P.O.V. Qhuinn
Lohstrong
Me sentía
embobado, mis movimientos eran lentos y mi rostro dolía. Sin embargo en mi
mente había un nombre por el cual buscaba salir de mi sopor: Muhrder.
Escanee la
habitación sin abrir mucho los ojos, estaba solo. Una angustia repentina empezó
a acumularse en mi pecho. No entendía el origen de esta ansiedad, solo que
necesitaba llegar a él. ¿Dónde esta? Que no estuviese conmigo no era
buena señal.
Tenía recuerdos
difuminados de gritos y furia, una gama de voces demasiado confusas
para poder hilarlas en algo comprensible. Lo último que recordaba eran los
sollozos de Muhr buscando consolarme. ¿De que? Ah... si… mi padre.
Él estuvo aquí y
la vieja amargura regresó con él. ¿Por qué simplemente no se quedaba lejos de
mí? Hice una mueca y el dolor de mi mejilla me recordó sus golpes. Abrí mis
ojos grandes como platos al ponerle sentido a todos mis confusos recuerdos. No
tenia que ser un genio para imaginar lo sucedido aquí. Recordaba los gritos de
Muhr, de mi padre, identificaba sus voces, las demás debieron ser del personal.
Un dolor de
cabeza amenaza con empezar. Ay Dios, otra vez migraña no. Necesitaba toda mi
energía. Necesitaba comprobar que mi padre no hubiera dañado a mi Muhr, conocía
a ese bastardo y padre mío o no, lo mataría si le tocó a Muhr un solo pelo.
Necesitaba ir a
buscarle… Ahora.
Tomé unas
superficiales respiraciones y comencé a moverme, la punzada en mi costado me
dejó totalmente sin aliento y mi mano se fue de inmediato a la lesión, muy
lentamente comencé a tomar pequeños respiros e intenté sentarme, sin embargo al
tratar de apoyarme la intravenosa me molestaba, los aparatos y cables pegados a
mi pecho picaban y mi dedo estaba atrapado en otro artilugio del demonio
-¡Joder! –Dije
para mi mismo mientras observaba todo con rabia-
En un instante
de impulsividad mezclado con frustración comencé a quitar todos esos aparatos
de mí, las máquinas comenzaron a chillar como locas, necesitaba llegar con
urgencia a mi Muhr, quería saber de él, verle con mis propios ojos para
asegurarme que estaba en perfecto estado.
Simplemente le
quería junto a mí.
Logré sentarme
en el momento que un pelotón de enfermeras ingresaron al cuarto, bien poco me
importó, Muhrder es prioridad.
-¡Por Dios se ha
sacado la intravenosa! –Dijo una- ¡Está fuera de si! –Dijo otra- ¡DEBEMOS
SEDARLO!
-¡Ni se les
ocurra meterme esa mierda! Solo quiero ir con mi novio -Intenté ponerme de pié
sólo para que mis piernas no respondieran y de no ser por el médico que
ingresó tras ellas, me hubiese dado un buen costalazo en el piso-
Unas horas
después y luego de dos intentos de fuga más, estaba en la cama con todos los
artilugios del demonio puestos nuevamente en mi. Las enfermeras amenazaron con
atarme a la cama para que no intentara fugarme de la habitación otra vez.
Como si eso me
hubiera detenido.
Lo único que
cambió mi actitud fue que el doctor me dijo las únicas palabras que le dieron
algo de paz a mi corazón: …”Muhr esta bien, esta en otra habitación
descansando, apenas despierte lo traeré aquí para que lo veas”... -al
parecer a él si le pusieron dosis de caballo.
Aunque ya era de
noche me quedé mirando fijamente la puerta esperando su llegada. Obviamente
bien atado, las enfermeras son criaturas sádicas, sin piedad y muy desconfiadas
que cumplen sus amenazas. Al parecer ellas no creían en mis promesas de buen
comportamiento, pero al menos conseguí que no hubiera sedantes.
P.O.V.
Muhrder Black
-¿Como está mi
bello durmiente? -sonreí con los ojos aun cerrados, mi madre siempre me despertaba
así. Fruncí el ceño cuando sentí mi lengua pastosa, abrí los ojos y enfoqué, mi
madre estaba muy cerca a mi cara.
-Mamá, me
mareas, estas muy cerca -ella rió y se sentó en la cama, acarició mi cabello y
me sonrió con amor.
-¿Cómo te
sientes mi vida? -la miré extrañado pero contesté-
-Con resaca,
pero no recuerdo haber tomado -abrí los ojos como platos cuando la realidad y
los recuerdos me golpearon, miré a mi alrededor, estaba en una habitación de
hospital, miré mi ropa, estaba con un batín de hospital. -Esto era algo
innecesario- Miré a mi madre.
-Normas del
hospital -se encogió de hombros. Hice el intento de levantarme pero ella puso
su mano en mi hombro- Qhuinn está bien, lo sedaron como a ti, intentó fugarse
de su habitación para buscarte.
-Mama déjame ir
a verlo, me necesita. –Insistí buscando sentarme en la cama.
-Son las 10 de
la noche Muhr, él está profundamente dormido, no te espera esta noche -mi mamá
no dejaba nada a discusión.
-Solo quiero
verlo, aunque no le hable. Por favor mamá –rogué y ella negó con la cabeza.
-No Muhrder,
esta noche tómatela libre y duerme. Mañana lo ves cuando ambos estén mas
descansados. ¿No es que se fuera a ir a algún lado? –Sonrió- Además tenemos que
conversar tu y yo -Me miró seria... esa mirada no me gustaba, solo la vi una
vez y fue antes de aplicar a mis becas con Diana-
-Mamá, ¿no
podemos esperar a salir de este lugar y estar vestido para la charla madre e
hijo? – miré bajo la sabana en un gesto gracioso de recordarle mi desnudes-
-Nop -ella negó
con la cabeza y pronuncio su “p”- Me gustas así: “sin posibilidades de escape”.
– Asentí, estaba medio grogui aún. Me miró fijamente-
-¿Tan malo es?
–Pregunté interpretando su expresión-
-¿Te parece malo
cuando tus padres te demuestran su amor, preocupándose por ti?
-Mamá, estoy
bien, ese tío apenas me toco.
-Lo sé, te
sedaron por el bien de él. –Rodó los ojos-
-Mamá ¡el golpeó
a Qhuinn! –Ahora si me senté en la cama sin dejar de hablar, ignoré el dolor de
mi mano cuando me apoyé en ella para acomodarme.- No le importó que acabara de
salir de una cirugía importante... ¡lo pudo matar! -se me quebró la voz y las
lágrimas empezaron a correr por mis mejillas-
-Lo sé mi amor,
no te diré que estuvo bien porque la idea de que te lastimen me rompe el alma,
pero... -Estiró su mano y limpio mis lagrimas con su pulgar. -me alegra que le
dieras duro.
-Casi se muere
mamá… por mi culpa- dije casi en un susurro.
-No es así -Ella
negó con la cabeza- Tu no lo empujaste contra el vehículo…
-Él me ama… me
ama tanto que atacó a un hombre por salvarme… ¿ya lo olvidaste? –Negué
frenético, la culpa siempre estaba ahí en mi corazón- Porque yo no lo olvido ni
un solo instante. –Mi madre cerró los ojos, suspiró y se mordió el labio.- No
le importó ir preso, mamá. ¡Él mató por mí! -Sollocé como un crío-
-Muhr… creo que…
-…Y luego…
luego… -la interrumpí- …a pesar de que yo me alejé de él como un maldito
ingrato –sorbí los mocos y negué con la cabeza mientras seguía llorando- …me
sacó del camino… por Dios…se dejó atropellar…por mi…-Mi madre me ofreció unos
pañuelos de papel que buscó en su cartera-
-Basta hijo,
serénate… -Se acercó y me abrazó, yo no sabía por que mierda lloraba tanto,
¿que me pasaba?, putos sedantes que te ponen así de sensible. – Todo estará
bien, mañana será un nuevo día y nos iremos a casa, creo que has estado para
Qhuinn más allá de lo esperado, Tú también eres un buen amigo y estoy segura
que él lo sabe. Es evidente tu devoción por su… amistad -Me separé de ella lo
suficiente para mirarla-
-Mamá, yo no lo
veo como un… amigo -me sonrojé furiosamente y ella me miró fijamente, pestañeo
fuerte y por un segundo vi como controlaba una crispación facial. Ella no
estaba feliz, pero se controló rápidamente.
-Aunque tu no lo
creas mi amor, eres un gran ser humano –me sonrió sin dientes, era evidente que
le temblaban los labios. Quería llorar- No sé por que piensas que no lo eres.-
moví la cabeza negando- ¡Basta Muhr! No sé porque no lo crees, pero lo eres, y
lo he visto muy claramente estos días. Le has dado a ese muchacho mas apoyo del
que probablemente ha recibido en su vida. No le debes nada.
-Esa noche, yo
me daba el lote con Diana mamá…- Mi madre respingó- como el egoísta que soy,
porque la necesitaba, porque ella era perfecta para mi futuro y ustedes serian
más felices -Mi madre me miraba con comprensión y respiró hondo serenándose-
-Los padres son
felices cuando sus hijos son felices, están seguros y nada los amenaza. –Ella
hizo un gesto con la mano mostrando la habitación – Este no es el lugar que
soñaba para ti. Te aseguro que todo lo demás es irrelevante. Hay amores y
amores Muhr. Hay amores que te regalan hijos maravillosos y una vida serena y
plena. Y hay amores que te llevan a una cama de hospital. No se tu, pero yo
tengo claro que tipo de amores quiero para mis hijos, independiente a su
género. –Bajé la cabeza y luego la miré otra vez-
-Espero que te
refieras a Diana, porque fue su loco amor el que nos trajo aquí. –Mi mamá
asintió con los labios apretados, sabía que esta charla se estaba poniendo
densa- Siento decepcionarte mamá –Ella me abrazo fuerte y se relajó. Apoyé mi
cabeza en su hombro-
-Tu nunca me has
decepcionado y nunca lo harás mi amor… solo creo…
-Mamá ¿cómo le
explicaré a Selena que soy… que no me gustan las mujeres? –pregunté con angustia
en mi voz. -¿Cómo le digo que estoy enamorado del chico que esta instalado en
su habitación? -mi madre me acarició la mejilla secando mis lágrimas, no
sabia que seguía llorando. Joder. Lloraba por todo-
-Hijo –suspiró-
Te preocupas tanto por no ser rechazado que creo no le estas dedicando tiempo
al tema que realmente importa. –la miré sin comprender-
-Yo no me
preocupo por eso. Me importa un comino sino me aceptan con mis nuevos
sentimientos, Yo soy Muhrder Black y…
-Y estás
terriblemente asustado de perder el aprecio y admiración de tus padres, de tu
hermana…, de tu padrino…
-¿Qué? Pero si
mi padrino es gay –Mi mama se sorprendió-
-¿te lo dijo? –Asentí- Bueno, te estás tomando muchas molestias
encontrando adeptos a tu causa “Lograr que Muhrder y su forma no
convencional de amor sea aceptada y admirada”. –Hizo comillas con los dedos-
-Mamá…
-Eres un
científico Muhr, hablemos de ciencia. ¿Dónde se ha visto que un producto se
promocione sin pruebas de eficiencia? Antes de promocionar un producto, se
tiene que estar seguro que ese producto funciona. Sino, podrían verse muy
perjudicados los inversionistas. Tu “enamoramiento”, esta empezando por su
publicidad. ¿Ya le hiciste las pruebas de eficiencia? –me sonrojé furiosamente
y negué con vehemencia, no le diría a mi madre de mis exploraciones ni muerto-
Como lo imagine. –Dijo y chasqueo la lengua-
-Te preocupas
tanto por no perturbar la forma de vida que conoces, por mantener una imagen,
por continuar siendo perfecto a los ojos de todos, que no se si te has tomado
algún tiempo para meditar sobre “quien realmente eres”.
¿Te has detenido
a pensar si lo que sientes por Qhuinn es real? ¿Estás seguro que lo que sientes
es amor? ¿No podría ser solo un intenso cariño por alguien que, además de
encontrarse en una situación muy vulnerable, te ha salvado en más de una
ocasión la vida? ¿No será agradecimiento o quizá una oportunidad de ser
endiosado? Por que ese chico te admira. –Afirmó- ¿No será esto, una especie de
compromiso generado por tus ansias de “perfección”? –Pestañee- Muhr, ¿alguna
vez te sentiste atraído por algún muchacho antes de Qhuinn? –Negué lentamente-
¿y por Diana? -me quede pensativo-
-Antes, cuando
éramos más jóvenes, ella se puso muy hermosa y yo, bueno, crecí también. –Las
lágrimas se habían detenido, mi madre definitivamente era una gran abogada, ya
no estaba seguro ni de cómo me llamaba.
-¿Alguna vez te
dio curiosidad el cuerpo masculino antes de Qhuinn? -negué y me ruborice
recordando aquella única noche- ¿y el cuerpo femenino? -mordí mi labio sabiendo
que la idea no era mentir-
-Siempre –dije y
ella asintió-
-Hijo,
Creo que tienes que hablar con tu padre antes de tomar cualquier decisión
sentimental con Qhuinn. Yo solo te puedo decir, que estas en una etapa de tu
vida, donde los cambios abundan, donde las decisiones están a la orden del día,
pero que ninguna es irreversible, ni obligatoria, creo que eres joven y es
natural que algunas experiencias te empujen a descubrirte, pero eso no
significa que tengas que definir nada -la mire confundido- No sé si esto se le
debe contar a los hijos, pero quizá te ayude ¿recuerdas a tu tía Camilla?
-¿Con quién
pasamos el verano hace tres años? -mi madre asintió- Si, claro que la recuerdo,
tiene una hija muy linda -me ruboricé y mi madre sonrió, ella sabía que yo
había tenido unos besos con mi “primita”-
-Ella y yo nos
conocimos en la universidad, ahí también conocimos a tu padre y al doctor
Mackenna, Los cuatro éramos inseparables, al menos desde tercero, los dos
primeros años solo conocí a Camilla -asentí lentamente, aun no sabía a donde
quería llegar mi madre y yo deseaba que se fuera para poder escabullirme e ir a
ver a Qhuinn, era evidente lo que mi madre intentaba hacer, pero yo se que esto
que siento, jamás lo he sentido y solo necesito ir con él, necesito cuidarle-
-Mamá, ¿a dónde
quieres llegar? -mi madre tomo aire y miro al techo de la habitación
antes de mirarme a los ojos-
-Camille y yo
fuimos amantes por un año -decir que mi boca cayó abierta era poco ¿mi madre es
lesbiana?-
-¿Papá...? -ella
asintió-
-Por supuesto
que lo sabe, ambos sabemos todo del otro, además eran los 70’s -soltó una
risita y yo no reía. Fruncí el ceño mortificado. Ese verano mi madre y Camille
estuvieron muy juntas y cariñosas. Gruñí-
-Mamá ¿eres
bisexual? -ella abrió los ojos-
-Yo no soy
bisexual, ni homosexual, ni heterosexual, solo soy sexual, un ser humano
sexual, que cree que no importa la envoltura sino la esencia de las personas,
es eso lo que te enamora. Y yo no encontré en la esencia de Camille lo que mi alma
necesitaba para ser feliz, ni lo hizo ella, lo encontré en tu padre y
ella en Mathew su esposo –sonrió algo incomoda-
-Pero en las
mujeres es distinto, que se exploren no cambia nada, para un hombre lo cambia
todo y yo... diablos... -arrastre mi cabello hacia atrás, mi madre ya empezó a
hacerme dudar otra vez, soy un jodido inmaduro. –Simplemente, los hombres
cuando se enamoran no cambian de opinión, No hay marcha atrás.
-Muhr, habla con
tu padre de tus sentimientos por Qhuinn o los que crees que tienes por él, es
mi consejo mi amor y sobre todo antes de ilusionar mas a ese muchacho, creo que
ya ha vivido demasiadas decepciones fuertes como para seguir agregándole mas,
si de verdad quieres pagarle como se merece por lo que ha hecho por ti, no
vayas a él con dudas -mi madre se levanto de la cama, me dio un beso y caminó
hasta la puerta. –Tu padre te llevará a casa en la mañana. –Asentí y
ella salió de la habitación. Me recosté nuevamente, ahora si gemí por el
dolor en mi mano. Cerré los ojos y desee que me pusieran mas de esa droga para
dormirme de inmediato. Sin tanto pensar.
-Qhuinn ¿porque
soy tan cobarde? –dije para el Qhuinn que vivía en mis pensamientos. Se me
humedecieron los ojos- ¿Te amo Qhuinn? ¿Se amar Qhuinn? ¿Merezco tu amor?
-suspiré- Quisiera ser un poco como tu. Tu si sabes amar mi amigo ¿Porque me
amas a mí? ¿Qué hice yo? Si solo soy el bastardo que se la pasa tomando ventaja
de ti, de tus ilusiones... soy un maldito cabrón que no te merece Qhuinn -tapé
mis ojos con mi brazo- ¿qué hago Qhuinn? ¿Y si te fallo? no soportaría herirte,
no soportaría ver en tus ojos decepción.
Otra vez no.
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-Buenos días
Muhrder Black -bajé mi brazo de golpe, la luz que entraba por la ventana me
cegó por un instante. Me hice visera con la mano buena y enfoqué: el doctor
Mackenna me miraba divertido- Tu espectáculo de ayer fue increíble, pensé que
destacabas en tecnología, no en boxeo –Pestañee, aclarando mi mente, al parecer
me había quedado dormido otra vez. Estaba muy desorientado-
-Lo siento –hice
una mueca por el sonido ronco de mi voz, aclaré la garganta y él negó-
-No lo hagas,
pude detenerte antes, pero salí a llamar a seguridad, me tomé mi tiempo, ese
tipo merecía un par de minutos de tus puños –sonreí-
-Gracias... yo…
-toqué mi garganta, el doctor asintió y me acercó un vaso con agua. Tomé el
vaso y tras unos tragos, lo coloqué en la mesita lateral. -¿Qué hora es?
¿Cuánto tiempo he dormido? Vino mi madre, pero ya no se si lo soñé.
-Son las
6:45 am vine a verte antes de empezar mi ronda. –eso me sorprendió. Al
parecer había dormido toda la noche- Y No lo soñaste, Melissa estuvo por
aquí anoche. Se quedo en el Hospital hasta muy tarde.
-¿dormí tantas
horas?... son muchas horas… Y Qhuinn…
-Lo sé, quieres
ir a ver a Qhuinn, ayer en la tarde fue muy difícil evitar que saliera
corriendo a buscarte, le prometí que te llevaría con él en cuanto despertases,
pero te encontré durmiendo luego que se fuera tu madre.
-Ella me dijo
que estaba sedado, yo quise ir…
-No tengo la
menor idea de donde sacó esa información. Quizá lo imaginó. -Mackenna limpió su
garganta y yo fruncí el ceño. Mi mamá me mintió deliberadamente.- Luego de
comprobarte fui a verlo, él seguía despierto esperando por ti –Me sentí como la
mierda, nuevamente le había fallado, ¿cuantas veces mas lo iba a hacer?-
–Si, seguro lo
imaginó, ella quería que descansáramos. –Y me acordé- ¿Qué pasó con el padre de
Qhuinn?
-Tu mamá puso la
denuncia y la policía se lo llevó, ya las autoridades se están encargando. –Me
relajé, al menos ese tipo no era una amenaza-
-¿Qhuinn lo
sabe? -Mackenna negó.
-Paso una tarde
complicada y la noche...-hizo una mueca- Tu eres por el único que pregunta. No
me pareció pertinente hablarle de su padre si él no estaba interesado. Al menos
no ayer. Quizá tu se lo puedes decir ahora que lo veas. -Miré mis manos- Bueno
hijo, Qhuinn muere por verte. ¿Vamos?-Yo negué con la cabeza, Mackenna me miró
sorprendido, si hasta yo estaba sorprendido-
-Umm… me
gustaría ir a mi casa a bañarme y cambiarme, ahora que Qhuinn esta mejor, creo
que me tomare un par de horas ¿le podrías decir que aun duermo? Así no se
angustia –mi padrino frunció el ceño y asintió-
-Mmm entiendo y
está bien, tu madre estará muy feliz de verte por casa. –Yo asentí sin mirarlo.
No sé porque me sentía tan avergonzado.- Tu padre esta por llegar, le avisaré
que estas de alta y que puede llevarte a casa. –Yo asentí agradecido y lo miré,
mordí mi labio. -Muhrder, si necesitas hablar aquí estoy -yo asentí nuevamente,
no tenia muchas ganas de charlas profundas, así que busqué mi ropa con la
mirada- te daré un poco de privacidad.
-Gracias.-sonreí
y mi padrino camino hasta la puerta, pero antes de salir giró-
-Muhr, si
pudieras simplemente visualizar tu futuro ¿esta Qhuinn ahí? si la respuesta es
no, mejor no regreses y no te preocupes por quien lo asistirá, yo veré por él
hasta su mayoría de edad -abrió la puerta- Pero si la respuesta es sí -me miro
por sobre su hombro y sonrió con tristeza- No te conformes con hacerlo padrino
de tus hijos, dalo todo por él -salió cerrando la puerta con suavidad-
¿Qué fue todo
eso?
Bajé de la cama
y busqué mi ropa, no quería sacarle la raíz cuadrada a las palabras de mi
padrino. Sonreí. ¿Dijo que él se ocuparía de Qhuinn? Sonreí ampliamente. Qhuinn
ya conquistó a mi padrino, ¿pero quien no querría a Qhuinn? Suspiré y continué
con la ropa. Mejor dejar de pensar. Al menos con Mackenna, Qhuinn tendría la
mejor atención médica.
Una asistenta
entro en la habitación sin tocar, felizmente ya tenia los pantalones arriba, empujaba
un carrito con el desayuno.
-Perdón, debí
tocar, pensé que estaría durmiendo. ¿Ya se va? – le sonreí.
-Descuida. El
Doctor pasó por aquí, ya me dió el alta, así que me voy. Pero me tomaré el
desayuno igual, gracias. – Asintió y dejó la bandeja sobre la mesa de apoyo.
-Aquí lo dejo.
–Agradecí y salió de la habitación. Me acerqué a cerrar la puerta y luego
terminé de cambiarme. Mi mente estaba con Qhuinn, pero mi cuerpo deseaba correr
a casa. Necesitaba tomar una ducha de verdad y caer en mi cama. El hospital me
estaba asfixiando.
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P.O.V.
Qhuinn Lohstrong
Miré a la
enfermera jugar con unas ampollas y aplicarlas a la vía, ella era la enfermera
del turno noche, habían pasado casi 24 horas desde que ese doctor me prometió
traer a Muhr.
La noche pasada,
la misma enfermera me dijo que Muhr estaba durmiendo profundamente debido al
sedante que le habían aplicado, así que seguí su ejemplo y también me dormí,
amarradito pero tranquilo. En algún momento de la noche alguien debió soltar
las amarras que me sujetaban por que amanecí sin ellas. El día de ayer, había
sido un día bastante perturbador y agitado, y a pesar que mi corazón hubiera
esperado por Muhr indefinidamente mi cuerpo se sentía realmente cansado. Así
que cuando caí dormido, fue como roca.
Amaneció y la
enfermera del turno noche se despidió, hacia cambio de turno. Recibí la visita
del doctor, me revisó y aún contra mi voluntad lo dejé hacer, le pregunte por
Muhr y me dijo que aún dormía. Que vendría luego.
Mi alegría se
fue esfumando poco a poco a medida que las horas transcurrían, mi Muhr no
venía, al medio día otra enfermera me dijo que él había sido dado de alta
y que su padre se lo había llevado a casa temprano. ¿Por qué no vino a verme?
Yo le estaba esperando. ¿El doctor no le dijo? ¿Pensaría que aun dormía?
Luego de otro
intento fallido de fuga, una dosis relajante e inmovilización contra la cama,
dormí toda la tarde.
Ahora son las 10
de la noche y tras usar todos mis encantos y quizá dar un poco de lastima, logré
que la enfermera de noche llamara a la casa de los Black desde su móvil, al
pedir hablar con Muhr su madre le dijo que él estaba ocupado, pero que le daría
el recado. Aquello me ensombreció aún más. ¿Me lo estaban negando o él no
quiere saber de mí, se habrá cansado?
-Esto no está
bien. -Repetía en letanía mientras intentaba dar respuesta a las
múltiples preguntas que atosigaban mi nublada mente y solo una certeza era la
que se repetía una y otra vez: “es él quien no quiere verme”. La enfermera termino
su labor y con una sonrisa triste dejó la habitación.
-Buenas noches
Qhuinn. –Saludó mi doctor entrando en la habitación-
¿Es que este
tipo vive aquí? ¿Cómo se llamaba? … ¿McDonal? ¿Mc Enci?, en realidad no era
importante. Se sentó junto a mi cama y comenzó a hablar de manera muy seria
sobre la denuncia de maltrato contra mi padre, de los procesos legales que se
le abrieron, habló algo sobre una investigación en curso de las cuentas
bancarias familiares que estaban haciéndole a mis padres de lo cual él no
manejaba mucha información. Obviamente, nada de lo que decía me interesaba.
-Qhuinn, lo que
te estoy hablando es importante. La policía está esperando mi autorización para
interrogarte al respecto.-Enfoqué mi vista en el doctor-
-Importante es
lo que te voy a decir ahora, me importa un huevo lo que tú quieras decirme y me
suda la polla por lo que hacen o dejan de hacer mis padres, mi vida es mía eso
es lo único que me importa. Así que apróntate, que me voy a largar de este
maldito lugar, estoy harto de ti, de tus mentiras, de tu condescendencia y de
la lástima de todos. –La cara de sorpresa del doctor no evitó que viera un
atisbo de ¿orgullo? ¿Le gustaba ser puteado? Y luego el raro soy yo.
-No puedes irte
Qhuinn. -me dijo muy tranquilo, ignorando los tacos que le había soltado- Aún
te falta algún tiempo de recuperación que debes hacer aquí, estimo unos 15 días
mas, si te portas bien…–Miró las ataduras y frunció el ceño- serán menos días,
quizá. Lo que te sucedió no fue algo sencillo, requieres de reposo y cuidados.
-Ya veremos… ¿Y
si crees que con estas simples cosas –jalé mis restricciones- puedes detenerme?
Espera y veras. –Negó con paciencia-
-Debes entender
que esto no es que quieras o no quieras quedarte aquí Qhuinn, esto no es un
hotel o prisión, ni tu un huésped decepcionado con la administración o un
secuestrado intentando huir de sus captores. Tu permanencia aquí ni siquiera
esta en discusión, esta amigable charla es solo para intentar que reflexiones
sobre el daño que tus acciones le hacen a tu recuperación. Sé que eres joven y
apasionado, pero en este momento tu recuperación es lo más importante y es en
realidad lo único que debería importarte.
Chasquee la
lengua y rodé los ojos restándole importancia a sus palabras.
-Moriste Qhuinn,
dos veces se te paralizó el corazón, toma conciencia de ello. Y no soy
mentiroso, nunca te mentiría, ni como doctor, ni como tut... – Suspiró- Es
mejor que lo sepas de una vez, eres casi un adulto y es cierto, no mereces
condescendencia, ni lástima. –lo miré, algo me decía que no me gustaría lo que
iba a oír- Esta mañana hablé con Muhrder y él no vendrá porque…
Mi corazón se
paralizó, sospechar es distinto a afirmar, no escuché nada más del discurso que
comenzó a darme el doctor, cosas sobre inmadurez, confusiones, enamoramientos,
calenturas… que se yo, no le prestaba real atención.
-Quiero que te
vayas –susurré- necesito estar solo –volteé mi rostro para no mirarle-
-¿Estarás bien?
–Pregunta idiota dirigida a alguien a quien le arrancaron el corazón sin anestesia-
-Si… seguro que
si –dije con sarcasmo-
-Enviaré a la
enfermera a que te desate, no se porque lo siguen haciendo.
Salió de la
habitación dejando una estela de tristeza. Yo solo sentía que mi cuerpo se
enfriaba de adentro hacia afuera. Cerré los ojos y dejé que mi mente
simplemente se apagara entumecida por el hielo del que se cubría mi corazón.
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