domingo, 17 de agosto de 2014

Capítulo 13



A
LEXANDER
El sol ya estaba a mitad de la bóveda celeste, tenía dos cajetillas de cigarrillos vacios a mi lado, las colillas llenaban un cenicero y varias esparcidas alrededor. Estaba sentado en el sofá al lado de Ang o lo que era él en forma de ese enorme leopardo, masajee mi nuca de nuevo, lo había cubierto con una manta, para evitar de que se enfríe. Su respiración era acompasada, aún no daba muestras de despertar.

Las preguntas seguían rondando mi cabeza ¿Qué clase de criatura era?, ¿Habría más? Claro que sí, vi como ese Evanz se convertía. 

El timbre de la puerta me hizo incorporar, no hice caso, no podría de todas formas abrir teniendo una alfombra viviente en mi sala, así que me mantuve en silencio para que el posible visitante se esfumara. Pasó unos minutos y se fue. 

Decidí ir a preparar una taza de café, ya en la cocina escuché un rugido y corrí hacia la sala, parándome en seco al ver como arañabas la manta y tratabas de sentarte, sacudiendo tu cabeza, me maravillé de lo hermoso que eras, allí sentado en mi sala estaba la criatura más hermosa que había visto, no podía creer que fueras tú, caminé despacio y me acerqué hasta estar como a dos metros, me convencí que si me hubieras querido matar, ya lo hubieras hecho en varias oportunidades. 

-¿Angelos? 

Tu mirada, eras tú, allí estabas, esa mirada que me envolvía, me ataba, me atraía. 

Ante mis ojos de nuevo cambiaste, y esa forma que me incitaba, que quería abrazar se presentó y no pude evitar desearlo, pero antes debías decirme algunas cosas. 

-¿Qué es esto Ang? ¡Mierda! ¿Qué eres tú?


ANGELOS
Te observaba atento mientras me quedaba estático en mi lugar, tus expresiones pasaron por sorpresa, temor, duda, maravilla, recelo. La desconfianza estaba marcada en tu lenguaje corporal, hiciste el ademán de acercarte a mí, sin embargo te contuviste manteniendo la distancia por precaución.

-¿Qué es esto Ang? Mierda –pasas tu mano nervioso por tu nuca- ¿Qué eres tú?

-Esto no debió pasar, no así –digo más para mí mismo y tomando una onda respiración me armo de valor- Soy un animal Black, un leopardo y tengo la habilidad de cambiar a humano –comienzas a reír de manera nerviosa-

-¿Es una broma? A que es de esas cámaras ocultas que salen en televisión ¡vamos! Que salgan los camarógrafos

-No Black, no es broma, soy un Katagario, un animal que cambia a humano.

Silencio y seriedad de su parte, me mirabas especulativamente como si estuviese analizando detenidamente y como siempre, su ya conocido tic apareció, comenzó a rascar su nuca mientras los engranajes en su cabeza comenzaban a dar marcha.

-O sea… ¿no eres un hombre? Quiero decir ¿humano?

Asiento lentamente con la cabeza e intento acortar la distancia que nos separa, sin embargo de manera inmediata retrocedes un par de pasos.

-¡Ho por Dios! ¡¡Eres un Tigre!! –dices mientras te dejas caer pesadamente sobre un sofá

-Leopardo en realidad.

-Igual es un gato, da igual. Rayas, manchas o flores es lo mismo ¿Acaso me quieres merendar? ¿Menú fresco para la cena? ¿Por eso es qué estás aquí?

-Jamás te haría daño Lex, a ti jamás. Todo lo contrario, deseo cuidar de ti, protegerte.

-Pero ¿Y si me atacas cuando estés como tigre? No es que después puedas venir a mí y decirme “¡UPS! Lo siento, te confundí con mi madeja de estambre, no fue mi intención desparramar tus intestinos” –muerdo mi labio intentando contener la sonrisa-

-Jamás pierdo el raciocinio Lex, como Leopardo aun tengo la capacidad de pensar con claridad, jamás te desconocería.

-Muéstramelo –entrecierras tus ojos-

-¿Estás seguro? –cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro un tanto nervioso- No quiero que salgas gritando

-¡Maldita sea, sólo hazlo!

Y me transformé frente a sus ojos, quien había sido un hombre cambió a un gran leopardo, para no espantarlo, me mantuve quieto y sentado sobre mis cuartos traseros observándolo atentamente. Veía su desconfianza, era tan palpable como un gran dinosaurio bailando La Macarena, tuvo una cautela única mientras acortaba la distancia entre nosotros, dudaba de cada paso que daba hasta que quedó frente a mí, simplemente ladee mi cabeza curioso de ver su próximo movimiento.

ALEXANDER
Contuve el impulso de saltar para atrás, mierda, era enorme, más de 150 kilos, acostado no era tan temible, pero así sentado observándome era diferente, dejé mi taza a un costado, seque las palmas de mis manos en los jean y decidí que si él me hubiera querido lastimar lo hubiera hecho, al llegar cerca, me arrodillé y extendí la mano tocando su cuello, un ronroneo muy gatuno salió, me recordaba al de los gatos cuando los acaricias. Pasé lento mi mano por detrás de las orejas, lo baje a su cuello y en un impulso lo abracé, di en ese momento apertura a mis sentimientos, me había enamorado de un macho, que resulta no era un macho común era un animal, un ¿Cómo dijo? ¿Katagario?, mierda que complicada situación, me separé y senté en mis talones y lo miré a los ojos.
-Quiero verte como hombre Ang 
Lo vi parpadear y ante mis ojos, de nuevo estaba él, sufrí como un arrebato, un calor que me invadió y choqué nuestras bocas, en forma brusca abrí sus labios, lamiendo, buscando su lengua, atrayéndola a mi boca, succionando con ganas, empecé a recorrer su espalda desnuda con las manos, mi polla se sacudió debajo de mi jeans, gruñí, con ganas de querer sentirlo en mi piel, cuando estaba a punto de quitarme la camisa, un destello, me hizo soltarlo bruscamente por el susto y allí vi de nuevo a esa mujer, que se abalanzó sobre nosotros, ¡mierda! directo a mí, no a nosotros, convirtiéndose en el aire en un leopardo, pero Ang fue más rápido e intercepto la embestida, cayeron sobre los sillones que se estrellaron en las paredes, haciendo volar el mueble y la cómoda de bebidas, rodaron dándose zarpazos y mordidas atroces, el rugido de ellos se escuchaba fuerte, y me pregunté cuanto tiempo tardaría en que llegará algún guardia o vecino. 

Busqué algo para noquear a Amy, así le había llamado, no vi nada excepto una silla fui a por ella, pero en una de sus vueltas, de la pela, la leopardo vino hacia mí, haciéndome caer de espaldas y golpear la cabeza, quedando parcialmente confundido y sentí en ese momento el aliento de ella en mi cuello, pero otro golpe de Ang la tiró contra la pared


ANGELOS
En una fracción de segundo mi alma escapó del cuerpo cuando vi a la maldita zorra sobre Lex a punto de partirle el cuello, el pánico paso por mi sistema en un gran golpe de adrenalina que provocó que mi cuerpo actuara de manera rápida y eficaz lanzándome con todo sobre Amy quedando estampada sobre la pared, no pude detenerme a ver el estado de mi hombre, ella lo había atacado, quería lastimarle, aquello ya era suficiente para darle caza y muerte. Acorté la distancia que me separaba con ella y nos envolvimos en un amasijo de zarpazos, mordidas y demás, recibí bastantes, aunque ella no se las llevo en blanco, un gran cuarteto de profundas tajadas marcaban su costado. El quiebre de la estática ambiental me indicó la llegada de otro were, Evanz. Realicé en una fracción de segundo una evaluación de la situación:

Aún me encontraba en recuperación por la pelea de anoche, mis niveles de magia eran paupérrimos, tenía una buena mordida en mi pata delantera y lo más importante, no podía descuidar la seguridad de Black. La decisión era clara.  Corrí en dirección de MI macho y salté hacia él, lo que siguió fue inesperado, Lex simplemente abrió sus brazos y me envolvió fuertemente, no sé cómo, pero sabía que era yo. Nos destellé al único lugar donde sabía que estaríamos a salvo, El Santuario.

A penas destellamos en el segundo piso tus ojos estaban abiertos como platos intentando identificar el lugar en el que estamos

-¿Un bar? ¿Qué mierda estamos haciendo aquí? Necesitamos escondernos, buscar un lugar donde poder… –te calle con un beso y susurre sobre tus labios-

-Aquí estamos a salvo, este es un lugar protegido. Ven, necesitamos hablar

Tomé tu mano y comencé a guiarte hacia el interior de la casa de los Peltier, al pasar por la cocina, Remi nos ataja poniéndose frente a la única entrada y cruzando sus brazos contra su pecho.

-Él no puede entrar

-Y una mierda Remi, no estoy de humor hazte a un lado

-Sabes bien que está prohibido el acceso a ellos

-Pues él es mío, es mi pareja y él va donde yo voy, fin del asunto –De mala manera cogió mi mano y examino mi palma-

-Pues no está marcada, así que me importa una mierda si es el mismo Capitán América, las reglas son…

-Déjale pasar hermano –Aimee acompañada por Colt le interrumpió- Ve a tu cuarto cachorro, Colt te ayudará con las heridas, no se ven graves pero después me tienes que decir que es lo que pasa ¿está bien?

Simplemente asentí y los tres nos dirigimos hacia mi dormitorio, a penas entramos destellé mi camiseta para evaluar mi estado, no estaba tan mal, sin embargo Black, estaba perplejo viendo sangre en su mano

-Tu humano tiene una herida en la cabeza, deja ver si… –Sisee como una cobra cuando Colt iba a ponerle las manos encima a Black- ¿Qué cojones te ocurre?

-No quiero tu olor en él

ALEXANDER
Ver como Ang se enfrentaba a Remi, ese rubio alto y grande, me hizo sentir orgulloso, aún estaba mareado y mi mano al llevarlo detrás en la nuca lo sentí húmeda y pegajosa, la mujer despampanante apareció y nos sonrío y dijo que nos dejará pasar a su hermano, sostenido por Ang subimos las escaleras, ya dentro de una habitación imaginando es de él, lo veo sacar su remera y gruño preocupado al acercarme y ver, pero ese tal Colt, también hace lo mismo con mi cabeza, pero la actitud de Angelos , me hace alzar una ceja.

-¡Mierda! Ang, deja que nos vea


A regañadientes se aleja, y el tal Colt trae vendas y después de desinfectar, va hacia Ang que se ha mantenido a mi costado en todo momento, también lo ausculta y limpia sus heridas.


-Ya está y los dejo parejita, no hagan tanto ruido que aún estamos despiertos -
Sale dando una carcajada y sostengo a Ang que casi salé detrás-


-Déjalo, debemos hablar, ¿quién es la mujer que nos ha atacado?, ¿por qué lo hacen?, ¿estamos seguros aquí? -Camino de un lado a otro y me paso llevando la mano a la nuca y me encuentro con el vendaje y maldigo. Me siento un inútil, no puedo defenderte, pero al mirarte y verte así, alto imponente y la preocupación en tu rostro, me desarma- Explícame ¿qué pasa, que es esto? 


Te recorro al hablarte, hago inventario de tu cuerpo, todo músculos fibroso, nada de físico exhibicionista, solo puro masa muscular, cuatro tabletas bien definidas, perfil duro, mi polla salta, se engrosa, te desea, quiero comerte a besos, aún saboreo tu gusto, bajo de nuevo la mirada y veo como se levanta el frente de tu pantalón, doy un paso y ya estoy pegado a tu cuerpo, la mano busca tu nuca, la sostiene y con la boca abierta encuentro la tuya, mi lengua te recorre, saborea, la tuya toca, tienta, succiono, lo haces tú, tu cadera se adelanta y tu polla se roza con la mía por sobre la tela, mi respiración se hace agitada. Todo lo ocurrido me asalta con una gran magnitud, ¿y si la próxima no podemos escapar? Ni puedo decir como caemos en la cama, tu cuerpo sobre el mío, te sostienes en tus brazos, para rotar tus caderas sobre las mías, voy hacia tus nalgas, las aprieto, te atraigo más, para que el roce sea fuerte, logrando que la polla este dolorosamente gruesa y dura. Estiro tus jeans, los hago descender dejando esa verga enorme rozar mi vientre, que se quedó desnudo al subirse mi camisa.


Miro la punta roma que brilla por una gota que supura evidenciando tu deseo, mi polla también sufre ese confinamiento, te empujo de tu hombro dejando que quedes casi tendido de espalda, pero la cama no es tan grande y quedas en posición semi acostado con la mitad de la espalda apoyada en la pared, estiro tus pantalones dejándote desnudo voy a tu dolorosa evidencia de deseo y lo acaricio, desde la base a la punta.

- Te amo Angelos Santiago y sea lo que sea, estoy contigo.

ANGELOS
-Shhhhhh, por favor no digas eso, no ahora Lex, sólo conoces lo suficiente de mí, no toda la verdad –dije cerrando mis ojos y apoyando mi frente contra la tuya- mereces y necesitas saber todo acerca de mi.

-Pues cuéntamelo… por favor -acaricié tu rostro con una suavidad completamente desconocida para mi habitual actuar-

-Mejor que eso, te lo mostraré

Apoyando mi mano en tu frente, cerré mis ojos y comencé a transmitirte cada recuerdo de la fatídica noche en que Evangeloz y Amy tuvieron la gran pelea, el intento de mi madre por asesinarme, mi huida y posterior vida, mis días de vagabundear por Europa, el viaje a América, el efecto que tiene mi voz cuando canto, mi incorporación a The Howlers como vocalista y mi llegada al Santuario, la vida de bohemia y abuso que tuve de alcohol, sexo, droga. Pero sobre todo te mostré mi sentir frente a todo esto, la soledad que me estaba carcomiendo por dentro, la desesperada búsqueda de una salida fuera cual fuera y a costa de lo que fuese con tal de tener un momento de paz, también, con mucha vergüenza le mostré los reiterados episodios de autocortes que por poco me mataron, la necesidad de convertir en carne todo el dolor que sentía en mi interior, como una manera de expiar tanta pena. Pero además, le mostré lo bien que me sentía con él, el sentimiento profundo y sincero que se estaba desarrollando.

-¡Wow! Eso fue extraño. –Dices mientras secas tus ojos de silenciosas lágrimas-

-Como ves, no tengo nada de perfecto, estoy lleno de desastres y estoy marcado a fuego por malas experiencias y decisiones desacertadas, pero deseo cambiar, deseo ser digno de ti

Te dije en un susurro en tu oído mientras ocultaba mi rostro en tu cuello, la vergüenza me podía y no deseaba ver tu cara de rechazo.

-¡Ey! Ang, eso no cambia en nada lo que te he dicho, no merecías todo lo que te hicieron, pero no te juzgaré por las decisiones que tomaste en el pasado, valoro y atesoro quien eres ahora y las ganas que tienes de ser mejor. –Alzo la cabeza para mirarte a los ojos-

-¿No me… rechazas? Soy un Leopardo Lex –destello a leopardo y te transmito por telepatía- soy un animal que está enamorado de ti

ALEXANDER
Apoyo mi frente de nuevo en la suya. La forma en cómo me trasmitió lo vivido, me dejó ver cada parte de su sufrimiento, de sus temores, y de sus sentimientos

-Ya he visto lo que eres -acaricio al enorme leopardo de 150 kilos que estaba frente a mí y con lentitud pasé mi mano por su lomo- la ventaja, no pasaré frio en invierno -me aclaro la voz y continuo- Soy un simple humano, que fue abandonado en un basural, la suerte me ha sonreído desde el momento en que me llevaron al orfanato y considero que es suerte el haberte encontrado, en que me ames y me quieras tener a tu lado, quiero ser parte tuya , aunque nunca consideré ser la pareja de un hom… ¿macho?, ni como se dará esto, pero no puedo imaginar estar sin ti. -Te vuelves a convertir y tu cuerpo desnudo me atrae a ti, mis brazos se cierran a tu alrededor, no puedo evitar aspirar tu aroma-


Nunca imaginé que hubiera un mundo en donde los animales se convertían y, bueno ahora lo sé y no me imagino fuera de este mundo


-Explícame, ¿cómo viviremos?, ¿Qué haremos para deshacernos de tu madre?, ¿hay alguna manera de impedir que te rastree? Tengo abogados e influencia política, pero de alguna manera entiendo que eso no afectará para nada.


Juego con tu mano y toco tus tatuajes; no puedo evitar, tu cuerpo me atrae, estoy empalmado de deseo, por lo que me inclino a buscar tu boca, besándote de nuevo.

ANGELOS
Tu boca es una maldita atracción, nunca podría resistirme a un delicioso beso tuyo, tu lengua me invade, explora y saborea a placer ¿acaso esto es un sueño? ¿Me he dado una sobredosis de aquellas y estoy alucinando? Si es así, espero no despertar jamás.

Comienzas una lucha campal para quitarte la camisa y con un solo pensamiento mío, toda tu ropa desaparece.

-¿Acaso tú hiciste eso? –Me miras acusatoriamente mientras asiento-

-Es parte de lo que soy, usar magia para estas cosas es habitual, no te preocupes, que así como te quito la ropa, te puedo vestir de nuevo.

-Así que eres mi tigre mágico, eso puede resultar muy… útil –dices en un susurro insinuado- ¿Qué otro truco tienes bajo tu manga?

-Ahora veras

Te doy un apasionado beso mientras te muestro en tu mente todo sobre la raza de los Katagarios y Arcadios, todas nuestras razas, virtudes, defectos, lo longevos que somos, todo acerca de nosotros, deteniéndome para darte todos los detalles con respecto al apareamiento que realizan las parcas para formar a las parejas, las marcas y lo que conlleva un emparejamiento con un Katagario. Exhalas con asombro.

-Y esto del emparejamiento… ¿Ha pasado entre katagarios y humanos?

-Conozco un par de casos

-¿del mismo sexo? –Niego con la cabeza-

ALEXANDER
-Entonces puede nunca ocurrir con el mismo sexo

Digo más para mí, pero dejo a un lado ese pensamiento con el otro, de que tú seguirás así, con apariencia joven y yo envejeceré, yo seré un anciano, recorro tu espalda y bajo por tus costados, ahora desnudos los dos, enfrentados, con nuestra evidente ganas de ser uno, busco tus ojos

-Sea como sea, con marca o sin marca, yo me entrego hoy a ti Angelos y si esto resulta una aberración contra los deseos de esas Parcas. ¡No se qué! No me importa, disfrutaré cada segundo de sentirte. -Sostengo tu mano y la apoyo sobre mi corazón que late desbocado- demostrémosle a las Parcas como el amor puede darse entre dos razas, pero del mismo género.

Asalto de nuevo tu boca, subo sobre tu cuerpo, y bajo a tu cuello, sin detenerme lamo tus pectorales, y voy bajando, mi polla se roza con la tuya, tomo las dos en mis manos y las acaricio juntas.


-¿Te animas a intentarlo, con este humano?




ANGELOS
Las palabras fueron innecesarias para responder a tal pregunta que tenía tan obvia respuesta, le deseaba con locura, la necesidad de cópula rayaba en la locura, sentía mi cuerpo febril y necesitado de él, solo de él. Te besé con desespero mientras acariciabas nuestras vergas juntas en una erótica caricia que me llevaba al extremo, mis manos recorrían con avaricia la mayor cantidad tu piel a mi alcance, eres tan cálido y suave, mi pecho cantaba en un ronco y sensual ronroneo al tenerte sobre mí, comenzaste a bajar por mi cuerpo dejando un sendero de lamidas y mordidas, reaccionaba a cada toque tensando y arqueando en tu dirección, en un silencioso ruego por más de ti.

-¡Jodidos y putos dioses!

Maldije a medio panteón griego cuando comenzaste a morder mis abdominales y el sendero que te llevaba a la equis del tesoro, mis manos se enterraron en tu cabello mientras tu lengua obraba magia en mí.

-¿Lex? ¿Acaso tú… alguna vez has estado…? –Dejé la pregunta a medias, sin embargo tus mejillas se tiñeron de un adorable sonrojo antes de responder-


-Emmmm… nunca he estado con un hombre ¿vale?, pero he visto suficiente porno gay para saber lo que hago… y no… no preguntes porque

No hay comentarios:

Publicar un comentario