T
|
IAGO
Y caí en su
departamento.
Jess es mi compañera de trabajo y desde hacía bastante tiempo que
me coqueteaba con esmero, tal parece que mientras más le rechazaba más
insistente se ponía. Tal vez no estaba acostumbrada a que le digan “NO”. Detrás
de mí, la puerta se cerró con un duro golpe dado por ella. Sus labios eran
exigentes contra mi boca, besándome como si deseara robarme hasta el último
aliento, intentaba ella meter su lengua en mi boca, lo cual evitaba a toda costa.
Mientras, sus manos recorrían mi cuerpo, deslizándose bajo mi camiseta para
acariciar mi pecho desnudo.
En ese
instante, ella presionó su pequeño cuerpo contra el mío, presionando sus
generosos pechos contra mí mientras me retenía contra el muro más cercano. Su
departamento era pequeño y de un solo ambiente, estaba amueblado con una cama,
un ropero, una mesa pequeña con dos sillas, una cocina e imagino que tras
aquella puerta está el baño. Se podría decir que mi departamento con Xander era
un solo un poco más grande que este, con la diferencia que ambos teníamos
dormitorios por separado.
Jess es
guapa, podría ser la protagonista de el sueño masturbatorio de cualquier
hombre. Pero por encima de todo, ella estaba más que dispuesta a ir a la cama conmigo.
Mejor que eso, no fue necesario ningún tipo de coqueteo, seducción o
preparación para obtenerlo y di gracias a Dios por eso, ya que no tengo puta
idea de cómo hacerlo. Es más, estaba más que dispuesta haciéndose cargo de
todo, igual que ahora cuando ella sacó su camiseta para arrojarla a cualquier
parte. Quizás es una práctica habitual para ella: poner en mira a algún chico,
llevarlo a su casa y follar sin tapujos ni compromisos.
Jess tomó
mis manos, que habían estado en su cintura en todo momento y las colocó sobre
sus grandes tetas tapadas con un corpiño, aunque quizás decir “tapadas” era
demasiado, aquella cosa era transparente, diáfana y tan pequeña que si
respiraba profundo seguro que se le arrancaría una o explotaría la tela. Miré
hacia abajo, donde mis manos se posaban y apreté su cuerpo de una manera
mecánica, era como si no fuera yo el que le tocaba. Me sentía como si estuviese
viendo una película porno mediocre, explícita a ciencia cierta, pero apenas
tentadora. Ella dejó caer su cabeza hacia atrás y cerró sus ojos.
-¡Así
cariño, así!
Chilló
colocando sus manos sobre las mías haciendo que le apretara aún más fuerte y
bueno, obedecí, aunque fue solo porque debía hacerlo, no porque me daban ganas.
Quizás si la
besaba con ganas, me podría poner más en esto. Después de todo carecía de toda
práctica con referencia a las mujeres. De hecho jamás había siquiera besado o
tocado una. Es curioso que me diera cuenta de eso ahora, claro que no significa
que no hubiera encontrado la satisfacción sexual después de todo ¿Qué hombre no
se masturbaba en la ducha después de despertarse? ¿O antes de ir a dormir? Yo
era como cualquier hombre, buscaba el alivio por mi propia mano cada vez que lo
necesitaba.
Deslicé mi
mano por su nuca y la atraje hacia mí, presioné sus labios en mi boca y la
besé. Mi lengua se deslizó para explorarla y la de ella se adentró tan profundo
que habría jurado que quería masajear mis amígdalas, tomó todo de mi evitar las
nauseas, sin embargo, la emoción que esperaba que pasase por medio de las venas
no se materializó, de hecho mi estómago se revolvió y no de buena manera. Por otra
parte, mi corazón latía tan uniformemente como antes, ningún tipo de alteración
había sucedido, ni mariposas en la panza ni emoción por el momento, pienso que sentiría
lo mismo a que si estuviese viendo en el Discovery Channel el capítulo sobre el
estilo de vida de un perezoso.
Haciendo un
mayor esfuerzo para que las cosas resultaran, tomé el corpiño y tiré de la cosa
permitiendo que sus pechos se derramaran frente a mí. Parecían casi rígidas,
eso me hizo cuestionarme si eran reales o no. ¿Una chica de su edad, y ella no
podía tener más de 19, teniendo implantes de silicona? ¿En serio? ¿Por qué
alguien pondría algo tan extraño en su cuerpo? Los miré cuestionándome aquello.
La mano de
Jess paso por mi entrepierna, deslizó sus dedos a lo largo de la cremallera de
mis jeans, aquello me sacó de mis pensamientos y me trajo de nuevo al aquí y
ahora.
-¡Oh!
Suspiró con
decepción cuando ella apretó haciendo notar que algo no estaba funcionando como
debería. Cuando pasó su mano una vez más, le retuve deteniéndola de tocarme más mientras mi
rostro lo sentía arder por el color de la vergüenza.
-¿Te pasa
algo malo? –Dijo con los labios fruncidos-
La verdad es
que todo estaba mal. No había logrado tener una erección y cualquier chico con
18 años de edad lo estaría en las mismas circunstancias, sin embargo ahora, con
una chica medio desnuda que tenía ganas de agradarme, mi polla estaba colgando
como una vieja muñeca de trapo, blanda y sin involucrarse. Como si se tratara
del apéndice de otra persona. ¿Por qué coño no se me pone dura? ¿Por qué mi polla estaba dormida? ¿Qué diablos me
pasaba?
Cerré
fuertemente mis ojos y evoque imágenes que pondrían a cualquier hombre
cachondo: mujeres desnudas se inclinaron sobre los muebles, mujeres desnudas
con grandes tetas y coños depilados, incluso mujeres haciéndolo con otras
mujeres. Sin embargo, mi polla se mantuvo en un estado semejante a la muerte,
ni un solo glóbulo rojo despertándola.
De la nada
el recuerdo de la semana pasada se filtró a mi mente. Estábamos acostados en la
pequeña cama Xander y yo. La sensación de su satinada piel bajo mi tacto, la
sensación de palpar su plano y marcado abdomen con mis dedos, sentir su dura polla
contra mi muslo, mis sentidos inundados con la rica fragancia de su piel que me
hacía evocar aire puro y menta…
-¡Oh! mira,
yo sabía que iba a trabajar
Una voz
femenina me sacó de mis pensamientos y me trajo al presente inmediato, abrí los
ojos y vi a Jess. Ella había abierto mi bragueta y había sacado mi polla. Una
polla totalmente erecta y ahora estaba envolviendo su mano a mi alrededor. Estaba tan duro como
una barra de acero, pero en el fondo sabía que esto no estaba bien, porque no
había conseguido estar duro como roca por ella. Me había puesto duro por pensar
en Xander.
Mientras
pensaba en un hombre.
Y no cualquier
hombre… él es mi mejor único amigo.
El que duerme
acurrucado cada noche a mi lado.
Me disgusté
conmigo mismo, agarré su mano y la jalé fuera de mí.
-No puedo
hacer esto.
-Por
supuesto que si puedes –Ronroneó y frotó con descaro sus pechos contra mí, una
acción que me dejó totalmente frío-
¿Por qué no
estaba haciendo lo que ella quería que hiciera? ¿Por qué no la estaba follando?
Al menos así podría demostrarme a mí mismo que no había nada malo en mí, que
seguía siendo la misma persona que siempre había sido: un joven heterosexual
que deseaba mujeres.
-Vamos
Tiago, sé que lo quieres –Deslizó sus manos sobre mi culo acercándome-
Si, lo
quería, pero no con ella. Estaba tan caliente como nunca había estado, pero
sabía instintivamente que mi polla se marchitaría como una flor seca si trataba
de tener relaciones sexuales con Jess y la verdad, es que no iba a añadir este
tipo de humillación en mi psique ya maltratada. Sólo tenía que empujar todo
esto lejos y pretender que nada había pasado, solo seguir como siempre.
Lo había
logrado en la última semana, estaba tomando turnos extra en la cafetería
extendiendo aún más mi horario y cogiendo otro empleo temporal en una
heladería, necesitaba el dinero con urgencia, el plazo se acercaba, pero
también necesitaba mantener mi mente ocupada para evitar a toda costa pensar en
lo que sentía.
A penas y logre
poner tierra de por medio tras dejar a una Jess totalmente frustrada y rabiosa,
aún podía escuchar sus agudos chillidos mientras me gritaba de todo mientras salía
de su departamento. Desenvolví un chupetín de cereza con desespero, gimiendo ante
la explosión de sabor en mi boca, el palito se movía de un lado a otro por mis labios
mientras sacaba mi móvil, necesitaba un desahogo
_______________________________________________________________
De: Aprendiz
de Mago
Fecha: 14 de
Octubre 0:13 am
Para: Peter
Pan
Asunto: Ser
o no ser… he ahí el dilema
No te puedo dar detalles de lo que pasa ahora, pero si te puedo decir que
actualmente ya no se qué pensar de mi mismo, estoy un tanto confundido y mi
gran problema es que me aterra enfrentarme a esta situación. Siento que se me
escapa de las manos, no sé cómo hacerle frente
Aprendiz
de Mago
Aspirante
al papel de Hamlet
______________________________________________________________
______________________________________________________________

No hay comentarios:
Publicar un comentario