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T
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IAGO
-Muy buena
tarde y bienvenido a Starbucks, mi nombre en Angelos ¿Cuál es su pedido?
Aquella era
la frase más repetida para mí durante la jornada de trabajo, después de todo
era quien tomaba los pedidos, recibía los pagos y anotaba en los vasos para que
después mis compañeros los tomaran, prepararan y entregaran al cliente. Froté
mis ojos con el dorso de mi mano, ya comenzaba a sentirme un tanto cansado.
-Tiago
¿estás bien? -Sonreí y asentí a mi supervisor-
Comencé a
cerrar y cuadrar la caja, llenar los depósitos, guardar las ventas y dejar el
cambio necesario para el día siguiente, no necesitaba calculadora ni nada para
realizar las operaciones necesarias, era cosa de observar los datos para que mi
mente volara y supiera de manera inmediata los resultados correctos.
Al poco rato
ya estaba de camino al merecido descanso. La noche estaba fría a estas alturas
y el viaje en bus era la mejor opción, era eso o caminar 45 minutos pasando por
un barrio de no muy buena reputación hasta el depa, lo había recorrido en otras
ocasiones, sin embargo en esta ocasión no quería morir de frío, solo quería
llegar pronto. Ahora era más agradable llegar allí, ya no estaba solo. Me había
dado cuenta de lo ameno que era vivir con alguien, las conversaciones, pullas o
el simple hecho de que no hubiese silencio total en el lugar. Ahora que llevaba
viviendo con Xander mas de un mes y me daba cuenta de lo mucho que detestaba
aquello.
Observé por
la ventana, había comenzado a llover, lo cual no era bueno si consideraba que
no llevaba ropa adecuada para eso, quedaría como sopa al llegar al depa, eran
tres cuadras las que tenía que caminar para llegar al lugar. Suspire resignado.
Al llegar a
la parada de bus, cerré las solapas de mi chaqueta y a paso rápido avancé hasta
el depa, la lluvia se sentía como agujas clavando en mi piel mientras llegaba a
destino, el agua ya me había empapado totalmente.
Con
temblorosas manos comencé a abrir la puerta, lo cual no fue fácil puesto que me
tiritaba todo, pero al abrir el calor que se sentía dentro era como una suave
caricia en contraste con el frio exterior.
-Mieeeerda,
me he congelado hasta los pensamientos
-¡Pero
mírate! Estas estilando hombre –Xander ya estaba en casa- Te dije que llovería
-Pensé que
llegaría antes que empezara.
-Mejor
quítate esa ropa mojada, voy por una toalla, estas mojando todo el piso.
Comencé a
quitarme la ropa en mi dormitorio, estaba temblando como gelatina mientras
luchaba con cada uno de los botones para despojarme de todo, ya en bóxer sacudí
mi pelo con las manos para quitar el exceso de agua y comencé a buscar mi
pantalón de chándal. Al girarme Xander estaba en la puerta mirándome fijamente
con una toalla en las manos.
-Ammmm… te
haré chocolate caliente –desaparece por el pasillo para volver de inmediato-
toma, te traje una toalla.
-Gracias
–susurro a penas desaparece-
Chester
se movía lento por las calles mojadas, la lluvia caía como si se hubiera
abierto el grifo de allá arriba, más pareciera que el barbudo estaba limpiando
toda la casa a manguerazos.
Bajé corriendo del auto y subí las escaleras hasta entrar en el departamento,
el reloj en la pared, una vieja carcasa en forma de manzana daba las 18:17 hs.
Bajé las bolsas de comestible y la caja de mi nuevo móvil, lo saqué con
reverencia, el compañía ya me lo habían activado, configurado, casi me tiré al
sofá a deleitarme con todo lo que le había agregado, pero debía cocinar. Con
una mirada de pena y anhelo me metí a la cocina, descargué frutas, verduras, unas presas de pollo y carne vacuna, era todo
un lujo comer eso, pero el primer sueldo debía celebrarse y que mejor que con
Tiago, mi amigo que me aguantaba en todas.
Empecé a sazonar la carne y colocar algunas especias, directo al horno y yo al
trono número dos de mi cuerpo, el sillón orejón al lado de la ventana, en donde
lo tenía colocado. Eso hace ya desde que me instalé, hace un mes y tres días
con 18 horas. Abro el móvil y miro el correo que se había actualizado por
completo. No puedo dejar de recordar el primer día de clases, a Tiago mostrando
cada rincón y dejándome en la entrada del salón de entrenamiento bajo techo,
porque ese día también un diluvio había caído.
Fui recibido al principio con recelo, pero después de las pruebas de rigor y
haber lanzado dos pases largos y anotado, bajaron las defensas y ya no hubo
problemas.
Durante el almuerzo, fui invitado a sentarme con los compañeros del equipo y
las porristas. Ese día fue interminable, lo mismo ocurrió con la primera
semana.
A la segunda, empecé a percatarme que Tiago, no estaba en mi círculo de amigos
y lo busqué sin encontrarlo.
Al llegar al departamento la primera vez, le pregunté porque no me esperó. Dijo
que había salido más temprano. Le pedía que me aguardara junto a Chester y
desde esa vez, a la salida lo encontraba sentado en el cordón de la calle al
lado del auto. Le dije que le daría la copia de él, pero que debía primero
ganar un dinero para mandar a hacerlo, ya que las hermanas solo tenían una
llave. Tiago dijo que no hacía falta, pero insistí.
Un ruido en la cocina, el refrigerador, que su motor hacía más cantinela que el
pobre de Chester cuando entraba en calentamiento me sacó de mis divagaciones,
sonreí y levanté el móvil, me hice una foto “Selfie”, reí al ver mi pelo pegado
a la cabeza, se veía más oscuro, pero no tanto como el pelo de Tiago.
Solo pensar en él, me ponía duro. Solté el aire y cerré los ojos recordando
cuando en algunas oportunidades me cruzaba con él cuando salía del baño. Apoyo
el móvil sobre la boca tapando una sonrisa, al recordar su expresión cuando me
acerqué en el comedor, lo pillé en su lugar para comer detrás de unos pilares de concreto que tapaba
todo. Hasta lo que me dijo recuerdo.
-Tiago
¿puedo comer contigo? -había bajado mi bandeja de comida y me senté a su lado,
enfrente había varios chicos que levantaron su rostro a mirarme, les sonreí
cuando no apartaron la mirada de mi y luego de Tiago que tapo su cara con su
pelo -¡Hola a la mesa! -algunos asintieron, otros dieron un hola de compromiso,
casi dudando en saludar. Fruncí las cejas un poco sorprendido, pero lo dejé
pasar y volví mi atención a Tiago -¿Por qué comes aquí? -señalo el lugar- aquí
no se ve casi nada -abrí mi comida y le invité unas papas que sabía le gustaban-
tengo problemas con matemáticas, los problemas esos sí, que me están matando.
-Yo... siéntate -miró de nuevo a los de la mesa y comió la papa asada- comamos
todo y muéstrame que es lo que no entiendes, te ayudo, ya lo sabes -no me
contesto lo del lugar, pero seguimos conversando sobre lo que no entendía.
Ya en las siguientes semanas algunas veces acompañaba a Tiago, pero en otras
veces debía comer con el equipo, porque el entrenamiento se adelantaba.
Tiago me preocupaba, y mucho. No lo veía con compañeros, o tal vez dos, pero en
muy pocas oportunidades, a veces odiaba mi maldita afinidad con todos que me
hacía como una barrera para llegar junto a él.
Y las veces que lo encontraba adolorido, eso era otro tema que me pondría a
investigar, en el departamento no lo veía tan torpe ni con falta de
coordinación, como para que siempre este lastimando por caídas. Tendría que
averiguar qué pasaba.
Parpadee volviendo al presente, la cena
ya estaría en seguida, mejor ponía la
mesa y me daba una ducha.
Acomodé la mesa de la cocina, los dos taburetes y en el plato de Tiago coloqué
la copia de la llave de Chester, le había prometido que cuando tuviera un poco
de dinero, se lo haría.
Salí de la ducha envolviendo una toalla a mis caderas, empecé a recoger ropas
para el lavado, en una pequeña pila estaban las de él. Casi me pudo la
tentación de tocarlo, desvié la mano extendida y me apoyé en el lavabo, mis
nudillos se pusieron blancos, al hacer presión.
La hermana Katty, me dijo muy claro, que no todos tienen las mismas
inclinaciones y gustos, que debía cuidarme, eso lo sabía, pero con una mierda,
durante un mes viviendo con alguien y empezando a conocerlo, hacía que lo viera
de otra manera, inclusive me gustaba consentirlo, no era una mujer, eso lo
tenía muy claro y a mí no me gustaban las mujeres. Pero el demostraba gustos
heterosexuales muy definidos, ya había salido con una compañera de trabajo y
llego muy tarde ese día. Y no deseo recordar lo que sentí, por primera vez me
sentí posesivo, celoso.
Tomé la toalla y me sequé el pelo mientras iba al dormitorio, pero desvié hacia
la cocina al oler que ya estaba listo. Me volvía a mi habitación cuando escucho
la llave y la puerta abrirse, para ver a un Tiago escurriendo agua, largo una
puteada por recordar que no ha seguido el consejo.
-Mieeeerda, me he congelado hasta los pensamientos
-¡Pero mírate! Estas estilando hombre -caminé hacia él tendiéndole mi toalla
que estaba usando para mi pelo, pero me di cuenta que no le serviría de nada,
era pequeña y ya estaba húmeda- Te dije que llovería
-Pensé que llegaría antes que empezara. -contestó con un temblor en la voz-
-Mejor quítate esa ropa mojada, voy por una toalla, estas mojando todo el piso.
Fui al mueble del baño en donde teníamos las toallas, me apuré entrando en la
habitación de él y me quedé de una pieza, allí estaba, toda piel blanca, a mi
vista, su cadera cubierta con un bóxer azul marino, sus piernas cubiertas con
un bello marcado, estaba peleando con su pantalón mojado, pero al enderezarse
pude apreciar su paquete, eso dio un tirón a mi amigo que casi se puso firme.
En eso se giro a mirarme y me di vuelta
para dar una escapada honrosa del lugar, pero antes de marchar no pude evitar observar los hematomas debajo
de las costillas y brazos, apreté las muelas en un vano intento de que la furia
e interrogante de ¿Qué mierda le pasaba?
¿por qué tenía su cuerpo de esa manera?
-Ammmm… te haré chocolate caliente -dije lo primero que se me ocurrió y caminé
dos pasos por el pasillo, pero la toalla en la mano me recordó porque había ido
allí y volví tendiéndole, apenas escuché su “Gracias” Y volví a mirar esas marcas evidentes de golpes.
Me metí en mi habitación y busque unos jeans, no podría ponerme algo suave,
porque tenía un boy scout en mis caderas armando una tienda de auxilio, si,
auxilio por unas caricias de esas manos de dedos largos. Pero todo dentro
de ese deseo, se había despertado la intriga y mi mente investigadora se había
puesto en marcha, no diría nada por ahora, pero no lo pasaría por alto.
Ya en la cocina miré la cena y pensé que el chocolate no iría con eso, mejor la
cena un café arriba o chocolate si quería.
TIAGO
Me quedé de
pie mirando la toalla en mis manos fijamente, no lo entendía, me encontraba
confundido. Desde que estábamos viviendo con él todo había ido de maravilla,
Xander es un buen tipo, muy extrovertido y divertido a su vez, preocupado por
sus estudios y todo, me sentía demasiado agradecido de que cada vez que llegaba
a casa él estaba o simplemente sabía que aparecería de su trabajo en cualquier
momento. Ya no me sentía tan solo… sin embargo… a veces sentía que algo de mí
no le agradaba, por más que esforzaba por ser más ameno me daba la sensación
que me rehuía o simplemente a veces sentía su mirada sobre mi cuando estaba
haciendo mis cosas
¿Será que me
considera un bicho raro como el resto? No lo creo ¿verdad? O no estaría aquí
¿Cierto? ¿O estará pensando en irse a la primera oportunidad? ¿Tal vez no se
atreve a decirme? ¿Quizás me considera demasiado torpe? Los moretones son más
que evidentes…
¡Basta con
esa línea de pensamiento Angelos Santiago! ¡CORTALA!
Sin embargo,
siempre le estaba mirando, me encantaba como era su forma de ser, me divertía
solo con observarle.
Desde el
lugar en el que estuviese le observaba desde lejos, él hacía amigos con mucha
facilidad, la gente se divertía a su alrededor, era un verdadero imán. Por los
pasillos siempre se le acercaban para saludar y para qué decir de las chicas…
faltaba poco para que alguna porrista se le montara encima ofreciéndole todo.
Podía entenderles, si lo pensaba de manera objetiva él es… lindo.
¿Lindo?
¡holaaaaa! TOC TOC ¿Hay alguien dentro de esa cabezaaaaaa?
¡Coñooooo!
¿De dónde coño había salido ese pensamiento tan… cursi? Me patee el culo
mentalmente. En fin, algo no estaba bien conmigo. Mi falta de socialización me
estaba afectando de la manera más curiosa.
Comencé a
secarme.
Por lo mismo
y sabiendo que necesitaba hacer algo al respecto y después de una insistencia
constante de parte de Jessica, una de las chicas que trabaja en la cafetería
conmigo, acepté su invitación para tener una cita, no puedo negar que ella es
guapa: cabello color arena, rizado y largo, pequeña en estatura, pero lucía un
buen par de tetas y un culo del terror, era una verdadera muñeca Bratz de carne
y hueso. En serio, no sé que me ve a mí que me acosa hasta el cansancio.
La cosa es
que aquella noche, después del trabajo salimos juntos, comimos algo y la
conversación fue ligera dentro de toda la incomodidad que yo tenía. Pero cuando
le fui a dejar a su departamento nos quedamos de pie en la entrada mientras
ella jugaba con las llaves de acceso entre sus manos, ¿porqué las chicas se
comportan así? sabía que esperaba algo y no sabía el qué, sin embargo ella
enredó su mano en mi nuca y me instó a inclinarme para un beso. Sabía que esto
pasaría, en el fondo lo sospechaba, tal parece que todas las mujeres desean
aquello, seguramente que está inserto en su material genético, lo he visto en
las películas, así que se lo respondí sin siquiera abrir mi boca, no sé porque
me llené de un “NO ME QUEDA DE OTRA” totalmente resignado, lo cual se
transformó en un “¡CORRE POR TU VIDA!” cuando
Jess me insinuó que podía entrar para estar “más cómodos”
¿Qué mierda
iba a hacer con ella allí adentro? Las chicas tienen demasiados… accesorios
para saber cómo usarlos todos, además jamás he estado con una con tal cercanía,
no es que no sepa como follar, he visto suficiente porno para saberlo. Sin
embargo, aquel fue mi primer beso, si es que se le puede llamar así a un topón
de bocas, no sentí ni mariposas ni alteraciones en mi corazón ni nada, tal
parece que el besarse esta demasiado sobrevalorado y por mi parte solo tenía ganas de que todo esto terminara
de una vez para llegar al depa, estaba cansado después de un día largo de
estudio y trabajo, aunque no niego que la salida con ella estuvo… bien.
Volviendo
mis pensamientos al hoy y al ahora. Terminé de vestirme con ropa cómoda y un
buen par de gruesas calcetas, aún sentía frío, así que me envolví en una manta
y caminé rumbo a los sabrosos aromas que salían de la cocina.
-Xandeeerr
–dije en un gemido- me estas malcriando con esto… tendré que conservarte para
siempre hombre
Me senté en
mi puesto y cuando alcé la vista alcancé a ver un atisbo en la expresión de
Xander que no logré identificar debido a que se volteó para acercar los platos
y carraspeó un par de veces antes de acercarse, tal vez la había cagado… otra
vez.
-Espero te
guste, esto es parte de una receta secreta que me enseñó una de las hermanas en
el hogar
Con una gran
sonrisa miré la cena, se veía para chuparse los dedos y olía a un mejor, sin
embargo su sabor era para ir al cielo y volver, cerré mis ojos y gemí de placer
cuando lo paladeé.
-¡Maldita
sea esta bueno! –Al abrir mis ojos observé el tenue rubor en sus mejillas- si
sigues así terminaré obeso al finalizar el año. Estaba tan acostumbrado a comer
cualquier cosa que la comida casera se agradece de verdad, mañana me toca a mí
y te haré esa lasaña que mamá me hacía.
Comenzamos a
llevar una amena conversación mientras cenábamos, estábamos a punto de
finalizar cuando la luz se apagó.
-HO HO
parece que esto no es bueno
-¿Porqué? Es
solo un corte, ya volverá –me alcé de mi silla y me asomé por la ventana-
-Porque dudo
que vuelva pronto compañero, ha comenzado a nevar muy fuerte
-¿y?
-La
calefacción central del edificio es eléctrica, apróntate con un buen pijama
esta noche será fría.
También
camino hacia la ventana, me apoyo en el marco al inclinarme y posar la frente
en el vidrio de la ventana. El viento hacía girar la nieve, dando en el aire
formas extrañas, cerré mi abrigo, el calor se estaba yendo, de reojo lo
observo, su pelo negro caía tocando el cuello de su remera mangas largas, es un
flash me viene a la memoria la imagen de él en bóxer y ese hilo de vello dorado
que bajaba perdiéndose bajo la prenda. ¿Por qué se teñiría el pelo en negro?,
por lo que observé era rubio. Me encojo de hombros, cada uno era como era,
nadie es lo suficientemente bueno para juzgar a los demás.
-¡Mierda! -restriego mis brazos, para entrar en calor- está bajando la
temperatura, creo que esta noche me convertiré en pingüino -rio y camino
imitando al animal con su andar peculiar hasta mi habitación para buscar otro abrigo de
lana, vuelvo a juntar los platos para dejarlos en el lavadero- El Polo Norte se
instala está noche en el edificio.
Tiago ríe y me apunta con una linterna.
-Siempre tengo la linterna preparada y baterías extras -me hace señas con la
luz y camina hacía el armario, me da una frazada y se queda con otra él- estas
dos son mis extras que tengo para estos casos.
-No pensé en comprarme -hago una mueca, recriminándome lo idiota que fui, debía
prever unas mantas para el frío- oye, si hará frío no quiero dejarte sin esto -levanto
la frazada-
-No te preocupes, me abrigaré bien y haz lo mismo -se marcha hacía su
habitación- mañana hay clases, creo, si no para a lo mejor nos quedamos
varados.
-¡Mierda!
¡Qué frío! me estoy congelando hasta el pensamiento.
Su puerta se cierra y Ya en el baño, cepillo mis dientes, utilizo varias
cerillas para darme un poco de luz, a paso veloz me meto a mi dormitorio,
preparo la cama y arrugo la nariz. Esa manta que tenia y la frazada no parece
tan abrigadora. Revuelvo mi cajón de medias y me pongo la más gruesa, mi
pantalón de frisa, saco ropas, pongo encima de la cama, sin pérdida de tiempo
me sumerjo debajo, aún la habitación estaba como una heladera, mis dientes no
dejan de castañear, me era imposible dormir. Tomé mi nuevo móvil y escribí.
__________________________________________________________________
Para: Aprendiz de Mago
Fecha: 24
septiembre 23:42 pm
De: Peter
Pan.
Asunto: A
veces creo que el mundo regala pan a quien no lo necesita.
Soy de creer en la suerte justa. No me quejo de la mía pero maldita sea, quiero
que más seguido se recuerde de este servidor. ¿Cómo va la tuya? ¿Mejor? He pensado que solo no has encontrado
tu pedazo de pan. Aguanta, que ya lo harás.
PD: hay mucho que elegir en la vida.
_________________________________________________________________
Cerré el móvil, me puse de costado y no sé cuánto tiempo pasó, hasta que sentí
que el sueño me venía a intervalos y dejo que la ventisca me adormezca. Un
sueño raro me atrapa.
Creo soy yo
el que corre, y trata de alcanzar algo, no sé que es. Pero al siguiente me veo
en la cancha corriendo y marcando un gol, me dirijo a la tribuna y allí veo a
las hermanas y a Tiago entre ellos, los saludo, pero mi mirada más se detiene
en él, hago ademan de acercarme, pero las porristas se tiran sobre mí, mis
compañeros me levantan haciéndome pasar de manos en manos como festejando esa
victoria. Trato de buscarlo, pero ya no lo veo, eso me hace sentir mal.
TIAGO
1:45 am Anchorage, Alaska (nevando como si
fuese el puto polo norte)
Estaba
congelado y no lograba conciliar el sueño, por más ropa que me puse aun sentía
mi cuerpo entumecido. Desde aquí, lograba escuchar el rugir del viento que
azotaba contra el depa, me levanté para observar por la ventana y se veía…
nada… mucha y gran nada.
-Genial
Esta no era
la primera ventisca que pasaba acá en Alaska, ya el año pasado había estado en
varias, algunas con corte del suministro eléctrico o con paro de actividades
por mal tiempo, con lo cual uno debía guarecerse en casa debido a las bajas
temperaturas o cierres de caminos, era lo habitual en este sector y en esta
época del año. Llegue a esta universidad no por su excelente prestigio en la
carrera de Química en Farmacias, sino por su bajo costo de arancel. Lógico, a
nadie en su sano juicio vendría al culo del mundo a congelarse para estudiar.
Además, considerando nuestra realidad económica, mamá y yo hacemos grandes
esfuerzos para reunir lo justo para mi educación.
-Se me caerá
la polla congelada
Mascullé
para mi mismo mientras frotaba mis manos y me dirigía a la cocina, un buen
chocolate caliente me haría bien, mamá decía que era lo mejor para entrar en
calor. Saqué mi móvil y sonreí ante el email de Peter Pan. Escribí
__________________________________________________________________
De: Aprendiz de Mago
Fecha: 25 de
Septiembre 1:26
Para: Peter
Pan
Asunto: ¿manos
a la masa?
¿Recuerdas
cuando te dije lo mucho que me gustaba la soledad? ¿Qué no necesitaba al Osito
Bimbo?
Puede que
haya aparecido una hogaza de pan
Pues desde
hace algunas cuantas semanas me he dado cuenta que compartir mis tiempos con
alguien no es tan del terror como lo pensaba. Tal parece que en el fondo era lo
que necesitaba, aunque dicen que “el pan se quema en la puerta del horno”. Pero
tener una panadería a la cual recurrir para conversar y sentirme acompañado se
siente bien… puede que me acostumbre
La frase “Pan
dorado y crujiente” está teniendo un nuevo significado para mí.
APRENDIZ DE
MAGO
Inexperto en
Administración de Panadería
Aprendiz de Panadero
Enviado
desde mi teléfono inteligente Sony Xperia
_________________________________________________________________
Mientras
esperaba a que el agua hirviera me dirigí hacia el cuarto de Xander, con sumo
cuidado empujé la puerta y alumbre de manera indirecta para no molestar, esto
no se veía bien.
Mi compañero
estaba acurrucado en posición fetal, con sus rodillas hacia el pecho cubierto
completamente por mantas y ropa que había puesto sobre él, los temblores eran
notorios e hizo que me preocupara. Me acerqué hacia él y acaricié su mejilla, estaba
muy fría. Sin pensarlo dos veces fui a mi habitación y quité mis mantas y
también un par de gruesas chaquetas, acomodé todo sobre él y volví a la cocina
para hacer dos tazones de buen chocolate.
-Xander
–susurré- Xander te traje chocolate –acaricié su mejilla y quité unos mechones
de cabello de su rostro.
-fr… fr…
frio
-Lo sé
amigo, pero trata de tomar un poco de esto, te hará entrar en calor
Le ayudé a
ponerse de costado y le entregué el tazón que rápidamente quite de sus manos,
temblaba demasiado para sostenerlo así que con paciencia le fui dando poco a
poco hasta que lo bebió por completo para luego acurrucarse nuevamente.
Pasé mis
manos por mi cabello, no me gustaba verle así y tampoco es que pudiese volver a
acostarme en mi cama, todas las mantas las había colocado sobre Xander. Es
mejor morir de vergüenza que morir congelado. Por lo que me deslicé en su cama
acomodando las mantas sobre nosotros, arropándolo lo mejor que pude y lo
envolví junto a mi cuerpo para que entrara en calor. Mi pecho pegado a su
espalda, mis brazos envolviéndole. Comencé a dormitar y pasado un tiempo
comenzó a temperarse entre sueños buscó mi mano y enlazó nuestros dedos
acurrucándose aún más contra mí. No pensé mal del hecho que tomara mi mano, se
sintió correcto y la verdad es que tampoco deseaba pensar en eso ahora que el
sueño me había vencido.
XANDER
-Xander -la
voz de Tiago en voz baja me despertó- Xander te traje chocolate -sentí su mano
en mi mejilla, me gustó pero el frío y el castañeo de dientes no me dejaba
hablar-
-fr… fr… frio.
Traté de sostener la taza, pero nada, no podía doblar mis dedos, menos
prensar. Miré a la cara de él, pero se
concentraba en darme la bebida, que bajaba dándome calor, parecía que la vida
volvía a mis extremidades, terminé de beber y me acurruqué de nuevo. La cama se
movió hacia mi espalda y al momento siguiente el cuerpo de Tiago, también un
poco frío, se unió al mío y me abrazo, me amoldé a su cuerpo, cerrando mis
ojos, desde aquí olía su perfume masculino, ese jabón que usaba junto con la
mezcla de café y cereza que siempre le acompañaba. Otro estremecimiento me
recorrió, pero de a poco el frio de mi cuerpo se iba.
-Gracias compañero, ya me imaginaba como paleta invernal amaneciendo en la cama
-reí y lo escuché también hacer lo mismo, entrelacé más su mano y la llevé
hacia mi pecho-
Me gustaba sentir así su cuerpo pegado, como si fuera mi pareja ¿Qué se
sentiría dormir así con él cada noche? despertarme con mi cara pegada a su
cuello, aspirando su aroma, besando su boca. Reí mentalmente, mierda no había
besado a nadie, con la hermana pegada a mis talones y mis gustos, no di rienda
suelta a mi libido, pero daría mi mano derecha por probar la boca de él.
Esos pensamientos me llevaron a un mundo de sopor paradisíaco, moví mi cuerpo,
y lo sentí en mis nalgas, ese pensamiento hizo que mi polla se despertará,
traté de que no se diera cuenta, lo disimulé muy bien hasta que me dormí con el
perfume de él impregnado en todo mi cuerpo y cama.

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