor visión.
Pero necesito aire, salir, hoy me siento como acorralado, ahogado.
Mañana será
un nuevo día, otro para acumular dinero, experiencia y placer ha llegado a su
fin, la noche da curso ahora a liberar a la mente
Enciendo mi cigarrillo, miro la calle y me pongo a caminar, uno crece en un
orfanato, piensa que el mundo se ha olvidado de uno, ve ese mundo que te es
vedado desde las verjas de esa casa destartalada, con sus pinturas
descascarándose y la comida solo lo suficiente para que no sea audible las
tripas al ir a dormir.
Aprender se me hizo fácil, y cada libro que era donado, lo devoraba como
hambriento, si mi estomago no se podía llenar con comida, lo hacía con cada
palabra que absorbía de esas páginas. Una mañana de otoño un nuevo benefactor
adquirió la casa y la visitó, propició la oportunidad de que los niños del
asilo asistieran a las escuelas del estado. Fue el mejor año de mi vida.
Una bocina de un auto y el sonido de freno me sacó de mis pensamientos: La
calle estaba calma, pero la noche en sí era fría, largo otra bocanada de humo.
Si mi hambre por los libros no se hubiera manifestado de seguro estaría ahora
robando. Río bajo, algunos me llamaban ladrón de inversiones, pero es
diferente.
También me
gusta adueñarme de suspiros de placer.
Llegué hasta una calle muy atestada, muchos caminaban riendo, bromeando, pero
un lugar me llamó la atención, decía el cartel bien gran SANTUARY
en frente de la puerta estaba un hombre de más de casi dos metros de alto,
rubio , con los brazos como troncos y la peculiaridad de dos tatuajes de arcos
y flechas
-Buenas
noches -me miro e hizo una mueca, amago
de sonrisa- ¿está abierto el bar?
-Pasa, pero solo hay una regla no se busca peleas, solo eso o barreré el piso
contigo.
Eso casi me hizo retroceder, pero me gustaba esa regla y lo directo de la
advertencia, así que entre, allí era otro mundo, una mezcla de todo.
Detrás de la barra Había un rubio alto, con mirada fija, penetrante, escuche
que lo llamaban Jasyn y le pedí una cerveza y me quedé a mirar el ambiente, era
agradablemente bueno. Bebí algo, escuché a los de la banda, pero una pelea, me
hizo salir rápidamente. Me prometí que volvería.
Repetí la
visita una semana, el lugar era adictivo para mí.
Me convencí,
el fin de semana, merecía un descanso, por más que algunos inversionistas
querían volar a la ciudad para cerrar el trato del último sondeo de mercado,
compras de edificios cercanos al río, estoy que no doy una noche más para
negocios, aunque los japoneses ven más allá de un año, lo ven todo globalizado,
por eso alcanzan su éxito y utilizan cualquier tiempo para generar ganancias,
me veo en la necesidad de frenar un poco mi ritmo de vida.
Comprendo que la necesidad de superar una vida que te sacaste por sorteo al
nacer tiene su tiempo de frenarse un poco.
Hoy la lluvia arrecia y mi caminata nocturna no se dará, no podré ir a ese
lugar a la música que me tenía cómo hipnotizado, tiró mi cuerpo en un sillón,
un vaso de whisky en la mano, mi vista hacía el exterior.
Las oportunidades en la vida no se presentan así por nada, eso pensaba cuando
niño, al ver cómo vivían algunos más afortunados compañeros de escuela, aunque
eran de familias de clase media baja, tenían lo que yo ambicionaba, una
familia. Continué con mi obsesión por la lectura y no caí en el vicio de las
drogas a medida que crecía, pero caí en el del cigarrillo y el gusto por la
compañía femenina, aunque no siempre se me daba, porque no tenía con que
satisfacer sus gustos, o pagos requeridos, hasta que el dueño del edificio del
orfanato pidió un joven que lo ayudase en sus archivos con las hipotecas y
perdidas que tenía.
Fui astuto,
logré hacerme indispensable y ese hombre, fue alguien de buen corazón, dejó que
siga mis estudios, pero la universidad gané con una beca, y de allí solo miré
para el frente, el mundo no se detiene, solo lo hace uno, pero se debe
comprender que solo para tomar impulso y continuar.
Me levanto,
no, la lluvia no me detendría, tome la chamarra y salí al exterior bajo la
lluvia, pero tome el auto, quería ir al Santuary, una vez allí, salude a Dev,
que así se llamaba, pero me sacó de mi error me dijo se llamaba Remi y casi me
gruño, aclarándome que Dev era su hermano. Me sacudí el agua y el local me
recibió y la banda que tocaba a pleno, me recosté en la barra y mi cerveza ya
estaba en la mano
-Gracias
Jasyn
ANGELOS
Otra noche
más en el Santuario, otra noche más cumpliendo con la banda, otra noche más de
sentir el acoso femenino y a veces también masculino, eso es lo que sucedía
cada maldita noche. En un principio, el sacar provecho de mi voz había sido
realmente satisfactorio, por lo mismo Mama Lu permitió que la banda quedara de
manera permanente en el bar. Ella nunca hacía nada porque sí, simplemente
atraíamos más público y por lo tanto, más ventas para su negocio.
Al cantar,
mi voz tenía el mismo efecto que el de las míticas sirenas, simplemente
encantaba y encandilaba a quien me oía, provocando su deseo de manera
inmediata.
Ahora,
mientras estábamos en plena actuación, podía oler el aroma peculiar de las
hembras cuando se calentaban y mojaban sus bragas, esto mismo hace un tiempo me
hubiese encendido al máximo, sin embargo, sentía nauseas.
Observé el
par de anchas muñequeras de cuero que cubrían los vendajes de mis antebrazos y
comencé a recordar lo sucedido la noche pasada…
La chica que
conocí en el escenario se acerca a mí meneando sus caderas descaradamente, la
envuelvo en mis brazos y la vuelvo a besar mientras sus manos bajan a mi
trasero, una invitación a hacer algo más
-
Vámonos a un lugar más tranquilo
susurro en
su oído con voz baja y seductora, siento como su cuerpo tiembla entre mis
brazos y la veo asentir con una seductora sonrisa, tomo su mano y cruzamos todo
el bar en dirección a la oficina de “interrogatorios” que se encuentra al fondo
del Santuario, abro la puerta y enciendo la luz, la hembra entra y observa todo
a su alrededor mientras cierro la puerta y coloco el pestillo, me apoyo en ella
y la observo de arriba abajo, ella clava sus ojos en mi y comienza a sacarse la
ropa lenta y seductoramente, mi cuerpo reacciona inmediatamente logrando una
gran erección dentro de mis pantalones de cuero. Cuando queda sujetador y
bragas se acercas a mí con un andar lento y sensual, deslizo mis manos a sus
nalgas y la levanto para que quede a mi altura para besarla con pasión y deseo,
ella envuelve sus brazos y piernas a mi alrededor, camino unos pasos y la
siento sobre el escritorio que se encuentra en la habitación, de un firme tirón
rompo las bragas y dirijo mi mano al centro de sus generosos pechos para soltar
el broche frontal de su sujetador, dejando a mi vista y deleite sus pechos, los
cuales capturo en mis manos, siento como bajo mi toque sus pezones se
endurecen, sus suaves jadeos me excitan aún mas, sus manos recorren mi pecho y
desabrocha mi camisa, araña suavemente bajando por mi abdomen hasta encontrar
el botón y el cierre del pantalón, desabrochándolo rápida y eficazmente,
liberando mi gran erección, la cual acaricias en su longitud tímidamente,
coloco mi mano sobre la suya y me mira con sorpresa, beso sus labios y le ayudo
a masturbarme más enérgicamente mientras mi otra mano recorre avariciosa los
pliegues de su intimidad, sonriendo en sus labios al sentirla cada vez más
húmeda y deseosa por mí, deslizo suavemente un par de mis dedos en su interior,
ella gime de deseo y se frota en mi mano para obtener más de mi, quito su mano
de mi pene y retiro mis dedos de su interior, y de una fuerte embestida, la
penetro salvajemente, sus gemidos son ahogados por mis labios en un apasionado
beso, siento como sus manos se agarran de mi trasero pidiéndome más.
Apoyando mis
manos en sus caderas comienzo a embestirla de manera fuerte y ruda, envuelve
sus piernas a mi alrededor y aferra sus brazos en mi para que no la deje, la
habitación se llena de nuestros jadeos y gemidos, siento como mi orgasmo se
acerca rápidamente, la muchacha clava sus uñas en mi espalda, deliciosas
puntadas de dolor, se sienten bien.
Siento como
llego al orgasmo, bajo mi cabeza y doy una fuerte mordida a su hombro, logrando
que ella también llegue a su propia liberación. Continúo embistiendo
salvajemente hasta que me libero completamente dentro de ella, en ese pequeño
momento de pasión y desenfreno siento verdadera paz y tranquilidad, lo que
siempre busco en las hembras cuando llegan a mi… pero el momento pasa rápido y
me invade una soledad profunda y oscura que me envuelve y me asfixia, una vez
que acabamos, me retiro de ella y acomodo mi ropa, ella me mira desconcertada
sin decir nada mientras recoge su ropa y se viste, me entrega un papel
con su número… un número que nunca marcaré, salimos de la habitación y un
rápido beso marca el final de la velada… la observo marcharse y me voy a un
lugar apartado del bar para destellar a mi habitación…
...otra vez
esta soledad se me embarga, amargura, pena y dolor son los que siempre están
conmigo, el cuarto está a oscuras y me dejo caer de rodillas en medio de él, el
dolor e mi pecho es lacerante y tortuoso, imágenes del pasado me golpean y
destrozan, me siento desesperado y perdido… solo deseo que esto acabe, hago
destellar una cuchilla, en la oscuridad de la habitación observo el brillo de su
filo, y sin pensar en las consecuencias corto reiteradamente mis muñecas, el
dolor físico se intensifica dejando atrás el dolor emocional, veo la sangre
manar de mis múltiples cortes, y sin aguantar más, después de un rato de
observar aquel liquido rojo que me da vida perderse en la alfombra, caigo
inconsciente en mi forma de leopardo
Los vítores
del público me sacan de mi recuerdo y Colton avisa que tomaremos unos minutos
de descanso.
-¿Estás bien
Ang?
-De puta
madre, solo necesito un trago
-deberías estar
descansando, anoche perdiste mucha sangre
-Deja de
hacer de niñera Colt, no te queda
Me escabullí
alejándome de él y metiéndome de lleno entre el público, de manera inmediata
las féminas comenzaron a toquetearme, estaba tan malditamente agotado de eso,
aunque en la liberación era el único momento en que encontraba un maldito
momento de paz.
Logré llegar
a la barra y me deslicé en un taburete, me incliné por sobre la barra y
metiendo mi mano bajo ella, destellé una botella de buen vodka y un alto vaso,
sirviéndome una buena cantidad lo bebí todo en un par de tragos, sentía como
quemaba todo mi interior y realmente disfruté del agudo dolor.
-Es
increíble como los jóvenes pueden beber de esa manera –dijo una profunda voz de
manera divertida a mi lado-
-Estoy
curado de espanto, es como beber agua para mí –saque un cigarrillo y lo encendí
con una buena calada-
-Alexander
Black –dijo el tipo y con un asentimiento de cabeza tome la mano que me ofrecía
en saludo-
-Angelos
Santiago.
ALEXANDER
Hoy fue uno
de esos días en que la lluvia me retuvo más tiempo en el Santuary, y pude
escuchar en forma completa a la banda y a ese extraño mago de la voz, terminé
mi bebida cuando lo vi abrirse paso para acercarse a la barra. El vodka murió
en varios tragos cuando bajo el vaso, su respuesta me hizo reír de lado.
-El vodka no es agua, pero no llevaré la contraria a alguien que bebe así -miro
al barman- Jasyn otra botella de lo mismo que bebía -me acerca mi cerveza y me
giro a mirarlo- cantas bien, una excelente voz Angelos. Si cantara así sería
una estrella. ¿Tienes representante? puedo presentarte a alguien -en eso vibra
mi móvil y miro el mensaje- ¡Carajo! debo irme. Un gusto de saludarte.
En Tokio
cayeron los valores de la bolsa en donde habían invertido algunos empresarios y
debía hacer los movimientos oportunos
Salgo del local desbloqueando la puerta para subirme, la lluvia, ya no era tal,
era un diluvio, pongo reversa para salir y no doy más que unos metros cuando
arrastro una Harley, golpeo furibundo el volante y abro la puerta para bajarme
y ver, ni tres pasos no di cuando ya estaba calado:
-Hijo de
puta snob mal parido, meteré tu cara por tu c..!!
No di tiempo
a defenderme cuando de un puñetazo salí volando de espaldas, me deslice tres
metros derrapando en el agua y chocando contra un pilar, me incorporé un poco
cuando una patada se estrelló en mi mandíbula que sonó como madera quebrándose,
todo negro vi, solo atine a cubrir mi cabeza.

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