domingo, 17 de agosto de 2014

Capítulo 4



A
NGELOS
En la oscuridad de un cuarto de hotel de mala muerte, me encontraba, mi cuerpo estaba totalmente cubierto del sudor compartido y otros fluidos luego de una buena follada que me di con un humano. Me senté en la cama apoyando mis pies en el frio suelo, mis antebrazos sobre mis muslos y mi polla estaba totalmente flácida después de haberle dado un buen uso por un tiempo bastante prolongado. De manera inmediata destellé mis cigarrillos y encendí uno dando una buena y dura calada para llenarme los pulmones de nicotina, alquitrán y cuanta mierda a uno se le pueda ocurrir, la verdad es que no importaba, me sentía devastado.

Por muchos siglos, recurrí a los excesos para encontrar algo de paz o simplemente olvido, sin embargo desde que ese humano… Black, apareció aquella noche en el Santuario y se cruzó en mi camino, algo había cambiado en mí, como si de la nada bajaron algún interruptor  y hubiese reseteado toda la poca tranquilidad que adquiría de mis habituales prácticas. Ya nada me satisfacía mi hambre de tranquilidad, no encontraba la tan anhelada paz que adquiría por unos momentos en la liberación durante el sexo.

-Estúpido gilipollas –murmuro-

Comencé a recordar aquella noche tan tranquila en la cual con Black salimos por un café, tuve que mantener a raya a mi Leopardo, algo extraño sucedía, sentía la gran necesidad de frotar mi cuerpo contra el de él, de estar piel contra piel y restregarme una y otra vez sobre su cálido cuerpo, que mi aroma quedara en su piel. Jamás me había sucedido algo así. Sin embargo, cuando mis insinuaciones y coqueteo ya estaban a un nivel de descaro, dejó más que claro que prefería a las hembras, lo cual se sintió como un balde de agua fría, jamás me han rechazado, siempre caen cuando lo deseo

-Estúpido gilipollas –vuelvo a murmurar-

Sin embargo, aquella noche a pesar de aquella “diferencia de opiniones” la conversación fue fácil, simple y sencilla, Black es de trato ameno y nos divertimos mucho mientras hablábamos de temas banales y sin importancia, nada profundo ni comprometedor, solo cosas del diario vivir. Por un momento, me sentí casi normal.

El ruido del agua de la ducha al detenerse me saca de mis pensamientos, dos semanas han pasado desde aquel encuentro y no ha vuelto al Santuario.

-Estúpido gilipollas

La puerta se abre y un joven rubio de quien no recuerdo su nombre se acerca a mi totalmente desnudo y aún mojado, se sienta a mi espalda apegando su cuerpo al mío y sus manos me recorren de manera lasciva.

-No estoy de humor, me largo.

-Pero… si pensé que había significado algo para ti y…

-No digas idioteces, solo follamos y ya

Jodidos humanos ¿Cuándo entenderán que sexo y amor no son términos inclusivos ni exclusivos? Follar es follar, un deseo carnal que se satisface con un cuerpo caliente, como si uno tuviese picazón y te rascas, nada más. Por otro lado, la utopía del amor es algo que se da solo en la literatura y las pelis rosas. Simplemente no existe.

-Estúpido gilipollas –murmuro con amargura-

Cogiendo mi ropa me visto con rapidez y al cruzar la puerta, simplemente destello al Santuario, otra noche más de trabajo, como las muchas que he pasado y que aún me quedan por pasar.

***********

Una noche más en el paraíso…

Las luces de los focos me mantenían totalmente encandilado, con lo cual me era imposible lograr ver al público que, en ese momento, gritaba desaforado y coreaban los que caían en el hechizo de mi voz. Gotas de sudor se deslizaban con abulia por mi piel y empapaban mi camiseta, mientras interpretaba un cover de Iron Maiden, Two minutes for midnight, en donde Colt se lució con un solo de guitarra. Momento en el cual comencé a rememorar lo que habían sido estos días.

En un primer momento, había esperado que apareciera a la noche siguiente en el bar, sin embargo no hubo luces de él y aquello aconteció por varios días, para aquel entonces, comencé a me desfogaba con cualquier cosa que se me ofreciera sin distinción de sexo o raza, lo único que interesaba era el tratar de eliminar aquel deseo y anhelo que se abrigaba en mi, sin embargo, cada relación fue un lamentable e inútil intento, no lograba quitarlo de mi cabeza, lo mío estaba rayando en lo patético.

-Estúpido gilipollas –dije en voz baja en un momento en que recogí la botella de vodka y tomé unos buenos tragos antes de continuar cantando-

No sabía que mierda me sucedía, todo esto era total y absolutamente nuevo una revolución interna de sensaciones y emociones que no lograba interpretar o dilucidar, lo cual me consternaba aún más y mi incertidumbre en como sobrellevar todo esto me descolocaba… En definitiva… no sabía que mierda hacer.

-Estúpido gilipollas –pensé para mi mismo-

Llegó a tal mi desespero en algún momento que salí a recorrer las calles en su búsqueda, tenía grabado en mi mente el rico aroma de su piel, tal cual como si fuese un tatuaje más en mi cuerpo, imposible de olvidar o borrar aunque quisiese, cosa que no era el caso en esta ocasión. Sin embargo, todo aquello fue infructuoso, nadie sabía de él, nadie lo había visto ni sabían su paradero, me había dado totalmente por vencido, simplemente desapareció de la misma manera en que llegó, de un momento a otro y sin siquiera esperarlo. Idiota de mi por no intercambiar teléfonos.

-Estúpido gilipollas –me amonesto a mi mismo-

El show continuaba sin mayores dificultades, todo el público más que satisfecho con la presentación mientras estábamos ya con la última canción. En mi mano, mantenía mi puño firme en la botella de vodka a medio vaciar.

Las luces del escenario se fueron a negro.

-Es hora que pares Angelos, por siglos te he visto llevar una vida de locura pero en este último tiempo te estás pasando de la raya hermano, temo que cualquier día te encuentre muerto.

-Basta de hacer de niñera Colton, además, de algo hay que morir en esta mierda de vida, no jodas.

Hoy no tenía ganas de recibir los sermones de la abuela, así que me despedí de manera rápida de todos, asegurando a Colt que sólo me iría a mi cuarto a descansar después de haber bebido tanto sobre el escenario. Al llegar a la pequeña habitación, remuevo las cosas del cajón de mi ropa hasta que encuentro una pequeña caja con lo que necesito, dentro de ella unas buenas dosis de heroína de alta pureza y modificadas químicamente para ser mucho más letales me aseguran la tan anhelada paz que necesito ahora.

De manera inmediata me desprendo de mi camiseta y hábilmente preparo la dosis calentando la droga en una cuchara, preparo mi brazo ligándolo con una goma hasta que mis venas se hacen visibles, tomo la jeringuilla y sin más deslizo todo en contenido en mi organismo, tuve el tiempo justo para dejar caer la jeringa y quitar la banda elástica, caí de inmediato de espaldas contra la cama y aquella sensación característica de  hormigueo comenzó por mis extremidades para luego sentirme totalmente anestesiado, realidad y fantasía comenzaron a entremezclarse en mi mente, ya no sabía lo que era real ¿acaso solo pensamientos? ¿Eran sueños? ¿Me había quedado dormido? A quien mierda le importa, sentía que flotaba, que mi cuerpo y alma se desprendían, sentía que la cama se agitaba, mi cuerpo convulsionaba y muy a lo lejos algunos golpes en la puerta y de pronto… todo se fue a negro.

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