miércoles, 20 de agosto de 2014

Capítulo 3


T
IAGO
Martes, 10:30 am, Campus de la Universidad de Alaska, Anchorage.

Era la mejor hora para hacer esto, todos en el campus se encontraban en clase y nadie se daría cuenta de mi ausencia hasta pasado algunos días. Solo esperaba que al hacer esto, le ahorraría la vergüenza a mamá, no tendría que ir a la universidad a vaciar mi casillero a la vista y paciencia de todos.

Saboreaba con ansiedad mi chupetín pasándolo de mejilla a mejilla y comencé a llenar mi mochila y una caja con todas mis pertenencias. ¿Cómo es posible que almacenara tantas cosas sin importancia? Sin duda mi casillero era la viva evidencia del mal de Diógenes. Guardé todo lo de valor y el resto al cesto de la basura.

En el depa había pasado casi lo mismo, cuando comencé a empacar todo, había tardado la mayor parte de la noche en hacerlo, me limité a guardar todo lo esencial e importante, lo demás se fue al contenedor. Era lo más que podía hacer por mamá.

Tapé mis ojos con mi mano mientras con la otra sacaba el kojak con un sonoro ¡POP!

-Lo siento tanto mamá… no soy tan fuerte como crees.

Dije para mi mismo mientras terminaba de meter todo en la caja, observé por última vez el pasillo y todo a mí alrededor antes de encaminarme fuera del campus, necesitaba acabar con esto de una buena vez y de manera definitiva.

-Esto es lo mejor, no te acojones ahora –me alenté a mi mismo-

Cogí la caja llena de material de estudio y me encorvé de dolor al hacer la fuerza, las costillas lastimadas dolían demasiado. Respiré de manera suave un par de veces y haciendo tripas  corazón comencé a avanzar por última vez, sólo quería alejarme de este maldito lugar para siempre.

Al llegar a la zona de estacionamientos por el rabillo del ojo les vi. ¡Por Dios! ¿Acaso era un mal chiste? Seguramente la conjugación de los planetas con el regente y la llegada de piscis a la casa de acuario no estaban en concordancia con la alineación del la luna con su regente. John y Gregory se acercaban a mí. Agaché la cabeza y continué mi marcha. Al pasar por mi lado, un fuerte golpe de hombro con hombro me hizo trastabillar, soltando la caja que contenía el material de estudio.

-¡Estúpida basura!

Dijo simplemente y continuó su camino, por mi parte me quedé allí parado, con la respiración agitada de indignación y rabia contenida, mis puños firmemente cerrados observaba con odio mis cosas desparramadas en el suelo, desconozco el tiempo que pasó, pero cuando ya me disponía a largarme dejando todo tirado, un chico que jamás había visto se acerco a recoger todo.

-Idiotas hay en todo lugar –decía mientras estaba hincado, al alzarse me dio una gran sonrisa mientras se presentaba- Soy nuevo en este sitio, me llamo Alexander Black, pero todos me dicen Xander.

XANDER
Apagué el motor de mi Chevy, miré la construcción, estar en segundo año de Lengua y Literatura, me daba muchas esperanzas de alcanzar una de mis metas, ser un escritor, aunque para lograrlo también utilice mi cuerpo, esa beca de deporte era un gran trampolín para mi vida y no dudaría en saltar en las aguas de las oportunidades del destino.

Bajé y tomé mi morral, debía buscar el edificio para presentar mis papeles y ver en el panel de avisos una habitación para alquilar o mi destartalado auto sería mi domicilio temporal permanente. Con el mapa en mano recorría los caminos hasta que ver a esos dos empujando a otro y derribando su caja, me puso en guardia. No soportaba ver como se sobrepasaban con otros.

 
Cómo quien no quiere la cosa, me incliné a recoger sus cosas.


-Idiotas hay en todo lugar -en especial ustedes al querer demostrar superioridad sobre otros, me dije interiormente y sin hacer caso a los dos que estaban parados a diez pasos de donde derribaron al muchacho, como si fueran dueños de todo extendí mi mano -Soy nuevo en este sitio, me llamo Alexander Black, pero todos me dicen Xander. -estreché la mano de ese chico, de ojos verdes delineados en negro- ¡eyy! me gusta tus ojos, te hacen ver Kool.


Era impresionante como llamaba la atención su forma de vestir, todo negro y hasta el pelo, haciendo un contraste con su piel tan blanca.


Un empujón contra la pared del edificio hizo que casi suelte la caja que había recogido, me di vuelta y entregué lo que sostenía a su dueño.


-¿Y ahora, juegan al fútbol americano sin balón ni cancha?


Sonriendo con desinterés di unos pasos hacía ellos, pero en ese momento el guardia nos interrumpió.

-Chicos, ¿algún problema por aquí? -su voz nos interrogó, pero al mirar sus ojos me di cuenta que comprendía la situación-


-Sí, hay un problema -dije y miré a los dos, que palidecieron y retrocedieron dando vuelta al dar escusas incoherentes- no sé cómo llegar a las oficinas, debo registrarme llegué con un día de retraso.


-Le ayudo yo, Señor Dominic -lo miré de nuevo y asentí cuando el guardia se retiró- soy Tiago -me dijo- ven conmigo, es por allá.


-¿No dejarás tu caja en algún lado?


Señalé la caja a lo que él solo negó y me guio a un edificio con ventanales de vidrio. Admirado entramos y al pararme frente al escritorio, una regordeta y amigable secretaria me recibió.

-Sí, lo tenemos registrado, Lengua y Literatura, segundo año, intercambio y beca ganada por deporte  __mira con poco interés hasta que lee otro renglón__ y aceptación del grupo de Literatura para el periódico por su publicación en la revista semanal de su ciudad –seguía leyendo sorprendida por mi llegada y me entregaba varias cartas- estas son invitaciones para pasar a entrevistarse con el decano Morris y con Duval Laurens, es del periódico de la universidad, querían que vayas cuando te presentaras.


-¿Señorita…? – Becca, me dijo - señorita Becca ¿dónde puedo encontrar alojamiento? No pude ver eso con anterioridad.


TIAGO
-Tu… tú podrías rentar el depa conmigo -¡joder! que ambos me miraban, baje la vista y oculté mi rostro tras el flequillo- Es solo… bueno… no es la gran cosa y el barrio tampoco de lo mejor, pero te saldría más barato y más rápido que buscar algo a estas alturas… digo… si quieres podemos ir a verlo 

A medida que fui hablando el tono de mi voz bajo hasta casi un murmullo, además de eso… ¿de dónde mierda salió tan genial idea? ¡Hasta mi intención de acabar con todo se arruinaba! No hay derecho, suspiré resignado.

-Puede ser una buena opción, me encantaría ir contigo.

-Mire Señor Black, hagamos una cosa, vaya con este joven e instálese, dejemos para mañana las entrevistas y el reconocimiento de salas, por lo pronto aquí tiene su horario de clases, me tomé la molestia de asignar el horario según las vacantes que habían. Eso sería todo por el momento –sonrió- Bienvenido a la Universidad de Alaska. Le esperamos mañana.

Al salir de la oficina, observé como Xander se detenía por un momento, cerraba los ojos e inhalaba profundamente, estaba sonriendo como si estuviese lleno de satisfacción.

-¡Muy bien! Tengo mi auto en el estacionamiento,  llévame a conocer el departamento. –Comenzamos a caminar- Cuéntame que estudias –Aclaré mi garganta con un carraspeo-

-Estoy en segundo año de química farmacéutica.

-Wooow, eso es genial, mucha matemática… eso da repelús –reí divertido-

-No es tan terrible, se me da de manera decente, no es gran problema.

-Pues tal vez necesite tu ayuda, a mi me va fatal –ríes- allí esta mi auto

El auto de Xander era un Chevy rojo que se notaba que había pasado por mejores períodos en su pasado, estaba cargado a tope con sus cosas, tal parecía que había llegado directo a la Universidad. Me senté en el asiento del copiloto asegurando el cinturón con la mochila bajo mis piernas y la caja sobre ellas.

-¿No crees que andas demasiado cargado para ser martes? ¿O es que acá son muy exigentes? –Comencé a sacar unas pelusas inexistentes de un libro-

-Yo… lo… lo que pasa es que tenía mucha tarea y algunos trabajos que hacer, pero por lo general si te organizas con los tiempos no tendrás mayor problema.

Nuestro viaje fue del terror, Xander tenía cero orientación espacial, pasó encima de varios conos de señalización, topaba con las cunetas, las vueltas las daba demasiado amplias o demasiado cerradas, se pasaba la señal ética del tránsito. Todo esto explicaba la cantidad de magullones que tenía el vehículo, de verdad que me llevaba de los nervios. Cuando llegamos a destino elevé una pequeña plegaria en agradecimiento por estar entero y vivo.

-¿Dónde conseguiste la licencia de conducir? ¿Por correo? ¿O sobornaste a alguien? –Ríes a carcajadas-

-Lo mismo decía la Hermana Katty, ella aludía a que sólo por obra y magia del espíritu santo la obtuve.

-¿Tienes una hermana?

-Larga historia, después te la cuento. ¿Entramos?

Asentí, encabecé el camino hacia el departamento que estaba en el segundo piso, Xander observaba todo con mucha curiosidad, al llegar al lugar abrí la puerta.

-Pasa, estás en tu casa.

XANDER
 Lo seguí con el morral en la espalda y mis dos maletas, Tiago no podía ayudarme, porque el sostenía su caja y también morral al hombro, subimos las escaleras, sin temor a fallar eran 43 escalones con los dos descansos, la puerta que abrió era grande de esas pesadas antiguas.

- Estás en tu casa


Me gustó eso, mi casa. Una vez dentro abrí los ojos estaba todo ordenado, como si nadie viviera allí


-Creo que me dará miedo vivir aquí -Se dio la vuelta a mirarme con la expresión de sorpresa- aclaro, veo que eres muy ordenado y yo no soy tanto, hago el intento, pero fracaso abismalmente –río- ¿es problema eso?


-¿Lo dices porque está ordenado? -Un color subió a su cara- hoy fue el día de limpieza, nada más -Suelta la caja en la mesa y el morral al lado- ven te mostraré el departamento.


Lo seguí entusiasmado dejando las maletas unos pasos después de la puerta, lo suficiente para poder cerrarla, no sea entre algún avivado y nos asalte. La habitación central era una estancia de estar con dos sillones dobles, una mesita baja de madera gastada, con un mantelito, un revistero con algunas ediciones. Casi llevé por delante una butaca alta que estaba frente a una mesa improvisada sobre una muralla baja que separaba la cocina del estar, las dos habitaciones estaban pintadas de color amarillo opaco, dos alacenas con tres gavetas cada una, un refrigerador marrón de una sola puerta, una placa sobre otra mesa pegado al fregadero, una lavarropas pequeña.


-Este es el lugar en donde podemos matar al hambre del día -abrió el refrigerador y largo un resoplido y gruñido- pero solo tengo un pedazo de pollo sin cocinar, algunas verduras -cierra y se apoya en el mueble-


No he dejado de mirarlo, su pelo negro cubre la mitad de su cara, aunque solo veo su ojos de color verde, en ellos se percibe cierta tristeza, más bien como si no le diera importancia a lo que pasaba.

¡Mierda! Actuaba tan casual y lo que me estaba ofreciendo a mi era la mejor oportunidad del mundo, me abría el camino a mi sueño, nadie en estos días te invita a vivir a su casa, a un extraño y aquí me tiene, tomando posesión en un espacio que será mío también.


-Ven por aquí -se adelanto tratando de escapar de mi escrutinio, el pasillo era angosto y se veía tres puertas- este es mi cuarto -no lo abrió, pero si la siguiente- este es tu habitación y la de enfrente el baño -las dos puertas dejaron ver, un baño pequeño con inodoro, lavadero y un compartimiento de ducha, pero me metí en el que sería mi habitación. El corazón me latió a mil. 


MI cuarto propio, la cama pegada a la pared opuesta a la puerta y una mesita, en frente un placard pequeño, con la ventana entre ellos. 


-¡Está perfecta Tiago! -me siento en la cama, saltando un poco en ella-  es mi primera habitación de verdad.


-¿cómo así? -al preguntarme se balancea un poco, descansando su peso en una pierna y después otra.


-Compartí un dormitorio con mis hermanos.


-¿Tienes muchos hermanos?


-Sí, somos 15 ahora, pero a veces menos.


-¿cómo menos? 


-Soy de un orfanato. -me levanto de un salto y miro en la ventana al abrirla después de escuchar un ruido de frenos- ¿nadie robará mi auto?


-¿Tu Chevy? –Ríe- no creo corra peligro, pero te enseñaré la cochera del edificio.


-¿Te burlas de mi fabuloso auto? -pongo cara de ofendido y me atajo el pecho sobre el corazón- Y que pensaba ofrecerme de chófer, ser tu guardián, pero ahora, deberás disculparte con Chester.


-¿Chester? ¿Quién es Chest… -ríe a carcajadas- no me dirás que así le has bautizado a tu auto.


-Un nombre perfecto, es rápido, inteligente y tiene poder de adaptación -dije convencido-


-No discutiré contigo sobre las habilidades de Chester  -se notaba la diversión en su expresión y lucia muy atractivo así relajado, trataría de siempre lograr eso al término del día con él, se merecía-


-Bien, ahora tengo hambre. ¿Dónde puedo ir a comprar algunas cosas para cocinar?


Después de las indicaciones, salí rumbo a las calles, mi objetivo conseguir para la cena y calmar mi hambre y ver un ciber cercano para escribir.


TIAGO
-Mieeeeerda ¿Qué diablos estoy haciendo?

Golpee mi frente con la palma de mi mano mientras me dejaba caer pesadamente sobre el sofá… ¿Acaso me habrá picado algún bicho? ¿Demencia pasajera? ¿Estupiditis aguditis? Después de haber tenido una GRAN epifanía y haber dejado todo planeado tras una gran paja mental  para acabar con la mierda, todo se iba a al soberano retrete y más encima termino con un arrendatario en mi propio depa ¿Acaso algo más saldría mal? Definitivamente cada vez que quería hacer algo la conjunción de los planetas, la puta suerte junto con la Parca del destino hacían justo lo contrario para que mis deseos se voltearan y me mordieran el trasero.

Nop, nop. Estaba realmente jodido, comprobado y re confirmado que sería así. Punto. Aquello logró deprimirme un poco más, aún así me fui a mi cuarto, todo había sido predispuesto para “aquello”, todas mis cosas se encontraban ya guardadas, no quería que mamá pasara por el martirio de tener que embalar mis pocas pertenencias. Aunque ahora, así como estaba la situación, ya no pasaría por aquello, sin embargo, tampoco deseaba que Xander se diera cuenta de esto. Miré el reloj, no tenía mucho tiempo para ordenar, así que con toda la rapidez que el dolor en mi costado me permitía, comencé a meter todo en su sitio. Nunca había sido muy fanático del orden, pero me gustaba todo en su lugar, pero ahora no tenía tiempo para esos detalles, mis cosas de la universidad, a las cajoneras bajo la cama; artículos de aseo, al baño; sonreí un poco al dejar amorosamente una foto en mi mesita de luz, en ella aparecía mamá y yo, ambos riendo a carcajadas. Ella es demasiado increíble y me sentí un tonto idiotizado al pensar en dejarla, mamá había hecho demasiado por mí, y aún lo hacía. Cada día con sus trabajos para poder financiar mis estudios. Estudios que ella nunca tuvo oportunidad de hacer, ser madre a los catorce fue muy duro. Respiré pesadamente, mamá no merecía lo que había pensado hacer hasta hace unas horas, ella pasó un infierno en su vida y sin embargo logró salir adelante a pesar de todo.

Si ella pudo, yo también.

Observé nuevamente el reloj mientras desenvolvía un Chupa Chups de cereza, en cualquier momento aparecería. Simplemente, y en honor al tiempo,  la metí como pude dentro del pequeño armario toda mi ropa, después con algo más de tiempo lo ordenaría.

-¡Maldita sea!

Maldije mientras metía a presión todo dentro del armario. En serio, no sé cómo antes cupía tan bien. El golpe en la puerta apuró la tarea, usando un poco de fuerza logré cerrar la puerta de corredera y esperé un instante por si la cosa no estallaba, sonreí para mi mismo mientras fui a la entrada.

-¿Acaso has asaltado el súper? –me apresuré a ayudarle tomando varias de las bolsas que traía consigo-

-Para nada, sólo vi que estabas a falta de suministros y pensé en llenar la alacena

-Lo que pasa… –mi voz comenzó a bajar de tono mientras ayudaba a guardar las cosas evitando mirarle- es que no cocino a diario, no tengo el tiempo y antes de perder las cosas, mejor no las compro –me encojo de hombros y hago el además de guardar algunas conservas en la parte superior sin embargo me atraviesa un fuerte dolor en mi costado que me hace sisear-

-Ey, ¿estás bien? –Estuvo de inmediato a mi lado-

-Pierde cuidado, no, no es nada, solo… un pequeño golpe, si, un golpe que tuve cuando caí en la ducha, nada grave, solo un rasguño, una cosa chica nada más. -¿podía ser peor mentiroso? No lo creo- si quieres puedo hacer algo para almorzar mientras instalas tus cosas. Ve e instálate Xander, yo me encargo aquí –sonreí-

A penas él salió de la cocina apoyé mis manos en mi costado, dolía como jodida perra mientras respiraba, fue un pésimo movimiento el que hice.

-Soy tan estúpido a veces

Murmuré para mi mismo mientras esperaba a que la maldita punzada de muñeca de vudú se calmara poco a poco. Luego y con mayor tranquilidad comencé a cocinar algo rápido, desconocía cuanto tiempo llevaba conduciendo Xander, pero imaginaba que tenía hambre, así que de las bolsas de compras saqué lo necesario para preparar algo rápido para ambos, por mi parte ya no me acordaba cuando fue la última vez que comí algo decente,  cuando tuve mi… momento de debilidad, no sentía apetito, por lo que no me alimenté y cuando los aromas a comida comenzaron a llenar el ambiente el alien que llevaba dentro rugió famélico. Después de un rato una sopa instantánea de pollo y arroz con huevo frito se encontraban ya listos.

-¡Xander! ¡Ya está listo!

XANDER
Entré en un almacén de esos que abren las 24 horas, compre latas de conservas, dulces, habichuelas, frutas, pastas y pan. Guardé el vuelto, tenía mis ahorros, no pasaría hambre, gracias a la suerte ya tendría trabajo y lo mejor de todo, una casa en donde poder descansar.

Casi volví por el mismo camino, pero decidí desviar y ver por otra calle si encontraba un ciber, ya me daba por vencido y estaba llegando al departamento cuando “Bingo” lo veo casi en la mitad de cuadra antes de doblar, con una sonrisa entré, pedí una computadora, y bajé las compras a mis pies para escribir. No tardé mucho, no quería hacer esperar a Tiago.


Esperaba seguir cayéndole bien a mi reciente amigo, aunque parecía tímido, pero me gustaba como era.


Ya dentro y después de haber acomodado las compras y que me diera libre en la cocina, entre a mi nuevo dominio, acomodé mis cosas, después de dos viajes más hasta Chester y dejarlo guardado en el estacionamiento. Dejaba mis últimos libros en la mesa donde estudiaría cuando el grito de: -¡Xander! ¡Ya está listo! Me saca a carreras hacia la cocina.

-Siéntate en esa butaca -Miro la butaca, pero no veo otra-


-¿Dónde te sentarás?, solo hay una.


-Si, es verdad, espera -va  hacia su habitación y regresa con otra idéntica- lo tenía allá para cargar cosas en ella, cómo no lo usaba -se sienta presentando la comida- es lo que había a mano -me pasa el arroz y los huevos- espero te guste, yo muero de hambre- se calla de repente, dándose cuenta que habló en forma ininterrumpida y metió la cuchara en la boca con bastante arroz.


-Sé ve sabroso -corto el huevo con la cuchara y lo como rápido- lo dicho, sabroso y el inquilino en mi estomago ya se instaló detrás de su batería habitual -bebo la sopa y me inclino a sacar un pan y te lo paso- De nuevo, gracias Tiago por darme un lugar en que pueda vivir. Cuenta conmigo para todo y yo espero contar contigo en especial mañana para no perderme en la Universidad. -Bajas la cabeza y lo levantas de inmediato-


-Cuenta con eso -dejó ver una sonrisa- no te perderás allí, estaré a tu lado.


-Eso me gusta -serví un vaso de jugo- ¿dónde puedo conseguir libros usados? no conseguí todos aún para este semestre y no me has dicho cuanto es mi parte de la renta y en qué fecha debo dártelo.


Pasamos la cena hablando de las materias que llevábamos juntos y recogimos los platos, pidiendo lavar y poniendo la regla, de quien cocina, no lava.


TIAGO
La sobremesa estuvo amena, mientras respondía a todas las preguntas de mi nuevo compañero de piso, el tiempo voló, la verdad es que era agradable tener a alguien con quien conversar, cuando revisé la hora quedé espantado.

-¡Mieeeerda! Llegaré tarde al trabajo, me tocará correr para estar a tiempo.

-¿En que trabajas? –Escuché su voz a mi espalda-

-En una cafetería Starbucks, no me tocaba turno, pero Tobby esta de aniversario y me pidió que lo cubra.

Rápidamente en mi cuarto me dispuse a  ordenar las cosas, sin embargo había olvidado el desastre en el armario, a penas lo abrí me atacó y chillé un tanto sorprendido mientras me cubría la cabeza y acuclillaba en un intento vano de protegerme en el momento en que una ola gigante de ropa negra me cayó encima.

-¿Acaso algo puede salir peor?

Pensé en voz alta mientras me alzaba y quitaba los trapos de encima. Xander rió a carcajadas desde el dintel de la puerta, a penas lo vi se cubrió la boca con la mano.

-Disculpa –dijo intentando controlar su risa, fallando tristemente- pero es demasiado divertido, créeme entre tú y yo no haremos uno en cuestión de orden.

-Ni me digas –comencé a buscar mi uniforme- por lo general soy un desastre en casi todo.

Cuando ya terminaba de alistar mis cosas le hice entrega del juego de llaves de la casa.

-Tenlas, por si necesitas salir, estaré de regreso más tarde –me coloco la chaqueta- puedes dejar el llavero bajo el tapete de la entrada y este –comienzo a escribir en un papel- es mi número de móvil por si acaso ¿vale? –comienzo a salir a paso rápido y en medio del pasillo me detengo abruptamente para devolverme y choco frente a frente con Xander- Lo, lo, lo siento, olvidé algo. –Devuelvo mis pasos al cuarto y saco un puñado de chupetines, comienzo a desenvolver uno mientras voy de salida- Cuídate ¿sí? Y no quemes nuestro depa

Reí bajito y metí el kojak en mi boca, cerré mis ojos un segundo mientras gemía de placer ante el estallido de sabor cereza en mi boca antes de abrir la puerta e irme.

XANDER
Vi salir a Tiago con el caramelo en la boca, miré de nuevo a su habitación en donde su ropa colgaba de la puerta y rompí en carcajadas al recordar como lo vi, peleando con la puerta.

Volví a la cocina, estaban los platos puestos a secar, las ollas y sartenes también, revisé anaqueles y me preparé una taza de café. 


Tenía el número de él por cualquier cosa, ¿un móvil?, sería la siguiente posesión cuando me pagarán el primero sueldo. 


El único móvil que tenía para usar era de la hermana Katty y la Hermana Rebecca, mejor decir del Orfanato. Tropecé con una mesita, era del teléfono, desvié el mueble y llegué a mi habitación.


-¡Mi habitación! Qué bien suena.


Dejo mi taza y abro la ventana metiendo medio cuerpo para mirar la calle, se veía techos, techos y más techos, pero también un grupo de árboles a unas cuadras más allá. Me senté en el alfeizar dejando escapar un gran suspiro.


Empezar de cero, conocer a nuevas personas y tratar de comprender todos los sentimientos que se habían despertado con el transcurso de los años.


 Solo la hermana Katty me descubrió un día y después de conversar, cambiar opiniones, pude seguir adelante y tratar de hacer mi vida. Una brisa se coló por la ventana haciendo volar la hoja de mis horarios, fui a acomodar y me vino a la mente lo que escribí en el ciber.

Solo esperaba leer su respuesta.

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De: Peter Pan

Fecha: 30 de agosto 13:14 
Para: Aprendiz de Mago
Asunto: El camino es largo.

A veces pensamos que el camino que emprendemos es muy largo, desconocido, difícil. Pero me han comentado una vez, que solo a los que están preparados se le da un camino con muchas pruebas, sabiendo que podrá llegar a su destino. Si piensas que tu andar es muy inestable, que tu sendero está compuesto de muchos pozos que te hacen tambalear, no te pares, sigue, que al final tendrás tu recompensa. No desistas, que triunfarás tarde o temprano y si tardas más es porque el premio es muy grande.


Peter Pan

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TIAGO
La jornada laboral había pasado de manera rápida e intensa, siempre el último turno era así, debido a que coincidía con el horario de salida de los ejecutivos amantes y adictos a la cafeína que pasaban por su última dosis intravenosa antes de irse a casa a descansar. Al menos con esto tendría libre este sábado. Los días estaban poco a poco tornándose más fríos durante las noches, el invierno se acercaba.

Caminé a paso lento, realmente cansado del día mientras chupeteaba mi kojak camino al depa.

Al llegar a destino comencé a buscar las llaves, luego de rodar los ojos y golpearme mentalmente recordé que ahora no estaba solo en el lugar, moví el tapete y allí estaban mis llaves. El departamento estaba silencioso, seguramente Xander cayó rendido, imagino que para él también ha sido un largo día, después de todo no es fácil llegar a una nueva ciudad con ningún conocido y más encima a una semana de haber iniciado las clases. 

Avancé en la penumbra del lugar mientras me desprendía de mi mochila y ropa de igual manera, al llegar a mi cuarto sólo estaba en bóxer. Me dejé caer en mi cama de manera muy poco honorable y aproveché de revisar mi correo, sonreí para mi mismo al ver quien me escribía, a penas terminé la lectura apreté responder:
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De: Aprendiz de Mago

Fecha: 30 de agosto 22:44 
Para: Peter Pan
Asunto: Ahora es así… ahora es asá

Me gustaría tener tu optimismo amigo mío, sin embargo hay ocasiones en las que te han apaleado tanto que pierdes el norte y se busca con desesperación una salida rápida a toda dificultad, porque… hay que ser sincero, es cierto que no hay mal que dure cien años, pero tampoco hay persona que lo aguante.

Ahora bien, he de reconocer que a veces se toman decisiones que puede que se consideren correctas en el momento y en un ZAZ las circunstancias varían y te das cuenta que desde otra perspectiva la situación puede variar… hoy me he dado cuenta que una decisión mal tomada puede afectar a los que más queremos de manera irrevocable y causar más daños que beneficios, al menos en esta ocasión pude cambiar la opción.

APRENDIZ DE MAGO
Especialista en malas decisiones
Aprendiz en revertirlas

Enviado desde mi teléfono inteligente Sony Xperia
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