viernes, 27 de febrero de 2015

Capítulo 15


P.O.V. Qhuinn Lohstrong
Sabía que no debía entrar tan sigilosamente… ¡mierda! Respiré hondo y apreté los ojos, me burlé de mi mismo interiormente mientras contemplaba la tórrida escena frente a mí. Pero claro que lo hice adrede ¿a quién quiero engañar? mi Yo masoquista se moría por verlos así, esta escena la he imaginado mil veces en mi mente y seguramente me seguirá acompañando por mucho tiempo. Sin embargo, quería contemplarla, necesitaba verla con mis propios ojos. No más fantasía ni esperanza. Punto final a mis patéticos sentimientos no correspondidos.

Me quedo callado, estático, ¿esperando que?

Por un segundo podría jurar que ella me observó y su mirada es triunfadora. ¿Se burla de mí? Ella cierra los ojos como si no me hubiera visto, extasiada mientras Muhr le besa el cuello. Emite un suave gemido y con eso mi pecho se oprime de dolor. No puedo tolerar esto ni un segundo más.

Aprieto los labios y Carraspeo.

POV. Muhrder Black
 -Oso…  

Susurró Diana antes de buscar mi boca, miré sus labios y lamí los míos, estaban resecos, inhale su aroma, siempre me gusto el aroma de ella, es como floral, suave. Evité sus labios y fui a oler su cuello, ella lloriqueó por eso, le gusta besarme, pero a mí no, no me gusta besar, es como muy intimo y no tengo esa necesidad de intimar.  Estiró su cuello por sobre mi cabeza, dándome mejor acceso, frote mis labios por su piel, busque su pulso, estaba a mil, pensé en el mío, tan sereno como un crio antes de dormir. Joder… estoy aburrido.

¿Por qué no vamos al grano?

Odio tanto preliminar para un puto orgasmo. Para esto me hago una paja. Ella no para de removerse sobre mí, yo ni la tengo semi dura, está muerta… ¿tendré que usar Viagra a los 17? ¿y porque se agita como si me la estuviera follando?

Levanto la mirada, buscando una explicación y me mira con lujuria. Vaya, si que la pongo… 

Un carraspeo.

Por favor… que no sea él.

-Hola chicos, Muhr, me preguntaba si…

-¡¡Aaaaaucchhhh!!  ¡¡MUHRDER!! –Ni siquiera miré a Diana, que me gritaba desde el piso-

-Qhuinn… ¡ey! -Me sonrojé furiosamente y miré a Diana enojado, ella lo había visto, estoy seguro. ¿Qué se trae esta mujer? – ¿Lo viste entrar? –Le pregunte directo sin intensión de levantarla del piso, ella chasqueo la lengua y se levantó.

-Un segundo antes de que me tiraras al piso, animal. – Se acomodo la cola de caballo y sonrió contenta como si nada. –Además ¿Cuál es el problema? Yo soy la que debería estar avergonzada, no tu Oso.

-No me digas así, me cabrea.

Mentí, no me cabrea, lo que me cabrea es que Qhuinn esté aquí parado frente a mí, sin decir ni una puta palabra y juzgándome con esa mirada… Gris hielo de hoy. O sea, ¿el si puede revolcarse con el enano ese y yo no puedo tener un poco de diversión? Miré enojado a Qhuinn. El me devolvió la mirada enarcando una ceja ¿me está retando a decir algo?

-¿Te cabrea que te diga Oso? –Devolví mi atención a ella y asentí vehemente-¿Desde cuándo? –La miré y fruncí el ceño, no entendí su pregunta, seguía mirando a Qhuinn e imaginándolo con Vlad. –Te pregunté qué desde cuándo –Me miró burlona – Te lo digo desde que te conozco, o sea desde hace más o menos 4 años y que yo recuerde NUNCA te cabreó.

Me encogí de hombros y camine hasta la ventana del salón. Me giré y los vi, ahí parados, ambos mirándome ¡Mierda! ¿Porque esta situación me ponía tan borde? Empecé a sentirme mal. Qhuinn no dejaba de mirarme fijamente, inexpresivo. Sus ojos no brillaban, estaban apagados, como el cielo nublado. Sé lo que siente por mí, no soy idiota, se que la he cagado con esto. Sé que le duele. ¡PUTA MIERDA! soy un cabrón.

Trague saliva, ni puta idea de que decir, y no tuve que hacerlo, Diana empezó a hablar.

-¡Oye! El otro día tenías los ojos amarillos, ayer azules y hoy ¿grises? -No sé qué espíritu maligno poseyó el alma de Diana pero esto no me estaba gustando nada-

-No hay nada de malo en eso –susurró un Qhuinn muy incómodo - Muhr, tú crees que…

-Sí que eres extravagante, apuesto a que mañana serás como el bebé de Rose Mary y serán los ojos rojos como conejo –Insistió Diana y luego rió a carcajadas- si que eres rarito…

Me quedé con la boca abierta. Nunca la había escuchado decir tantas estupideces juntas, con cada una de sus palabras yo moría más de vergüenza e indignación. Ella es mi mejor amiga, quizá la única amiga. Y en mi corazón se creaban sentimientos encontrados de ira, sorpresa, pena, vergüenza, rabia… No termine de salir de mi estupefacción lo suficientemente rápido como para taparle la boca.

-Si te sobra un tiempo me buscas por favor

Dijo Qhuinn, dirigiéndose a mí, pero sin dejar de mirar a Diana con desprecio. Se dio la vuela y salió muy digno de la habitación

Y mirando nuevamente su espalda alejarse de mí encontré por fin mi voz. Cuando lo perdí de vista, me giré y miré a Diana, ella me miraba y reprimía una suculenta carcajada. Eso me lleno de rabia.

-Pero ¿qué mierda te pasa mujer? -zarandee a Diana del brazo, ella se soltó enojada-

-Que te pasa a ti, ¿porque me agarras así? –Me siseo a la cara-

-¿Te has escuchado? – Estire el brazo y señale al camino por donde se fue Qhuinn– ¿Eres consciente de toda la mierda que le soltaste?

-¡Por supuesto! –Dijo con indignación- nunca hablo sin medir las consecuencias, y no creo haber dicho nada que el  no haya escuchado. –Me miró desafiante y se cruzó de brazos.- Y hasta no hace mucho te hubieras reído conmigo, ¿qué te pasa Muhrder? ¿Sentimientos por Lohstrong?

-¿de qué hablas? –Respingué. Eso estuvo muy cerca del blanco- Yo jamás me hubiera reído si maltrataras a alguien, no soy tan cabrón.

-¿A no?, ¿no lo eres?... ummm -puso cara de recordar y comenzó a golpear su labio con el dedo, un gesto que ya estaba comenzando a detestar- Déjame refrescarte la memoria… corazón- Esta última palabra la dijo con sorna- Primer año: Lisa Thompson, clase de matemática, galardonada, ¿recuerdas por que se retiro del concurso? -yo respingue. Si me acordaba.-

-Era un crio, no tenía ni 15 -Diana sonrió de lado-

-¿Pero ella no? Bueno ¿Quieres algo más madurito? Bien, Leo Salguera, estudiante de intercambio, hace 4 meses, ¿recuerdas porque renuncio a su beca? -me sonroje furiosamente y me cabree en serio-

-Vete Diana, no quiero verte la cara hoy. -le di la espalda y ella me rodeo. Estaba a un pelo de estrangular a esta arpía. ¿Desde cuándo es tan perra?-

-¿Sabes porque hemos sido amigos durante casi media década Muhrder? ¿Porque tenemos tanta química? ¿Porque somos el dúo dinámico? –Me giró del brazo e hizo que quedáramos justo mirando al espejo que hay sobre la consola-  Míranos Muhrder, juntos somos imparables. ¿Y sabes por qué? –Me zafé de su agarre con fastidio y me aleje unos pasos, su aroma floral estaba comenzando a asfixiarme– Eso es porque NO HE HECHO NADA QUE TU NO HAYAS HECHO -me escupió enfatizando cada palabra- Has manipulado a más gente que yo y no te juzgo, no es nuestra culpa ser superiores –Señaló la escalera y sabía lo que iba a decir- Y ese bicho que tienes viviendo arriba por caridad, no es diferente. -gruñí y la tome de los hombros-

-Ya basta mujer, ese hombre que está arriba es MI amigo, lo respeto, me salvo la vida –pasé mi mano por el rostro, estaba sudando de la cólera- ¡Dioses mujer! ¿Es que no tienes corazón? Si no por él, por mí. Es parte de mi vida.  –Aun sujeta por mí, me miró de pies a cabeza, me barrió con aires de superioridad y rió. Juro que su risa me helo la sangre. La solté y retrocedí como si me hubiera golpeado. ¿Quién era esta mujer?-

 -¿Corazón? Me preguntas a MI, si no tengo corazón. -apretó los dientes- He tenido que soportar tus "anécdotas libertinas" –negué con la cabeza y ella asintió- solo porque siempre he sabido que son puras mentiras. –Suspiré- Pero igual, hasta imaginarios los cuernos pesan –Exhaló con cansancio- y ahora que por fin, estamos a un paso de largamos de aquí, tu estas con la cabeza allá arriba -señalo la escalera con su dedo índice- y ¿porque Muhr? -se acerco hasta mi- ¿lastima por el bicho? –La miré lo mas inexpresivo que pude.- Te salvo la vida ¡¿y qué?! Tu lo tienes asilado aquí, ¿no es bastante correspondencia? ¿O te vas a ir tras él a donde infiernos se largue para seguirlo cuidando? –Chasqueó la lengua y señalo los papeles del viaje que estaban esparcidos en la mesita-  Nos vamos a Europa en verano, tus padres ya te compraron el pasaje, era una sorpresa, pero mejor que lo sepas, y luego nos vamos al sur a la universidad. No lo veras mas ¡Reacciona! deja de preocuparte tanto por alguien a quien no volverás a ver en tu vida -yo retrocedí como si me hubiera mordido y ella suspiro- me voy, yo tampoco soporto verte por hoy. Estás hecho un idiota, te desconozco. –Caminó hasta la puerta y tomo la manija, yo la seguí, creo que quería asegurarme que se fuera. Necesitaba correr arriba, necesitaba hablar con Qhuinn ¿de qué? no lo sé, solo tenía que ver y asegurarme que estuviera bien. Me detuve cuando por fin abrió la puerta.

-Y otra cosa más, Muhrder. Mi beca no está asociada con la tuya, pero la tuya SI a la mía, jódeme y de verdad te irás con tu amiguito a donde infiernos se vaya, porque perderás las tuyas. Ambas. Me disociare de ti. –Giró luego de dejar su amenaza flotando entre nosotros y salió de la casa, no se molesto en cerrar la puerta-

Regresé al salón un poco menos que derrotado, al pasar por la escalera me detuve pero no subí, continué hasta llegar al sofá y caí sentado, sostuve la cabeza entre mis manos, estaba agotado. Diana tenía razón, siempre me asocie a ella en las becas, me daba seguridad, infundía esa confianza que me faltaba, ella era quien me espoleaba siempre, recordé a esa chica Lisa, y a ese tipo Leo... ellos me amenazaron en su momento y fue ella quien me animo a no dejarme atropellar, me hizo comprender que a veces hay que dar tratamiento drástico a las amenazas, “que así te van a respetar”,  y por supuesto que así fue. Nadie más volvió a molestarme, a molestarnos, mejor dicho. Éramos el dúo dinámico como ella dijo

¿Dinámico o diabólico?

Me frote la barbilla y rastrillé mi cabello ¿porque ya no se siente tan bien ahora ser parte de este equipo? ¿Porque ahora siento que me asfixio? ¿Qué me ahogo con tanta fría programación? No quiero ir a ningún lado. No quiero ir a Europa. No quiero... irme. Quizá solo quiero seguir a Qhuinn en su viaje a la libertad. Mire a las escaleras, debe haber escuchado todo.

Qué vergüenza, que rabia.

Diana se paso mil pueblos, con todo lo que dijo. Yo a Qhuinn lo respeto, es mi amigo, el me salvo la vida.

Unos pasos me alertaron que él bajaba las escaleras. Me quede en mi posición sin moverme. El sofá se hundió, signo de que él estaba sentado a mi lado. Pude sentir el calor de su mano en mi hombro y lo único que hice fue apoyar mi mejilla en el…

… y me sentí tan bien.

-Lo siento bro, ella se extralimito, no volverá, no la invitare mas.- dije sin poder mirarlo a la cara-

POV. Qhuinn Lohstrong
 Cerré mis ojos y moví de manera muy ligera mis dedos en una casi imperceptible caricia, mi pecho se infló un poquito, como si mi esperanza se alimentara de instantes fugaces y con eso fuera feliz. Mordí mi labio y reprimí un suspiro. Este pequeño momento robado lo guardaría para más tarde. Dándole un suave apretón en su hombro y con mucho pesar la quité, tampoco quería pasarme de la raya y en este  momento no sabía que suelo estaba pisando, debía ser cuidadoso.

-¿Tal vez si hablas con ella? –me miras con cara de “¿estás de joda?”- vale, mala idea. Pero tal vez podamos hacer algo con respecto a tus becas, nada perdemos con preguntar en esas universidades –me encojo de hombros- no hay peor trámite que el que no se hace –te doy un ligero empujón con mi hombro- además, Sí estaba en mis planes hacer de Neófito un día de estos, tengo lentillas rojas y me veo endemoniadamente malvado –sonríes- oye, no te sientas responsable por las cosas que ella dijo, no es la primera ni será la última en decir algo así, aunque me incomoda ya qué más da. No falta mucho para que no les vuelva a ver.- Muhr hizo una mueca poco sutil.

-¿Qué me querías contar? –preguntó sin mirarme.

Me removí en el asiento, tenía todo el discurso aprendido de memoria en mi cabeza y escrito de manera apresurada en un papel en mi mano, lo venía practicando desde hace rato y en mi mente sonaba bastante bien, políticamente correcto, adecuado para este momento:

“Lo que quería decirte es que estoy muy agradecido contigo y con tu familia por haberme brindado alojamiento durante todo este proceso legal, de verdad que no tenían porqué hacerlo, yo no era nadie importante, sin embargo han sido muy buenos conmigo, dentro de poco termina la escuela y cada uno seguirá su camino, de verdad que te deseo lo mejor, no sé si tendré tiempo después para decírtelo, pero de verdad que espero que tengas mucho éxito en la universidad.

Por mi parte no asistiré a la ceremonia de titulación, puesto que no tiene sentido para mi, ya que mis padres no vendrán y menos iré a la fiesta de gala de la promoción, a penas y me relaciono con la gente, no es importante para mí, además no tengo a quien invitar.

Muhrder, de verdad tu y Diana se ven lindos juntos, tienen muchas cosas en común y se nota que se llevan de maravilla, viajarán juntos e irán a la misma universidad, de seguro su relación se proyecta a futuro. Te deseo lo mejor”

Doblé y desdoble una y otra vez el papel en mis sudadas manos.

-Tenía todo un discurso preparado ¿sabes? Uno muy bueno –bajé un poco mi cabeza y las gafas oscuras se deslizaron hasta posarse sobre mi nariz, apoyé los antebrazos en mis piernas y mirando fijamente la alfombra te hablé de manera tranquila y resignada, simplemente esto es lo que es, nada podía hacer- todo se resume en que me gustas mucho Muhr, mucho.

De verdad agradezco el poco tiempo que pasamos juntos –sonreí- fue genial y lo agradezco, aunque  no sé porque lo hiciste, pero se agradece de igual forma. Soy realista y tengo claro que  entre tú y yo nunca pasará nada más, pero de verdad espero que seas feliz con la chica que elijas, mereces alguien bueno y que te valore por ese gran corazón y valentía que tienes, admiro eso de ti, eres decidido y muy fuerte, se que harás feliz a la mujer que tengas a tu lado.

Sé que últimamente no tienes mucho tiempo y que con los exámenes estas con mil y un cosas por hacer –me encojo de hombros- pero sentía que era necesario que supieras eso, en caso de que no tengamos el tiempo para conversar de nuevo… o mejor dicho, que yo tenga los cojones para hablarlo.

POV. Muhrder Black
 No lo miraba a la cara, porque tenía miedo de mis propias reacciones. Mi pecho se apretó cuando me dijo que le gustaba, me quede quieto y seguí escuchándolo, cuando termino lleve mi mano a su rodilla y la apreté confortándolo. Giré el rostro y lo miré a los ojos. Nos quedamos mirando fijamente, por minutos... hasta que rompí el silencio y le puse voz a mis deseos.

-Qhuinn, quiero irme contigo -no dijo nada, solo pestañeo varias veces.

-¿Disculpa? Dijiste algo que no te entendí bien -Sonreí ante su perplejidad.

-He dicho que me quiero ir contigo -Te sentaste derecho en el sofá y respiraste profundo, negaste repetidas veces, yo me pare y hable en voz más alta y segura- Eso, me quiero ir contigo -asentí y sonreí por primera vez en muchos días, sentía que una losa de concreto me liberaba de su peso- Me iré contigo Qhuinn -reí fuerte- ¡Ahhhh, ME IRE CONTIGO PUTA MADRE! -Tú me mirabas con preocupación, hasta con un rostro culpable- ¿Qué pasa? ¿No quieres que vaya contigo?
  
POV. Qhuinn Lohstrong
 Abrí mi boca y la cerré fuerte… la volví a abrir para cerrarla nuevamente y pasé mi mano por el pelo quedando como erizo con esquizofrenia. Me puse de pie y me paré delante, te tome de los hombros.

-Tienes que pensarlo bien bebé, tienes todo un futuro en la universidad, una beca, yo me voy casi a la aventura, a trabajar de cualquier cosa con la que me logre mantener. Tú en cambio eres brillante y tienes tanto talento como para conseguir lo que deseas. Pero obvio que si te fueras conmigo yo estaría feliz… ser tú… tu amigo… es algo que me haría muy feliz. –Respire hondo y expulsé el aire con fuerza. Apreté los labios. No sabía si alentarlo o frenarlo. –No tomes decisiones a lo loco, ese no eres tú. –Negaste enfático- Al menos prométeme que analizaras bien las cosas… -removía mis manos nervioso, apretando tus hombros- quizás podrías conversarlo con tus papás Muhr y si llegas a la conclusión que eso es lo que realmente quieres, te apoyaré.

POV. Muhrder Black
 Después de la palabra "bebé" quede en blanco, realmente impactado. Era como que bloqueé todo lo que siguió diciendo y solo repetía una y otra vez lo que dijo: “bebé, me llamó bebé”. En mi mente aquella simple palabra denotaba algo privado, que sólo se comparte entre amantes… de manera íntima, tan intima como un beso y no me incomodo, quería que me volviera a llamar “bebe”. Mi corazón perdió el ritmo al percatarme que Qhuinn lo dijo de manera tan espontánea, le nació de forma natural, como si toda la vida me hubiera llamado de esa manera tan tierna. Solo lo veía mover la boca y agitar las manos. Me apretó los hombros y presté atención a sus palabras. “No tomes decisiones a lo loco, ese no eres tú”, negué enfáticamente y me puse serio. “Quizás podrías conversarlo con tus papás Muhr y si llegas a la conclusión que eso es lo que realmente quieres, te apoyaré”.

Mi labio se alzo por un lado. Que cara debo haber puesto que me soltó y retrocedió un paso. “Claro que me vas a apoyar” -pensé- Y al diablo con todo. Me acerque a él lentamente. El retrocedió otro paso y negó sin convicción ¿No? A su negativa yo asentí con la cabeza. Tuve que acelerar mis pasos hasta cerrar la distancia. Ya no retrocedió, casi llegamos al recibo de la casa. Qhuinn estaba apoyado a la baranda de la escalera. Tan cerca. Mi boca estaba a unos centímetros de la suya, cerré los ojos e inhale su aroma. Madera fresca y limpia.

-Yo… -dijo e intentó retroceder pero la baranda se lo impidió. Abrí los ojos y vi dolor en los suyos y solo sentí que necesitaba borrar eso de ahí.

Mis manos que hasta ahora había permanecido inertes a mis lados tomaron las suyas, las levante lentamente hasta mis labios y las bese. Nunca deje de mirarlo, quería que viera como me sentía de bien con él. Qhuinn abrió levemente los labios y su aliento me dio en el rostro. Inhale nuevamente y humedecí mis labios. El los miro y sonreí. Coloque sus manos sobre mis hombros y el las cerró tras mi nuca, con sus pulgares froto mi barbilla y giré el rostro para lamer su pulgar. Un jadeo ahogado salió de sus entreabiertos labios. Mis manos acariciaron sus brazos hasta atrapar también su nuca con mis manos.

Nos quedamos así, sujetos con la mirada trabada en un instante perfecto.

-¿Me apoyaras? ¿Estarás ahí para amortiguar mi caída? –Asintió- te creo Lohstrong… Quiero saltar contigo

No sé quien jalo a quien, o quien avanzo, o si lo hicimos a la vez, lo que sí sé es que nunca en mi vida he besado a nadie como bese a Qhuinn en ese instante. Ni recuerdo que los besos fueran tan excitantes, ni perfectos, ni adictivos. Mi boca tomo la suya y la suya devoro la mía. Solté su nuca y lo sujeté de la cintura atrayéndolo contra mi cuerpo. Lo bese como un desesperado, él me devolvió el beso con el mismo fervor ¿Cuánto tiempo estuvimos así? no lo sé, pero se sentía tan bien, se sentía correcto. Necesitaba más cercanía…

Lo abrace con todo mi cuerpo y él me envolvió con sus brazos, nos apretamos lo más que la física lo permitía. Me sentía protegido, aceptado por completo como nunca y con una revolución de emociones que no lograba comprender. Era libre. Mi vida no tenía que ser como se había programado, podría ser feliz… con Qhuinn.

Un jadeo y un grito ahogado nos hicieron separarnos rápidamente. ¡Puta mierda la puerta! Giramos la cabeza y ahí estaba Diana con una mirada llena de dolor mezclada con odio y asco. Nunca la olvidaré en lo que me queda de vida. Nos señalo con su dedo de manera acusatoria antes de salir corriendo hacia su auto.

Qhuinn y yo nos miramos… y a la vez dijimos…

¡Puta mierda!



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