P.O.V. Qhuinn
Lohstrong
Sabía que no
debía entrar tan sigilosamente… ¡mierda! Respiré hondo y apreté los ojos, me
burlé de mi mismo interiormente mientras contemplaba la tórrida escena frente a
mí. Pero claro que lo hice adrede ¿a quién quiero engañar? mi Yo masoquista se
moría por verlos así, esta escena la he imaginado mil veces en mi mente y
seguramente me seguirá acompañando por mucho tiempo. Sin embargo, quería
contemplarla, necesitaba verla con mis propios ojos. No más fantasía ni
esperanza. Punto final a mis patéticos sentimientos no correspondidos.
Me quedo
callado, estático, ¿esperando que?
Por un segundo
podría jurar que ella me observó y su mirada es triunfadora. ¿Se burla de mí?
Ella cierra los ojos como si no me hubiera visto, extasiada mientras Muhr le
besa el cuello. Emite un suave gemido y con eso mi pecho se oprime de dolor. No
puedo tolerar esto ni un segundo más.
Aprieto los
labios y Carraspeo.
POV. Muhrder
Black
-Oso…
Susurró Diana antes de buscar mi boca, miré
sus labios y lamí los míos, estaban resecos, inhale su aroma, siempre me gusto
el aroma de ella, es como floral, suave. Evité sus labios y fui a oler su
cuello, ella lloriqueó por eso, le gusta besarme, pero a mí no, no me gusta
besar, es como muy intimo y no tengo esa necesidad de intimar. Estiró su cuello por sobre mi cabeza, dándome
mejor acceso, frote mis labios por su piel, busque su pulso, estaba a mil,
pensé en el mío, tan sereno como un crio antes de dormir. Joder… estoy
aburrido.
¿Por qué no
vamos al grano?
Odio tanto
preliminar para un puto orgasmo. Para esto me hago una paja. Ella no para de
removerse sobre mí, yo ni la tengo semi dura, está muerta… ¿tendré que usar
Viagra a los 17? ¿y porque se agita como si me la estuviera follando?
Levanto la
mirada, buscando una explicación y me mira con lujuria. Vaya, si que la
pongo…
Un carraspeo.
Por favor… que
no sea él.
-Hola chicos,
Muhr, me preguntaba si…
-¡¡Aaaaaucchhhh!! ¡¡MUHRDER!! –Ni siquiera miré a Diana, que me
gritaba desde el piso-
-Qhuinn… ¡ey!
-Me sonrojé furiosamente y miré a Diana enojado, ella lo había visto, estoy
seguro. ¿Qué se trae esta mujer? – ¿Lo viste entrar? –Le pregunte directo sin
intensión de levantarla del piso, ella chasqueo la lengua y se levantó.
-Un segundo
antes de que me tiraras al piso, animal. – Se acomodo la cola de caballo y
sonrió contenta como si nada. –Además ¿Cuál es el problema? Yo soy la que
debería estar avergonzada, no tu Oso.
-No me digas
así, me cabrea.
Mentí, no me
cabrea, lo que me cabrea es que Qhuinn esté aquí parado frente a mí, sin decir
ni una puta palabra y juzgándome con esa mirada… Gris hielo de hoy. O sea, ¿el
si puede revolcarse con el enano ese y yo no puedo tener un poco de diversión?
Miré enojado a Qhuinn. El me devolvió la mirada enarcando una ceja ¿me está
retando a decir algo?
-¿Te cabrea que
te diga Oso? –Devolví mi atención a ella y asentí vehemente-¿Desde cuándo? –La
miré y fruncí el ceño, no entendí su pregunta, seguía mirando a Qhuinn e
imaginándolo con Vlad. –Te pregunté qué desde cuándo –Me miró burlona – Te lo
digo desde que te conozco, o sea desde hace más o menos 4 años y que yo
recuerde NUNCA te cabreó.
Me encogí de
hombros y camine hasta la ventana del salón. Me giré y los vi, ahí parados,
ambos mirándome ¡Mierda! ¿Porque esta situación me ponía tan borde? Empecé a
sentirme mal. Qhuinn no dejaba de mirarme fijamente, inexpresivo. Sus ojos no
brillaban, estaban apagados, como el cielo nublado. Sé lo que siente por mí, no
soy idiota, se que la he cagado con esto. Sé que le duele. ¡PUTA MIERDA! soy un
cabrón.
Trague saliva,
ni puta idea de que decir, y no tuve que hacerlo, Diana empezó a hablar.
-¡Oye! El otro
día tenías los ojos amarillos, ayer azules y hoy ¿grises? -No sé qué espíritu
maligno poseyó el alma de Diana pero esto no me estaba gustando nada-
-No hay nada de
malo en eso –susurró un Qhuinn muy incómodo - Muhr, tú crees que…
-Sí que eres
extravagante, apuesto a que mañana serás como el bebé de Rose Mary y serán los
ojos rojos como conejo –Insistió Diana y luego rió a carcajadas- si que eres
rarito…
Me quedé con la
boca abierta. Nunca la había escuchado decir tantas estupideces juntas, con
cada una de sus palabras yo moría más de vergüenza e indignación. Ella es mi
mejor amiga, quizá la única amiga. Y en mi corazón se creaban sentimientos
encontrados de ira, sorpresa, pena, vergüenza, rabia… No termine de salir de mi
estupefacción lo suficientemente rápido como para taparle la boca.
-Si te sobra un
tiempo me buscas por favor
Dijo Qhuinn, dirigiéndose
a mí, pero sin dejar de mirar a Diana con desprecio. Se dio la vuela y salió
muy digno de la habitación
Y mirando
nuevamente su espalda alejarse de mí encontré por fin mi voz. Cuando lo perdí
de vista, me giré y miré a Diana, ella me miraba y reprimía una suculenta
carcajada. Eso me lleno de rabia.
-Pero ¿qué
mierda te pasa mujer? -zarandee a Diana del brazo, ella se soltó enojada-
-Que te pasa a
ti, ¿porque me agarras así? –Me siseo a la cara-
-¿Te has
escuchado? – Estire el brazo y señale al camino por donde se fue Qhuinn– ¿Eres
consciente de toda la mierda que le soltaste?
-¡Por supuesto! –Dijo
con indignación- nunca hablo sin medir las consecuencias, y no creo haber dicho
nada que el no haya escuchado. –Me miró
desafiante y se cruzó de brazos.- Y hasta no hace mucho te hubieras reído
conmigo, ¿qué te pasa Muhrder? ¿Sentimientos por Lohstrong?
-¿de qué hablas?
–Respingué. Eso estuvo muy cerca del blanco- Yo jamás me hubiera reído si
maltrataras a alguien, no soy tan cabrón.
-¿A no?, ¿no lo
eres?... ummm -puso cara de recordar y comenzó a golpear su labio con el dedo,
un gesto que ya estaba comenzando a detestar- Déjame refrescarte la memoria…
corazón- Esta última palabra la dijo con sorna- Primer año: Lisa Thompson,
clase de matemática, galardonada, ¿recuerdas por que se retiro del concurso? -yo
respingue. Si me acordaba.-
-Era un crio, no
tenía ni 15 -Diana sonrió de lado-
-¿Pero ella no?
Bueno ¿Quieres algo más madurito? Bien, Leo Salguera, estudiante de
intercambio, hace 4 meses, ¿recuerdas porque renuncio a su beca? -me sonroje
furiosamente y me cabree en serio-
-Vete Diana, no
quiero verte la cara hoy. -le di la espalda y ella me rodeo. Estaba a un pelo
de estrangular a esta arpía. ¿Desde cuándo es tan perra?-
-¿Sabes porque hemos
sido amigos durante casi media década Muhrder? ¿Porque tenemos tanta química? ¿Porque
somos el dúo dinámico? –Me giró del brazo e hizo que quedáramos justo mirando
al espejo que hay sobre la consola- Míranos
Muhrder, juntos somos imparables. ¿Y sabes por qué? –Me zafé de su agarre con
fastidio y me aleje unos pasos, su aroma floral estaba comenzando a asfixiarme–
Eso es porque NO HE HECHO NADA QUE TU NO HAYAS HECHO -me escupió enfatizando
cada palabra- Has manipulado a más gente que yo y no te juzgo, no es nuestra
culpa ser superiores –Señaló la escalera y sabía lo que iba a decir- Y ese
bicho que tienes viviendo arriba por caridad, no es diferente. -gruñí y la tome
de los hombros-
-Ya basta mujer,
ese hombre que está arriba es MI amigo, lo respeto, me salvo la vida –pasé mi
mano por el rostro, estaba sudando de la cólera- ¡Dioses mujer! ¿Es que no
tienes corazón? Si no por él, por mí. Es parte de mi vida. –Aun sujeta por mí, me miró de pies a cabeza,
me barrió con aires de superioridad y rió. Juro que su risa me helo la sangre.
La solté y retrocedí como si me hubiera golpeado. ¿Quién era esta mujer?-
-¿Corazón? Me preguntas a MI, si no tengo
corazón. -apretó los dientes- He tenido que soportar tus "anécdotas
libertinas" –negué con la cabeza y ella asintió- solo porque siempre he
sabido que son puras mentiras. –Suspiré- Pero igual, hasta imaginarios los
cuernos pesan –Exhaló con cansancio- y ahora que por fin, estamos a un paso de
largamos de aquí, tu estas con la cabeza allá arriba -señalo la escalera con su
dedo índice- y ¿porque Muhr? -se acerco hasta mi- ¿lastima por el bicho? –La
miré lo mas inexpresivo que pude.- Te salvo la vida ¡¿y qué?! Tu lo tienes
asilado aquí, ¿no es bastante correspondencia? ¿O te vas a ir tras él a donde
infiernos se largue para seguirlo cuidando? –Chasqueó la lengua y señalo los
papeles del viaje que estaban esparcidos en la mesita- Nos vamos a Europa en verano, tus padres ya te
compraron el pasaje, era una sorpresa, pero mejor que lo sepas, y luego nos
vamos al sur a la universidad. No lo veras mas ¡Reacciona! deja de preocuparte
tanto por alguien a quien no volverás a ver en tu vida -yo retrocedí como si me
hubiera mordido y ella suspiro- me voy, yo tampoco soporto verte por hoy. Estás
hecho un idiota, te desconozco. –Caminó hasta la puerta y tomo la manija, yo la
seguí, creo que quería asegurarme que se fuera. Necesitaba correr arriba,
necesitaba hablar con Qhuinn ¿de qué? no lo sé, solo tenía que ver y asegurarme
que estuviera bien. Me detuve cuando por fin abrió la puerta.
-Y otra cosa más,
Muhrder. Mi beca no está asociada con la tuya, pero la tuya SI a la mía, jódeme
y de verdad te irás con tu amiguito a donde infiernos se vaya, porque perderás las
tuyas. Ambas. Me disociare de ti. –Giró luego de dejar su amenaza flotando
entre nosotros y salió de la casa, no se molesto en cerrar la puerta-
Regresé al salón
un poco menos que derrotado, al pasar por la escalera me detuve pero no subí,
continué hasta llegar al sofá y caí sentado, sostuve la cabeza entre mis manos,
estaba agotado. Diana tenía razón, siempre me asocie a ella en las becas, me
daba seguridad, infundía esa confianza que me faltaba, ella era quien me
espoleaba siempre, recordé a esa chica Lisa, y a ese tipo Leo... ellos me
amenazaron en su momento y fue ella quien me animo a no dejarme atropellar, me
hizo comprender que a veces hay que dar tratamiento drástico a las amenazas, “que
así te van a respetar”, y por supuesto
que así fue. Nadie más volvió a molestarme, a molestarnos, mejor dicho. Éramos
el dúo dinámico como ella dijo
¿Dinámico o
diabólico?
Me frote la
barbilla y rastrillé mi cabello ¿porque ya no se siente tan bien ahora ser
parte de este equipo? ¿Porque ahora siento que me asfixio? ¿Qué me ahogo con
tanta fría programación? No quiero ir a ningún lado. No quiero ir a Europa. No
quiero... irme. Quizá solo quiero seguir a Qhuinn en su viaje a la libertad.
Mire a las escaleras, debe haber escuchado todo.
Qué vergüenza,
que rabia.
Diana se paso
mil pueblos, con todo lo que dijo. Yo a Qhuinn lo respeto, es mi amigo, el me
salvo la vida.
Unos pasos me
alertaron que él bajaba las escaleras. Me quede en mi posición sin moverme. El
sofá se hundió, signo de que él estaba sentado a mi lado. Pude sentir el calor
de su mano en mi hombro y lo único que hice fue apoyar mi mejilla en el…
… y me sentí tan
bien.
-Lo siento bro,
ella se extralimito, no volverá, no la invitare mas.- dije sin poder mirarlo a
la cara-
POV. Qhuinn Lohstrong
Cerré mis ojos y
moví de manera muy ligera mis dedos en una casi imperceptible caricia, mi pecho
se infló un poquito, como si mi esperanza se alimentara de instantes fugaces y
con eso fuera feliz. Mordí mi labio y reprimí un suspiro. Este pequeño momento
robado lo guardaría para más tarde. Dándole un suave apretón en su hombro y con
mucho pesar la quité, tampoco quería pasarme de la raya y en este momento no sabía que suelo estaba pisando,
debía ser cuidadoso.
-¿Tal vez si
hablas con ella? –me miras con cara de “¿estás de joda?”- vale, mala idea. Pero
tal vez podamos hacer algo con respecto a tus becas, nada perdemos con
preguntar en esas universidades –me encojo de hombros- no hay peor trámite que
el que no se hace –te doy un ligero empujón con mi hombro- además, Sí estaba en
mis planes hacer de Neófito un día de estos, tengo lentillas rojas y me veo
endemoniadamente malvado –sonríes- oye, no te sientas responsable por las cosas
que ella dijo, no es la primera ni será la última en decir algo así, aunque me
incomoda ya qué más da. No falta mucho para que no les vuelva a ver.- Muhr hizo
una mueca poco sutil.
-¿Qué me querías
contar? –preguntó sin mirarme.
Me removí en el
asiento, tenía todo el discurso aprendido de memoria en mi cabeza y escrito de
manera apresurada en un papel en mi mano, lo venía practicando desde hace rato
y en mi mente sonaba bastante bien, políticamente correcto, adecuado para este
momento:
“Lo que quería
decirte es que estoy muy agradecido contigo y con tu familia por haberme
brindado alojamiento durante todo este proceso legal, de verdad que no tenían
porqué hacerlo, yo no era nadie importante, sin embargo han sido muy buenos
conmigo, dentro de poco termina la escuela y cada uno seguirá su camino, de
verdad que te deseo lo mejor, no sé si tendré tiempo después para decírtelo,
pero de verdad que espero que tengas mucho éxito en la universidad.
Por mi parte no
asistiré a la ceremonia de titulación, puesto que no tiene sentido para mi, ya
que mis padres no vendrán y menos iré a la fiesta de gala de la promoción, a
penas y me relaciono con la gente, no es importante para mí, además no tengo a
quien invitar.
Muhrder, de
verdad tu y Diana se ven lindos juntos, tienen muchas cosas en común y se nota
que se llevan de maravilla, viajarán juntos e irán a la misma universidad, de
seguro su relación se proyecta a futuro. Te deseo lo mejor”
Doblé y desdoble
una y otra vez el papel en mis sudadas manos.
-Tenía todo un
discurso preparado ¿sabes? Uno muy bueno –bajé un poco mi cabeza y las gafas
oscuras se deslizaron hasta posarse sobre mi nariz, apoyé los antebrazos en mis
piernas y mirando fijamente la alfombra te hablé de manera tranquila y
resignada, simplemente esto es lo que es, nada podía hacer- todo se resume en
que me gustas mucho Muhr, mucho.
De verdad
agradezco el poco tiempo que pasamos juntos –sonreí- fue genial y lo agradezco,
aunque no sé porque lo hiciste, pero se
agradece de igual forma. Soy realista y tengo claro que entre tú y yo nunca pasará nada más, pero de
verdad espero que seas feliz con la chica que elijas, mereces alguien bueno y
que te valore por ese gran corazón y valentía que tienes, admiro eso de ti,
eres decidido y muy fuerte, se que harás feliz a la mujer que tengas a tu lado.
Sé que
últimamente no tienes mucho tiempo y que con los exámenes estas con mil y un
cosas por hacer –me encojo de hombros- pero sentía que era necesario que
supieras eso, en caso de que no tengamos el tiempo para conversar de nuevo… o
mejor dicho, que yo tenga los cojones para hablarlo.
POV. Muhrder
Black
No lo miraba a
la cara, porque tenía miedo de mis propias reacciones. Mi pecho se apretó
cuando me dijo que le gustaba, me quede quieto y seguí escuchándolo, cuando
termino lleve mi mano a su rodilla y la apreté confortándolo. Giré el rostro y
lo miré a los ojos. Nos quedamos mirando fijamente, por minutos... hasta que
rompí el silencio y le puse voz a mis deseos.
-Qhuinn, quiero
irme contigo -no dijo nada, solo pestañeo varias veces.
-¿Disculpa? Dijiste
algo que no te entendí bien -Sonreí ante su perplejidad.
-He dicho que me
quiero ir contigo -Te sentaste derecho en el sofá y respiraste profundo,
negaste repetidas veces, yo me pare y hable en voz más alta y segura- Eso, me
quiero ir contigo -asentí y sonreí por primera vez en muchos días, sentía que
una losa de concreto me liberaba de su peso- Me iré contigo Qhuinn -reí fuerte-
¡Ahhhh, ME IRE CONTIGO PUTA MADRE! -Tú me mirabas con preocupación, hasta con
un rostro culpable- ¿Qué pasa? ¿No quieres que vaya contigo?
POV. Qhuinn Lohstrong
Abrí mi boca y
la cerré fuerte… la volví a abrir para cerrarla nuevamente y pasé mi mano por
el pelo quedando como erizo con esquizofrenia. Me puse de pie y me paré
delante, te tome de los hombros.
-Tienes que
pensarlo bien bebé, tienes todo un futuro en la universidad, una beca, yo me
voy casi a la aventura, a trabajar de cualquier cosa con la que me logre
mantener. Tú en cambio eres brillante y tienes tanto talento como para
conseguir lo que deseas. Pero obvio que si te fueras conmigo yo estaría feliz… ser
tú… tu amigo… es algo que me haría muy feliz. –Respire hondo y expulsé el aire
con fuerza. Apreté los labios. No sabía si alentarlo o frenarlo. –No tomes
decisiones a lo loco, ese no eres tú. –Negaste enfático- Al menos prométeme que
analizaras bien las cosas… -removía mis manos nervioso, apretando tus hombros-
quizás podrías conversarlo con tus papás Muhr y si llegas a la conclusión que
eso es lo que realmente quieres, te apoyaré.
POV. Muhrder
Black
Después de la
palabra "bebé" quede en blanco, realmente impactado. Era como que
bloqueé todo lo que siguió diciendo y solo repetía una y otra vez lo que dijo:
“bebé, me llamó bebé”. En mi mente aquella simple palabra denotaba algo
privado, que sólo se comparte entre amantes… de manera íntima, tan intima como
un beso y no me incomodo, quería que me volviera a llamar “bebe”. Mi corazón
perdió el ritmo al percatarme que Qhuinn lo dijo de manera tan espontánea, le
nació de forma natural, como si toda la vida me hubiera llamado de esa manera
tan tierna. Solo lo veía mover la boca y agitar las manos. Me apretó los
hombros y presté atención a sus palabras. “No tomes decisiones a lo loco, ese
no eres tú”, negué enfáticamente y me puse serio. “Quizás podrías conversarlo
con tus papás Muhr y si llegas a la conclusión que eso es lo que realmente
quieres, te apoyaré”.
Mi labio se alzo
por un lado. Que cara debo haber puesto que me soltó y retrocedió un paso.
“Claro que me vas a apoyar” -pensé- Y al diablo con todo. Me acerque a él
lentamente. El retrocedió otro paso y negó sin convicción ¿No? A su negativa yo
asentí con la cabeza. Tuve que acelerar mis pasos hasta cerrar la distancia. Ya
no retrocedió, casi llegamos al recibo de la casa. Qhuinn estaba apoyado a la
baranda de la escalera. Tan cerca. Mi boca estaba a unos centímetros de la
suya, cerré los ojos e inhale su aroma. Madera fresca y limpia.
-Yo… -dijo e intentó
retroceder pero la baranda se lo impidió. Abrí los ojos y vi dolor en los suyos
y solo sentí que necesitaba borrar eso de ahí.
Mis manos que
hasta ahora había permanecido inertes a mis lados tomaron las suyas, las levante
lentamente hasta mis labios y las bese. Nunca deje de mirarlo, quería que viera
como me sentía de bien con él. Qhuinn abrió levemente los labios y su aliento
me dio en el rostro. Inhale nuevamente y humedecí mis labios. El los miro y
sonreí. Coloque sus manos sobre mis hombros y el las cerró tras mi nuca, con
sus pulgares froto mi barbilla y giré el rostro para lamer su pulgar. Un jadeo
ahogado salió de sus entreabiertos labios. Mis manos acariciaron sus brazos
hasta atrapar también su nuca con mis manos.
Nos quedamos
así, sujetos con la mirada trabada en un instante perfecto.
-¿Me apoyaras?
¿Estarás ahí para amortiguar mi caída? –Asintió- te creo Lohstrong… Quiero
saltar contigo
No sé quien jalo
a quien, o quien avanzo, o si lo hicimos a la vez, lo que sí sé es que nunca en
mi vida he besado a nadie como bese a Qhuinn en ese instante. Ni recuerdo que
los besos fueran tan excitantes, ni perfectos, ni adictivos. Mi boca tomo la
suya y la suya devoro la mía. Solté su nuca y lo sujeté de la cintura atrayéndolo
contra mi cuerpo. Lo bese como un desesperado, él me devolvió el beso con el
mismo fervor ¿Cuánto tiempo estuvimos así? no lo sé, pero se sentía tan bien,
se sentía correcto. Necesitaba más cercanía…
Lo abrace con
todo mi cuerpo y él me envolvió con sus brazos, nos apretamos lo más que la
física lo permitía. Me sentía protegido, aceptado por completo como nunca y con
una revolución de emociones que no lograba comprender. Era libre. Mi vida no
tenía que ser como se había programado, podría ser feliz… con Qhuinn.
Un jadeo y un
grito ahogado nos hicieron separarnos rápidamente. ¡Puta mierda la puerta!
Giramos la cabeza y ahí estaba Diana con una mirada llena de dolor mezclada con
odio y asco. Nunca la olvidaré en lo que me queda de vida. Nos señalo con su
dedo de manera acusatoria antes de salir corriendo hacia su auto.
Qhuinn y yo nos
miramos… y a la vez dijimos…
¡Puta mierda!
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