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A
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NGELOS
En la oscuridad de un cuarto
de hotel de mala muerte, me encontraba, mi cuerpo estaba totalmente cubierto
del sudor compartido y otros fluidos luego de una buena follada que me di con
un humano. Me senté en la cama apoyando mis pies en el frio suelo, mis
antebrazos sobre mis muslos y mi polla estaba totalmente flácida después de
haberle dado un buen uso por un tiempo bastante prolongado. De manera inmediata
destellé mis cigarrillos y encendí uno dando una buena y dura calada para
llenarme los pulmones de nicotina, alquitrán y cuanta mierda a uno se le pueda
ocurrir, la verdad es que no importaba, me sentía devastado.
Por muchos siglos, recurrí a
los excesos para encontrar algo de paz o simplemente olvido, sin embargo desde
que ese humano… Black, apareció aquella noche en el Santuario y se cruzó en mi
camino, algo había cambiado en mí, como si de la nada bajaron algún
interruptor y hubiese reseteado toda la
poca tranquilidad que adquiría de mis habituales prácticas. Ya nada me
satisfacía mi hambre de tranquilidad, no encontraba la tan anhelada paz que
adquiría por unos momentos en la liberación durante el sexo.
-Estúpido gilipollas –murmuro-
Comencé a recordar aquella
noche tan tranquila en la cual con Black salimos por un café, tuve que mantener
a raya a mi Leopardo, algo extraño sucedía, sentía la gran necesidad de frotar
mi cuerpo contra el de él, de estar piel contra piel y restregarme una y otra
vez sobre su cálido cuerpo, que mi aroma quedara en su piel. Jamás me había
sucedido algo así. Sin embargo, cuando mis insinuaciones y coqueteo ya estaban
a un nivel de descaro, dejó más que claro que prefería a las hembras, lo cual
se sintió como un balde de agua fría, jamás me han rechazado, siempre caen
cuando lo deseo
-Estúpido gilipollas –vuelvo
a murmurar-
Sin embargo, aquella noche a
pesar de aquella “diferencia de opiniones” la conversación fue fácil, simple y
sencilla, Black es de trato ameno y nos divertimos mucho mientras hablábamos de
temas banales y sin importancia, nada profundo ni comprometedor, solo cosas del
diario vivir. Por un momento, me sentí casi normal.
El ruido del agua de la
ducha al detenerse me saca de mis pensamientos, dos semanas han pasado desde
aquel encuentro y no ha vuelto al Santuario.
-Estúpido gilipollas
La puerta se abre y un joven
rubio de quien no recuerdo su nombre se acerca a mi totalmente desnudo y aún
mojado, se sienta a mi espalda apegando su cuerpo al mío y sus manos me
recorren de manera lasciva.
-No estoy de humor, me
largo.
-Pero… si pensé que había
significado algo para ti y…
-No digas idioteces, solo
follamos y ya
Jodidos humanos ¿Cuándo
entenderán que sexo y amor no son términos inclusivos ni exclusivos? Follar es
follar, un deseo carnal que se satisface con un cuerpo caliente, como si uno
tuviese picazón y te rascas, nada más. Por otro lado, la utopía del amor es
algo que se da solo en la literatura y las pelis rosas. Simplemente no existe.
-Estúpido gilipollas
–murmuro con amargura-
Cogiendo mi ropa me visto
con rapidez y al cruzar la puerta, simplemente destello al Santuario, otra
noche más de trabajo, como las muchas que he pasado y que aún me quedan por
pasar.
***********
Una noche más en el paraíso…
Las luces de los focos me
mantenían totalmente encandilado, con lo cual me era imposible lograr ver al
público que, en ese momento, gritaba desaforado y coreaban los que caían en el
hechizo de mi voz. Gotas de sudor se deslizaban con abulia por mi piel y
empapaban mi camiseta, mientras interpretaba un cover de Iron Maiden, Two
minutes for midnight, en donde Colt se lució con un solo de guitarra. Momento
en el cual comencé a rememorar lo que habían sido estos días.
En un primer momento, había
esperado que apareciera a la noche siguiente en el bar, sin embargo no hubo
luces de él y aquello aconteció por varios días, para aquel entonces, comencé a
me desfogaba con cualquier cosa que se me ofreciera sin distinción de sexo o
raza, lo único que interesaba era el tratar de eliminar aquel deseo y anhelo
que se abrigaba en mi, sin embargo, cada relación fue un lamentable e inútil
intento, no lograba quitarlo de mi cabeza, lo mío estaba rayando en lo
patético.
-Estúpido gilipollas –dije
en voz baja en un momento en que recogí la botella de vodka y tomé unos buenos
tragos antes de continuar cantando-
No sabía que mierda me
sucedía, todo esto era total y absolutamente nuevo una revolución interna de
sensaciones y emociones que no lograba interpretar o dilucidar, lo cual me
consternaba aún más y mi incertidumbre en como sobrellevar todo esto me descolocaba…
En definitiva… no sabía que mierda hacer.
-Estúpido gilipollas –pensé
para mi mismo-
Llegó a tal mi desespero en
algún momento que salí a recorrer las calles en su búsqueda, tenía grabado en
mi mente el rico aroma de su piel, tal cual como si fuese un tatuaje más en mi
cuerpo, imposible de olvidar o borrar aunque quisiese, cosa que no era el caso
en esta ocasión. Sin embargo, todo aquello fue infructuoso, nadie sabía de él,
nadie lo había visto ni sabían su paradero, me había dado totalmente por
vencido, simplemente desapareció de la misma manera en que llegó, de un momento
a otro y sin siquiera esperarlo. Idiota de mi por no intercambiar teléfonos.
-Estúpido gilipollas –me
amonesto a mi mismo-
El show continuaba sin
mayores dificultades, todo el público más que satisfecho con la presentación
mientras estábamos ya con la última canción. En mi mano, mantenía mi puño firme
en la botella de vodka a medio vaciar.
Las luces del escenario se
fueron a negro.
-Es hora que pares Angelos,
por siglos te he visto llevar una vida de locura pero en este último tiempo te
estás pasando de la raya hermano, temo que cualquier día te encuentre muerto.
-Basta de hacer de niñera
Colton, además, de algo hay que morir en esta mierda de vida, no jodas.
Hoy no tenía ganas de
recibir los sermones de la abuela, así que me despedí de manera rápida de
todos, asegurando a Colt que sólo me iría a mi cuarto a descansar después de
haber bebido tanto sobre el escenario. Al llegar a la pequeña habitación,
remuevo las cosas del cajón de mi ropa hasta que encuentro una pequeña caja con
lo que necesito, dentro de ella unas buenas dosis de heroína de alta pureza y
modificadas químicamente para ser mucho más letales me aseguran la tan anhelada
paz que necesito ahora.
De manera inmediata me
desprendo de mi camiseta y hábilmente preparo la dosis calentando la droga en
una cuchara, preparo mi brazo ligándolo con una goma hasta que mis venas se
hacen visibles, tomo la jeringuilla y sin más deslizo todo en contenido en mi
organismo, tuve el tiempo justo para dejar caer la jeringa y quitar la banda
elástica, caí de inmediato de espaldas contra la cama y aquella sensación
característica de hormigueo comenzó por
mis extremidades para luego sentirme totalmente anestesiado, realidad y fantasía
comenzaron a entremezclarse en mi mente, ya no sabía lo que era real ¿acaso
solo pensamientos? ¿Eran sueños? ¿Me había quedado dormido? A quien mierda le
importa, sentía que flotaba, que mi cuerpo y alma se desprendían, sentía que la
cama se agitaba, mi cuerpo convulsionaba y muy a lo lejos algunos golpes en la
puerta y de pronto… todo se fue a negro.

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