jueves, 4 de septiembre de 2014

2. Deseo insatisfecho



Q
HUINN
Sentado en la una parte oscura del Iron Mask observo como tus amigas ya estaban deseando retirarse, tú estabas, desde que habías llegado al bar, pendiente de mi fija mirada, la habías sentido mientras bailabas, momento en que no dudaste en aprovechar para tentarme moviendo tus caderas sensualmente dejando en claro que estabas disponible, jugaste también con la pajita de tu copa, pero con nada me acerqué y se, por lo nerviosa que estabas, que sentías mi penetrante mirada clavada en tu trasero cada vez que visitabas el baño.

Visto que no me acercaba y que tus amigas querían marcharse, diste por terminada la noche con un -¡él se lo pierde!-

De camino, tu lívido no quería irse a casa sola, así que decidiste tomar la última copa en el local y con suerte hacer el último tramo, de apenas dos manzanas, hasta tu casa acompañada.

Al entrar, te sentaste en la barra y te pediste la copa. Mientras te tomabas la copa, el lugar se fue animando, algunas parejas, varios chicos y chicas en grupos y alguno solo como tu buscando la penúltima antes de ir a dormir. A penas terminaste la copa el camarero te sirvió otra

-¡Perdona pero no te la he pedido! -le dijiste tratando de disimular el puntillo que ya a esas alturas llevabas-

-Es norma de la casa, a las chicas guapas se les invita a la segunda -respondió con una sonrisa-

-En ese caso gracias -respondiste sin poder evitar cierto flirteo-

Lo cierto es que mas alcohol no era buena idea, pero el tío no estaba mal y algo te decía que no era la casa la que invitaba.

Mientras bebías y devorabas con la mirada el culito del camarero, apretado en aquellos vaqueros, reparaste en la pintoresca costumbre del lugar a la hora de ir a los baños, no solo las chicas iban acompañadas, bueno si, pero por su pareja, o alguien más.

Te entretuviste un rato viendo los intentos de seducción entre unos y otros, y como algunos se perdían en los citados lavabos, en parte por no seguir calentándote con la musculada figura del atractivo camarero y en parte porque pese a tu falda corta y tu blusa ligeramente abierta aun no te había entrado nadie, ¡menuda noche!

Finalmente decidiste pasar por el baño, esperando haber elegido bien el momento para no interrumpir a nadie, antes de marcharte a casa ya que parecía que tu último candidato aún tenía noche por delante y tu no tenias cuerpo para esperarle bebiendo.

Pasaste la puerta donde ponía aseos y te encontraste con cuatro puertas, el de chicas enfrente, hombres a la derecha, del que salían unos ruidos que delataban que no te habías equivocado en cuanto al uso de los aseos, y dos puertas más a la izquierda, una que ponía almacén y otra que ponía reservado, que sería la oficina.

El baño de mujeres por fortuna estaba vacío, estaba claro que los propietarios lo habían hecho conociendo lo que ocurriría ya que el lugar era inesperadamente grande.

Nada más entrar en unos de los reservados, la oíste, con más claridad que de fuera, una mujer gemía como loca al otro lado de la pared y parecía estar pasándoselo bomba, ibas a subirte las bragas y salir una vez terminaste cuando...

-¡Siiiiiiiiiiiiiii, vamos cabrones seguid así, así, así! ¡Qué bueno!

La mujer que estaba al otro lado de la pared no estaba con uno sino con dos o más hombres

-¿Te gusta verdad, te gusta? -dijo una voz masculina-

-¡Ooohh, si! ¡Más fuerte, más fuerte muchachos! Taladradme con esas dos magnificas pollas

Eran dos y la estaban haciendo disfrutar como una loca, mientras les oías bufar a ellos y gritar y gemir a ella, tu mano se deslizó a tu ya de por si caliente entrepierna, masturbándote con los ojos cerrados tratando de imaginar lo que estaba sintiendo aquella mujer.

-¡Me corro, Me corro! ¡ oooooooooooohhhhhhhhhhhh ssssssssiiiiiiiiiiiiiiiiii! –Gritó la mujer- ¡Dámelo quiero la leche en mi boca!

Mientras los bufidos de aquellos machos te indicaban que se debían estar corriendo sobre ella decidiste algo frustrada por no poder acabar con ellos, poner fin a aquella paja en casa, total no tardarías demasiado.

Te quitaste las bragas, las metiste en el bolso, dado tu calentón se habrían empapado en seguida y así tardarías menos en ponerte al tema al llegar a casa.

Abriste la puerta del baño y viste salir a los dos sementales del baño sonriéndose y felicitándose. Por un momento estuviste a punto de tirar de ellos y pedirles el mismo tratamiento pero algo en su comportamiento te hizo descartarlo, volviste a dentro, te lavaste la cara intentando controlar el incendio, al menos el tiempo justo para salir con cierta dignidad de allí.

En ese momento una mujer rubia, no muy alta de larga melena y formas generosas entró

-¡Hola! -te sonrió con esa sonrisa de felicidad de después de follar bien-

-¡Hola! -respondiste educadamente, mientras te dirigías a la salida-

Era la chica a la que habías oído, su ropa, la cual intentaba colocarse correctamente, el brillo del sudor en su piel y sobre todo las muestras de semen en su cabello la delataban. La dejaste tratando de adecentar su aspecto y te dirigiste a la barra a ver a tu guapo camarero, quizá podrías dejarle tu teléfono en una servilleta y esperarle en casa calentando motores.

Otro chasco, cuando llegaste a la barra estaba siendo atendida por una morena alta de pelo corto, quien con una sonrisa te preguntó:

-¿Qué va a ser?

-Nada, cóbrame una copa, la segunda me ha dicho tu compañero que era invitación

-Si, es cierto, que has tomado

-No será necesario, ya esta pagado -dije desde tu espalda- ponme un vodka tónic y lo que quiera la dama -añadí mientras mi mano se colaba entre tus muslos camino de tú palpitante y desprotegida entrepierna-

-Lo... lo mismo -acertaste a decir mientras uno de mis dedo se colaba en tu húmeda cuevita-

-Marchando -dijo la camarera mientras se alejaba para prepararlo-

-Llevo toda la noche observándote, creí haber perdido mi oportunidad cuando te has ido con tus amigas, pero aquí te encuentro y caliente por lo que veo

-Dos vodka tónic -interrumpió la camarera-

Con una mano saco un billete para pagar, mientras con la otra te hacía estremecer de placer con mis dedos allí en medio, esto estaba saliendo de lo más excitante y aumentó cuando comencé a lamerte el lóbulo de la oreja y a decirte lo mucho que me ponías.

Te giro y hundo mi lengua en tu boca con pasión mientras apegas tu cuerpo al mío y sin sacar mis dedos de tu caliente gatita, como había empezado a llamarte.

Agarraste el vaso para tomar un poco de líquido y de aire.

-Me llamo…

-Sssshh, sin nombres preciosa -te corto y vuelvo a besarte-

Dejo que te sientes, tus nalgas rozan el cuero del taburete, ya que tu falda esta algo subida.

Mientras bebes, no paro de mirarte y devorarte con la mirada, no pasa mucho tiempo entre beso y beso; acercamiento que aprovecho para mantener tu entrepierna ardiendo como las calderas del infierno con caricias, sonrío satisfecho cuando dejas tus piernas abiertas y tu coño expuesto para facilitar mis juegos digitales y que cualquiera se diese cuenta por el rubor de tu cara, por tu respiración agitada, tus pezones duros que pugnaban por atravesar el sujetador que de buena gana te quitarías ya… en esos momentos todo te molestaba, ya que estabas caliente y perdida, lo puedo sentir por la humedad que se desliza por tus muslos y empapaba el taburete.

Terminada la copa, nuestros labios se besaron de nuevo, pero esta vez no nos separamos, casi en voladas te desplazo por el local, no te diste cuenta donde estabas hasta que tu espalda dio con la puerta de madera, bajo besando tu cuello, momento en que pudiste ver que estábamos en la zona de los baños, con curiosa habilidad desabrocho los botones de tu blusa con la lengua, beso y lamo tu vientre.

Alzo tus brazos, te vuelvo a besar y sumerjo mi cabeza en tu escote, el broche de tu sujetador cede a mis dedos y a continuación abro la puerta sobre la que te estabas apoyando y te siento sobre unas escaleras, devoro con ansias tus senos, libres por fin del sujetador, Mi lengua juguetea haciendo espirales en tus pechos, mordisqueo tus pezones, los chupo y lamo.

La puerta ya se encontraba cerrada, era la del Reservado, asi que no era probable que nos interrumpiesen, además mi lengua ya se estaba aventurando entre tus piernas, tras juguetear con tu ombligo y con tu monte de Venus.

Te recuestas en los escalones mientras mi hábil lengua se sumerge en tu interior, aquel glorioso músculo se mueve como una culebrilla por tus labios vaginales y en el interior de tu chorreante vagina, comienzo a beber toda tu esencia mientras te provoco fluir como un manantial. Cuando mis labios succionan tu clítoris, observo cómo te retuerces de placer, aferraste mi cabeza con tus muslos, mientras acaricias tus senos, uno de mis dedos aprovecha la lubricación que corría y comienzo a penetrarte lentamente en tu anillo anal, algo que te sorprende un segundo antes de que el orgasmo que toda la noche llevabas buscando golpea en ti.

Sudorosa y agitada, te sientas en el escalón dispuesta a corresponderme mientras desabrochas mi pantalón y te terminas de quitar la blusa y el sujetador, doy un paso atrás y te pones de rodillas al pie de la escalera, allí apoyo mi espalda en la pared y comienzas a bajar los pantalones y besas lentamente el bulto, más que generoso que marca mis bóxer, te agarro el pelo, pero no con fuerza, sino más bien como una caricia, tiraste de los bóxer hacia abajo y salta, como un resorte ante tus lujuriosos ojos aquel miembro erecto pidiendo guerra.

Ibas a comenzar a lamerla desde la base cuando te retiro, te incorporo y te doy un suave beso

-¿confías en mí? -digo mostrándote una venda-

-…

-Conozco un lugar más cómodo pero me tienes que dejar que te vende los ojos.

Tu mano había bajado para recorrer aquel falo en una toda su extensión a la espera de que se dejase de juegos, aunque ¿por qué no?

-Vale, acepto

Te colocó la venda en los ojos y entre besos y caricias que volvieron a ponerte a mil y a terminar de desnudarte te guio escaleras arriba.

De pronto te empujo, caíste de espaldas e ibas a quitarte la venda cuando tu espalda dio con un firme pero sumamente confortable colchón, te acomodaste en él y notaste como mis labios subían por tu pierna, besito a besito, le dedico una atención especial a tus aun húmedos labios vaginales y siguí, besito a besito pasando por tus empitonados pezones hasta tu boca

-No te quites la venda aun –susurro-

Y ensarto de una solo estocada mi miembro entre tus piernas, sentó que te llegaba muy dentro, pero mejor fue cuando empiezo a moverme, lentamente la saco casi entera para volver a ensartarte de golpe, esa mezcla de dulzura y violencia te volvió a encender

Poco a poco fui aumentando el ritmo, igualando la velocidad con la que salía y entraba, volviéndote loca cuando, cada cierto tiempo, volvía al ritmo lento, esta vez también para entrar suavemente un par de penetraciones, para volver a acelerar. No paraba de besarte en todo lugar, me encantó el saltar de tus senos y brindé atención a ellos succionándolos, mordiéndolos y lamiéndolos.

Te giro, colocándote en cuatro patas, volviendo a penetrarte, mis manos en tus caderas marcan el ritmo con furia y salvajismo. Tras varias embestidas que casi te hicieron llegar al clímax, la desenfundo, pero antes de que pudieses decir nada mi verga lubricada con tus flujos y tiesa como el acero se abrió paso por tu esfínter, despacio primero, pero lejos de molestarte, tus caderas buscaron que entrase más, lo cual hice despacio, sin apenas dolor te la clavo entera, me detengo dentro de ti.

-Tranquila nena -te digo ante tus inquietos movimientos-

-Noooo, fóllame ya

Sonrío maliciosamente, y cerrando mis ojos comienzo a salir de ti lentamente, para después volver a entrar. Poco a poco incremento el ritmo que alcanza la velocidad con la que, minutos antes, bombeaba tu coño ardiente. En mi mente es otro cuerpo el que penetro, al que siempre he deseado. Te agarro por del cuello arqueando tu espalda, para besarte en la mejilla y la boca. Al colocar mis manos en tu pecho, abro los ojos y me doy cuenta de la realidad y siento una ira infundada hacia ti. Cogiendo tus pechos comienzo a apretarlos fuertemente y a jalar los pezones, deslizo una de mis manos más abajo, froto y torturo tu clítoris mientras te sigo embistiendo salvajemente, un fuerte gemido me indica que te estás corriendo y mi mano se llena de tus fluidos. Caíste satisfecha pero aún caliente sobre la cama de la habitación que se encuentra en penumbra, te retiras la venda y a medida que tus ojos se aclimataron pudiste ver la expresión desencajada de placer de la mujer de los baños, miraste a tu alrededor y a cuanto más se adaptaban tus ojos a la escasa luz, pudiste ver más parejas y grupos de hombre y mujeres follando sobre aquel colchón que parecía ser una cama enorme.

Sonrío arrogante cuando aquella mujer se acerca a ti y te besa, un beso ardiente y lujurioso, sus manos juguetean recorriendo tu cuerpo y masajeando tus senos, hecho que le devolviste, junto a tu cara notaste la dura erección de su compañero, la rubia no dudó en tragársela entera, tu no querías quedarte sin catarlo y le lamiste con cuidado los testículos y aprovechando la primera oportunidad que te dejo aquella ardiente mujer para devorar el miembro.

Observo como una mano acaricia tus nalgas, quedando las dos juntas se acompasaron rápidamente para alternarse en devorar aquel falo, mientras el propietario de las manos que jugueteaban con tus nalgas. con un rápido movimiento te recuesta y te acomoda sobre tus manos y rodillas, dando una fuerte embestida se hunde en tu chorreante vagina, entrando y saliendo con frenesí, que compensó en algo la frustración de perder aquella piruleta de carne que tanto habías disfrutado y que paso a bombear. La rubia se pone a tu lado y comienza a devorar tu boca entre jadeos.

Cuando tu nuevo compañero sexual te gira y comienza a saborear tu cara, senos sin dejar de clavarse en tu interior hasta el fondo, tras ver su cara lo reconoces como el camarero que posee una herramienta de acero que parecía llegarte hasta la garganta. Un nuevo orgasmo se extiende por tu cuerpo dejándote exhausta, aquel hombre se retiró de ti.

Tu sorpresa no dura mucho, ya que otra boca se apodera de la tuya y se desliza por tu mentón, cuello, pezones, vientre y remontando tu monte de Venus, se embarcó a devorar tu coño que, lejos de rechazarlo, lo recibió abriendo sus labios como pétalos en primavera, mientras aquella segunda diestra boca recorría tu sexo, jugueteaba con tu esfínter y volvía a tu fácilmente estimulable clítoris. Tú le correspondiste dejando que su verga se internase en tu boca fundiéndose en un estimulante 69. Te gira, quedando tú encima para evitar ahogarte y de paso frotar a tu ritmo tu clítoris en la cara del hombre.

Embelesado observando y lleno de ira hacia mí mismo por el deseo insatisfecho, por follar con un cuerpo que no es el que deseo, acomodo mi ropa y salgo del local, el frio de la noche eriza mi piel.

-¡Jodida mierda! ¿Qué es lo que tienes en tus retorcidos planes para mi Virgen Escriba?

Digo para mi mismo mientras camino por la oscura calle.

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