domingo, 14 de septiembre de 2014

17. Al final de la escalera



Q
HUINN
Después de un largo día en los brazos de mi Blay y de una deliciosa ducha juntos, en donde tomamos mutuamente, nos alistamos y armamos para ir de patrulla. Antes de salir nos besamos suave y tiernamente, como si nos deseáramos suerte. Tomados de la mano, vamos al encuentro de los demás  

Todos reunidos en la oficina del Rey, Wrath se encuentra tras su gran escritorio con las piernas sobre él y de brazos cruzados, dándonos las instrucciones para esta noche puesto que han llegado rumores de cierto sector que al parecer promete acción. Según los turnos, esta noche John esta libre, y muy gratamente escucho que mi compañero será Blay… junto a Z, claro está. Una muy leve sonrisa de satisfacción se dibuja en mi rostro y no necesito mirar a mi nallum para saber que se ha sonrojado, simplemente lo siento.

Una vez despachados a nuestros deberes, camino tras las grandes zancadas que da Z hacia las afueras de la mansión directo al vehículo que nos llevaremos, pero antes de que entremos en él Z nos detiene y con cara de muy pocos amigos nos advierte

-Que ustedes, par de tórtolos, que salgan juntos de patrulla es simplemente una jodida puta barata, tienen prohibido distraerse mientras estén en batalla, no quiero que se las den de Romeo y Julieta. Y si a alguno de ustedes se le ocurre salir dañado yo mismo patearé sus culos y los dejaré como satélite dando vuelta en el planeta.

Dentro del auto, nos sentamos juntos en la parte de atrás mientras Z conduce como alma que se lleva el demonio… anda de malas. ¡Jodida mierda!

BLAY
Me pare en seco, justo en la puerta del garaje cuando Z abrió su jodida boca y nos soltó una sarta de gilipolleces.

-Somos guerreros, no te metas en nuestra relación, cuando salimos a patrullar hacemos eso. Además no me jodas. Eres tu el que se pasa un buen rato con los putos SMS a tu shellan.


Gruñí. Diciendo esto, abrí la puerta trasera del coche y me senté, refunfuñando.

Salimos a toda velocidad del recinto, Z se le veía de malas pulgas. ¡Jodidos infiernos, vaya nochecita nos esperaba! Qhuinn, me miraba por el espejo retrovisor, una sonrisa iluminaba su rostro.


Nos dirigimos por la autopista B-475, hacia el lado sur de la ciudad. En esa parte, habíamos detectado bastante movimiento unos días atrás. Un civil. Nos informo de varios asesinatos algo extraños.


Z aparco el coche, en un callejón oscuro y patético. Los tres bajamos al unísono. Eche mano a mis armas, revisando que todo estuviera en su sito. Mientras lo hacía mire a mi nallum, que me observaba desde el otro lado del coche. Con un guiño y un beso en el aire disimuladamente, su mirada se apaciguo.


QHUINN
Mientras recorríamos las calles, me encontraba divertido al ver lo exaltado que se puso Blay al recibir el sermón de Z por nuestra relación, realmente quedé sorprendido, siempre mi nallum es tímido, sin embargo tocaron aquella fibra sensible que sé muy bien, defenderá a como diera lugar.

Caminamos por largo rato y el humor de Z empeoraba, cada vez sus comentarios eran de un humor más negro, irradiaba tal hostilidad que de manera instintiva los humanos al sentirlo o verlo se apartaban inmediatamente, al parecer la falta de actividad y el golpear algo que se moviera era lo que le faltaba para botar ira. Seguramente tuvo algún problema con su shellan… mejor ni preguntar si deseo que ciertas partes de mi cuerpo permanezcan en él.

Ya habíamos dado por perdida la noche cuando al doblar en una esquina la sutil pero inequívoca fragancia al talco de bebé llega a nuestros sentidos, inmediatamente nos vamos en esa dirección, cada vez el aroma se hace más fuerte y nos guía a un recinto cerrado por rejas con advertencias de no pasar, es una casa que parece deshabitada. Con gestos Z nos indica que debemos separarnos para hacer el ingreso al recinto, una breve mirada pero llena de significado, nos damos con Blay.

Nos separamos en distintos ángulos, y a la señal de Z comenzamos sigilosamente a acechar el lugar, con dagas en mano recorro en búsqueda de un lugar para hacer ingreso y lo encuentro, hay una ventana semi abierta, la cual suavemente se desliza al abrirla, el hedor a talco está impregnado en el ambiente y un desgarrador grito de hembra desgarra la noche.

BLAY
La casa parecía que hubiera salido de alguna jodida película de terror. Nos separamos, Z nos indico posiciones. Me dispuse en el lado oeste de la penosa casa de dos plantas En la planta baja las ventanas estaban tapadas con tablones de maderas, difícil la entrada, a no ser que las derribara, pero el ruido del destrozo alertaría a los cabrones que se encontraban dentro.

Mire hacia la planta de arriba, ahí había un pequeño balcón. Me desmaterialice en el. La ventana, estaba bastante deteriorada, fue difícil el acceso, pero entre. La estancia se encontraba, casi en la ruina, la recorrí con la mirada, estaba vacía. Salí de ella, un pasillo largo dividía un montón de puertas, todas distribuidas a ambos lados. Un olor, putrefacto me dio la alerta, pegue el oído a la puerta del fondo. ¡¡Bingo!!. Por lo poco que escuche se encontraban, dos restrictores. No me lo pensé, con una patada derribe la puerta, esos cabrones, no se lo esperaban. Mis dagas, tomaron la continuación de mis manos. El primero saco su pistola, el disparo me araño la oreja. Me cago en todos estos HP. Me lance, a despojarle de su pistola, que cayó al suelo, un codazo en el cuello lo atonto, cayendo hacia atrás.


QHUINN
Apresuro mis pasos en dirección de los gritos que escucho, vienen de un sótano, escucho un disparo y ruidos de lucha en el piso superior, ya no se necesita discreción en esto, apresuro mis pasos hacia abajo y la escena que presencio es horrenda, una habitación de tortura. En los muros variados instrumentos que denotan mucho uso por lo manchados con sangre que están y en medio de la sala sobre una camilla de acero inoxidable, inmovilizada con cadenas, una hembra de la raza está siendo torturada por uno de ellos. La ira me invade y con ambas manos armadas con dagas posicionadas estratégicamente con las hojas muy afiladas hacia abajo,  comienzo a luchar contra él.

Es viejo, lo noto por lo descolorido que está. El restrictor, comienza a defenderse con la misma herramienta de tortura que usaba con la hembra, cada golpe de puños que daba iba seguido de un profundo corte, sentía a través de la empuñadura el abrir de carne y el deslizar de la putrefacta sangre. Un cosquilleo en mi nuca me advierte que no estamos solos y acertando una barrida en sus piernas, logro hacerlo perder el equilibrio y me giro inmediatamente cuando otro restrictor, bastante joven y muy estúpido, cobardemente me ataca por la espalda sólo logrando un buen corte en mi pectoral izquierdo. Gruño enfurecido, me lanzo sobre el HDP y con una sola certera estocada en medio del pecho lo hago desaparecer. Vuelvo toda mi atención al otro más viejo quien está a punto de clavar una cuchilla en el pecho de la hembra, ella grita llena de terror y rápidamente lanzo una de mis dagas la cual se clava profundamente en la garganta del restrictor. Rápidamente voy hacia el HDP, saco mi daga y le doy el tiro de gracia.

Sacando mi chaqueta cubro el cuerpo desnudo de la hembra y comienzo a soltarla de los grilletes que la aprisionan, ella comienza a llorar desconsolada mientras más disparos se escuchan en la parte superior

BLAY
El otro, se lanzo a mi costado, con daga en mano, tratando de clavármela lo más cerca del corazón. Apreté su mano retorciéndosela hacia su espalda, la daga cayó al suelo de la fuerza de mi agarre. El que estaba en el suelo semiinconsciente, se levanto con la pistola en la mano, apuntándome. Otro disparo, salió directo a mi cabeza, Lo único que el impacto se lo llevo el cabrón que tenia atrincherado. Directo entre los ojos, un disparo certero. Me deshice del cuerpo inerte vapuleándolo en el suelo.

En dos zancadas, agarre su cuello, levantándolo en el aire, el mierda pataleaba con sus puños y piernas. Del arnés de mi muslo extraje, un cuchillo de doble filo y atravesé su pecho, en la planta de abajo se oía una autentica verbena de disparos. Jesús... Zsadist, había empezado su propia fiesta.


Ahora ese par de restrictores ya habían devuelto al Omega. Volví a recorrer el patético pasillo. Revisando todas las malditas puertas. Nada, ni se oía ni veía nada fuera de lugar...Excepto que al salir de una de las habitaciones escuche un leve llanto. Gire la cabeza, dirigiendo mi mirada hacia un armario enorme, de ahí salía esos leves gemidos. Con mucho cuidado, me acerque, saque mi pistola del arnés que llevaba cruzado en el pecho. Colocándome en una posición de defensa, abrí las puertas. ¡Dios mío! se encontraban dos jóvenes humanos, amordazados y sumamente golpeados. Sus ojos miraban con terror... seguramente querían reclutarlos. Los muy HDP, me acerque con sigilo.

-Calmaros... no os haré ningún daño... estáis a salvo -desate sus apretadas ataduras. Sacándolos del lugar-


-No os separéis de mí -Me deslice a la planta de abajo con ellos a mi espalda, temblando de puro pánico-


QHUINN
Con la hembra en mis brazos temblando de terror comenzamos a subir del sótano, disparos al por mayor se escuchan en la estancia principal… se nota que Z anda con un ánimo de perros, debe estar acribillando cuanta cosa que se mueva en esa área. De pronto… un silencio sepulcral, ni una rata se escucha dentro de la casa, dejando a la hembra sobre sus pies, la tomo de la mano y comenzamos a salir del oscuro agujero del sótano, daga en mano camino por el oscuro pasillo. La hembra que va conmigo solloza incontrolablemente. Un sutil movimiento en la oscuridad me alerta, rápidamente empujo a la hembra y me abalanzo hacia adelante con mi daga lista para atacar, un destello y mi daga fue directo al cuello, me detuve inmediatamente al hacer contacto, al igual que la de él se detuvo en mi cuello donde sólo realizó un corte.

- Situación de allá abajo – dice en un bajo gruñido

- Limpio, sólo una hembra de la raza está conmigo.

Volviendo hacia la hembra, la encuentro aovillada en una esquina, la tomo en mis brazos y sigo a Z por la casa

BLAY
Con mi espalda pegada a la pared, empezamos a bajar las escaleras, de un momento a otro, todo era ruidoso para acabar en un sepulcral silencio. No hacía más que mirar a atrás, esos humanos temblaban de pánico. Mis armas se encontraban en ambas manos, la guardia siempre la mantenía. Llegamos a la planta baja, había cuerpos por todas partes, sangre negra salpicaba las corroídas paredes.

Veo sombras en movimiento, figuras que se acercaban. Divise en primer lugar a Qhuinn, con una hembra en sus brazos y después a Zsadist. Respire aliviado al verlo. Nuestras miradas se encontraron, Z se aproximo a mí, mirando a mi espalda.


-Todo limpio... arriba – gruño -


-Si todo está donde tiene que estar - respondí aliviado-

-Estos humanos se encontraban encerrados y maniatados.

Le explique a los dos, todo lo que me había encontrado y lo del reclutamiento de estos humanos. Z se dirigió a mi oído.

-Bórrales cualquier recuerdo de todo esto y mándalos a casa.


Así lo hice, les toque sus mentes y los mande a sus hogares lastimados, pero en paz.

Una vez hecho todo el trabajo, me dirigí a mi Qhuinn, llevaba todavía a la hembra en sus brazos. Susurre, cerca de su cuello, como de pasada.


-¿Todo bien?

QHUINN
Mientras sostengo a la hembra quien se encuentra aferrada a mi camiseta en total estado de shock, muy discretamente Blay se me acerca; cierro mis ojos y disfruto de la suave caricia que me produce su aliento en mi cuello, solo asiento a su pregunta, no iba a entrar en detalles justo ahora, ya habría tiempo en casa.

Después de una última y rápida revisión al lugar por parte de Z  y rescatar todo lo que nos pudiese servir de los restrictores, nos montamos al carro y como alma que se la lleva el Omega, Z  nos vamos con destino a la Clínica de  Havers, la hembra necesitaba atención médica urgente.

Luego de dejarla bajo cuidados de profesionales, nos dirigimos de regreso a casa, por el espejo retrovisor me fijo en el pequeño corte que realizó Z en mi cuello, aún sangra. Había estado obviando las señales. Había dejado pasar demasiado tiempo desde mi última alimentación, la única sangre que había bebido desde hacía tiempo era solamente la de Blaylock, pero no era suficiente, necesitaba alimentarme de una hembra de la raza, de una Elegida y no podía dejar pasar más tiempo, si el pequeño corte en mi cuello aún sangraba, no quería ni pensar en el profundo y gran corte que tenía en el pectoral izquierdo, sólo sentía que mi polera negra estaba empapada sobre mi pecho, no era un corte que fuera a cobrar mi vida, pero el hecho de que no curara con la prontitud esperada era preocupante. Un par de ojos color zafiro me miran con preocupación, sabe que algo no anda bien, me conoce. Sonrío y le gesticulo con los labios.

- En casa.


BLAY
Sabía que estaba herido, vi el corte en su cuello y olía el rico aroma de su sangre, era potente y fresco, por lo que lograba suponer que había algún corte aún abierto. Necesitaba alimentarse de una hembra de la raza. No quería llegar a ese dilema, habíamos de manera mutua, dilatado ese tema de conversación. Un corte en su cuello y la camiseta empapada, me ponía las cartas sobre el tapete. Necesitaba sangre y lo más pronto posible. Frote mis sienes, palpitaban por varias razones. Una por lo que acabábamos de vivir y otra por la alimentación.

Dejamos a la hembra en lo de Harvers, ellos se encargarían de localizar a sus familiares. Qhuinn, tomo el pasillo central para salir a los aparcamientos, pero claro no lo iba a permitir, hacer eso, sin que el Doctor revisara sus heridas.

Mire por el pequeño espejo retrovisor, sus ojos bicolor se encontraron con los míos, solo dos palabras.


- En casa.


Solo me limité a asentir, allí pediría al doc que le hiciera una revisión completa.

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