Días después…
P.O.V. MUHRDER
BLACK
¿Te sientes
bien?-pregunté preocupado, mientras ingresaba al departamento de mi padrino.
Lancé a la
mesita del recibidor las llaves que tenía en las manos y corrí a sostener a
Qhuinn que se había quedado de pie en la entrada del departamento, con una mano
apoyada en su costado y algo pálido.
-Sí, estoy bien,
solo tuve un bajón de energía. Aún tengo que acostumbrarme al ejercicio. –Me
guiño un ojo y se enderezó-
-Quizá necesitas
un poco de dulce. -Le di un beso en la oreja, ayudándolo a terminar de ingresar
al departamento-
-Yo creo que sí.
–dijo, rodeó mi cuello con sus brazos y yo rodee su cintura con los míos, con
el pie termine de cerrar la puerta del departamento y así pude apoyarlo contra
la puerta.
-Ummm…-lamí su
labio inferior y me apreté contra sus caderas–
Pero primero, te hare una merienda, no quiero que te desmayes en pleno
atracón de golosinas –Le di un beso y lo remolque hasta el sofá-
-Tampoco estoy
tan grave, puedo caminar solo -gruñó cuando lo senté y luego lo arrope con una
manta cercana– ¡Oye! No soy un enfermo –reí ignorándolo- ¿Y no deberías
llevarme a la cama? –Lo miré con fingida sorpresa- ¡Eyy! tu sabes lo que quiero
decir… - Se defendió. Yo lo miré con los ojos entrecerrados y asentí, aun con
cara de escandalizado-
-Lo sé y me
sorprende que seas tan directo, “TU” aun eres un niño… -negué reprendiéndolo–
Muy mal Lohstrong, muy mal ¿con quién se estará juntando que se comporta tan
lanzado? –Gruñiste- Usted calladito y déjese mimar, que desde hoy soy su
“enfermero sexy” que cuidara de usted cuando la enfermera diabólica se vaya a
casa –Reímos-
-Estás loco
amigo…
-Lo estoy…, pero
loco por ti –dicho esto, le comí los labios en un beso delicioso. –ummm… ya
vengo, voy por algo que comer y regreso. Tú descansa aquí, no me tardo.
-Pe… pero quiero
recostarme –lloriqueó-
-Luego de comer,
nos vamos a “recostar” -hice mis clásicas comillas y el solo rió y me lanzo un
almohadón-
-Ya vete y trae
algo rico, tengo hambre.
-Si mi amo, pero
sería más fácil irme si me suelta la pierna -había atrapado mi pierna entre las
suyas-
Qhuinn no me
dejó ir sin antes soltarme algunos gruñidos y lloriqueos, él quería ir directo
al “postre” y yo también, pero ¿qué clase de novio sería, sino lo alimentaba primero?
hoy íbamos a gastar muchas calorías. Bueno, yo iba a gastar muchas calorías, él
no debía moverse, solo disfrutar.
Con ese feliz
pensamiento me puse a preparar los sándwiches.
Había pasado una
semana y un poco más, desde el día de mi cumpleaños y como Mac prometió, Qhuinn
fue dado de alta. Lo bueno de saberlo con tiempo, fue que pude trasladar las
pertenencias de Qhuinn y las mías con calma.
Muy por el
contrario a lo que pensé que sucedería, mis padres no pusieron el grito en el
cielo cuando la cotilla de Selena les chismoseo que me mudaría con Qhuinn a
casa de mi padrino, no solo me felicitaron por independizarme tan joven, sino
por haber elegido tan bien a mi compañero. Yo estaba con la mandíbula en el
piso, Selena solo reía la muy cabrona y aunque no entendía el cambio de 180
grados de la actitud de mis padres, se lo agradecía a Dios y a todo el coro de
ángeles.
El único detalle
malo es que junto con su bendición, llegó el recordatorio: “el independiente
baila con su pañuelo” o sea: se paga su comida”, me explicaron que el dinero de
mi universidad solo cubría mis estudios, si vivía fuera de casa o del campus,
tenía que hacerlo por costo propio. No tenía ni mierda de dinero y con los
ahorros de mis padres solo se podría cubrir la Universidad. Necesitaba buscar
un empleo pronto, puesto que ya no tenía las becas de estudio y manutención que
incluían la alimentación y alojamiento. En fin, ya para que pensar en lo que no
hay.
Guarde lo
restante del jamón y el pan. La alacena y el refrigerador estaban a tope y bien
surtidos. Durante la semana, Selena e incluso mi madre me habían ayudado a
equiparla. Mackenna era un soltero que vivía más en el hospital que en su
departamento, es por eso que cuando me dio las copias de las llaves y vine a
hacer un reconocimiento del territorio me encontré con un pueblo fantasma.
Mi madre era
otra mujer. Estos últimos meses se había comportado conmigo como una total
extraña, casi una enemiga, pero ahora era mi cómplice, mi amiga. Sin embargo,
por más amiga y cómplice que fuera, jamás me contó algo acerca de la
conversación que tuvo con Qhuinn al día siguiente de mi cumpleaños. Ese día,
partió para la clínica ni bien termino de desayunar, nos dejo encargada la
limpieza de la cocina a Selena y a mí antes de marcharse. Selena estaba algo
enojada por que también le había pedido a ella que se mantuviera al margen, que
ahora los temas que tenía que tratar con Qhuinn eran muy serios y estrictamente
privados, que mejor ni le preguntemos sino queremos sentirnos rechazados. Ese
día mí hermanita casi perdió los papeles, creo que era la primera vez en su
vida que mi madre la dejaba fuera y odiaba no estar enterada. Yo por mi parte
estaba tranquilo porque sabía que en la tarde vería a Qhuinn y él me contaría
todo, teníamos un acuerdo, nunca secretos, no más. Solo traen malos entendidos,
intrigas y discordias. Y efectivamente, en la tarde Qhuinn me lo contó todo y
entendía la aprensión de mi madre, eran temas muy delicados, no para ser
conversados en la mesa de desayuno en familia. Pero lo mejor de lo que me
contó, no fue el cotilleo legal, sino que habían conversado con mi madre y
aclarado cualquier diferencia, estaban sino bien, estaban por buen camino, con
eso puedo vivir.
-¡¿Te vas a
demorar tanto?! –gritó Qhuinn desde la sala, sacándome de mis pensamientos–
¡tengo hambre! Quiero mi postre de la tarde
-Sino dejas de
hincharme las bolas, te voy a dar de comer el queso rancio que tiene Mackenna
guardado desde abril
-Iuggggg… bueno,
¡solo apúrate! –respondió-
Su postre de la
tarde, es verdad, siempre se lo doy. Cada día desde que nos reconciliamos le he
llevado algo para merendar con mucha azúcar como a estas horas y habitualmente
terminamos empachados de besos de miel.
Todo era más
brillante ahora para mi, ¿será por eso que mirando alrededor, la decoración
impersonal se me hacia tan fría? No entendía como una persona tan genial había
dejado de vivir, para vivir la vida de otro. Sabía que el amor a veces es
enorme, pero creo que en el caso de mi padrino fue insano. De todo corazón deseaba
que Dios le regalara una oportunidad con alguien que lo aprecie y lo ame como
se merece.
Me apoye en la
encimera y observe la tetera calentar el agua, poco a poco un suave silbido
nacía de su pico. Sonreí y mi mente se fue a recordar la semana de cargar cajas
que tuvimos Vlad, mi papá y yo. Bueno mi padre solo fue chofer, el enano y yo
fuimos los cargadores, mi padre abría las puertas y encendía las luces. Que
gracioso. Aunque más gracioso era escucharlo hablar de Qhuinn, ahora era su
“intocable Qhuinn”, no podía ni quejarme de él, porque ya se me iba al cuello,
para mi padre él era inmaculado, noble y decente… pobre de mí que no lo valorara.
¡Ufff! que tal
cambio ¿que habrán conversado esa noche que lo fue a visitar que llegó tan
distinto? ninguno me quiso contar, ambos me decían que era cosa de hombres y
que no cotillee como una vieja.
La mudanza nos
llevo medio día empacar, medio día transportar y como dos días acomodar. Eso
último lo hice yo solito, no quería que nadie viera lo que pretendía hacer. Mi
padrino nos entrego una habitación a cada uno, pero ambos le pedimos que nos
dejara dormir juntos, primero se negó argumentando que no era bueno para la
recuperación de Qhuinn, pero rogamos y suplicamos, al final termino por
aceptar, pero no sin antes advertirnos que su paciente no podía ejercer ningún
tipo de “esfuerzo” físico durante aproximadamente 4 meses hasta que las
costillas terminaran de soldar. Además de ruborizarnos furiosamente no dijimos
más. Mi padrino solo se rió con ganas y se fue murmurando que nos iban a doler
los huevos y al final de la semana tendría a dos internados de emergencia por
“huevitis aguda”. Ahora que lo pienso
mejor, me pregunto… ¿esa enfermedad existirá de verdad? porque no ha pasado ni
medio día y ya me están doliendo las bolas.
P.O.V. QHUINN
LOHSTRONG
Arropado como
bebé y muy cómodo me encontraba en el sofá. Desde mi posición escuchaba como
Muhr trasteaba en la cocina, así que me removí y puse cómodo, mi intención era
cerrar los ojos y descansar un instante. Este día era un día memorable y único,
el inicio de mi vida junto a él, el primero de muchos días que tendríamos por
delante y esperaba que ahora, pudiesen ser sin sobresaltos. Pienso que con lo
que hemos vivido en estos últimos meses ya ha sido suficiente para cumplir con
la cuota de dos vidas.
Los padres de
Muhr están siendo extrañamente comprensibles y muy tolerantes en lo que a
nuestra relación concierne, no pusieron trabas al momento que se enteraron que
viviríamos juntos ni de que ya estábamos planeando una vida juntos. Ellos han
sido muy buenos con su hijo y conmigo, sin embargo, aún no puedo perdonarles… y
aunque el mismo Dalai Lama dice “si no perdonas por amor, perdona por egoísmo,
por tu propio bienestar” pero… no puedo, tal vez más adelante.
Cuando su mamá
me fue a ver por todos aquellos chismes legales, ella fue muy afectuosa y
toleré su acercamiento por ser mujer y la madre de mi novio. Le trate con
respeto y hasta fui amable, después de todo ella no me parecía tan doble cara,
puesto que cuando estuvo en desacuerdo con nuestra relación siempre lo
manifestó sin ningún tapujo…
…cosa que fue
muy distinta con el señor Black.
Pidiendo
disculpas con el fin de pedir favores… si es muy cara de raja.
Comencé a
recordar aquella noche en la cual el señor Black me fue a ver, ocurrió horas
después de que me visitara la madre de Muhr. Él llegó todo lleno de alegría,
luces y estrellitas porque al final le había escuchado y cambiado de
opinión. Concluyó erróneamente que por
mi conversación con él, no denuncié a “Dianita”, y en consecuencia su
matrimonio y familia estaban libres de sus extorsiones. Estaba tan agradecido
por mi “nobleza de corazón” que haría todo lo que estaba de su parte para que
la relación que tenemos con Muhr resultara, el nos brindaría todo su apoyo,
incluso su bendición.
Frente a toda
esa verborrea no pude más que reír a carcajadas, con la señora Black podía ser
más cortes, pero con este señor no tuve las mismas consideraciones. Aún
recuerdo a la perfección lo que le respondí con total antipatía:
…“Señor Black,
dejemos esto bien en claro, si no hice esa puta denuncia no fue por hacerle un
jodido favor a usted, tengo motivos más y muy importantes que lo justifican,
así que no se arrime a la tarima de ganador porque usted no está incluido en la
lista de invitados, el que saliera beneficiado de mi decisión fue tan solo un
efecto colateral a un objetivo totalmente distinto, así que ya pueden bajársele
los humos que si ustedes prefieren vivir entre mentiras es su jodido problema,
no el mío, así que le agradecería que dejara de meterme en sus líos de faldas y
déjenos a Muhr y a mi vivir nuestras jodidas vidas como se nos dé la gana”…
Después de
aquello el hombre se quedó sin palabras, tal parece que con mi apreciación
le maté todo su lindo discurso, la
verdad es que poco me importó, pero esto me sirvió para darle entrada a lo
otro. No le dejé reaccionar y le hice entrega del sobre, le comenté su
contenido y lo que debía hacer con él. Quedó sin palabras y dijo que comprendía
ahora mi decisión y respetaría el hecho de que tuviésemos una relación
políticamente correcta, no forzaría la situación. Lo último que me dijo antes
de irse fue…”Gracias por amar tanto a mi hijo, es lo único que importa”.
El ruido de unos
pasos me regreso al presente. Mi Muhr…
-Que rico huele…
-dije con una sonrisa pintada en los labios.
P.O.V. MUHRDER
BLACK
El sonido de la
tetera al hervir me sacó de mis pensamientos, acomode los sándwiches en una
panera y salí de la cocina. En la sala encontré a Qhuinn con los ojos cerrados,
pensé que se había dormido hasta que sonrió.
-Que rico huele…
-dijo y sonreí-
-Pensé que te
habías quedado dormido.
-Me muero de
hambre por Dios y sin el postre no pienso dormir, promesa es promesa –asentí-
-Voy por el
resto.
Caminé a la mesa
del comedor y tome la bandeja con el azúcar, café y la leche. Antes de girarme
observe el sobre amarillo que me había entregado mi padre esta mañana antes de
ir al hospital por Qhuinn, me dijo que Diana lo dejo para mí. En el sobre
decía:
“Feliz
Cumpleaños Muhr”
No había querido
abrirlo hasta estar con Qhuinn presente, ya no quería secretos entre nosotros y
menos por culpa de Diana, no quiero que piense que aún me importa o que tengo
contacto con esa mujer, aunque quizá en el fondo si me importaba un poco. Ya el
tiempo había enfriado mi enojo, Qhuinn estaba bien y conmigo, éramos felices.
Yo realmente le deseaba que encontrara la paz y el amor en un buen hombre, en
una buena vida. Pero obviamente esto no se lo podía decir a Qhuinn, si es que
quería conservar mis bolas y tener mi postre.
Camine con la
bandeja en la mano y el sobre bajo el brazo.
-Mira lo que
dejo Diana en mi casa…. Al parecer es un regalo de cumpleaños, mi papa me lo
dio hoy antes de ir a por ti…- Qhuinn me miro y palideció.-Tranquilo amor, no
es una bomba. Ya no hay nada que pueda hacer para dañarnos. –el negó, creo que
solo mencionar el nombre de Diana lo enferma – Te digo que está bien. Quería
abrirlo frente a ti, no quiero más secretos. –Qhuinn froto su frente y asintió.
Abrí el sobre y
me di cuenta que eran muchos documentos, los leí con cautela, una y otra vez,
mire a Qhuinn y volví a mirar los documentos. Eran las becas, ambas trasladadas
a mi nombre, en ambos casos, el nombre del compañero estaba en blanco. Ella ya
no compartía las becas conmigo.
-Oh… por
Dios…-susurré
-Muhr… mira…
-Qhuinn –Miré a
Qhuinn conmocionado, esto me arreglaba la vida- ella…ella renunció a las becas,
me regaló sus becas…
-Muhr… no es que
quisiera ocul…
-¡Qhuinn, ella
reflexionó!, Se ha dado cuenta de todo el daño que nos ha hecho…
-Muhrder… yo…
¡¿Qué?! –Qhuinn se enderezo-
-Digo que Diana
ha cambiado, estoy seguro, esto es como una forma de pedir perdón al estilo de
ella. -sonreí enorme, realmente estaba feliz. Al fin y al cabo era mi mejor
amiga, tan bruja no podía ser, no podía haberme equivocado tanto– Tengo que
llamarla, aunque sea para hacerle saber que le perdono.
-¿Llamarla?
¿Estás loco? ¿Perdonarla? ¡NO EN MI PRESENCIA!
Qhuinn grito,
pero yo ya estaba marcando, me puse de pie y caminé alrededor del sofá muy
inquieto, Qhuinn no sabía lo que renunciar a las becas representaba para Diana
y lo que representaba para mí, ¡Para nosotros! Qhuinn seguía maldiciendo hasta
que le hice un gesto con mi dedo, indicando que ya habían contestado. Con eso
se calló, su vena cotilla es más fuerte que su odio a Diana.
-¿Alo? ¿Diana?
-¿Si?... ¿Muhr?
-Sí, oye… recibí
el sobre… Y gracias… Me alegra tanto que…
-¿Me estas
jodiendo?
-¿Qué? no… claro
que no, yo te llamo para agrad…
-Oye estúpido,
si estas llamando para burlarte de mí, puedes irte a la mierda… y dile al
mafioso de tu marinovio que yo cumplí mi parte, que él no me joda con estas
mierdas burlonas
-¿Qué? que
dices… oye…
-Adiós Muhr, no
debo hablar contigo o ¡podría despertar con los peces! –me colgó-
Mire a Qhuinn,
que me miraba en silencio, su rostro estaba blanco y mordía su labio, un rostro
de culpa…
“…y dile al
mafioso de tu marinovio que yo cumplí mi parte…”
-¿Tu sabias de
esto verdad? –Respiré profundo y miré fijamente al “mafioso” de mi novio…
-Yo…
-Por eso no la
denunciaste…
-No, lo hice por
lo que te dije…
-Me protegiste…
otra vez… -No era una pregunta.
-Muhr déjame
explicarme…
-Adelante…
-suspiré derrotado y me senté cabizbajo- te escucho… aunque ya se como acaba
esta novela, “yo” tu protegido, “tu” sacrificándote por mi… como quisiera me
dejaras ser tu maldito héroe aunque sea una puta vez. –Apreté mis impotentes
manos hechas puños contra el sofá.
P.O.V. QHUINN
LOHSTRONG
Joder, joder,
joder.
Esta llamada no
estaba en mis planes y me ha pillado completamente desprevenido. Ahora Muhr
estaba enfadado, sus puños estaban cerrados con tal rudeza que sus nudillos
estaban blancos y su mirada era lo peor, estaba llena de dolor, me miraba como
si lo hubiera traicionado, lo cual se me clavaba en mi pecho como una daga,
esto no estaba bien, lo que menos he deseado desde que estamos juntos es
causarle dolor, solo quiero sonrisas para él.
Mordí mi labio.
¿Quiere ser mi héroe? Suspiré pesadamente. Lo dejaría serlo.
Aunque pienso
que lo mejor es no mentir, a veces tan solo omitir parte de la verdad es
beneficioso para una relación. Y por lo visto, aún no es el momento adecuado
para contarle lo de la herencia que me dejó mi abuelo. Lo último que necesita
Muhr es un novio rico, ¿cómo ser el héroe de alguien que podría tenerlo todo?
Definitivamente,
puede que no se lo tome a bien y no quiero arriesgar nuestra relación por un
par de dolarcillos…eso, eso jamás. Porque todo el dinero del mundo no podría
comprarme un “Muhrder” y yo lo necesito más que al aire que respiro. ¡Decidido!
“Herencia–omitida” y… “Bienvenida-pobreza”. Así que le tomé la mano y comencé a
jugar con sus dedos.
-Muhr, sé que
piensas que es horrible lo que hice y te pido disculpas, jamás he querido
dañarte ni hacerte sentir mal, pero cuando te dije que no le denuncié porque
quería estar contigo era toda la verdad, estaba cansado de tantos líos legales,
deseaba dejar todo eso en el pasado y solo quiero pensar en el futuro, nuestro
futuro y sí, acepto que le… ammm… persuadí un tantito para que me entregara las
becas, pero no más un poquito, jamás pensé en sobreprotegerte, yo solo
quería… Muhr –mordí mi labio, Muhr no
parecía muy convencido, necesitaba decirle algo que le fundiera el cerebro- Muhr,
si tu aceptas las becas, me gustaría ir a la universidad contigo –sus ojos se
agrandaron al doble por la sorpresa, esto sí que le removió el cerebro-
-Pe… Pero, si tú
no quieres estudiar, tú dijiste que… -balbuceó aún muy sorprendido.
-Sé lo que dije,
pero eso fue hace tiempo…- ¡Pero qué mierda estoy diciendo! ¡si yo no quiero ir
a estudiar a ningún lado! - Es como si lo hubiese dicho hace siglos y ahora las
condiciones han variado mucho Muhr. Ahora… ahora sólo quiero estar contigo y me
mataría alejarme de ti. No tengo mucho, la casa en la que vivía se fue a remate
¿recuerdas? Porque estaba a nombre de papá. Pero tengo algo de dinero en el
banco y yo puedo trabajar muy duro –aún no reaccionas, solo me miras fijamente,
te conozco, puedo escuchar los engranajes de tu cerebro rodar a máxima
velocidad y eso me da algo de miedo. -Yo… yo… es decir, podríamos vivir juntos,
compartir gastos, le pondría mucho empeño
a…
Das un grito muy
poco masculino el cual hace que mi alma se despegue de mi cuerpo para luego
jalarme en un abrazo de oso mientras ríes a carcajadas y yo doy un doloroso
gemido de dolor. Putas costillas. Pero tú no te das ni por aludido y a lo más
aflojas el agarre, luego con la misma efervescencia me sueltas para ir a
revolver cajones
-Auuu… ¡joder!
Esto ha dolido macho. ¿Muhr? Que… que estás haciendo –le gemí con dolor a su
trasero, que fue lo único que vi, mientras corría a por un lapicero -
-Tú de esta no
te escapas –gritó emocionado- ya lo has dicho y será un hecho –regresó con un
bolígrafo- llena ahora mismo los putos formularios, te irás conmigo.
P.O.V. MUHRDER
BLACK
Dicen que todo
sucede por algo y ahora empiezo a creer que es cierto. A pesar de que me jodía
que Qhuinn se haya sacrificado y dejado a Diana sin pagar, esta felicidad de
saber que estaremos juntos durante la universidad, opacaba ese fastidio. ¡Al
diablo con Diana! ¡Al diablo con mi orgullo! Qhuinn se vendría conmigo a la
universidad, nos iríamos juntos.
Es una ironía
que Qhuinn este llenando los formularios que Diana debía firmar, esto se llama
“justicia poética”.
No podía dejar
de soñar despierto con el futuro que teníamos en frente, estas becas cubrían
nuestros estudios al 100% solo debíamos mantener el promedio, lo que sería
fácil, Qhuinn me había demostrado que era muy capaz si se lo proponía. Yo me encargaría
de darle buenos incentivos para estudiar.
La manutención
era otra cosa, yo tenía los ahorros que mis padres destinaron para mi
educación, pero él necesitaría trabajar, quizá si yo también trabajaba y
vivíamos austeramente no necesitaríamos muchas horas laborales.
La sonrisa de mi
cara era muy expresiva, Qhuinn cada medio minuto me miraba y reía. Yo solo, o
le gruñía o reía también.
-¿Sabes? Será
maravilloso vivir juntos en la universidad, tengo que buscar un depa pequeño,
justo para ambos. –dije emocionado.
-No creo que sea
un problema, tengo un pequeño ingreso mensual que cubrirá mi comida. –Eso si me
sorprendió. ¿De dónde tenía dinero Qhuinn?
-¿En serio?
-Qhuinn se sonrojo-
-Sí, me lo dejo
mi abuelo, por si estudiaba. Algo modesto. –lo dijo sin levantar la mirada de
los formularios. ¿Sera que le causa tristeza hablar de su abuelo? Lo dejé
pasar. No es la idea traerle recuerdos dolorosos.
-No importa si
son 2 dólares, es un extra y ahora mismo cualquier extra es bueno. –Estaba
positivo y enfocado en lo importante- Si conseguimos cubrir la comida y el
alojamiento sin trabajar, podemos terminar la profesión más rápido, aunque para
eso tengamos que privarnos de distracciones. Ahorro al 100%. –Afirmé
convencido.
-¿Ni siquiera ir
a un cine? –negué y sonreí de lado.
-Yo te daré
mucha diversión en la cama mi amor… - le guiñe un ojo.
-¡Cállate joder!
Que no me puedo equivocar –Qhuinn rió señalando el formulario-
-¿Pero por qué
me voy a callar? ¿Acaso te molesta que te hable sucio? ¿Qué te diga lo que te
voy a hacer? ¿Es que no te preparé lo suficiente en el hospital?
-Macho que
morboso eres… ya cállate.
-Pero por qué...
-le quite los papeles de la mano a Qhuinn y me senté a su lado– ¿porque voy a
callar lo que siento? Y lo que deseo hacerte, ummm -Empecé a besar su cuello y
él a estremecerse-
P.O.V. QHUINN
LOHSTRONG
Mi piel se
erizaba con cada toque de sus labios. Él fue avanzando muy lentamente con
lentos toques de su boca en mi cuello, luego su mano se posó en mi mejilla
temblando un poco ¿será que está nervioso? ¿Ansioso? Deslizó su pulgar por mi
quijada mientras continuaba su ir y venir de pequeños besos, ligeras mordidas y
lentos deslizamientos de su lengua. Fue suave, metódico, como si deseara grabar a fuego en su mente el
sabor de mi piel. Sus movimientos estaban llenos de dudas, lo podía entender,
yo me sentía igual de nervioso, esto era mucho más serio que cualquier otro
jugueteo que hayamos compartido, puesto que ahora estábamos total y
absolutamente solos, en este lugar nadie nos interrumpiría, no había una
posible visita que se dejara caer sin previo aviso o una enfermera pasando a
revisión.
Lo sabíamos y
aunque ambos estábamos más que dispuestos a llevar nuestra intimidad un paso
más allá, eso no eliminaba la ansiedad, los nervios y la inexperiencia. Lo que hacíamos ahora no se comparaba con los
toqueteos robados en el hospital.
Esto será hasta
el final…
Intenté girar mi
cuerpo para hacerle frente y darle las mismas atenciones, sin embargo el dolor
en mi costado por aquel movimiento fue un inmediato recordatorio de las
costillas fracturadas.
Sólo mi lesión
nos detenía. Mierda.
-Sshh…
tranquilo. -Susurró en mi boca. Estoy seguro que más para él que para mí mismo-
En ese momento
de manera gatuna se sentó a horcajas sobre mí, me miró desde arriba y yo
asentí, su posición no me incomodaba. Me sonrió y sin dejar de mirarme empezó a
deslizar sus manos por mis costados, acariciándome con mucho cuidado y en
especial en la zona dañada, donde sus manos tocaban casi de manera fantasmal mientras
decía tiernas palabras de consuelo.
Lentamente apoyo
su peso en mis muslos, antes tenía su peso sostenido en sus piernas. Evitar
ruborizarme era un acto casi imposible, sobre todo porque encajó de tan buena
manera que nuestras vergas quedaron alineadas y sólo nos separaba la tela de
nuestros pantalones. Ambos jadeamos al sentir ese roce y por mi parte, no fue
precisamente por el dolor en mi costado.
Al mirarnos a
los ojos ambos quedamos pasmados y bajo mi tacto podía sentir el acelerado
latir de su corazón, sobre todo cuando me volví un poco más osado y mis manos
vagaron lentamente y con timidez hacia su entrepierna. ¡Estaba duro como roca!
Muhr dejó de respirar y ahogo un jadeo. Su rostro se tornó de un rojo furioso y
mordió su labio de la manera más sensual que alguna vez le vi hacer.
-No empieces
algo que no podrás terminar… estoy al límite… -susurro-
Yo solo sonreí
sin dientes y humedecí mis labios. El automáticamente los miró y humedeció los
suyos. Se inclinó y me besó. Su lengua húmeda invadía mi boca y yo le devolvía
el interés, devorando la suya. Mis manos tomaron más valor y mi caricia lo
volvió desenfrenado, ahogó un gemido en mi boca mientras sus caderas iniciaron
un rítmico balanceo, frotándose contra mi mano y polla.
¡Jodida mierda!
Se sentía delicioso, de solo pensar en cómo sería cuando estuviésemos desnudos
me dejaba al borde de correrme.
Mi cerebro se
estaba desconectando, era el instinto y la necesidad las que comenzaron a
dictar mis acciones.
Le deseaba y lo
hacía de la peor y más pecaminosa manera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario