domingo, 17 de agosto de 2014

Capítulo 10



A
LEXANDER
Entré a la habitación que había reservado para la ocasión, las maletas estaban en cada dormitorio, Angelos ya recorría por la sala mirando la mesa de bebidas.

Por la ventana el sol entraba buscando a su paso marcar las horas, eran las dos de la tarde, despedí al botones y me acerqué a la neverita, saqué agua tónica, y bebí media botella casi de un trago.

 
Miré a mi alrededor, me tumbe en uno de los sofás, el móvil empezó a sonar, sin prisas, lo revisé, empecé a contestar dejando las horas confirmadas y envié otros para programar la noche.


-Vamos abajo a comprar algo que necesito, un reproductor esto se traba y unos nuevos jeans, los míos quedaron inútiles, arrugados y Dyanne no pudo desatarlos -reí en voz baja-

Te das vuelta como arrancándote de tus pensamientos.


-Black que rezongón, solo son unos pantalones -metes las manos en tus bolsillos, te encoges de hombros divertido y vienes hasta pararte frente a mi- ¿te presto los míos, solo traje dos, pero puedo compartir -pones cara de cabrón- me saco estos y te los doy -rompes a reír a carcajadas-


-¡Serás cabrón! -me levanto y te muestro la botella- allí hay si quieres beber algo

Caminas hasta la nevera y revisas hasta que sacas una botellita de vodka, y no me parece raro, es tu bebida preferida y hasta ahora no me explico cómo no te emborrachas

Bajamos y nos dirigimos hasta los centros comerciales, después de una hora encuentro lo que busco, un buen reproductor de música, un walkman, de Sony.


-Es lo último y mejor que ha salido, supera a los iPod de Apple -la vendedora nos muestra las propiedades, me gusta, a Ang parece no llamar la atención-

-mira ¿qué te parece? ¿Crees que sonará, bien y me durará?

-Dicen que es muy buena, yo tengo mi IPod

Saca y me muestra, lo tratas con deferencia saca y me muestra, lo tratas con deferencia a pesar de lo ajado que esta y me gusta lo que veo, se ve que te gusta la música, ¿y si te regalo uno? Niego, creo que me mandarías a la mierda por eso.

-Lo llevo y mi amigo me confirmará que tan bueno es -miro de nuevo hacía él- pásame las que tienes allí -señalo tu ipod. Y asientes riendo-

Salimos caminando con mi nueva adquisición y entramos a otro para buscar unos jeans.


Ya en el probador, la dependienta me pasa varios y rio haciendo contorsiones para ponérmelos.

-¿Qué tanto tardas, Lex?


-Estos cubículos son pequeños y choco contra las paredes -río al golpearme contra el perchero y al momento maldigo, cuando me enderezo y pego contra la luz-


-Disculpe, es que es un poco alto usted -la vendedora atina a decir-

-¿quieres te ayude Lex? Sabes muy bien que me encantaría ponértela y quitártela... la ropa, claro está -la risa contenida de Ang, me causa también una risa al imaginar los dos dentro-


-terminaríamos los dos en una sala de emergencia, no cabríamos aquí -Salgo y elijo dos- por cabrón elije uno y entra allí, solo no pasaré por eso, tráigale para él el color que elija.


Volviendo al hotel, sin parar de reír por la cara de Ang al rehusarse comprar unos jeans, pero no había dejado pasar esa oportunidad y cobrarme sus bromas y aunque él pagó su jeans, el escucharlo maldecir cuando se intentaba probar los suyos, no tenía precio.

Mirando la hora, ya eran las siete de la noche, hablo entrando a mi dormitorio.


-Una ducha Ang y podremos ir a cenar y luego al karaoke 


La maleta estaba sobre la cama y tiré allí la bolsa de pantalones, busqué mi ropa, me metí al baño, miré la otra puerta que comunicaba con la siguiente habitación, la de Angelos, no sabía que compartíamos cuarto de baño. Dejé mi ropa en el canasto y directo a la ducha. Estaba con mucha energía, estar en compañía de él me divertía. Salí me enrollé la toalla a la cintura y fui para rasurarme.


-Mierda, no saqué mi equipo


Fui de nuevo a la habitación, hurgué dentro de la maleta, pero ya me puse el bóxer y el pantalón, con el estuche volví al baño, dispuse para rasurarme y al levantar la mirada, me quedo de piedra, allí estaba él, detrás de la mampara, se traslucía claramente. Mi cuerpo reaccionó, se puso duro, jamás desee tanto como en ese momento.

ANGELOS
Agotado, total y absolutamente agotado. El viaje, el cambio de horario y el estar despierto en hora diurna me tenían mal, sentía como mi energía se drenaba, necesitaba mis horas de sueño o tan solo una buena follada, de lo contrario esto podría pasar de castaño a castaño oscuro. El estar durante el día en forma humana era demasiado agotador, requería de una gran cantidad de magia para mantenerme así y ahora mis entrañas pedían a gritos volver a mi forma de leopardo para dormir unas buenas 14 horas para reponer energías, tirado así como estaba ahora, mis párpados se bajaban solos, era una verdadera lucha mantenerme despierto cuando todo en mi rogaba lo contrario.

Estaba cayendo poco a poco en la inconsciencia a punto de cambiar cuando el sonido de la ducha se detuvo y la puerta fue cerrada, un buen baño podría hacer maravillas en este momento, al menos me despejaría.

Mientras caminaba hacia el baño, destellé toda mi ropa y totalmente desnudo ingresé, el lugar tenía el maravilloso aroma de la piel de Black, mi erección fue inminente, cerré mis ojos e inhale profundamente para luego deslizarme dentro de la ducha.

El agua se sentía de maravilla, el cubículo era amplio y múltiples caídas de agua, de todas direcciones, chocaban y se deslizaba sobre mi piel, sentía como poco a poco con el calor mis músculos se relajaban, apoyé mi mano en las baldosas del muro y dejando caer mi cabeza hacia adelante disfruté de la suave caricia de su deslizar.

Sólo había trascurrido unos minutos cuando mis instintos se pusieron en alerta máxima de manera instantánea. Él estaba aquí, no necesitaba girar mi rostro para confirmarlo, mi leopardo siempre sentía su presencia, sabía que su mirada estaba clavada en mi cuerpo.

-¿Sentiría lástima por mi maltratada piel? ¿Compasión por mi pasado? ¿Repulsión quizás?

Sin embargo, la sensación de hormigueo que  recorría mi cuerpo, me indicaba que aún se encontraba observándome, además el aroma a su deseo comenzaba a llenar el ambiente a pesar del cálido vapor, dejé a un lado todos mis cuestionamientos y sonreí con maldad, esta podría ser una oportunidad única para darle un buen espectáculo y con algo de suerte, podría fomentar en él su deseo por mi y que mis cicatrices pasen a segundo plano.

Con la idea ya fraguada ya todo está decidido.

Simulando de manera perfecta que desconozco que se encuentra en el cuarto, le doy una perfecta visión de toda mi espalda mientras cojo el jabón y comienzo a asear mi cuerpo, deslizando mis manos con suavidad, luego de un momento, me coloco de costado para que pueda contemplar que en ese momento ya estoy totalmente empalmado luciendo una buena erección. Mi cabeza cae hacia atrás e imagino que mis manos son las de un amante, que acaricia y explora cada lugar de mi cuerpo, no puedo ni quiero evitar gemir mientras estimulo ciertas zonas erógenas. Apoyo la palma de mi derecha en el muro, mientras con mi izquierda cojo con firme agarre mi polla, gimo de placer y comienzo a masturbarme. Primero de manera lenta y concienzuda, deslizando mi puño bien cerrado a lo largo de mi eje una y otra vez, acariciando mi capullo con la yema de mi pulgar y por sobre todo la zona sensible bajo la corona, sentía como mi verga se ponía cada vez más dura, si es que aquello era posible, y a medida que la fricción aumentaba, mas deseo sentía, más cercano era el momento de máximo placer.

Mi mente se llenaba de sucias, sudorosas y eróticas imágenes que involucraban a Black desnudo y jadeante, aquello encendía aún más mis instintos de apareamiento, el deseo de copular con el humano ya me estaban llevando al borde de la locura y tenerlo cerca constantemente era como agregarle más bencina a la hoguera, que por el momento, no podía apagar… al menos no por ahora.

Comencé a sentir la característica electricidad que recorre toda mi columna vertebral, me estremecí, en esos momentos mi respiración ya era errática y con falta de ritmo, gemía y jadeaba como un poseso con total descaro en la “supuesta” soledad del cuarto de baño. Un agónico gemido nació de mi pecho en el momento en que, como un rayo que atravesó mi cuerpo, llegué al tan anhelado orgasmo, continué acariciándome con premura mientras mi semen se perdía en el desagüe, disfruté de cada instante de delicioso placer, mis piernas se sentían como hule y en mis ojos fuertemente cerrados no veía estrellas, contemplaba todo el puto universo y constelaciones mientras disfrutaba al máximo del climax, mientras me encontraba en la cúspide del placer, no esperaba que una simple palabra susurrada como un pensamiento me elevaran aún más.

-Hermoso.

ALEXANDER
 Sus gemidos me llagaban, y como un maldito voyeur lo espiaba a través del espejo, su polla era tomada, acariciada como si un amante celoso y dedicado lo venerara, por un momento me vi allí metido y mi mano en ese lugar, me vi siendo ese amante, que con derecho tomaba y daba placer a su cuerpo, quería mi boca dejar vagar por su espalda musculosa y marcada, quería ser uno con él, el gemido me incitaba a caminar, tuve que tomarme del borde del lavabo, morder mis muelas, endurecer la quijada cuando un doloroso grosor buscaba escapar del confinamiento de mi pantalón. Su orgasmo, me dejo tenso, quería el mío, solo la palabra “Hermoso” se escapó de mis labios. 

Me di vuelta y salí a la habitación, acaricie mi barbilla sin rasurar, así iría esta noche, no me animaba a volver al baño, me puse como pude la camisa, al abrir mi pantalón para acomodar el faldón, el recordatorio de ese espectáculo aún estaba pidiendo un poco de atención, solo lo ignoré y fui a tomar un trago de Whisky.
Mirando hacia afuera y terminando el segundo vaso, me encontró Ang.


-¿Lex, a donde vamos?


Su voz entre ronca y perezosa me hizo mirarlo, lo veía un poco tenso, aunque se había dado un buen relax, lo saludo con el vaso.


-Cerca hay varios locales, pero uno me gusta más, ya lo veras, pero primero comeremos, quiero carne roja


Sonríe con una media sonrisa y abre el gabinete de bebidas, se sirve un buen vaso, lo bebe al toque 


-¿Carne roja? -ríe- vamos Lex, come lo que deseas, no te niegues -entre sus palabras, detecte como un reto, pero si me daba a lo que deseaba, estaría ahora aún metido en esa ducha con él.


-Eso haremos, vamos a asaltar la noche.


Salimos rumbo al restaurante, en donde elegimos todo tipo de carne roja, bromeamos sobre las elecciones de comida de algunos, sobre como las mujeres se privaban de comer, y como una buena bebida es el complemento perfecto de la cena.

No pude dejar de reír de la forma en que con la servilleta hacías figuras, hasta algunas un poco picantes, la manera en que manejabas tu voz imitando a diferentes animales. Aún riendo salimos del restaurante, decidimos caminar rumbo al salón de karaoke y nos instalamos en unos sillones muy cómodos cerca del escenario, llegó la encargada una preciosa castaña de curvas alucinantes, nos entrego una tabla electrónica para elegir música.


-Vamos Ang, quiero escucharte cantar


-Primero tu, o si no ni de coña canto.


Miro la selección y elijo Crazy de Simple Plan, sé que es de Seal. Y ordenamos más bebidas.


(Crazy – Simple Plan)

-Primero déjame ambientar y lo haré -Asientes riendo y en eso llega la bebida-


ANGELOS
El bar Hugo’s Lounge resultó ser un sitio de lo más agradable, había bastante gente y un buen escenario para los entusiastas que se animaban a cantar frente al público y por lo general, aunque no lo hicieran muy bien, igual recibían los aplausos de la gente que solidarizaba con la valentía de los que lo intentaban.

-¡Vamos Black!, ve y salta al estrellato, para mí que dentro llevas un artista oculto

-Si claro, dame ánimos, lo que pasa es que deseas un motivo más para burlarte de mí, pero no te preocupes, que estoy muy consciente que como cantante, soy muy buen empresario. A decir verdad, no canto ni en la ducha.

Rio a carcajadas mientras de un solo golpe te bebes todo el vaso de Whisky, como si con eso tiraras a un lado toda tu vergüenza, te cuadras de hombros y te encaminas hacia el escenario. Mientras esperaba tu debut como gran cantante, comencé a sentir aquel particular hormigueo que me indica que me observan, con disimulo comienzo a estudiar a la gente que me rodea, sin embargo no logro identificar el foco de esto. Me siento en alerta. Sin embargo todo aquello queda olvidado cuando veo que Black pisa el escenario y la melodía comienza, toda mi atención se centra en él mientras debutaba como estrella.

Si soy bien honesto, como cantante Black moriría de hambre, tiene cero oído musical, ingresa tardíamente en la melodía y tiene tanto ritmo como una gotera, sin mencionar que ocasionalmente no logra la afinación adecuada, sin embargo y a pesar de todo eso, yo me encontraba total y absolutamente alucinado, lo primero que hizo al comenzar fue buscarme entre el público, nuestras miradas quedaron clavadas, totalmente fijas y aunque su cantar no era melodioso, para mí fue cautivador, me sumergió en un hechizo, mis sentidos se cerraron completamente a lo que me rodeaba y solo me centré en el humano que estaba en el escenario. Mis manos comenzaron a sudar, mi corazón perdió el ritmo y mi polla… estaba como barra de acero, como leopardo lo único que quería era correr sobre él y marcarlo como MIO, para que nadie si quiera osara a acercársele, anhelaba restregarme en el, lamer cada parte de su cuerpo, que el aroma de mi pelaje fuera un perpetuo perfume que bañara su cuerpo, una letal advertencia para cualquiera.

-Estoy frito

Me dije a mi mismo, esto era más que un simple calentón, más que una picazón que con una follada se pasaría el gusto, estaba total y absolutamente…

-¡Señor Santiago! Que agradable encontrarle aquí

Estuve a un tris de gruñir y partirle la cara a quien me interrumpió, sin embargo era la chica pelirroja del avión… ¿Cuál era su nombre? ¿Diana? ¿Dayana? A quien mierda le importa.

-Que tal muñeca

Poca y nada de atención le puse aunque se sentó junto a mi sin ser invitada, puesto que estaba al pendiente de Black hasta que regresó a nuestra mesa

-¡Oye Black! Lo has hecho muy bien para ser principiante

-Si claro, búrlate de mí. Pero ahora es tu turno, deje todo listo, te esperan –sonríes con maldad-

Sin más, camine hacia el escenario y no me dieron tiempo si quiera para saber que mierda había elegido Black para mi, sin embargo, cuando ya estuvo todo listo y la gran pantalla mostro el título quede sorprendido y mire hacia él con cara de pocos amigos

-¿En serio? ¿Ricky Martin? ¡Hijo de puta!

(Ricky Martin – Pégate-  Unplugged)

ALEXANDER
 Lo veo ponerse de pie, reír mientras acomoda su pelo, ya estoy riendo al imaginar su cara al ver lo que le seleccioné.
 
-Hola Dyanne, nos encontraste ¿te pido una bebida?

 
Me siento en uno de los sillones, mientras ella va a situarse enfrente, amablemente ordeno la bebida pero el micrófono encendido deja escuchar claramente su voz


-¿En serio? ¿Ricky Martin? ¡Hijo de puta!


Una carcajada se escapa de mi garganta, y ahora me acomodo a escucharlo, empieza la música y se balancea como lo hace el cantante en la pantalla, que está sin sonido. El público empieza a enmudecer, Dyanne se da vuelta a mirarlo, su expresión es de arrobo y algo más deseo, el mismo que despierta él cuando empieza a cantar.


Algunos se levantan a bailar y Dyanne lo hace extendiendo su mano, como caballero no puedo negarme y la saco a bailar , al ritmo de la voz de Ang, como desee tener su cuerpo así pegado, su voz obraba como un encantamiento.
Al terminar la dejo en el sillón y pongo escusa de ir al baño. Me abro paso entre los que se vuelven a sentar y ya cerca del baño alguien me toma de la mano.


-¿tienes fuego?


Una mujer bellísima de tez blanca como la superficie de una porcelana, ojos celestes claro, que parecían brillar en la oscuridad se plantó frente a mí, levanto su cigarrillo y lo balanceo, se cayeron mis cerillos y me gustaría relajarme un momento. Una uña larga se paseo por el frente de mi camisa. Saqué un encendedor y le hice el favor, su perfume parecía querer incitarme.

-¡Black!


La voz de Angelos hizo que mirará sobre mi hombro, levanté una mano y le hice una señal para que me esperará, así lo hizo porque fue a sentarse junto a Dyanne, eso me apuro más. Me di la vuelta para seguir hablando con esa hermosa mujer, pero ya no estaba. Me apresuré al baño y volví junto a ellos.

-¡Te luciste Ang! -dije al sentarme-


-La próxima te toca a ti y ya elegí -Me respondió con una enorme sonrisa-


La noche pasó de la misma forma, solo que cada vez que pasaba Ang, una erección dolorosa hacía incomoda mi situación, aunque traté de poner en las elecciones músicas picaras, no podía evitarlo, su voz era un afrodisiaco. También Dyanne, pasó y no lo hizo mal, aunque ahora su atención era más a Ang, sabía que no me involucraba con las empleadas.


ANGELOS
Con Black bebimos como Cosacos, claro que el alcohol hizo mella más en él que en mi, la noche pudo ser perfecta de no ser por la chica Dianna que como aparición se mezclaba con nosotros no permitiéndonos algo de intimidad en la conversación, ella tenía la clara intención de clavar sus garras en mi, su coqueteo era más que evidente, sin embargo bastante poca atención le brindaba, estaba más pendiente del macho que tenía a mi costado que con más alcohol que sangre en las venas, mas hablador y desinhibido se volvía, un contraste bastante divertido sobre todo cuando me susurraba por veinteava

-Me gustas Ang, pero sólo como amigo, nada más… soy hetero, me gustan los coños y no las pollas, pero tú me gustas mucho… como amigo –susurraba en mi oído para que Diana no escuchara-

Definitivamente estaba en un claro conflicto del cual no sabía si seguir presionando para que aceptara venirse al lado oscuro de una buena vez o dejar que las cosas fluyan de una manera más natural.

Tenía mucho en que pensar.

Sin embargo, mi preocupación más inmediata fue despachar de la manera más cortes que pude a la chica Dinna… o como mierda se llame y llevarme a un Black al hotel.

A penas llegamos comenzaste a caminar a trompicones hacia tu cuarto y preocupado con que te podrías abrirte el cerebro de una mala caída te seguí, al llegar a tu cuarto te quitaste la ropa

-A la cama Bob Esponja del whisky, necesitas descanso

Comencé a guiarte hacia la cama, sin embargo perdiste el paso y caímos juntos sobre el mullido colchón, de manera inmediata te aovillaste a mi costado.

-se siente tan bien

Dijiste contra la piel de mi cuello, comencé a sentir calor, estaba congelado en mi sitio. Yo totalmente vestido, tú en bóxers.

-Mejor duerme Lex

-Me gusta cuando haces eso –cerré mis manos en puños totalmente petrificado-

-¿Hacer qué? –Te acomodas con la cabeza en mi pecho-

-Ronroneas como un gatito


Dices en un bajo susurro antes de caer completamente dormido. Se sentía demasiado correcto y agradable estar así, sin embargo, no me podía quedar, simplemente me deslicé fuera de tu abrazo y con pesar te me fui hacia mi cuarto, dándote un último vistazo cerré tu puerta, era lo correcto, aun no estabas listo.

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