A
|
LEXANDER
El sol ya estaba a mitad de la bóveda celeste, tenía dos cajetillas de cigarrillos vacios a mi lado, las colillas llenaban un cenicero y varias esparcidas alrededor. Estaba sentado en el sofá al lado de Ang o lo que era él en forma de ese enorme leopardo, masajee mi nuca de nuevo, lo había cubierto con una manta, para evitar de que se enfríe. Su respiración era acompasada, aún no daba muestras de despertar.
Las preguntas seguían rondando mi cabeza ¿Qué clase de criatura era?, ¿Habría más? Claro que sí, vi como ese Evanz se convertía.
El timbre de la puerta me hizo incorporar, no hice caso, no podría de todas formas abrir teniendo una alfombra viviente en mi sala, así que me mantuve en silencio para que el posible visitante se esfumara. Pasó unos minutos y se fue.
Decidí ir a preparar una taza de café, ya en la cocina escuché un rugido y corrí hacia la sala, parándome en seco al ver como arañabas la manta y tratabas de sentarte, sacudiendo tu cabeza, me maravillé de lo hermoso que eras, allí sentado en mi sala estaba la criatura más hermosa que había visto, no podía creer que fueras tú, caminé despacio y me acerqué hasta estar como a dos metros, me convencí que si me hubieras querido matar, ya lo hubieras hecho en varias oportunidades.
-¿Angelos?
Tu mirada, eras tú, allí estabas, esa mirada que me envolvía, me ataba, me atraía.
Ante mis ojos de nuevo cambiaste, y esa forma que me incitaba, que quería abrazar se presentó y no pude evitar desearlo, pero antes debías decirme algunas cosas.
-¿Qué es esto Ang? ¡Mierda! ¿Qué eres tú?
ANGELOS
Te observaba
atento mientras me quedaba estático en mi lugar, tus expresiones pasaron por
sorpresa, temor, duda, maravilla, recelo. La desconfianza estaba marcada en tu
lenguaje corporal, hiciste el ademán de acercarte a mí, sin embargo te
contuviste manteniendo la distancia por precaución.
-¿Qué es
esto Ang? Mierda –pasas tu mano nervioso por tu nuca- ¿Qué eres tú?
-Esto no
debió pasar, no así –digo más para mí mismo y tomando una onda respiración me
armo de valor- Soy un animal Black, un leopardo y tengo la habilidad de cambiar
a humano –comienzas a reír de manera nerviosa-
-¿Es una
broma? A que es de esas cámaras ocultas que salen en televisión ¡vamos! Que
salgan los camarógrafos
-No Black,
no es broma, soy un Katagario, un animal que cambia a humano.
Silencio y
seriedad de su parte, me mirabas especulativamente como si estuviese analizando
detenidamente y como siempre, su ya conocido tic apareció, comenzó a rascar su
nuca mientras los engranajes en su cabeza comenzaban a dar marcha.
-O sea… ¿no
eres un hombre? Quiero decir ¿humano?
Asiento
lentamente con la cabeza e intento acortar la distancia que nos separa, sin
embargo de manera inmediata retrocedes un par de pasos.
-¡Ho por
Dios! ¡¡Eres un Tigre!! –dices mientras te dejas caer pesadamente sobre un sofá
-Leopardo en
realidad.
-Igual es un
gato, da igual. Rayas, manchas o flores es lo mismo ¿Acaso me quieres merendar?
¿Menú fresco para la cena? ¿Por eso es qué estás aquí?
-Jamás te
haría daño Lex, a ti jamás. Todo lo contrario, deseo cuidar de ti, protegerte.
-Pero ¿Y si
me atacas cuando estés como tigre? No es que después puedas venir a mí y
decirme “¡UPS! Lo siento, te confundí con mi madeja de estambre, no fue mi
intención desparramar tus intestinos” –muerdo mi labio intentando contener la
sonrisa-
-Jamás
pierdo el raciocinio Lex, como Leopardo aun tengo la capacidad de pensar con
claridad, jamás te desconocería.
-Muéstramelo
–entrecierras tus ojos-
-¿Estás
seguro? –cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro un tanto nervioso- No quiero
que salgas gritando
-¡Maldita
sea, sólo hazlo!
Y me
transformé frente a sus ojos, quien había sido un hombre cambió a un gran
leopardo, para no espantarlo, me mantuve quieto y sentado sobre mis cuartos
traseros observándolo atentamente. Veía su desconfianza, era tan palpable como
un gran dinosaurio bailando La Macarena, tuvo una cautela única mientras
acortaba la distancia entre nosotros, dudaba de cada paso que daba hasta que
quedó frente a mí, simplemente ladee mi cabeza curioso de ver su próximo
movimiento.
ALEXANDER
Contuve el
impulso de saltar para atrás, mierda, era enorme, más de 150 kilos, acostado no
era tan temible, pero así sentado observándome era diferente, dejé mi taza a un
costado, seque las palmas de mis manos en los jean y decidí que si él me
hubiera querido lastimar lo hubiera hecho, al llegar cerca, me arrodillé y
extendí la mano tocando su cuello, un ronroneo muy gatuno salió, me recordaba
al de los gatos cuando los acaricias. Pasé lento mi mano por detrás de las
orejas, lo baje a su cuello y en un impulso lo abracé, di en ese momento
apertura a mis sentimientos, me había enamorado de un macho, que resulta no era
un macho común era un animal, un ¿Cómo dijo? ¿Katagario?, mierda que complicada
situación, me separé y senté en mis talones y lo miré a los ojos.
-Quiero
verte como hombre Ang
Lo vi
parpadear y ante mis ojos, de nuevo estaba él, sufrí como un arrebato, un calor
que me invadió y choqué nuestras bocas, en forma brusca abrí sus labios,
lamiendo, buscando su lengua, atrayéndola a mi boca, succionando con ganas,
empecé a recorrer su espalda desnuda con las manos, mi polla se sacudió debajo
de mi jeans, gruñí, con ganas de querer sentirlo en mi piel, cuando estaba a
punto de quitarme la camisa, un destello, me hizo soltarlo bruscamente por el
susto y allí vi de nuevo a esa mujer, que se abalanzó sobre nosotros, ¡mierda!
directo a mí, no a nosotros, convirtiéndose en el aire en un leopardo, pero Ang
fue más rápido e intercepto la embestida, cayeron sobre los sillones que se
estrellaron en las paredes, haciendo volar el mueble y la cómoda de bebidas,
rodaron dándose zarpazos y mordidas atroces, el rugido de ellos se escuchaba
fuerte, y me pregunté cuanto tiempo tardaría en que llegará algún guardia o
vecino.
Busqué algo para noquear a Amy, así le había llamado, no vi nada excepto una
silla fui a por ella, pero en una de sus vueltas, de la pela, la leopardo vino
hacia mí, haciéndome caer de espaldas y golpear la cabeza, quedando
parcialmente confundido y sentí en ese momento el aliento de ella en mi cuello,
pero otro golpe de Ang la tiró contra la pared
ANGELOS
En una
fracción de segundo mi alma escapó del cuerpo cuando vi a la maldita zorra
sobre Lex a punto de partirle el cuello, el pánico paso por mi sistema en un
gran golpe de adrenalina que provocó que mi cuerpo actuara de manera rápida y
eficaz lanzándome con todo sobre Amy quedando estampada sobre la pared, no pude
detenerme a ver el estado de mi hombre, ella lo había atacado, quería
lastimarle, aquello ya era suficiente para darle caza y muerte. Acorté la
distancia que me separaba con ella y nos envolvimos en un amasijo de zarpazos,
mordidas y demás, recibí bastantes, aunque ella no se las llevo en blanco, un
gran cuarteto de profundas tajadas marcaban su costado. El quiebre de la
estática ambiental me indicó la llegada de otro were, Evanz. Realicé en una
fracción de segundo una evaluación de la situación:
Aún me
encontraba en recuperación por la pelea de anoche, mis niveles de magia eran
paupérrimos, tenía una buena mordida en mi pata delantera y lo más importante,
no podía descuidar la seguridad de Black. La decisión era clara. Corrí en dirección de MI macho y salté hacia
él, lo que siguió fue inesperado, Lex simplemente abrió sus brazos y me
envolvió fuertemente, no sé cómo, pero sabía que era yo. Nos destellé al único
lugar donde sabía que estaríamos a salvo, El Santuario.
A penas
destellamos en el segundo piso tus ojos estaban abiertos como platos intentando
identificar el lugar en el que estamos
-¿Un bar?
¿Qué mierda estamos haciendo aquí? Necesitamos escondernos, buscar un lugar
donde poder… –te calle con un beso y susurre sobre tus labios-
-Aquí
estamos a salvo, este es un lugar protegido. Ven, necesitamos hablar
Tomé tu mano
y comencé a guiarte hacia el interior de la casa de los Peltier, al pasar por
la cocina, Remi nos ataja poniéndose frente a la única entrada y cruzando sus
brazos contra su pecho.
-Él no puede
entrar
-Y una
mierda Remi, no estoy de humor hazte a un lado
-Sabes bien
que está prohibido el acceso a ellos
-Pues él es
mío, es mi pareja y él va donde yo voy, fin del asunto –De mala manera cogió mi
mano y examino mi palma-
-Pues no
está marcada, así que me importa una mierda si es el mismo Capitán América, las
reglas son…
-Déjale
pasar hermano –Aimee acompañada por Colt le interrumpió- Ve a tu cuarto
cachorro, Colt te ayudará con las heridas, no se ven graves pero después me
tienes que decir que es lo que pasa ¿está bien?
Simplemente
asentí y los tres nos dirigimos hacia mi dormitorio, a penas entramos destellé
mi camiseta para evaluar mi estado, no estaba tan mal, sin embargo Black,
estaba perplejo viendo sangre en su mano
-Tu humano
tiene una herida en la cabeza, deja ver si… –Sisee como una cobra cuando Colt
iba a ponerle las manos encima a Black- ¿Qué cojones te ocurre?
-No quiero
tu olor en él
ALEXANDER
Ver como Ang
se enfrentaba a Remi, ese rubio alto y grande, me hizo sentir orgulloso, aún
estaba mareado y mi mano al llevarlo detrás en la nuca lo sentí húmeda y
pegajosa, la mujer despampanante apareció y nos sonrío y dijo que nos dejará
pasar a su hermano, sostenido por Ang subimos las escaleras, ya dentro de una
habitación imaginando es de él, lo veo sacar su remera y gruño preocupado al
acercarme y ver, pero ese tal Colt, también hace lo mismo con mi cabeza, pero
la actitud de Angelos , me hace alzar una ceja.
-¡Mierda! Ang, deja que nos vea
A regañadientes se aleja, y el tal Colt trae vendas y después de desinfectar,
va hacia Ang que se ha mantenido a mi costado en todo momento, también lo
ausculta y limpia sus heridas.
-Ya está y los dejo parejita, no hagan tanto ruido que aún estamos despiertos -
Sale dando una carcajada y sostengo a Ang que casi salé detrás-
-Déjalo, debemos hablar, ¿quién es la mujer que nos ha atacado?, ¿por qué lo
hacen?, ¿estamos seguros aquí? -Camino de un lado a otro y me paso llevando la
mano a la nuca y me encuentro con el vendaje y maldigo. Me siento un inútil, no
puedo defenderte, pero al mirarte y verte así, alto imponente y la preocupación
en tu rostro, me desarma- Explícame ¿qué pasa, que es esto?
Te recorro al hablarte, hago inventario de tu cuerpo, todo músculos fibroso,
nada de físico exhibicionista, solo puro masa muscular, cuatro tabletas bien
definidas, perfil duro, mi polla salta, se engrosa, te desea, quiero comerte a
besos, aún saboreo tu gusto, bajo de nuevo la mirada y veo como se levanta el
frente de tu pantalón, doy un paso y ya estoy pegado a tu cuerpo, la mano busca
tu nuca, la sostiene y con la boca abierta encuentro la tuya, mi lengua te
recorre, saborea, la tuya toca, tienta, succiono, lo haces tú, tu cadera se
adelanta y tu polla se roza con la mía por sobre la tela, mi respiración se
hace agitada. Todo lo ocurrido me asalta con una gran magnitud, ¿y si la
próxima no podemos escapar? Ni puedo decir como caemos en la cama, tu cuerpo
sobre el mío, te sostienes en tus brazos, para rotar tus caderas sobre las
mías, voy hacia tus nalgas, las aprieto, te atraigo más, para que el roce sea
fuerte, logrando que la polla este dolorosamente gruesa y dura. Estiro tus
jeans, los hago descender dejando esa verga enorme rozar mi vientre, que se
quedó desnudo al subirse mi camisa.
Miro la punta roma que brilla por una gota que supura evidenciando tu deseo, mi
polla también sufre ese confinamiento, te empujo de tu hombro dejando que
quedes casi tendido de espalda, pero la cama no es tan grande y quedas en
posición semi acostado con la mitad de la espalda apoyada en la pared, estiro
tus pantalones dejándote desnudo voy a tu dolorosa evidencia de deseo y lo
acaricio, desde la base a la punta.
- Te amo
Angelos Santiago y sea lo que sea, estoy contigo.
ANGELOS
-Shhhhhh,
por favor no digas eso, no ahora Lex, sólo conoces lo suficiente de mí, no toda
la verdad –dije cerrando mis ojos y apoyando mi frente contra la tuya- mereces
y necesitas saber todo acerca de mi.
-Pues
cuéntamelo… por favor -acaricié tu rostro con una suavidad completamente
desconocida para mi habitual actuar-
-Mejor que
eso, te lo mostraré
Apoyando mi
mano en tu frente, cerré mis ojos y comencé a transmitirte cada recuerdo de la
fatídica noche en que Evangeloz y Amy tuvieron la gran pelea, el intento de mi
madre por asesinarme, mi huida y posterior vida, mis días de vagabundear por
Europa, el viaje a América, el efecto que tiene mi voz cuando canto, mi
incorporación a The Howlers como vocalista y mi llegada al Santuario, la vida
de bohemia y abuso que tuve de alcohol, sexo, droga. Pero sobre todo te mostré
mi sentir frente a todo esto, la soledad que me estaba carcomiendo por dentro,
la desesperada búsqueda de una salida fuera cual fuera y a costa de lo que
fuese con tal de tener un momento de paz, también, con mucha vergüenza le
mostré los reiterados episodios de autocortes que por poco me mataron, la
necesidad de convertir en carne todo el dolor que sentía en mi interior, como
una manera de expiar tanta pena. Pero además, le mostré lo bien que me sentía
con él, el sentimiento profundo y sincero que se estaba desarrollando.
-¡Wow! Eso
fue extraño. –Dices mientras secas tus ojos de silenciosas lágrimas-
-Como ves,
no tengo nada de perfecto, estoy lleno de desastres y estoy marcado a fuego por
malas experiencias y decisiones desacertadas, pero deseo cambiar, deseo ser
digno de ti
Te dije en
un susurro en tu oído mientras ocultaba mi rostro en tu cuello, la vergüenza me
podía y no deseaba ver tu cara de rechazo.
-¡Ey! Ang,
eso no cambia en nada lo que te he dicho, no merecías todo lo que te hicieron,
pero no te juzgaré por las decisiones que tomaste en el pasado, valoro y
atesoro quien eres ahora y las ganas que tienes de ser mejor. –Alzo la cabeza
para mirarte a los ojos-
-¿No me…
rechazas? Soy un Leopardo Lex –destello a leopardo y te transmito por
telepatía- soy un animal que está enamorado de ti
ALEXANDER
Apoyo mi
frente de nuevo en la suya. La forma en cómo me trasmitió lo vivido, me dejó
ver cada parte de su sufrimiento, de sus temores, y de sus sentimientos
-Ya he visto lo que eres -acaricio al enorme leopardo de 150 kilos que estaba
frente a mí y con lentitud pasé mi mano por su lomo- la ventaja, no pasaré frio
en invierno -me aclaro la voz y continuo- Soy un simple humano, que fue
abandonado en un basural, la suerte me ha sonreído desde el momento en que me
llevaron al orfanato y considero que es suerte el haberte encontrado, en que me
ames y me quieras tener a tu lado, quiero ser parte tuya , aunque nunca
consideré ser la pareja de un hom… ¿macho?, ni como se dará esto, pero no puedo
imaginar estar sin ti. -Te vuelves a convertir y tu cuerpo desnudo me atrae a
ti, mis brazos se cierran a tu alrededor, no puedo evitar aspirar tu aroma-
Nunca imaginé que hubiera un mundo en donde los animales se convertían y, bueno
ahora lo sé y no me imagino fuera de este mundo
-Explícame, ¿cómo viviremos?, ¿Qué haremos para deshacernos de tu madre?, ¿hay
alguna manera de impedir que te rastree? Tengo abogados e influencia política,
pero de alguna manera entiendo que eso no afectará para nada.
Juego con tu
mano y toco tus tatuajes; no puedo evitar, tu cuerpo me atrae, estoy empalmado
de deseo, por lo que me inclino a buscar tu boca, besándote de nuevo.
ANGELOS
Tu boca es
una maldita atracción, nunca podría resistirme a un delicioso beso tuyo, tu
lengua me invade, explora y saborea a placer ¿acaso esto es un sueño? ¿Me he
dado una sobredosis de aquellas y estoy alucinando? Si es así, espero no
despertar jamás.
Comienzas
una lucha campal para quitarte la camisa y con un solo pensamiento mío, toda tu
ropa desaparece.
-¿Acaso tú
hiciste eso? –Me miras acusatoriamente mientras asiento-
-Es parte de
lo que soy, usar magia para estas cosas es habitual, no te preocupes, que así
como te quito la ropa, te puedo vestir de nuevo.
-Así que
eres mi tigre mágico, eso puede resultar muy… útil –dices en un susurro
insinuado- ¿Qué otro truco tienes bajo tu manga?
-Ahora veras
Te doy un
apasionado beso mientras te muestro en tu mente todo sobre la raza de los
Katagarios y Arcadios, todas nuestras razas, virtudes, defectos, lo longevos
que somos, todo acerca de nosotros, deteniéndome para darte todos los detalles
con respecto al apareamiento que realizan las parcas para formar a las parejas,
las marcas y lo que conlleva un emparejamiento con un Katagario. Exhalas con
asombro.
-Y esto del
emparejamiento… ¿Ha pasado entre katagarios y humanos?
-Conozco un
par de casos
-¿del mismo
sexo? –Niego con la cabeza-
ALEXANDER
-Entonces
puede nunca ocurrir con el mismo sexo
Digo más
para mí, pero dejo a un lado ese pensamiento con el otro, de que tú seguirás
así, con apariencia joven y yo envejeceré, yo seré un anciano, recorro tu
espalda y bajo por tus costados, ahora desnudos los dos, enfrentados, con
nuestra evidente ganas de ser uno, busco tus ojos
-Sea como
sea, con marca o sin marca, yo me entrego hoy a ti Angelos y si esto resulta
una aberración contra los deseos de esas Parcas. ¡No se qué! No me importa,
disfrutaré cada segundo de sentirte. -Sostengo tu mano y la apoyo sobre mi
corazón que late desbocado- demostrémosle a las Parcas como el amor puede darse
entre dos razas, pero del mismo género.
Asalto de nuevo tu boca, subo sobre tu cuerpo, y bajo a tu cuello, sin
detenerme lamo tus pectorales, y voy bajando, mi polla se roza con la tuya,
tomo las dos en mis manos y las acaricio juntas.
-¿Te animas a intentarlo, con este humano?
ANGELOS
Las palabras
fueron innecesarias para responder a tal pregunta que tenía tan obvia
respuesta, le deseaba con locura, la necesidad de cópula rayaba en la locura,
sentía mi cuerpo febril y necesitado de él, solo de él. Te besé con desespero
mientras acariciabas nuestras vergas juntas en una erótica caricia que me
llevaba al extremo, mis manos recorrían con avaricia la mayor cantidad tu piel
a mi alcance, eres tan cálido y suave, mi pecho cantaba en un ronco y sensual
ronroneo al tenerte sobre mí, comenzaste a bajar por mi cuerpo dejando un
sendero de lamidas y mordidas, reaccionaba a cada toque tensando y arqueando en
tu dirección, en un silencioso ruego por más de ti.
-¡Jodidos y
putos dioses!
Maldije a
medio panteón griego cuando comenzaste a morder mis abdominales y el sendero
que te llevaba a la equis del tesoro, mis manos se enterraron en tu cabello
mientras tu lengua obraba magia en mí.
-¿Lex?
¿Acaso tú… alguna vez has estado…? –Dejé la pregunta a medias, sin embargo tus
mejillas se tiñeron de un adorable sonrojo antes de responder-
-Emmmm…
nunca he estado con un hombre ¿vale?, pero he visto suficiente porno gay para
saber lo que hago… y no… no preguntes porque

No hay comentarios:
Publicar un comentario