miércoles, 1 de abril de 2015

Capítulo 20


P.O.V. Qhuinn Lohstrong

Me sentía embobado, mis movimientos eran lentos y mi rostro dolía. Sin embargo en mi mente había un nombre por el cual buscaba salir de mi sopor: Muhrder.

Escanee la habitación sin abrir mucho los ojos, estaba solo. Una angustia repentina empezó a acumularse en mi pecho. No entendía el origen de esta ansiedad, solo que necesitaba llegar a él.  ¿Dónde esta? Que no estuviese conmigo no era buena señal.

Tenía recuerdos difuminados de gritos y furia, una gama de voces demasiado confusas para poder hilarlas en algo comprensible. Lo último que recordaba eran los sollozos de Muhr buscando consolarme. ¿De que? Ah... si… mi padre.

Él estuvo aquí y la vieja amargura regresó con él. ¿Por qué simplemente no se quedaba lejos de mí? Hice una mueca y el dolor de mi mejilla me recordó sus golpes. Abrí mis ojos grandes como platos al ponerle sentido a todos mis confusos recuerdos. No tenia que ser un genio para imaginar lo sucedido aquí. Recordaba los gritos de Muhr, de mi padre, identificaba sus voces, las demás debieron ser del personal.

Un dolor de cabeza amenaza con empezar. Ay Dios, otra vez migraña no. Necesitaba toda mi energía. Necesitaba comprobar que mi padre no hubiera dañado a mi Muhr, conocía a ese bastardo y padre mío o no, lo mataría si le tocó a Muhr un solo pelo.

Necesitaba ir a buscarle… Ahora.

Tomé unas superficiales respiraciones y comencé a moverme, la punzada en mi costado me dejó totalmente sin aliento y mi mano se fue de inmediato a la lesión, muy lentamente comencé a tomar pequeños respiros e intenté sentarme, sin embargo al tratar de apoyarme la intravenosa me molestaba, los aparatos y cables pegados a mi pecho picaban y mi dedo estaba atrapado en otro artilugio del demonio

-¡Joder! –Dije para mi mismo mientras observaba todo con rabia-

En un instante de impulsividad mezclado con frustración comencé a quitar todos esos aparatos de mí, las máquinas comenzaron a chillar como locas, necesitaba llegar con urgencia a mi Muhr, quería saber de él, verle con mis  propios ojos para asegurarme que estaba en perfecto estado.

Simplemente le quería junto a mí.

Logré sentarme en el momento que un pelotón de enfermeras ingresaron al cuarto, bien poco me importó, Muhrder es prioridad.

-¡Por Dios se ha sacado la intravenosa! –Dijo una- ¡Está fuera de si! –Dijo otra- ¡DEBEMOS SEDARLO!

-¡Ni se les ocurra meterme esa mierda! Solo quiero ir con mi novio -Intenté ponerme de pié sólo para que mis piernas no respondieran  y de no ser por el médico que ingresó tras ellas, me hubiese dado un buen costalazo en el piso-

Unas horas después y luego de dos intentos de fuga más, estaba en la cama con todos los artilugios del demonio puestos nuevamente en mi. Las enfermeras amenazaron con atarme a la cama para que no intentara fugarme de la habitación otra vez.

Como si eso me hubiera detenido.

Lo único que cambió mi actitud fue que el doctor me dijo las únicas palabras que le dieron algo de paz a mi corazón: …”Muhr esta bien, esta en otra habitación descansando, apenas despierte lo traeré aquí para que lo veas”... -al parecer a él si le pusieron dosis de caballo.

Aunque ya era de noche me quedé mirando fijamente la puerta esperando su llegada. Obviamente bien atado, las enfermeras son criaturas sádicas, sin piedad y muy desconfiadas que cumplen sus amenazas. Al parecer ellas no creían en mis promesas de buen comportamiento, pero al menos conseguí que no hubiera sedantes.
  
P.O.V.   Muhrder Black

-¿Como está mi bello durmiente? -sonreí con los ojos aun cerrados, mi madre siempre me despertaba así. Fruncí el ceño cuando sentí mi lengua pastosa, abrí los ojos y enfoqué, mi madre estaba muy cerca a mi cara.

-Mamá, me mareas, estas muy cerca -ella rió y se sentó en la cama, acarició mi cabello y me sonrió con amor.

-¿Cómo te sientes mi vida? -la miré extrañado pero contesté-

-Con resaca, pero no recuerdo haber tomado -abrí los ojos como platos cuando la realidad y los recuerdos me golpearon, miré a mi alrededor, estaba en una habitación de hospital, miré mi ropa, estaba con un batín  de hospital. -Esto era algo innecesario- Miré a mi madre.

-Normas del hospital -se encogió de hombros. Hice el intento de levantarme pero ella puso su mano en mi hombro- Qhuinn está bien, lo sedaron como a ti, intentó fugarse de su habitación para buscarte.

-Mama déjame ir a verlo, me necesita. –Insistí buscando sentarme en la cama.

-Son las 10 de la noche Muhr, él está profundamente dormido, no te espera esta noche -mi mamá no dejaba nada a discusión.

-Solo quiero verlo, aunque no le hable. Por favor mamá –rogué y ella negó con la cabeza.

-No Muhrder, esta noche tómatela libre y duerme. Mañana lo ves cuando ambos estén mas descansados. ¿No es que se fuera a ir a algún lado? –Sonrió- Además tenemos que conversar tu y yo -Me miró seria... esa mirada no me gustaba, solo la vi una vez y fue antes de aplicar a mis becas con Diana-

-Mamá, ¿no podemos esperar a salir de este lugar y estar vestido para la charla madre e hijo? – miré bajo la sabana en un gesto gracioso de recordarle mi desnudes-

-Nop -ella negó con la cabeza y pronuncio su “p”- Me gustas así: “sin posibilidades de escape”. – Asentí, estaba medio grogui aún. Me miró fijamente-

-¿Tan malo es? –Pregunté interpretando su expresión-

-¿Te parece malo cuando tus padres te demuestran su amor, preocupándose por ti?

-Mamá, estoy bien, ese tío apenas me toco.

-Lo sé, te sedaron por el bien de él. –Rodó los ojos-

-Mamá ¡el golpeó a Qhuinn! –Ahora si me senté en la cama sin dejar de hablar, ignoré el dolor de mi mano cuando me apoyé en ella para acomodarme.- No le importó que acabara de salir de una cirugía importante... ¡lo pudo matar! -se me quebró la voz y las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas-

-Lo sé mi amor, no te diré que estuvo bien porque la idea de que te lastimen me rompe el alma, pero... -Estiró su mano y limpio mis lagrimas con su pulgar. -me alegra que le dieras duro.

-Casi se muere mamá… por mi culpa- dije casi en un susurro.

-No es así -Ella negó con la cabeza- Tu no lo empujaste contra el vehículo…

-Él me ama… me ama tanto que atacó a un hombre por salvarme… ¿ya lo olvidaste? –Negué frenético, la culpa siempre estaba ahí en mi corazón- Porque yo no lo olvido ni un solo instante. –Mi madre cerró los ojos, suspiró y se mordió el labio.- No le importó ir preso, mamá. ¡Él mató por mí! -Sollocé como un crío-

-Muhr… creo que…

-…Y luego… luego… -la interrumpí- …a pesar de que yo me alejé de él como un maldito ingrato –sorbí los mocos y negué con la cabeza mientras seguía llorando- …me sacó del camino… por Dios…se dejó atropellar…por mi…-Mi madre me ofreció unos pañuelos de papel que buscó en su cartera-

-Basta hijo, serénate… -Se acercó y me abrazó, yo no sabía por que mierda lloraba tanto, ¿que me pasaba?, putos sedantes que te ponen así de sensible. – Todo estará bien, mañana será un nuevo día y nos iremos a casa, creo que has estado para Qhuinn más allá de lo esperado, Tú también eres un buen amigo y estoy segura que él lo sabe. Es evidente tu devoción por su… amistad -Me separé de ella lo suficiente para mirarla-

-Mamá, yo no lo veo como un… amigo -me sonrojé furiosamente y ella me miró fijamente, pestañeo fuerte y por un segundo vi como controlaba una crispación facial. Ella no estaba feliz, pero se controló rápidamente.

-Aunque tu no lo creas mi amor, eres un gran ser humano –me sonrió sin dientes, era evidente que le temblaban los labios. Quería llorar- No sé por que piensas que no lo eres.- moví la cabeza negando- ¡Basta Muhr! No sé porque no lo crees, pero lo eres, y lo he visto muy claramente estos días. Le has dado a ese muchacho mas apoyo del que probablemente ha recibido en su vida. No le debes nada.

-Esa noche, yo me daba el lote con Diana mamá…- Mi madre respingó- como el egoísta que soy, porque la necesitaba, porque ella era perfecta para mi futuro y ustedes serian más felices -Mi madre me miraba con comprensión y respiró hondo serenándose-

-Los padres son felices cuando sus hijos son felices, están seguros y nada los amenaza. –Ella hizo un gesto con la mano mostrando la habitación – Este no es el lugar que soñaba para ti. Te aseguro que todo lo demás es irrelevante. Hay amores y amores Muhr. Hay amores que te regalan hijos maravillosos y una vida serena y plena. Y hay amores que te llevan a una cama de hospital. No se tu, pero yo tengo claro que tipo de amores quiero para mis hijos, independiente a su género. –Bajé la cabeza y luego la miré otra vez-

-Espero que te refieras a Diana, porque fue su loco amor el que nos trajo aquí. –Mi mamá asintió con los labios apretados, sabía que esta charla se estaba poniendo densa- Siento decepcionarte mamá –Ella me abrazo fuerte y se relajó. Apoyé mi cabeza en su hombro-

-Tu nunca me has decepcionado y nunca lo harás mi amor… solo creo…

-Mamá ¿cómo le explicaré a Selena que soy… que no me gustan las mujeres? –pregunté con angustia en mi voz. -¿Cómo le digo que estoy enamorado del chico que esta instalado en su  habitación? -mi madre me acarició la mejilla secando mis lágrimas, no sabia que seguía llorando. Joder. Lloraba por todo-

-Hijo –suspiró- Te preocupas tanto por no ser rechazado que creo no le estas dedicando tiempo al tema que realmente importa. –la miré sin comprender-

-Yo no me preocupo por eso. Me importa un comino sino me aceptan con mis nuevos sentimientos, Yo soy Muhrder Black y…

-Y estás terriblemente asustado de perder el aprecio y admiración de tus padres, de tu hermana…, de tu padrino…

-¿Qué? Pero si mi padrino es gay –Mi mama se sorprendió-

-¿te lo dijo?  –Asentí-  Bueno, te estás tomando muchas molestias  encontrando adeptos a tu causa “Lograr que Muhrder y su forma no convencional de amor sea aceptada y admirada”. –Hizo comillas con los dedos-

-Mamá…

-Eres un científico Muhr, hablemos de ciencia. ¿Dónde se ha visto que un producto se promocione sin pruebas de eficiencia? Antes de promocionar un producto, se tiene que estar seguro que ese producto funciona. Sino, podrían verse muy perjudicados los inversionistas. Tu “enamoramiento”, esta empezando por su publicidad. ¿Ya le hiciste las pruebas de eficiencia? –me sonrojé furiosamente y negué con vehemencia, no le diría a mi madre de mis exploraciones ni muerto- Como lo imagine. –Dijo y chasqueo la lengua-

-Te preocupas tanto por no perturbar la forma de vida que conoces, por mantener una imagen, por continuar siendo perfecto a los ojos de todos, que no se si te has tomado algún tiempo para meditar sobre “quien realmente eres”.

¿Te has detenido a pensar si lo que sientes por Qhuinn es real? ¿Estás seguro que lo que sientes es amor? ¿No podría ser solo un intenso cariño por alguien que, además de encontrarse en una situación muy vulnerable, te ha salvado en más de una ocasión la vida? ¿No será agradecimiento o quizá una oportunidad de ser endiosado? Por que ese chico te admira. –Afirmó- ¿No será esto, una especie de compromiso generado por tus ansias de “perfección”? –Pestañee- Muhr, ¿alguna vez te sentiste atraído por algún muchacho antes de Qhuinn? –Negué lentamente- ¿y por Diana? -me quede pensativo-

-Antes, cuando éramos más jóvenes, ella se puso muy hermosa y yo, bueno, crecí también. –Las lágrimas se habían detenido, mi madre definitivamente era una gran abogada, ya no estaba seguro ni de cómo me llamaba.

-¿Alguna vez te dio curiosidad el cuerpo masculino antes de Qhuinn? -negué y me ruborice recordando aquella única noche- ¿y el cuerpo femenino? -mordí mi labio sabiendo que la idea no era mentir-

-Siempre –dije y ella asintió-

 -Hijo, Creo que tienes que hablar con tu padre antes de tomar cualquier decisión sentimental con Qhuinn. Yo solo te puedo decir, que estas en una etapa de tu vida, donde los cambios abundan, donde las decisiones están a la orden del día, pero que ninguna es irreversible, ni obligatoria, creo que eres joven y es natural que algunas experiencias te empujen a descubrirte, pero eso no significa que tengas que definir nada -la mire confundido- No sé si esto se le debe contar a los hijos, pero quizá te ayude ¿recuerdas a tu tía Camilla?

-¿Con quién pasamos el verano hace tres años? -mi madre asintió- Si, claro que la recuerdo, tiene una hija muy linda -me ruboricé y mi madre sonrió, ella sabía que yo había tenido unos besos con mi “primita”-

-Ella y yo nos conocimos en la universidad, ahí también conocimos a tu padre y al doctor Mackenna, Los cuatro éramos inseparables, al menos desde tercero, los dos primeros años solo conocí a Camilla -asentí lentamente, aun no sabía a donde quería llegar mi madre y yo deseaba que se fuera para poder escabullirme e ir a ver a Qhuinn, era evidente lo que mi madre intentaba hacer, pero yo se que esto que siento, jamás lo he sentido y solo necesito ir con él, necesito cuidarle-

-Mamá, ¿a dónde quieres llegar?  -mi madre tomo aire y miro al techo de la habitación antes de mirarme a los ojos-

-Camille y yo fuimos amantes por un año -decir que mi boca cayó abierta era poco ¿mi madre es lesbiana?-

-¿Papá...? -ella asintió-

-Por supuesto que lo sabe, ambos sabemos todo del otro, además eran los 70’s -soltó una risita y yo no reía. Fruncí el ceño mortificado. Ese verano mi madre y Camille estuvieron muy juntas y cariñosas. Gruñí-

-Mamá ¿eres bisexual? -ella abrió los ojos-

-Yo no soy bisexual, ni homosexual, ni heterosexual, solo soy sexual, un ser humano sexual, que cree que no importa la envoltura sino la esencia de las personas, es eso lo que te enamora. Y yo no encontré en la esencia de Camille lo que mi alma necesitaba para ser feliz, ni lo hizo ella,  lo encontré en tu padre y ella en Mathew su esposo –sonrió algo incomoda-

-Pero en las mujeres es distinto, que se exploren no cambia nada, para un hombre lo cambia todo y yo... diablos... -arrastre mi cabello hacia atrás, mi madre ya empezó a hacerme dudar otra vez, soy un jodido inmaduro. –Simplemente, los hombres cuando se enamoran no cambian de opinión, No hay marcha atrás.

-Muhr, habla con tu padre de tus sentimientos por Qhuinn o los que crees que tienes por él, es mi consejo mi amor y sobre todo antes de ilusionar mas a ese muchacho, creo que ya ha vivido demasiadas decepciones fuertes como para seguir agregándole mas, si de verdad quieres pagarle como se merece por lo que ha hecho por ti, no vayas a él con dudas -mi madre se levanto de la cama, me dio un beso y caminó hasta la puerta. –Tu padre te llevará a casa en la mañana. –Asentí y ella salió de la habitación. Me recosté nuevamente, ahora si gemí por el dolor en mi mano. Cerré los ojos y desee que me pusieran mas de esa droga para dormirme de inmediato. Sin tanto pensar. 

-Qhuinn ¿porque soy tan cobarde? –dije para el Qhuinn que vivía en mis pensamientos. Se me humedecieron los ojos- ¿Te amo Qhuinn? ¿Se amar Qhuinn? ¿Merezco tu amor? -suspiré- Quisiera ser un poco como tu. Tu si sabes amar mi amigo ¿Porque me amas a mí? ¿Qué hice yo? Si solo soy el bastardo que se la pasa tomando ventaja de ti, de tus ilusiones... soy un maldito cabrón que no te merece Qhuinn -tapé mis ojos con mi brazo- ¿qué hago Qhuinn? ¿Y si te fallo? no soportaría herirte, no soportaría ver en tus ojos decepción.

Otra vez no.


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-Buenos días Muhrder Black -bajé mi brazo de golpe, la luz que entraba por la ventana me cegó por un instante. Me hice visera con la mano buena y enfoqué: el doctor Mackenna me miraba divertido- Tu espectáculo de ayer fue increíble, pensé que destacabas en tecnología, no en boxeo –Pestañee, aclarando mi mente, al parecer me había quedado dormido otra vez. Estaba muy desorientado-

-Lo siento –hice una mueca por el sonido ronco de mi voz, aclaré la garganta y él negó-

-No lo hagas, pude detenerte antes, pero salí a llamar a seguridad, me tomé mi tiempo, ese tipo merecía un par de minutos de tus puños –sonreí-

-Gracias... yo… -toqué mi garganta, el doctor asintió y me acercó un vaso con agua. Tomé el vaso y tras unos tragos, lo coloqué en la mesita lateral. -¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo he dormido? Vino mi madre, pero ya no se si lo soñé.

 -Son las 6:45 am vine a verte antes de empezar mi ronda. –eso me sorprendió. Al parecer había dormido toda la noche- Y No lo soñaste, Melissa estuvo por aquí anoche. Se quedo en el Hospital hasta muy tarde. 

-¿dormí tantas horas?... son muchas horas… Y Qhuinn…

-Lo sé, quieres ir a ver a Qhuinn, ayer en la tarde fue muy difícil evitar que saliera corriendo a buscarte, le prometí que te llevaría con él en cuanto despertases, pero te encontré durmiendo luego que se fuera tu madre.

-Ella me dijo que estaba sedado, yo quise ir…

-No tengo la menor idea de donde sacó esa información. Quizá lo imaginó. -Mackenna limpió su garganta y yo fruncí el ceño. Mi mamá me mintió deliberadamente.- Luego de comprobarte fui a verlo, él seguía despierto esperando por ti –Me sentí como la mierda, nuevamente le había fallado, ¿cuantas veces mas lo iba a hacer?-

–Si, seguro lo imaginó, ella quería que descansáramos. –Y me acordé- ¿Qué pasó con el padre de Qhuinn?

-Tu mamá puso la denuncia y la policía se lo llevó, ya las autoridades se están encargando. –Me relajé, al menos ese tipo no era una amenaza- 

-¿Qhuinn lo sabe? -Mackenna negó.

-Paso una tarde complicada y la noche...-hizo una mueca- Tu eres por el único que pregunta. No me pareció pertinente hablarle de su padre si él no estaba interesado. Al menos no ayer. Quizá tu se lo puedes decir ahora que lo veas. -Miré mis manos- Bueno hijo, Qhuinn muere por verte. ¿Vamos?-Yo negué con la cabeza, Mackenna me miró sorprendido, si hasta yo estaba sorprendido-

-Umm… me gustaría ir a mi casa a bañarme y cambiarme, ahora que Qhuinn esta mejor, creo que me tomare un par de horas ¿le podrías decir que aun duermo? Así no se angustia –mi padrino frunció el ceño y asintió-

-Mmm entiendo y está bien, tu madre estará muy feliz de verte por casa. –Yo asentí sin mirarlo. No sé porque me sentía tan avergonzado.- Tu padre esta por llegar, le avisaré que estas de alta y que puede llevarte a casa. –Yo asentí agradecido y lo miré, mordí mi labio. -Muhrder, si necesitas hablar aquí estoy -yo asentí nuevamente, no tenia muchas ganas de charlas profundas, así que busqué mi ropa con la mirada- te daré un poco de privacidad.

-Gracias.-sonreí y mi padrino camino hasta la puerta, pero antes de salir giró-

-Muhr, si pudieras simplemente visualizar tu futuro ¿esta Qhuinn ahí? si la respuesta es no, mejor no regreses y no te preocupes por quien lo asistirá, yo veré por él hasta su mayoría de edad -abrió la puerta- Pero si la respuesta es sí -me miro por sobre su hombro y sonrió con tristeza- No te conformes con hacerlo padrino de tus hijos, dalo todo por él -salió cerrando la puerta con suavidad-

¿Qué fue todo eso?

Bajé de la cama y busqué mi ropa, no quería sacarle la raíz cuadrada a las palabras de mi padrino. Sonreí. ¿Dijo que él se ocuparía de Qhuinn? Sonreí ampliamente. Qhuinn ya conquistó a mi padrino, ¿pero quien no querría a Qhuinn? Suspiré y continué con la ropa. Mejor dejar de pensar. Al menos con Mackenna, Qhuinn tendría la mejor atención médica.

Una asistenta entro en la habitación sin tocar, felizmente ya tenia los pantalones arriba, empujaba un carrito con el desayuno.

-Perdón, debí tocar, pensé que estaría durmiendo. ¿Ya se va? – le sonreí.

-Descuida. El Doctor pasó por aquí, ya me dió el alta, así que me voy. Pero me tomaré el desayuno igual, gracias. – Asintió y dejó la bandeja sobre la mesa de apoyo.

-Aquí lo dejo. –Agradecí y salió de la habitación. Me acerqué a cerrar la puerta y luego terminé de cambiarme. Mi mente estaba con Qhuinn, pero mi cuerpo deseaba correr a casa. Necesitaba tomar una ducha de verdad y caer en mi cama. El hospital me estaba asfixiando.


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P.O.V.    Qhuinn Lohstrong

Miré a la enfermera jugar con unas ampollas y aplicarlas a la vía, ella era la enfermera del turno noche, habían pasado casi 24 horas desde que ese doctor me prometió traer a Muhr.

La noche pasada, la misma enfermera me dijo que Muhr estaba durmiendo profundamente debido al sedante que le habían aplicado, así que seguí su ejemplo y también me dormí, amarradito pero tranquilo. En algún momento de la noche alguien debió soltar las amarras que me sujetaban por que amanecí sin ellas. El día de ayer, había sido un día bastante perturbador y agitado, y a pesar que mi corazón hubiera esperado por Muhr indefinidamente mi cuerpo se sentía realmente cansado. Así que cuando caí dormido, fue como roca.

Amaneció y la enfermera del turno noche se despidió, hacia cambio de turno. Recibí la visita del doctor, me revisó y aún contra mi voluntad lo dejé hacer, le pregunte por Muhr y me dijo que aún dormía. Que vendría luego.

Mi alegría se fue esfumando poco a poco a medida que las horas transcurrían, mi Muhr no venía, al medio día  otra enfermera me dijo que él había sido dado de alta y que su padre se lo había llevado a casa temprano. ¿Por qué no vino a verme? Yo le estaba esperando. ¿El doctor no le dijo? ¿Pensaría que aun dormía?

Luego de otro intento fallido de fuga, una dosis relajante e inmovilización contra la cama, dormí toda la tarde. 

Ahora son las 10 de la noche y tras usar todos mis encantos y quizá dar un poco de lastima, logré que la enfermera de noche llamara a la casa de los Black desde su móvil, al pedir hablar con Muhr su madre le dijo que él estaba ocupado, pero que le daría el recado. Aquello me ensombreció aún más. ¿Me lo estaban negando o él no quiere saber de mí, se habrá cansado?

-Esto no está bien. -Repetía en  letanía mientras intentaba dar respuesta a las múltiples preguntas que atosigaban mi nublada mente y solo una certeza era la que se repetía una y otra vez: “es él quien no quiere verme”. La enfermera termino su labor y con una sonrisa triste dejó la habitación. 

-Buenas noches Qhuinn. –Saludó mi doctor entrando en la habitación-

¿Es que este tipo vive aquí? ¿Cómo se llamaba? … ¿McDonal? ¿Mc Enci?, en realidad no era importante. Se sentó junto a mi cama y comenzó a hablar de manera muy seria sobre la denuncia de maltrato contra mi padre, de los procesos legales que se le abrieron, habló algo sobre una investigación en curso de las cuentas bancarias familiares que estaban haciéndole a mis padres de lo cual él no manejaba mucha información. Obviamente, nada de lo que decía me interesaba.

-Qhuinn, lo que te estoy hablando es importante. La policía está esperando mi autorización para interrogarte al respecto.-Enfoqué mi vista en el doctor-

-Importante es lo que te voy a decir ahora, me importa un huevo lo que tú quieras decirme y me suda la polla por lo que hacen o dejan de hacer mis padres, mi vida es mía eso es lo único que me importa. Así que apróntate, que me voy a largar de este maldito lugar, estoy harto de ti, de tus mentiras, de tu condescendencia y de la lástima de todos. –La cara de sorpresa del doctor no evitó que viera un atisbo de ¿orgullo? ¿Le gustaba ser puteado? Y luego el raro soy yo.

-No puedes irte Qhuinn. -me dijo muy tranquilo, ignorando los tacos que le había soltado- Aún te falta algún tiempo de recuperación que debes hacer aquí, estimo unos 15 días mas, si te portas bien…–Miró las ataduras y frunció el ceño- serán menos días, quizá. Lo que te sucedió no fue algo sencillo, requieres de reposo y cuidados.

-Ya veremos… ¿Y si crees que con estas simples cosas –jalé mis restricciones- puedes detenerme? Espera y veras. –Negó con paciencia-

-Debes entender que esto no es que quieras o no quieras quedarte aquí Qhuinn, esto no es un hotel o prisión, ni tu un huésped decepcionado con la administración o un secuestrado intentando huir de sus captores. Tu permanencia aquí ni siquiera esta en discusión, esta amigable charla es solo para intentar que reflexiones sobre el daño que tus acciones le hacen a tu recuperación. Sé que eres joven y apasionado, pero en este momento tu recuperación es lo más importante y es en realidad lo único que debería importarte. 

Chasquee la lengua y rodé los ojos restándole importancia a sus palabras.

-Moriste Qhuinn, dos veces se te paralizó el corazón, toma conciencia de ello. Y no soy mentiroso, nunca te mentiría, ni como doctor, ni como tut... – Suspiró- Es mejor que lo sepas de una vez, eres casi un adulto y es cierto, no mereces condescendencia, ni lástima. –lo miré, algo me decía que no me gustaría lo que iba a oír- Esta mañana hablé con Muhrder y él no vendrá porque…

Mi corazón se paralizó, sospechar es distinto a afirmar, no escuché nada más del discurso que comenzó a darme el doctor, cosas sobre inmadurez, confusiones, enamoramientos, calenturas… que se yo, no le prestaba real atención.

-Quiero que te vayas –susurré- necesito estar solo –volteé mi rostro para no mirarle-

-¿Estarás bien? –Pregunta idiota dirigida a alguien a quien le arrancaron el corazón sin anestesia-

-Si… seguro que si –dije con sarcasmo-

-Enviaré a la enfermera a que te desate, no se porque lo siguen haciendo.

Salió de la habitación dejando una estela de tristeza. Yo solo sentía que mi cuerpo se enfriaba de adentro hacia afuera. Cerré los ojos y dejé que mi mente simplemente se apagara entumecida por el hielo del que se cubría mi corazón.


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